Publicadas el 3 de febrero de 2012

Alguna alternativa se debe encontrar para los baños públicos en la capital

Este es un tema que por su alta sensibilidad y alcance social causa tanto malestar e irritación en la población de la capital y a sus asiduos visitantes, a quienes no les resulta fácil encontrar un lugar adecuado en la ciudad para evacuar sus necesidades fisiológicas.

¿Quién alguna vez no ha atravesado por la amarga experiencia de tener que ir a un baño y no encontrarlo?

A mi modo de ver, no es posible que un servicio de uso colectivo de tanta utilidad para los pobladores de cualquier ciudad, cuya prestación es muy importante, dado a su necesidad fisiológica e higiénico-sanitaria, sea tan difícil de habilitar debidamente y se dificulte tanto encontrarlo cuando más lo necesitamos.

Lamentablemente, la ausencia de este vital servicio mucho contribuye al deterioro paulatino de la higiene ambiental. No son pocos los que tienen que acudir a hacer sus necesidades en una esquina, cercano a un poste, en una construcción abandonada o simplemente detrás de una parada de ómnibus.

Todos sabemos que los pocos baños públicos que se encuentran disponibles en la ciudad no guardan las mínimas condiciones higiénico-sanitarias, por lo que no siempre resultan recomendables para su uso, hay una fetidez insoportable, falta de agua para lavarse las manos, generalmente están sucios los retretes, casi nunca hay papel sanitario, en fin, esto hace que la situación se torne más compleja e incómoda.

Sin ser exagerado, acceder a los baños de un restaurante o de un hotel es una tarea bien complicada, pues no resultará nada fácil que le permitan acceder.

Si hemos sido capaces de promover bienestar y satisfacer otras necesidades colectivas, ¿cómo es posible que no encontremos una solución para crear condiciones propicias con los baños públicos que requiere la ciudad, que no son un lujo, sino algo necesario?, ¿por qué no creamos condiciones alternativas y se montan sanitarios portátiles en algunos lugares que son altamente transitados?

Claro está, los sanitarios portátiles no serían la solución, pero algo debemos hacer ante esta deficiencia tan reclamada por nuestra población.

J. Pozo Álvarez

Espacio de dos… por perfeccionar para que seamos más

En el periódico Granma del pasado viernes se publicó un artículo que aborda algunos aspectos de una maternidad y paternidad responsable. El artículo expone en una de sus partes: "el Decreto-Ley 234 de la maternidad de la trabajadora (2003), con su resolución complementaria número 22/2003 —que otorga iguales derechos a los padres cubanos para obtener una licencia laboral y quedarse al cuidado de los hijos durante el primer año de vida—, encuentra aún prejuicios, estereotipos y resistencias en la sociedad cubana, lo cual es resultado de la sedimentación de prácticas socioculturales en su mayoría machista¼ apenas 96 padres se habían acogido al disfrute de la prestación social en todo el país, para el cuidado de los hijos; cifras insuficientes a juzgar por los ocho años que lleva vigente el Decreto-Ley. Muchos de estos, además lo han hecho como consecuencia de situaciones excepcionales (muerte o enfermedad de la madre)".

En mi opinión el Decreto-Ley ofrece posibles soluciones para ambos progenitores; sin embargo pienso que faltan algunos aspectos por tener en cuenta, e igual discrepo de elementos expuestos en el artículo.

El Decreto-Ley protege a la madre trabajadora, si la madre trabaja entonces el padre puede acogerse a la licencia de paternidad. ¿Qué sucede entonces cuando la madre es estudiante y desea continuar el curso de su carrera sin pedir un año de licencia? En este caso, el padre, aunque sea trabajador no tiene derecho a acogerse a dicha licencia. De alguna manera ahí la propia ley está siguiendo viejos patrones heredados.

La lactancia materna se recomienda de manera exclusiva hasta los seis meses y luego de manera complementaria hasta el primer año de vida. Sin prejuicios de ningún tipo, en mi opinión, siempre que la madre pueda dedicarse a dar de lactar en ese periodo, es la mejor opción para ese hijo. Desde el punto de vista biológico aquí el padre no puede suplir esa necesidad, por lo que pienso que desde la práctica cotidiana la decisión de que sea fundamentalmente la madre quien asuma ese hermoso periodo, pase por el prisma de dicho criterio. El Decreto-Ley está pensado para ayudar, para ofrecer posibilidades ante determinadas situaciones, pero no debemos pretender que se convierta en algo mayoritario por lo que opten los padres. No todos lo necesitan, no solo es un asunto de estereotipos.

Soy del criterio de que nuestra sociedad, aunque sigue siendo machista, ha ido dejando atrás algunos prejuicios y cada día somos más los que compartimos las tareas de la casa y atendemos a nuestros hijos dentro y fuera del hogar, de igual manera ha habido una evolución en el pensamiento femenino.

Interesante resulta conocer que existe una Resolución del Ministro de Salud Pública, todavía vigente, dirigida al acompañamiento de la mujer durante el parto, ya fuera por la pareja u otro familiar, siempre y cuando hayan sido preparados con anterioridad. En el Hospital Carlos Manuel de Céspedes, del municipio de Bayamo, provincia de Granma, esto no se está aplicando, aun cuando es de interés de muchos padres compartir ese irrepetible y trascendental momento. Muy bueno sería que se pudiera hacer, ya que se conoce que "la participación de la pareja en el parto disminuye el índice de cesáreas y la cantidad de maniobras que hay que hacer con instrumentación, pues se hace de manera más natural". Yo añadiría que de esa manera se involucra aún más al progenitor masculino en el proceso de crianza y educación de sus hijos

Relacionado con el mismo tema, pero no tratado en el artículo, está el tema de los círculos infantiles. Si la madre no es trabajadora no tiene derecho al círculo. ¿Dónde queda entonces el aporte del padre a la sociedad como trabajador cubano? En ocasiones la madre es ama de casa, pero otras estudian y necesitan del círculo tanto como las que laboran. Un amigo me comentaba que él estaría de acuerdo en pagar a una institución estatal (círculo infantil de nuevo tipo —en su imaginario—), los 150 pesos que paga por que le atienda su niña una cuidadora particular. Así sería más fácil retribuirles un salario a las cuidadoras estatales y a la vez la educación de su hija estaría desde edades tempranas en manos de personas preparadas para instruir, además de ser un lugar más seguro y con menos riesgos.

Estoy completamente de acuerdo con lo planteado en los dos últimos párrafos del artículo: "redimensionar el rol paterno en nuestra sociedad, de modo que el concepto de ayuda a la mujer durante el proceso del embarazo sea sustituido por el de compartir responsabilidades, más que necesidad, es obligación.

"Solo así, tanto la maternidad como la paternidad serán comprendidas y vividas en toda su plenitud, en un espacio que lejos de ser excluyente, pertenece a dos".

Me gustaría recibir información referente a estos aspectos y aún más, encontrar soluciones viables, ágiles y mayoritarias que contribuyan a mejorar la calidad de vida de los trabajadores y continuar tratando de revertir el envejecimiento poblacional de nuestra Cuba de hoy.

K. López Guerra

Ahorrar uno de nuestros principales recursos

"Mientras más ideas seamos capaces de provocar en el análisis de un problema, más cerca estaremos de su solución apropiada" expresó el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros en la clausura del Sexto Periodo Ordinario de Sesiones de la Séptima Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular el 18 de diciembre del 2010.

Respondiendo a ese llamado y con la oportunidad que nos da Granma en esta sección, quiero referirme al tema de la recuperación de materia prima, como un problema no resuelto, pues seguimos botando en los vertederos toneladas de papel, cartón y otros materiales recuperables que le hacen falta al país.

Desde enero de 1975, está vigente la Ley 1 288 que establece la obligación de los organismos y demás dependencias del Estado de recolectar los desechos de materia prima, productos y materiales reutilizados que no son aprovechados por los mismos en el proceso de producción o servicio y si bien es justo reconocer que desde hace dos años el SIME y los Consejos de la Administración han intensificado las inspecciones y la exigencia, proporcionando una mayor recuperación, todavía se puede hacer mucho más en este campo.

Por lo que pienso que unido a lo que ya se viene haciendo, tenemos que buscar otras fórmulas que motiven y movilicen en esta tarea a la mayoría de la población y al respecto quiero hacer las siguientes sugerencias:

Las empresas de Comercio reciben en sus bodegas y centros gastronómicos miles de sacos donde vienen los alimentos: en nuestra provincia —Sancti Spíritus—, el pasado año se le vendieron a la Empresa de Materia Prima 531 512 envases textiles, los que fueron recogidos por esta en cada establecimiento para después venderlos a los productores que lo necesitan, muchas veces en la propia zona donde se recogen.

¿Por qué no se facturan al Comercio Minorista los sacos que se le entregan por la Mayorista como una mercancía más?, y que estas lo vendan al precio establecido tal como hace en la actualidad la Empresa de Materia Prima si el objetivo es el mismo, con la ventaja de que se ahorraría combustible para irlos a buscar, coordinaciones y reuniones además de que se cuidaría más el envase porque se eliminaría un intermediario.

Otras de las grandes fuentes de recuperación son nuestros hogares, que aunque se asume como una tarea de los CDR y de los pioneros, muchas veces no se cumple porque la empresa encargada de recogerla alega dificultades con el transporte para acopiarla en las cuadras, a lo que se une que generalmente esta se entrega sin clasificar, obligando a un trabajo adicional en los patios de recepción.

Estoy seguro de que si la recogida de materia prima en los CDR, tuviera el incentivo de lo que se recupere se pueda vender en las tiendas existentes y esos ingresos pudieran utilizarse allí en las cuadras para financiar las tradicionales fiestas del 28 de septiembre, de la fundación de la FMC, del día del niño y otras iniciativas, habría más motivación y compromiso para recuperar esos recursos, que se clasificarían mejor porque la tienda lo exigiría para pagarla.

Esta misma idea pudiera estimular la recogida en los centros de trabajo de aquellos materiales no comprometidos con el plan sobre la base de que las secciones sindicales puedan vender esa materia prima y con sus ingresos sufragar las fiestas de fin de año con sus trabajadores, cumpleaños colectivos y otras actividades, todo lo que puede ser auditable con los comprobantes de ventas y de compras.

Estas sugerencias y otras que pudieran surgir servirán para evitar el feo espectáculo de los llamados "buzos" buscando estos materiales en contenedores en la vía pública o vertederos y sobre todo para disminuir importaciones, preservar el medio ambiente y ahorrar, que hoy por hoy es uno de nuestros principales recursos.

A. Arteaga Pérez

El consumidor en medio de fuego cruzado

Es innegable que se trabaja para mejorar la sociedad con la participación activa de todos los ciudadanos con derroteros definidos. En algunas esferas se observan avances. También emergen los errores, las violaciones y la resistencia de los burócratas, que aún nos quedan. En las condiciones actuales, el trabajo por cuenta propia ha devenido una buena opción laboral y de bienestar para los ciudadanos, con el propósito de facilitar la solución de problemas domésticos y de servicios tan deprimidos en los últimos años con tendencia a aumentar su variedad y alcance.

En la misma escena estamos los consumidores, pero poco se dice de estos, nunca nos llaman clientes y sin quererlo, nos hemos ido convirtiendo en sujetos pasivos y complacientes, escuchando de los logros y buenos ejemplos en esta esfera cuando el consumidor, como gladiador, lucha sostenidamente contra los malos tratos, las pésimas ofertas y la falta de profesionalidad de trabajadores de muchos establecimientos de la red gastronómica y otras empresas y entidades de servicios. Ante estas realidades poco se ha logrado, las quejas no son debidamente atendidas ni por los responsables directos, administradores ni otros funcionarios. No hay un inspector, un funcionario, alguien que te pregunte ¿cómo lo atendieron? ¿en qué puedo servirle?... ¿qué hace falta para esto?

Los consumidores estamos entre el "ser y no ser", "lo tomas o lo dejas" y de aquí se pueden asumir actitudes tolerantes o beligerantes, en algunos casos se tornan en indignación y reclamo ante esa sensación de desamparo e impunidad en que nos vemos casi a diario y en muchos lugares. Estos problemas siguen pendientes y sin perspectivas inmediatas porque no se ventilan abierta y públicamente¼ no se ha alcanzado la voluntad para su solución.

La aparición del trabajador por cuenta propia ahora, presupone una nueva situación . Y nos suponemos ¡entre dos fuegos! ¿Cuáles son sus obligaciones de cara al consumidor? ¿Cuáles son mis derechos?

No todo es color de rosa en materia de servicios de los cuentapropistas, ¡sin hablar de precios! Considero que este tema no es atendido correctamente, los consumidores somos todos, es este pueblo heroico que merece mejorar su calidad de vida. Por el impacto social que estos problemas representan, se requiere de la participación de las autoridades en el logro de este objetivo con acciones concretas y sistemáticas en los barrios, en los establecimientos. Revisar y aplicar las medidas que acompañen al consumidor y que lo representen seria y verdaderamente. Ver la satisfacción al cliente como objetivo supremo de todos los servicios e iniciativas comercializadoras. Los ciudadanos de este país debemos sentirnos más respetados en este aspecto y que se tengan en cuenta nuestros criterios e inquietudes al evaluar estos servicios y el trabajo de sus empleados y funcionarios. Se requiere revisar los instrumentos legales que existen para la protección al consumidor honrando la célebre frase de: "La calidad es el respeto al pueblo" para no sentirnos "en medio del fuego cruzado".

R. Roque González

El mercado subterráneo de servicios alrededor de los materiales de construcción

Quisiera transmitir mi preocupación nuevamente sobre una arista de la actividad de construcción por esfuerzos propios, que hasta el momento no he encontrado en ningún reporte y mucho menos su posible solución.

La cuestión es la carga y el transporte de los materiales. Pues luego de adquirirlos (metros de áridos, decenas de bloques, bolsas de cemento, etc.) ¿cómo se monta en el transporte la carga comprada?¿Cómo hace el ciudadano medio, que vive de su salario, para llegar con su carga hasta su vivienda o destino, que en gran parte de los casos están a considerables distancias? Hoy esa actividad está en manos de los especuladores y oportunistas que siempre encuentran solución a costa de las necesidades del prójimo por unos pesitos, que no estaban incluidos en el presupuesto de la construcción. Desde mi punto de vista, no puede quedar a la suerte del ciudadano, me parece que el Gobierno debe ofrecer la solución y debe llegar hasta el final del cómo materializar una idea que resuelve uno de los mayores problemas que padece la población cubana.

Hoy sucede que en los rastros surgen personas "bondadosas" que por unos "pesitos" te cargan los camiones con palitas del Estado escapándose del trabajo (20 pesos por m3 de lo que sea), o surgen ayudantes para esos menesteres (un peso por cada bloque a cargar), o si sales con suerte tienes que convencer a varias amistades para que ese día falten al trabajo y "te tiren un cabo".

En la transportación sucede que en ocasiones son camiones particulares (estos no tienen problemas si pagan sus impuestos), pero en otros casos son estatales, escapados de sus funciones para "tirarnos ese cabo", "solo" por 200, 250, 300¼ pesos dependiendo de la carga y la distancia y a otro peso cada bloque. Además de lo que tienes que pagar de la mano de obra, la madera para encofrar, los materiales que no llegan al rastro y están en las tiendas a altos precios.

En fin, se establece un mercado subterráneo de servicios alrededor de la compra de materiales de la construcción, lo que trae consigo la indisciplina en los centros de trabajo con equipos de carga, desaprovechamiento de la jornada laboral, altos precios por encima del de los materiales y dinero que no se repone al Estado, sino que va a parar a manos de los oportunistas. Hoy no hay alternativas, para construir el ciudadano tiene que incluir casi un 20 % o más del dinero en la inversión, que no tiene que ver, con el costo de los materiales o la mano de obra.

Creo que si no le ponemos freno, no va a ser posible controlar y desde mi forma de ver, la solución está en que sea el Estado el que garantice esos servicios, siendo este el que fije los precios, para que los particulares no abusen con los ciudadanos que como yo vivimos solo del salario y que queremos construir.

D. Moré Oduardo

 

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