Publicadas el 9 de diciembre de 2011

El tema del ahorro

Para ningún cubano es ya noticia el escuchar que el ahorro constituye nuestra principal fuente de recursos, pero sigue siendo una incógnita el cómo lograrlo.

Generalmente, vemos el ahorro en lo que malgastan los demás y pocas veces reflexionamos en lo que nosotros gastamos innecesariamente. En el hogar son múltiples los ejemplos que se pudieran poner, que cada uno aportaría su poquito al ahorro de combustible: luces encendidas, televisor solo, agua hirviendo por gusto, etc. Recuerdo que, cuando mis hijos eran pequeños, existían las "Patrullas clic" y no me dejaban pasar una. ¿Por qué no retomar esa idea, sobre todo ahora que estamos en horario normal?

En el tema del ahorro, hay mucho más. Debemos sistematizar la recogida de materias primas: botellas de vidrio y plásticas, papel y cartón, etc., que luego tiro a la basura consciente de que ese no debiera ser su destino, pero ¿por qué tiempo debería guardarlas para poderlas entregar en mi CDR?

Todo lo anterior, que pudiera parecer la respuesta a lo que nuestro Presidente nos está convocando, es solo una muy pequeña parte del problema.

Salgamos a nuestras calles con el "bombillo" del ahorro encendido y observemos a nuestro alrededor y veremos muchas más cosas:

-La guagua de un centro de trabajo que "sube" vacía, porque va a iniciar el recorrido en la otra parte de la ciudad, "pero que no puede perder tiempo, parando para recoger personal, pues le coge tarde". Vinculemos esa recaudación a su bolsillo y veamos qué pasa.

-Bombillos del alumbrado público encendidos, entrada la mañana, porque el que tenía que apagarlos no lo hizo o el mecanismo automático falló. Se repite por veces y no pasa nada.

-Cojamos la guagua y veamos cuántos de los que montan no pagan su pasaje. Pero nos ahorramos al Conductor, que evitaba en gran medida que eso sucediera, además de que le podíamos exigir por el cuidado del equipo.

-Observemos en nuestro barrio cuántos autos estatales se mueven cada mañana en distintas actividades.

-La calle de mi casa, cuando ponen el agua por las noches, parece un río. Nunca he visto a un Inspector poner una multa o reclamar a algún vecino por esta situación.

Una manera de ver lo increíble del ahorro es la Pelota: Juegos por el día "para ahorrar", pero:

-¿A qué costo del espectáculo para los cubanos?

-Si realmente se quiere ahorrar. ¿Por qué entonces un "equipo" más cuando se pide a voz en cuello elevar el techo de nuestro béisbol?

-¿Por qué sigue el mismo número de peloteros en cada equipo, cuando unos cuantos no justifican su presencia en la Serie Nacional, pues no juegan o casi no juegan?

-¿Cuánto se pierde por los que se van del trabajo para los estadios? ¿O es que la pelota es para los que no trabajan?

Hay muchos más ejemplos, o para decirlo mejor, malos ejemplos, donde la palabra ahorro debe tener otras perspectivas.

J. R. Reynaldo Sánchez

La tierra es del que la trabaja

Martí nos enseñó que: "Vale más el bien de muchos, que la opulencia de pocos". Sin embargo, antes de 1959, esta idea llena de justicia social, era solo una ilusión, pues una minoría rica, explotaba a una mayoría pobre. Baste decir que el 8 % de los propietarios poseían más del 70 % de las tierras, incluidos los latifundios norteamericanos.

Evidentemente, esos pocos propietarios eran muy ricos, pero los que trabajaban la tierra, apenas tenían para comer. Eso lo sabemos muy bien los que vivimos en el capitalismo, y fuimos hijos y nietos de obreros agrícolas.

La Reforma Agraria barrió con esa desigualdad, y ese 70 % de las tierras, que era de unos pocos, pasó a ser propiedad de todo el pueblo, dándole cumplimiento en la práctica al principio martiano antes señalado.

Esta ley tenía como principio básico que: "La tierra es del que la trabaja", y así, se le entregó la propiedad de la tierra a más de 100 mil campesinos, que trabajaban la tierra personalmente.

La mala administración de las tierras estatales y de algunas Cooperativas de Producción Agropecuaria, trajo como consecuencia la baja productividad del trabajo y por ende la baja producción agrícola. Todo esto generó la necesidad de importar alimentos que podían ser producidos en dichas tierras.

Teniendo en cuenta que el número de tierras ociosas y cubiertas de malezas crecía, mientras había brazos dispuestos a hacerlas producir alimentos para nuestro pueblo, el Gobierno Revolucionario emitió una serie de resoluciones con vistas a paliar esta situación. Así salieron, entre otras, la Resolución 223 de 1995, la cual estableció la entrega de tierras estatales ociosas, en usufructo, a agricultores pequeños, para su explotación con ayuda familiar; la Resolución 768 de 1998, la cual establece la entrega de tierras en usufructo a las CCS fortalecidas, especificando que el trabajo en dichas tierras lo realizara el colectivo laboral y que las ganancias son para las propias CCS; la Resolución 140 de 1999, que establece el préstamo de tierras estatales ociosas en calidad de usufructo, a entidades estatales, para ser atendidas por dichas entidades.

Es necesario destacar que en los casos señalados, las tierras dadas en usufructo son para cultivarse con el trabajo de la familia en unos casos, y con el trabajo del colectivo en otros casos.

Finalmente, en el 2008, surgió el Decreto Ley 259, el cual tiene en cuenta también a las personas naturales, o sea, que ya los obreros agrícolas que han trabajado la tierra con sus manos, durante una parte de su vida y que les dan de comer a su familia y a toda la sociedad, ahora pueden tener su pedacito de tierra e incorporar a su familia a las labores agrícolas.

Pero, junto con la alegría, pueden venir los disgustos, y si no somos justos al repartir las tierras, se pierde lo hermoso de la obra y no se alcanzarán los resultados esperados. Hacemos hincapié en esta cuestión, pues hemos asistido a alguna reunión referente al reparto de tierras, y hemos visto con tristeza y preocupación, cómo aquel principio de que: "La tierra es del que la trabaja", se ha ido transformando en la idea de que: "La tierra es del que más recursos tiene". Por ese camino, también nos apartamos del principio martiano que señalamos al inicio. Es bueno que las comisiones integradas para repartir tierras, interioricen que el reparto de las tierras, no es solo un problema económico, sino, además, un problema social, y también un problema humano.

Los obreros agrícolas, con un pedazo de tierra, aunque sea de una hectárea, dan de comer a una familia y además puede aumentar su calidad de vida, a la vez que ayuda a formar a los hijos en las tareas agrícolas, que tanta falta le hace a nuestro país.

Es tarea de las comisiones, analizar si van a favorecer a una mayoría necesitada, o si van a favorecer a una minoría interesada a aumentar su capital.

R. Morales Vena

Confío en que la razón prevalezca

Después de unas cuatro décadas de trabajo al frente de diferentes unidades silvícolas de la provincia de Pinar del Río llegó la hora de mi jubilación, y amparado en el decreto 259 solicité una porción de tierra que me fue entregada en áreas de la CCS Carlos Hidalgo Díaz, en kilómetro 83 de la Carretera Central, donde fomenté un micro-ordeño que siempre cumplió con su compromiso de entrega de leche.

Este terreno, 13,2 hectáreas, al llegar por primera vez a mis manos estaba infestado de marabú y de otra planta —también espinosa—, conocida por el nombre de broyle, por lo que fue necesario desmontarlo con mucho sacrificio personal y familiar antes de ponerlo a producir.

Además del acopio diario de leche, llegué a tener sembrados quinientos plantones de plátano y varios cordeles destinados al cultivo de arroz y frijoles. No debía decirlo yo, pero más que un micro-ordeño, este lugar era en esos momentos una próspera unidad productiva mixta.

Pues bien, resulta que buena parte de este esfuerzo fue destrozado alrededor del 15 de marzo del 2009, por negligencia de un equipo de trabajadores de la Empresa Eléctrica del Municipio de Pinar del Río, quienes rompen con un buldózer la cerca que delimitaba los sembrados en un momento en que desafortunadamente no me encontraba presente.

Una vez abierto el boquete, por este entraron las reses que pastaban al otro lado y en muy breve tiempo causaron un daño irreparable que inmediatamente puse en conocimiento del director de la mencionada empresa, quien dijo que visitaría el lugar al siguiente día.

Como no cumplió con su palabra, en dos ocasiones más fui a verlo a su despacho para que comprobara lo denunciado y buscar en conjunto alguna solución al daño ocasionado, sin embargo, a pesar de mi insistencia —siempre dentro del debido respeto—, el compañero no se motivó en esos momentos a observar con sus propios ojos el destrozo. Fui entonces a otros órganos de la provincia.

Dos meses más tarde me visitan finalmente los directores de la empresa eléctrica municipal y provincial, quienes me piden por escrito una lista que debía contener los siguientes elementos:

1- Copia del certifico de la tierra o propiedad.

2- Cooperativa a la cual pertenece, más dirección y nombre del presidente.

3- Acta de la junta de la cooperativa en la cual se analizaron los daños.

4- Y si fueron analizados, certificación del jefe de producción.

5- Copia del contrato que ampara la producción o en su defecto declaración jurada.

6- Acta de reclamación, si lo hizo ante el abogado.

7- Plazo de unos veinte días para aportar la mayor cantidad de pruebas.

Todo lo anterior le fue entregado en tiempo y forma al director de la Empresa Eléctrica Provincial, quien pide entonces una nueva certificación de los daños por parte de la Empresa de Acopio, lo cual también fue tramitado y entregado personalmente en el menor tiempo posible.

Pasan dos meses y nada, por tanto voy nuevamente hasta el despacho del director provincial de la empresa eléctrica y esta vez plantea que a su juicio, el estimado de los daños realizado por la Empresa de Acopio —el mismo que él había mandado a pedir— debía ser validado ahora por parte de la Unidad Forestal y de Cultivos Varios.

Después de hacer las gestiones pertinentes, especialistas de esas dos unidades se presentan en el micro-ordeño y hacen la solicitada evaluación de los daños, la cual entrego al director de la Empresa Eléctrica Provincial, quien dice que debe analizarlo todo antes de darme respuesta.

Pasa el tiempo, de nuevo meses, y al no tener la prometida respuesta, regreso a la Oficina de Atención a la Población de la provincia, donde al ver que el problema no se ha solucionado, llaman por teléfono al director de la Empresa Eléctrica, quien le dice que nunca se ha negado a pagar los daños, que fuera a verlo al día siguiente.

Ya en su despacho, dice que tengo que tramitar otra certificación, esta vez por parte de la Empresa Pecuaria, y así lo hago, solo que el director de esta última entidad me explica que debo esperar a que él consiga a un jurídico y a un técnico en cultivos varios.

A los dos meses, los mencionados especialistas se presentan en el micro-ordeño y realizan su trabajo, es decir, evalúan por tercera vez el daño ocasionado en mis plantaciones por la negligencia ya descrita. Con este nuevo dictamen en mi poder, regreso —una vez más—, a la Empresa Eléctrica de la provincia y lo entrego a su director.

Como pasan quince días y no recibo ninguna comunicación, visito otra vez a este director provincial, quien dice a manera de conclusión, que yo podía ser un hombre muy trabajador, pero que él dudaba que fueran míos los sembrados descritos, por lo que su empresa no iba a pagar los daños, a su manera de entender, fraudulentos.

Después de dos años y medio de trámites, de incontables gestiones, incluyendo tres certificaciones oficiales que fundamentan mi reclamo, documentos estos que están firmados por especialistas debidamente capacitados y que pertenecen a diferentes empresas estatales, recibo tan amarga respuesta.

A pesar de tan increíble respuesta por parte del director de la Empresa Eléctrica Provincial de Pinar del Río, confío en que la razón prevalezca.

M. Gutiérrez Alonso

Luchar por formas económicas más eficientes

El objetivo de mi participación es manifestar mi coincidencia con lo planteado por D’Angelo Hernández en Más sobre las panaderías en arrendamiento.

El proceso de actualización del modelo económico es algo con lo cual también coincido plenamente y cuenta con todo mi apoyo. Creo que a cargo del Estado deben quedar las actividades económicas fundamentales, donde las empresas mixtas pueden desempeñar su papel, como en el níquel más cobalto, el petróleo, el turismo, etc., mientras que muchas otras actividades, como las mencionadas panaderías deben paulatinamente ir pasando a formas de arrendamiento y cooperativas, como sucede con la agricultura. Se puede decidir que algunas panaderías permanezcan en la esfera estatal para garantizar que se subvencionen personas, no a la población en general. Debemos preservar las conquistas del Socialismo, ayudar a los más necesitados, preservar la justicia y, al mismo tiempo, luchar por formas económicas más eficientes, que eleven el nivel de vida de la población y su motivación para el trabajo. Confío en la inteligencia de los líderes de la Revolución para lograr estos objetivos y preservar lo que debe ser preservado.

No creo estar sentando cátedra con lo que afirmo aquí, humilde y modestamente soy un ciudadano más al servicio de la Revolución.

W. Burrowes Rodríguez

La calidad de las galletas

Soy asiduo lector del diario Granma y de la página de opiniones y respuestas de los viernes, la cual da a nuestro pueblo la posibilidad de participar aportando sus criterios en las problemáticas del país y en el perfeccionamiento de nuestra sociedad la cual estamos seguros que sacaremos adelante con la aplicación de los Lineamientos aprobados por el congreso del Partido.

La pregunta es muy sencilla y consiste en pedirles a los directivos que producen las galletas de sal y dulce que están a la venta que expliquen cuándo van a resolver el problema de la dureza de las mismas las cuales son sin lugar a dudas las más duras que se fabrican en todo el mundo.

R. Pérez Vera

¿Por qué maltratarnos así?

El pasado martes 6, alrededor de las 8 y 30 de la mañana en la terminal de la lista de espera, sita en La Coubre, por órdenes de superiores, los trabajadores del lugar se dispusieron a limpiar la misma con un camión-cisterna con el agua a presión sin importarle a nadie que se nos mojaran los equipajes, que se mojaran las personas y para mayor maltrato el custodio de la puerta de entrada al andén, con cara de satisfacción y sonrisa por lo que veía ocurrir. Me parece que es maravilloso que se preocupen por la imagen y la higiene de lugares públicos como este, pero hay que revisar los métodos que escogen y las formas.¿Por qué maltratarnos así?

B. O. de Armas Moreno

Vertedero en Miramar

Quiero presentar una queja con respecto a un vertedero que han hecho en la esquina de 5ta.B y 44 desde junio del corriente año.

Tres veces ha venido Servicios Comunales y ha limpiado, con maquinaria pesada, dicho vertedero y a los dos días siguientes vuelve a quedar el basurero.

El viernes 2/12/11 con maquinaria pesada, Comunales sacó ese basurero y el martes 6 del corriente están de nuevo los escombros, vidrios, etc.

Lo que yo me pregunto es cómo se cuida a la infancia aquí, ya que el mencionado basurero está frente a un círculo infantil. Es vergonzoso que vecinos que tienen la capacidad de entender lo peligroso que es acumular escombros y desechos en una esquina habitada, viertan sus desperdicios ahí, sin importarles que puedan producir dengue, leptospirosis, o cualquier tipo de enfermedad que acarrea el tener un basurero en medio de un barrio residencial y que no se impongan las medidas que corresponde.

A. Amonte

Envíe su correspondencia a:
Periódico Granma. Departamento de Atención al Lector. General Suárez y Territorial. Plaza de la Revolución. La Habana, Cuba. Código Postal: 10699. Zona Postal Habana 6, Apartado Postal 6187 o al correo electrónico: cartasaladireccion@granma.cip.cu Teléfonos 881 9712 o 881 3333, extensiones: 143,145, 148, 177.
 

 

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