Publicada
el 8 de junio de 2012
Si la respuesta se hace esperar o no resulta convincente
sobreviene el descrédito
B. J. Gómez Hernández mencionó en la sección del 25 de mayo algo
de suma importancia: no es la denuncia lo que pondrá fin a la
especulación, sino la acción resuelta de quienes tienen el encargo
de enfrentarla, y mientras falte esa acción el problema cobrará
fuerza y se volverá más grave de lo que ya es, en parte porque con
la denuncia ya se ha cruzado una línea: lo antes furtivo y
pretendidamente ignorado se vuelve conocido, pero todo se mantiene
igual, estimulándose así las tendencias transgresoras como algo
cuasi normal.
Esto obliga a pensar en los efectos de la denuncia pública
—facilitada por el perfeccionamiento del papel de la prensa—, cuando
existe tolerancia, morosidad, incapacidad, facilismo o desinterés de
las autoridades en la aplicación de medidas enérgicas contra
manifestaciones no solo como la mencionada, sino de toda clase.
Ciertamente, la existencia de un problema lesivo a los intereses
de una colectividad pasa por dos momentos de los cuales los
perjudicados tienen plena conciencia: el anterior y el posterior a
su conocimiento por parte de las autoridades competentes para darle
respuesta.
Una vez rebasado el primer momento, generalmente breve, se crean
expectativas en los perjudicados, quienes comienzan a llevar un
registro del tiempo. Si la respuesta se hace esperar, sobreviene el
descrédito de la autoridad, lo mismo que si la respuesta no resulta
convincente. Con el tiempo se pierde la esperanza en la solución y
el problema se asimila aunque siga molestando, pues ante la
impotencia para enfrentarlo la única opción es adaptarse a él,
convivir con él.
Llega el momento en que las anomalías antes evidentes pasan a
formar parte de lo considerado como normal y pierden relevancia,
llegando incluso a subvertir el sistema de valores vigentes
socialmente funcionales.
Por tanto, pasar a la ofensiva —a "deshacer entuertos"—, no es
una quijotada sino una responsabilidad inaplazable desde el momento
mismo en que se tiene conocimiento de una situación incompatible con
la dignificación del ser humano. "Hacer es la mejor manera de
decir".
J. C. Mora Reyes
¿Por qué no se aplica el principio de territorialidad en los
impuestos?
Hace un año que se efectuó el Sexto Congreso del Partido, y en él
se tomaron muchos acuerdos después de grandes debates y análisis de
cientos de miles de opiniones de nuestro pueblo en aras de mejorar
la marcha de nuestra sociedad, tanto en lo económico, político como
en lo social.
En él se llegó al acuerdo de aplicar el principio de
territorialidad, como es por ejemplo el Lineamiento 57. Pero al cabo
de un año, tiempo suficiente para que todos los que tienen que ver
con la aplicación de los impuestos actúen en consonancia con esos
principios, no se sigue esa línea.
1. ¿Por qué existen en nuestro país los impuestos fijos y no
sobre los ingresos, como en los demás países del mundo?
2. ¿Por qué si vivo en Pinar del Río, tengo que pagar el mismo
impuesto que el que vive en Viñales, el Vedado, Varadero, etcétera,
zonas a las que fluye mucha más cantidad de turistas?
3. ¿Será lógico cobrarle el mismo impuesto a un barbero que vive
en el Km. 8 de la carretera a la Coloma, a uno que tenga la barbería
en el centro de la ciudad de Pinar del Río o al que tenga la
barbería en La Habana Vieja?
4. ¿Cuánto tiempo más de estudio necesitan todos los que tienen
que ver con los impuestos, para acabar de darle cumplimiento a los
Lineamientos del Partido, de aplicar el principio de
territorialidad?
En Pinar del Río había más de 89 casas de alquiler para
extranjeros y escasamente quedan alrededor de 29 en esta actividad,
sin contar las que existen en Viñales que eran alrededor de 200 y en
estos momentos hay más de 300 casas, o sea, hubo un aumento,
reafirmando lo antes expuesto por mí.
¿Será correcto que por el momento coyuntural que está atravesando
el país, algunos dirigentes en vez de incentivar, apoyar y
flexibilizar el trabajo por cuenta propia, estén obligando a que
perdamos nuestro trabajo por la agresividad de los impuestos que nos
hacen pagar? ¿Qué hay detrás de todo esto?
Si queremos salvar al país tenemos que extirpar urgentemente ese
cáncer con metástasis que son los burócratas con su burocracia.
P. Pablo Pérez
¿Trabajador por cuenta propia o trabajador por extorsión?
He leído, escuchado y emitido muchas opiniones sobre la reventa
de artículos comercializados por el Estado con precios
hiperbolizados, solo conformados por la ley de oferta y demanda y el
actuar "inocente" de quienes deben, tienen y están obligados a
proteger al consumidor.
Es doloroso ver cómo mercancías de todo tipo, en muchos casos
subvencionadas por el Estado y otras provenientes del mercado de
fronteras en divisas, se "exponen públicamente y comercializan a
precios inflados" por personas con licencia de trabajo por cuenta
propia o piratas del comercio que además de burlar la política de
impuestos impúdicamente, de burlarse de las leyes, son responsables
de que la capacidad de compra del salario de un empleado cubano de
cualquier esfera de la economía se deteriore cada vez más y rinda
menos.
A mi juicio esto es solo la punta visible del iceberg de la
cadena que provoca este fenómeno que nos perjudica a muchos. El
origen de esta cadena está en personas corruptas empleadas en esos
lugares que ganan comisiones informando a los revendedores el lugar
y momento en que serán vendidas por la red estatal las mercancías
que engrosarán luego ese mercado que nos apabulla; otros
funcionarios permiten la impunidad de los vendedores sin que se les
apliquen las sanciones que corresponden por violaciones de precio y
evasión de impuestos.
Yo propongo aplicar la ley de unidad y lucha de contrarios, y
estos individuos que con su actuar "dañan los intereses de las
personas, las familias y la comunidad", sean objeto de multas en
correspondencia con la diferencia de precios adulterados por la
totalidad estimada de mercancías vendidas y adicionalmente con
obligatoriedad realizar trabajo útil comunitario como limpiar
parques, solares yermos, arreglar calles en el bachiplan u otro de
ese corte por tiempo definido, como aporte al perjuicio comunitario
efectuado con el acto de estafar.
Cambiar es lo que nos piden los Lineamientos del Sexto Congreso
del Partido celebrado hace un año, pero que sea para el bien de
todos y a quienes les corresponda hacer cumplir la ley, que ostenten
el poder que les otorga la sociedad a la que sirven y hagan cumplir
en su radio de acción lo que les corresponde, de lo contrario que se
les aplique la propuesta anterior por responsables colaterales
"inocentes".
"La extorsión, indisciplina social y el irrespeto a la ley nos
impedirán disfrutar la vida en Cuba si no ponemos coto ejemplarmente
y en breve".
¿Qué tenemos que esperar? ¿Se requiere de alguna seña?
J. P. Granados Tápanes
Camiones de pasajeros particulares sin alternativas para casos de
emergencias
A raíz de la autorización de las nuevas licencias para el
transporte de pasajeros, observamos la gran cantidad de camiones que
con ese fin transitan por nuestras carreteras.
Mi preocupación consiste en que un alto porcentaje de estos
vehículos carecen de puertas o salidas de emergencia para el escape
de los pasajeros ante la ocurrencia de un accidente, o sea, otras
alternativas por ambos laterales, techo o parte trasera.
Su estructura con barras, tubos, chapas, etcétera, muchas veces
no posee espacios que permitan tal posibilidad.
Considero que no debemos esperar a que ocurra un lamentable hecho
para tomar las medidas necesarias. Las autoridades competentes
deberían realizar una inmediata revisión y detener los vehículos que
no cumplan con esos requisitos hasta resolver los mismos.
E. L. Verdecia Díaz
En estas empresas no se tiene en cuenta al cliente
A mediados de abril viajé a La Habana por problemas personales,
demoré exactamente dos horas para recuperar el equipaje despachado
en una aeronave de gran tamaño, el vuelo fue muy bueno, alrededor de
una hora, quizás algo menos, el tiempo de demora de recogida del
equipaje lo asumí como algo eventual, no podía ser la norma, nadie
explicó nada, no hubo disculpas, dos horas de espera el doble del
tiempo de vuelo, para tener el equipaje en la mano.
El 13 de mayo me ocurrió lo mismo, esta vez una hora 17 minutos,
nuevamente más tiempo que el del vuelo y nuevamente nada de
disculpas, nada de explicación. Un grupo de pasajeros de ese vuelo,
cansados por la lentitud, estaban sentados en la estera de
equipajes, un trabajador de uniforme los trató de manera tan
despótica que me impresionó, solo porque descansaban en la estera,
no solo no había disculpas, sino que nos maltrataban.
¿Es que acaso no es preciado el tiempo de los ciudadanos? ¿Es que
es necesario más de una hora para tomar el equipaje en Cubana de
Aviación?
Ya en la capital tuve necesidad de recargar mi teléfono móvil en
la zona de Miramar. Visité dos puntos de venta de ETECSA en la zona
referida; las compañeras que allí laboraban me informaron que hacía
cierto tiempo no tenían, me dirigí al centro de negocios Miramar, y
sí las había, también había un cartel informando que se recargaban
los teléfonos. El día 14 intenté recargar y fue imposible, pues a
pesar del cartel no lo estaban haciendo, tampoco pude comprar
tarjetas por la extensa y lenta cola y una sola dependiente para
todas las operaciones comerciales que allí se ofrecen. Me retiré sin
gastar mi dinero. El día 16 nuevamente hice el mismo recorrido para
esta vez tratar de lograr el objetivo, e igualmente fue muy difícil
por las mismas razones. No tuve alternativas: debía hacer la cola en
el centro de negocios Miramar.
La lentitud del servicio fue desesperante. Después de 40 minutos
de espera, comencé junto a otros desdichados clientes a preguntar
por qué no se tomaban alternativas para eliminar tan larga espera;
el encargado de la seguridad nos respondía con frases que nos
alarmaban, por ejemplo: que a él no le interesaba lo que estaba
ocurriendo, su función solo era la seguridad, que si nos quejábamos
por escrito en la gerencia de ETECSA romperían la carta, que la
espera —ya se acercaba a una hora—, era lo correcto, que él no
estaba para pensar y no le importaba el problema de los allí
presentes, si nos desagradaba que nos fuéramos. Tuve que recordarle
que era él parte de nosotros y que el servicio era en moneda
convertible que para un cubano no es nada despreciable, que la gente
allí en espera teníamos ocupaciones que no eran precisamente perder
tiempo. Por la discusión se personó otro responsable de seguridad de
mucha mejor postura y que trató dar una explicación a lo
inexplicable, por lo menos, trató, habló hasta de una compañera
enferma, tuvo la gentileza y se comunicó con el hotel que está
enfrente y nos informó que había tarjetas allí, había que
trasladarse después de tanta espera, nadie de la empresa dio la
cara, éramos muchas personas reclamando y nada.
Después de una hora y 21 minutos exactamente pude comprar mi
tarjeta, la operación de entregar los 10 CUC y tener en mis manos la
difícil tarjeta solo duró segundos.
Resulta inverosímil hacer esperar tanto a un ciudadano para
comprar algo que es tan fácil de vender. Lo peor no es la espera, es
la ineficiencia del sistema de venta en una empresa como ETECSA, que
tanta propaganda usa y tanta imagen de eficiencia trata de vender.
La protección al consumidor no existe. En estas empresas no se
tiene en cuenta al cliente.
L. Pérez Díaz
Una acción a ponderar
Sigo atentamente este diario los viernes y conozco de
irresponsabilidades, negligencia, exceso de burocratismos y muchas
otras laceraciones hacia nuestro pueblo.
Pero la presente refleja una actitud digna de publicar, como en
otras ocasiones.
El pasado día 30 de mayo, desde las 7:00 p.m., aproximadamente, y
hasta pasado el mediodía del siguiente día, un grupo de vecinos que
ocupamos el edificio en la calle 58 en Playa, así como otras
viviendas conectadas a la misma red de distribución, carecimos del
gas. Al percatarnos de que no era una afectación general, sino del
citado edificio, reportamos la situación a la Dirección Municipal,
donde nos tomaron los datos necesarios para atender esta solicitud.
Pasado un tiempo prudencial, volvimos a llamar para conocer cómo
andaba este reporte; me informan que los operarios ya habían ido a
almorzar y regresaron a sus lugares donde estaban laborando (el
reporte nuestro había llegado después que estos habían retornado a
su trabajo); solicito conversar con la Directora de la entidad, la
cual me atendió de inmediato, planteándole a la compañera nuestra
situación, para ver qué podíamos resolver, pues corríamos el riesgo
de continuar con la afectación hasta el siguiente día.
Me ofrezco para salir en busca del lugar donde se encontraban
trabajando alguna de esas cuadrillas y me da la ubicación de una de
ellas y el nombre del responsable, acotándome que al regreso le
comunicara el resultado; logro contactarlos pero me comunican que no
tenían regulador, por lo que no podían resolver la situación. Llamo
de nuevo a la Directora, le doy los detalles de la gestión, me
explica que en ese momento no tenían ya operarios disponibles, es
lógico, pero me dice que vería cómo podía resolver ¡algo alentador!
No había pasado una hora y se presenta la Directora de la
entidad, en su auto particular, con un operario que había ido más
tarde a almorzar y llevaban consigo los posibles recursos para
trabajar. Con nuestra ayuda, de inmediato se comenzó a accionar. La
Directora no se fue del lugar hasta que no se concluyó la operación,
verificando, comprobando el trabajo, pidiéndoles a los afectados que
revisaran si ya todos tenían el gas, explicando la causa de la
afectación, siempre con un lenguaje claro y con modestia y
sencillez. De igual forma se comportó el operario, que me disculpe
al olvidar su nombre, es una lástima.
La actitud de ambos, jefa y operario, contrasta, en este caso en
forma positiva, con la indolencia que se denuncia en Cartas a la
Dirección.
Manifestaron algunos de los presentes en el edificio que eso sí
es un cambio de mentalidad, eso sí es poner en práctica a lo que nos
ha llamado el compañero Raúl en los Lineamientos del VI Congreso del
Partido.
Nuestra felicitación a los trabajadores de la Empresa Municipal
de Gas Manufacturado de Playa por tener una dirección y trabajadores
como lo relatado aquí.
V. Lay Páez
¿Se han analizado alguna vez otras formas de pagar el pasaje
urbano en ómnibus?
Recientemente vi, en el Noticiero Nacional de Televisión, un
reportaje acerca de las "indisciplinas sociales" y "delitos" que
tienen relación con el pago del pasaje en los ómnibus urbanos de la
capital. Está perfectamente claro que la participación humana (y no
solo de los pasajeros, por cierto) en estas manifestaciones de
irregularidades resulta ser uno (pero no el único) de los factores
más importantes de este fenómeno, realmente rechazable por sus
connotaciones tanto morales como económicas.
Hay otro factor, que no sé por qué a estas alturas sigue sin
considerarse (al menos es lo que parece, porque nadie lo menciona),
y que, además de los problemas ya mencionados en el propio
reportaje, ocasiona otros no tan evidentes que lesionan
considerablemente la eficiencia técnico-económica del sistema. Me
refiero al mecanismo mismo de cobro del pasaje mediante la llevada y
traída alcancía, como única forma existente entre nosotros de
cumplimentar este acto. ¿Acaso se ha analizado alguna vez la
implementación de otras formas de pagar el pasaje urbano que son
práctica habitual en diferentes partes del mundo que tienen,
incluso, esquemas de transportación urbana mucho más complejos que
el nuestro? ¿No se considera que un único sistema de cobro, como es
el caso de la alcancía, es inapropiado, cuando menos, para su empleo
en vehículos que, por su diseño, están previstos para entrada y
salida por varias puertas (con diferentes posibles esquemas de
empleo de esas puertas para esas dos funciones).
Si se hace un esfuercito recordaremos que los famosos "camellos"
tenían el mismo sistema de alcancía pero con una en cada puerta y
con un cobrador que velaba por el pago adecuado de los pasajeros.
Este proceder, aunque también vulnerable a muchos problemas, al
menos liberaban al pasajero de lo que yo llamo "el síndrome del
embutido" (hay que entrar solo por una puerta al inicio del carro y
uno debe moverse a todo lo largo del vehículo para apearse), que es
el esquema reinante hoy, sobre todo en los articulados. Por cierto,
el sistema "de embutido" perjudica apreciablemente tanto el tiempo
de estancia de los vehículos en las paradas como el ocupar
plenamente toda su capacidad disponible, ya que frecuentemente
quedan espacios relativamente vacíos sobre todo hacia el final del
carro. Esto que digo lo aprecia cualquiera que monte ómnibus
frecuentemente en esta ciudad, lo que lamentablemente sucede es que
mucha gente, incluyendo sobre todo a los chóferes, echan la culpa de
esto sobre los "inconscientes y poco solidarios" pasajeros que no
quieren moverse hacia el fondo para que puedan montar los que
esperan en tierra.
En fin, parece ser que el problema pide a gritos replantearse la
solución sobre la base de otras opciones (además de la alcancía)
para el abono del pasaje, que por demás son perfectamente conocidas
por muchísima gente, incluyendo técnicos y funcionarios de la
actividad del transporte, muchos de los cuales cursaron sus estudios
en países donde esos métodos existían y funcionaban muy bien desde
hace muchos años (por ejemplo, en la antigua URSS había al menos 6 o
7 formas de pago del pasaje, incluyendo la alcancía, para todos los
medios de transporte urbano de que se disponía y que el pasajero
seleccionaba de acuerdo con sus intereses de transportación). Claro
está, también había un sistema de inspectores no identificados, que
se mezclaban con los pasajeros y aleatoriamente verificaban en vivo
y en directo los no pagos o posibles fraudes por parte de los
pasajeros e imponían muy severas multas a los infractores.
Granma publicó hace unos años una inventiva de un trabajador que
había propuesto un sistema de venta de tiques para evitar el uso del
dinero físico en los ómnibus y nunca el Ministerio de Transporte
ofreció respuesta.
M. Vidal González
Envíe su correspondencia a:
Periódico Granma. Departamento de Atención al Lector. General
Suárez y Territorial. Plaza de la Revolución. La Habana, Cuba.
Código Postal: 10699. Zona Postal Habana 6, Apartado Postal 6187 o
al correo electrónico: cartasaladireccion@granma.cip.cu Teléfonos
881 9712 o 881 3333, extensiones: 143,145, 148, 177. |
|