Publicadas
el 13 de enero de 2012
¿El transporte sobra en Cuba?
Sin duda alguna, el sector del transporte es uno de
los más perjudicados por el sostenido bloqueo imperialista,
arreciado en los últimos años. Para que se tenga una idea de la
severa afectación, anualmente se dejan de transportar en Cuba
decenas de millones de pasajeros por la carencia de transporte
público, motivado por el alto costo de equipos y medios importados
de naciones capitalistas.
Para poner solo dos ejemplos, reparar un motor vale
más de 300 dólares y un neumático está en el orden entre los de 200
y 400 dólares, según mis modestos cálculos, situación que provoca el
déficit de ómnibus y el mal estado técnico del parque actual.
Al incuestionable daño del bloqueo económico,
financiero y comercial del gobierno de los Estados Unidos contra
Cuba se suman los problemas subjetivos, que no son pocos a lo largo
y ancho del país. En cualquier ciudad y pueblo se ven diariamente
guaguas y otros vehículos estatales que circulan vacíos, haciendo
caso omiso a la señal de pare del pueblo, sin que se tomen medidas
efectivas para eliminar este desorden.
Es preocupante que muchos directivos, funcionarios y
choferes no se detengan a recoger a los trabajadores y otros hombres
y mujeres humildes y revolucionarios. Y qué decir de los vehículos
estatales, asignados a funcionarios para cumplir tareas económicas y
sociales, usados los fines de semanas para paseos y otras
actividades recreativas personales.
Ante el descontrol y la falta de exigencia, creo que
una medida urgente pudiera ser la utilización de piqueras en todas
las empresas y organismos, repito, en todas, para que, al menos los
fines de semana, solo funcionen los carros imprescindibles. Miles de
toneladas de combustible seguramente se ahorrarían con esa medida,
una parte de esa gasolina y petróleo pudiera destinarse para
reforzar el transporte público, tan deprimido en esta Isla.
Los Lineamientos 278 y 283, aprobados en el Sexto
Congreso del Partido, reclaman eficiencia en la transportación de
pasajeros. Es hora de que se sancionen severamente a los
funcionarios responsables de carros estatales que no muestran el más
mínimo sentido de humanismo y desvían los recursos que el Estado les
asigna.
Nuestro Presidente Raúl Castro fue bien claro en su
último discurso en la Asamblea Nacional del Poder Popular, en la
cual afirmó: En nombre del pueblo y de la Revolución advertimos, que
dentro del marco de la Ley, seremos implacables.
I. S. Paz Nogueira
Indisciplina en Cárdenas
Vivo en Cárdenas donde predominan las indisciplinas
sociales ya muy generalizadas y hay mucho de que hablar.
El tema de los cocheros es seriamente criticado por
la sociedad ya que salió un escrito en Granma de un ciudadano
de este municipio y parece que a nadie le interesa o no leyeron el
periódico; sabemos que el coche es un transporte alternativo y
resuelve problemas, pero ha creado otro más grave debido a las
indisciplinas y a la cantidad de heces fecales que tienen las calles
de esta ciudad; así como el de jóvenes y adolescentes manejando
vehículos de tracción animal sin licencia de conducir y más de la
mitad de los que circulan no pagan permiso de trabajo; incluyendo
los pasajes que, si no es más de un CUC, no te montan.
Por otro lado está el parque que lleva el nombre de
un mártir de esta Revolución, José Antonio Echeverría, que tiene una
estatua y el testamento político al pueblo de Cuba del 13 de marzo
de 1957 frente a su casa natal. Este parque de día es un estadio de
fútbol donde los que juegan son hombres y adolescentes. Hay que ver
cómo están las farolas del parque, su estado es desastroso debido a
los pelotazos, y ninguna persona se puede sentar con niños pequeños
ni abuelos u otra persona, y por las noches es una discoteca donde
ponen música hasta altas horas de la madrugada y no respetan nada;
suben para el parque bicicletas eléctricas, bicitaxis, motos y las
carreras de caballos, donde los menores de edad llevan bebidas
alcohólicas y cigarros y la mayoría de los padres los hacen
sanamente en una fiesta. Esto ya se ha reportado en muchísimas
ocasiones a la policía. Estas cosas no se deben permitir ya que
destrozar la propiedad social no es justo, las leyes se cumplen
cuando los que tienen que hacer su trabajo hagan que se cumplan.
W. Medero Martín
Cría y venta de ganado mayor: hora de que se
analice
He leído en varias ocasiones lo que se ha
manifestado en el periódico referente al tema del ganado mayor, gran
polémica, pues es de gran importancia para todos nosotros,
campesinos que como yo nos esforzamos a diario.
El pasado día 16 de noviembre del 2011 por mi añojo
de 200 kg, equivalente aproximadamente a 440 libras, me pagaron
279.00 CUP, después de ser aplicados todos los descuentos
establecidos. Este dinero convertido en CUC equivale a 11.00 CUC, es
decir de un añojo que crié durante 16 meses, cuidándolo día y noche,
¿qué puedo comprar con eso en las tiendas recaudadoras de divisas?,
¿cómo es posible que se pague tan poco por un añojo que pesó 200 kg
de carne res de primera?
Yo estoy de acuerdo con los planteamientos de
algunos compañeros que escribieron al periódico sobre estos temas y
me sumo a lo referente al ganado mayor que muere después de nacer.
Como no es rentable para el campesino, este no se preocupa en
alimentarlo, ni atenderlo, después de parida la vaca lo que importa
es que produzca leche y nada más.
No es justo que el campesino no tenga estímulo
alguno, ni derecho a disponer de su ganado, después de cuidarlo y
protegerlo contra personas inescrupulosas y viles que lo roban,
mientras que el campesino, que solo vive de lo mucho o poco que
produce el ganado, no pueda disponer de ello con orden y respeto.
Sin embargo, resulta incongruente el elevado precio
de la masa cárnica porcina en pie cuando el criador de esta necesita
pienso para la ceba, que le resulta más caro a la economía pues
muchas veces este producto es en MLC.
Creo que es hora de que se analice y se llegue a un
entendimiento razonable para que el campesino pueda tener una
satisfacción económica debido a los tantos años de dedicación al
ganado, y se estimule sus esfuerzos por agrandar las crías y
satisfacer las demandas al país.
R. A. Perera Fernández
Debemos evitar que el trabajo por cuenta propia
naufrague por el descontrol y la desidia
Que conste antes de continuar este escrito, que de
ningún modo estoy en desacuerdo con el trabajo por cuenta propia en
su correcta acepción y aplicación. Es una justa medida que el Estado
ha adoptado para proporcionar una vía legal y ordenada (insisto en
estas palabras) que, entre otras cosas, proporcione trabajo e
ingresos a algunas personas en actividades, además de que, producto
de la contracción económica, y no divorciada de la que existe a
nivel mundial, resulta una fuente de empleo. Asimismo, con ella
liberar al Estado de actividades que les roban una gran cantidad de
tiempo y recursos, que pueden ser invertidos en otras tareas y
funciones de importancia nacional y más estratégicas, y en las que
en gran medida descansa el futuro de la Patria.
No somos pocos a los que nos preocupa cómo se ha
desarrollado esta actividad con algunos desvíos de sus objetivos e
intenciones. Ello se ha podido observar en algunas Cartas a la
Dirección, y en las que no les llegan y se "leen" diariamente en
las calles.
¿Alguien duda de que una buena parte (no me atrevo a
decir que una pequeña o despreciable cantidad) de productos y
mercancías, destinadas al mercado estatal, cae en manos de
inescrupulosos que lo menos que buscan es satisfacer las necesidades
de la población y sí el enriquecimiento personal a costa de nuestras
limitaciones y necesidades?
¿Alguien se ha preguntado o investigado cuántos
productos no cumplen su objetivo de satisfacer las demandas y
necesidades de la población, al echarse a perder en las tarimas,
almacenes o en las manos de los revendedores?
¿Alguien se ha preocupado —y ocupado— de la
situación de la reventa de materiales a las mismas puertas de los
rastros y tiendas, por personas solventes que adquieren los
productos al por mayor?
Veo con inquietud cómo, aprovechándose de esa
política de la Revolución de potenciar a los trabajadores por cuenta
propia, proliferan inescrupulosos cuyo objetivo principal y único es
el de acaparar y esquilmar con los recursos que el Estado (con las
consabidas limitaciones producto de nuestra situación de bloqueo y
restricciones económicas), pone para beneficio de la población,
muchas veces subvencionados. Y unido a esto, recibiendo ellos y sus
familiares los mismos beneficios que la población a la que ellos
esquilman.
Comparto con J. C. Bengochea Blanco, con A. Barroso
Martínez, con A. Díaz Villazón y con otros que, al igual que ellos,
han escrito a esa sección para referirse a esta —para mí—
preocupante situación, cuyas consecuencias, a largo plazo, pueden
resultar negativas. Hablo esto en el sentido de lo que en el orden
ético, moral e ideológico lesionaría a quienes actúan de esta forma,
y, por el otro lado, puede quedar un sentimiento de desprotección o
falta de credibilidad entre quienes siempre han confiado en la
justeza de la Revolución y la defienden a capa y espada, a pesar de
cualquier sacrificio o limitación.
A mi criterio, y parafraseando un dicho popular, se
inventó la ley y no se inventó la trampa con la que atrapar a
quienes pretenden lucrar, o mejor, lucran, a costa de quienes
obtienen su dinero a fuerza de su trabajo y sacrificio actual, o del
merecido subsidio por el trabajo y el sacrificio desplegado a lo
largo de una vida.
Ahora, otra cosa son los que aprovechándose de esa
política, al igual que en muchas otras cuestiones planificadas con
la mejor intención por nuestro Estado, encuentran espacio para
desplegar ilegalidades. Ante esas situaciones anormales que se
desarrollan a la vista pública, en especial de nuestras autoridades
y funcionarios encargados de velar por su normal desarrollo, hay
poco o ningún control. Al paso que lleva, esta situación puede
conducir al resultado contrario que se persigue, pues no pocas
manifestaciones de robo y desvío de recursos, corrupción,
individualismo y falta de solidaridad se ponen de manifiesto en
estas conductas.
Se da incluso el caso de personas que lucran hasta
con los propios recursos y establecimientos del Estado, al
incrementar precios y desviar o escamotear productos para ponerlos
en función de sus "particularidades" o de las de otras personas.
Cómo se explica que (entre otros muchos ejemplos) algunos inmorales
en algunos centros estatales plantean que tal o cual servicio no
puede prestarse por falta de piezas o productos, para a continuación
ofrecerse "desinteresados" y "solidarios" a servir al cliente con
"sus" piezas y "sus" herramientas. Resultado: el Estado queda como
incapaz de solucionar problemas que resuelven los particulares, que
pasan a convertirse en "salvadores" a costa de robarle al Estado.
Podría poner muchos ejemplos. Un tema que preocupa
es el relacionado con la explosión de vendedores de CD y DVD. ¿Ha
pensado alguien sobre la violación de la legalidad que implica este
"floreciente" negocio, mediante el cual se infringe todo lo
relacionado con el respeto al derecho de autor contemplado en
nuestras leyes (y las de todos los países del mundo)? ¿Reciben
—entre otros— los autores, intérpretes, artistas, directores de
películas plagiados impunemente alguna retribución por parte de
estos negociantes? Y cada día se abren más negocios de este tipo.
¿Cómo se explica que la prensa se pierda en segundos
de los estanquillos y se escamotee por algunos de estos empleados
estatales para proveer a revendedores que pregonan abiertamente su
mercancía sin ser molestados? Incluso, he visto vender prensa en
horarios en que posiblemente ni ha llegado a las distribuidoras
municipales o a los estanquillos.
En definitiva, quienes pagan los "platos rotos" son
los que viven de su salario o los que viven de una pensión de
jubilado que cae en manos de quienes, en muchas ocasiones, ni han
pasado trabajo para obtener los productos que venden o revenden (y
pongo énfasis en esta última palabra).
Esta es una actividad que recién comienza. Todavía
hay tiempo para corregir defectos y erradicar las lacras que puedan
conducir a su fracaso en el orden moral, ideológico y político.
Todavía estamos a tiempo de rectificar cualquier desviación para
salud de todos. Quizás más tarde no haya tiempo para encauzar el
rumbo. Debemos evitar que esta concepción naufrague en el mar del
descontrol y la desidia.
O. Seguras Montero
Cambiemos nuestra mentalidad
Vengo leyendo, desde hace varias semanas, cartas
enviadas a esta sección del periódico Granma por diferentes
compañeros, preocupados por los altos precios que tienen muchos
productos, tanto del agro como los que venden los trabajadores por
cuenta propia, principalmente en carretillas, cafeterías y
paladares.
Es cierto que tienen precios altos, pero esta nueva
opción privada es de oferta y demanda, y estos trabajadores por
cuenta propia, no poseen una tienda mayorista, donde puedan adquirir
los diferentes productos que utilizan con precios razonables, para
su proceso y venta posteriormente.
Esta opción se ha tenido en cuenta por nuestro
Estado y se hará oportunamente cuando las condiciones lo permitan.
Ahora quiero dejar sentado que todos no tendremos la
oportunidad de adquirir artículos de consumo y recibir servicios de
los que se puedan ofertar. Primero porque mientras exista doble
moneda nada de esto podrá funcionar correctamente y cuando exista
una sola, no todos tendremos esas oportunidades tampoco.
La Revolución nos ha educado durante todos estos
años en el derecho de adquirir productos y recibir servicios a todos
por igual y muchos de ellos a precios subsidiados, un falso
igualitarismo. En la ley económica del socialismo se plantea que
cada cual recibirá según su trabajo, y aportará a la sociedad según
su capacidad.
Si interpretamos esta ley económica, nos daremos
cuenta que quien más aporte a la sociedad, más ganará y por ende,
tendrá posibilidades de adquirir productos y recibir servicios más y
mejores que los que aporten menos. Cuando esta ley se aplique el
trabajo será el único regulador de nuestras posibilidades de comprar
y recibir servicios.
Debemos despojar de nuestras mentes el falso
igualitarismo, cambiar nuestra mentalidad y prepararnos psicológica
e ideológicamente para cuando llegue el momento, que no está lejos,
y se aplique prácticamente esta ley económica del socialismo.
Los más jóvenes deben prepararse, estudiar,
superarse, hacerse profesionales, técnicos, obreros calificados,
porque de esa preparación dependerá el salario que recibirán y el
nivel de vida que tendrán en un futuro no lejano.
De lo que sí debe preocuparse el Estado, es de
controlar la violación de precios que tienen algunos productos
ofertados en las tiendas recaudadoras de divisas, llamada por el
pueblo como multas, que a simple vista y sin ser especialista,
cualquier persona de nivel medio de preparación se da cuenta. Aunque
estas tiendas también son de oferta y demanda, quien único puede
cambiar los precios es el Estado y no sus trabajadores para recibir
beneficios a costa del dinero de la población que puede comprar en
esas tiendas.
E. del Valle Martínez
La bandera no debe izarse ajada y descolorida
Escribo solamente para llamar la atención sobre el
respeto que debemos tener hacia nuestros símbolos nacionales. No
quiero referirme a si la bandera debe o no estar en una boina, en un
collar o en un tatuaje; o si la imagen del Che no debe estar entre
sus listas. Esos casos, en mi criterio, no son un problema ni
evidencian irrespeto, más bien todo lo contrario. Lo que sí es
lamentable es ver nuestra bandera izada en parques, escuelas e
instituciones con sus listas azules y triángulo rojo desteñidos, o
con tiras de tela sueltas por el paso del tiempo. Pero más doloroso
me fue verla flotando con un hueco bastante visible el día 3 de
enero del 2012 en el parque El Curita de nuestra capital. Sabemos
las limitaciones, y aunque no debía escasear nuestro más sublime
símbolo, no debe irrespetarse izándose ajada y descolorida. Y
sentiría vergüenza si nos ponemos a hablar del estado en que se
encuentran algunos bustos del Apóstol.
O. R. García Lazo
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