Publicadas el 2 de diciembre de 2011

El que no tiene vacas mata una todos los días

Granma ha publicado en los últimos días varias cartas en relación con el sacrificio ilegal de ganado mayor emitiendo criterios sobre cuáles son las causas y la posible solución del problema. Coinciden por lo general en que el problema está, entre otras causas, en la ausencia de oferta de carne de res a precios al alcance de la mayoría de la población y el descontrol de la masa ganadera, sin contar con la falta de escrúpulos de los delincuentes, y que la solución está en su despenalización y autorización a los propietarios para sacrificar con la condición de que aumenten la masa ganadera, además del convencimiento de que la vía penal no puede reducir por sí sola los actos ilícitos.

Aun cuando no coincida absolutamente con todos esos criterios, no es imprescindible coincidir siempre, sí creo que hay mucha razón en todos ellos. Si la libre disposición sobre el bien es uno de los requisitos del derecho de propiedad, no hay dudas de que el derecho de propiedad sobre el ganado está sensiblemente limitado y no es precisamente la prohibición de su sacrificio con la consiguiente represión penal lo que va a resolver el problema.

Un ganadero no sacrificaría jamás, para vender la carne, una buena vaca lechera. La más simple operación aritmética demuestra que la leche que una vaca aporta, en un solo parto y a los precios que el Estado está pagando al productor privado, significa más dinero que el animal mismo. Le es más lucrativa ordeñándola que convirtiéndola en boliches, filetes y ternillas, sin contar que después que vende toda la leche sigue con la vaca y la cría y de la otra manera se acabó la vaca, algo así como matar a la gallina de los huevos de oro. De igual manera sucede con los machos que casi siempre tienen más valor como sementales o como animales de trabajo.

De hecho, un ganadero solo sacrificaría o vendería para el sacrificio a una vaca que se enferma de la ubre y no puede volver a ser ordeñada, aquella que por su poco aporte de leche no vale la pena ordeñarla, o el macho que no sirve para semental o para el trabajo. De ahí la frase campesina de que "el que no tiene vacas mata una todos los días"; el que la tiene, y sabe su valor, la conserva y la desarrolla.

En estas circunstancias la autorización a los propietarios para sacrificar ganado, sin otras condiciones que aquellas de orden lógico como las de evitar el sacrificio de las hembras aptas para la reproducción, es factible y no va a afectar el desarrollo de la masa ganadera. La presencia de carne de res en los mercados, como la de carnero y la de cerdo, a precios no prohibitivos como los de los mercados en divisas, llevaría a nuestras mesas ese alimento sin temor a las ilegalidades y sin "dar vida" a los delincuentes, porque de esa manera se elimina uno de los elementos que forman ese "mercado": el comprador, que al tener la posibilidad de adquirir la carne de manera legal y segura no acude a él; solo un inconsciente entraría a ese mercado negro en el que no hay seguridad ni de la higiene, para no hablar de lo demás, incluidos los principios éticos. Por otra parte, si se impusieran condiciones se haría necesaria la creación de otros mecanismos burocráticos para su control con las consiguientes prohibiciones y los mecanismos imprescindibles para burlar las prohibiciones innecesarias. En fin, más problemas en el eterno círculo vicioso.

Resumiendo, al autorizarse el sacrificio no se crearía impunidad; existe el mecanismo legislativo para seguir castigando con severidad a los maleantes que sacrifican ganado ajeno: el artículo 322 del Código Penal, que prevé el delito de hurto, tiene una figura agravada con penas de 3 a 8 años de privación de libertad para cuando concurran ciertas circunstancias que hacen más peligroso el delito; basta agregarle un inciso que diga "cuando el objeto de la sustracción es ganado mayor con el objetivo de sacrificarlo, la pena es de 4 a 10 años de privación de libertad".

De esta manera solucionamos varios problemas.

J. L. Arzola Fernández

Venta ilegal de productos químicos controlados

Cada vez me encuentro más preocupado por la irresponsabilidad y falta de escrúpulos de algunas personas que, sin desconocer el daño que hacen, venden ilícitamente productos químicos tan peligrosos como el cloro y la sosa cáustica.

Es muy común ver y escuchar a vendedores, pienso que clandestinos, pregonando la venta del cloro por las calles de nuestros repartos pero, además, creo que no es muy conocido por gran parte de nuestra población la utilización del cloro en muchos procesos industriales, y fundamentalmente en el proceso hidráulico, o sea en el agua que nos llega hasta nuestras casas para tomar, que de forma dosificada es admitido por el organismo humano sin daños perjudiciales.

Al parecer existe bastante desconocimiento por nuestra población de lo dañina que resulta la utilización desmesurada de estas sustancias químicas, el cloro y la sosa cáustica, en nuestros hogares cuando es empleada de forma descontrolada, y consecutivamente, desconociéndose la concentración o dosificación necesaria para su empleo en determinados quehaceres domésticos, como son la limpieza de baños, lavado de ropas, etc. Los gases que emiten estas sustancias son muy perjudiciales al ser humano, más si tenemos en cuenta que los locales donde realizamos estos trabajos domésticos en la mayoría de los casos no se encuentran lo suficientemente ventilados o al aire libre, pero, además, el contacto directo de este producto con la piel puede traer grandes perjuicios al organismo humano.

Conozco de personas que han empleado estos productos de forma irracional en sus casas y han sido afectadas por estas sustancias, y han necesitado de internamiento en centros hospitalarios, debido al contacto directo con ellas o a la inhalación de sus gases.

Estos productos, hasta donde conozco, son sustancias químicas controladas por sus propiedades, entonces ¿por qué existe tal descontrol, no sé de cuantos organismos, cuando tantas personas de forma no controlada pregonan en las calles la venta del cloro y de la sosa cáustica? Entonces, parece evidente que existe el descontrol sobre los medios estatales, por lo que hay que preguntarse qué hacen las personas responsables directas de esos productos en esos centros estatales.

¿Dónde está el control? ¿Acaso nadie ve en nuestras calles estas actividades ilícitas que tanto nos perjudican? Hay que acabar con la indolencia y las irresponsabilidades.

L. Álvarez Padrón

Bicitaxis y cocheros

Vivo en una céntrica calle de la ciudad de Holguín, la "cosmopolita" Ciudad de los Parques, donde siguen siendo recurrentes las malas prácticas de bicitaxis y cocheros. Una buena parte de los primeros continúa amplificando, a niveles insoportables y a cualquier hora, la música de su agrado; los segundos son incapaces de controlar el vertido de heces fecales de los animales en plena calle. No sé si esto ocurrirá así en el resto del país.

Las afectaciones por ruido son parte de esa contaminación ambiental que tanto señalamos en múltiples espacios televisivos y que a veces solo asociamos a los vertidos de materiales de desecho o gases a la atmósfera. Sin embargo, aquellos a quienes solo nos separa un metro o dos de la calle sabemos su significado.

Las heces de las bestias, a unas pocas horas de verterse en la calle, resultan en una especie de polvillo que inunda el más escondido lugar de nuestras viviendas, convirtiéndose en parte de lo que respiramos cotidianamente.

A mi juicio, lo dicho sobre lo innecesario de controlar las relaciones entre los individuos parece ser la justificación de las autoridades vinculadas a estas labores, para que persista un problema ampliamente criticado por la población.

¿Resultará tan difícil establecer normas para que se regulen las medidas del colector de estiércol? ¿Qué función realizan los equipos reproductores en los bicitaxis? En ambos casos creo que hay que perseguir la causa del problema y no su manifestación. Es mejor establecer las reglas a tiempo (al obtener la licencia) y no dejar que prospere un mal que mucho afecta a la ciudadanía.

E. R. Ávila Rumayor

No se entiende lo que ha dispuesto ETECSA

El mes pasado leí en ese órgano de prensa un aviso sobre el nuevo sistema para pagar la factura telefónica, si mal no recuerdo para cierta zona de la capital, pues la lectura fue rápida y no analicé el aviso; el mes pasado, viendo que no llegaba mi factura, llamé por teléfono, me dieron la cifra a pagar, pero debía ir a La Copa, o esperar a que me llegara la factura, de dos periodos, y pagar todo el servicio de dos meses, en dicha factura explica que se pueden hacer pagos parciales en la red comercial (en La Copa), en cajeros automáticos y por Telebanca.

¿Quién les dijo a ellos que una persona que tiene un retiro mínimo puede pagar de una vez esa suma de dinero? ¿Quién les dijo que todos tenemos tiempo para ir a La Copa y hacer una cola dos o tres veces para pagar una factura parcialmente? Yo pago mi factura mensualmente en cuanto me llega la misma en el correo de 42 y 21, que me queda cerca de la casa. ¿Quién les dijo que todo el mundo tiene tarjeta magnética para pagar por cajero automático, ni por Telebanca, que además no sé a qué se refieren?

Imagino que con este proceder se ahorre una buena cantidad de papel, del que ya, desde hace un tiempo, redujeron el consumo sumando o agrupando las llamadas a los teléfonos que se llama. Muy loable la intención, pero eso, diría alguien muy conocido, "es rezar con rosario ajeno".

Por otro lado, no me gusta hacer pagos sin ver la factura, además de que me queda muy lejos el centro comercial La Copa, que es donde debo ir sin factura.

S. Ravelo Rodríguez

Moralmente inaceptable

Jamás pensé que estaría escribiendo sobre este tema, cuando el pilar más fuerte en mis conversaciones con mi hija de 6 años es la protección a la infancia en nuestra Cuba que, aún imperfecta, es la que quiero para ella, su hermana, sus amigos, y descendencia.

El pasado domingo fuimos al Parque Isla del Coco, en 5ta. y 112. Fue realmente agradable: pocas personas, poco calor y muchos aparatos funcionando. Invitamos a su vecinito de la misma edad, con cuya familia tenemos lazos de amistad entrañable, sobre todo por estar educando al pequeño con los mismos valores que tratamos de inculcar en nuestros hijos. Al terminar la visita, saliendo del parque, nos quedamos petrificados: un niño, de apenas 9 /10 años, vendiendo juguetes, calcomanías, y toda la parafernalia plástica que está surgiendo en todos los centros de recreo adonde acuden los padres, para llevar a sus niños. Su timbiriche estaba situado frente al lugar donde hacen tatuajes de pintura, justo a la entrada/salida del parque, bien visible.

Al ver su cara, dando precios, regateando con los compradores, me entró mucho miedo. Miedo de estar perdiendo lo más preciado que tenemos, en aras de dar señales de apertura y tolerancia a la nueva política económica a la que estamos aprendiendo a entrar. Y es que es imposible que no lo haya visto el responsable de estos establecimientos, la dirección del parque y otras autoridades. Luego recordé que ya lo había visto, llevando los ponies de el Parque Monte Barreto. En esa ocasión no pensé que estuviera "trabajando", sino que su familiar lo dejaba hacer esto para divertirse. Ahora me doy cuenta que no era así, debía haber dicho algo en ese entonces y me siento terrible por eso.

¿Quién controla esto? ¿Quién revisa que los niños de las familias que tienen esas tarimas no los pongan a trabajar? ¡Ojalá que no sea así! ¡Ojalá que sea un caso aislado!

No solo porque es una grosera y grave violación de las leyes, sino porque moralmente es inaceptable.

L. Martínez

Inconformidad con el servicio de garantía

Esta misiva es debido a un problema que está sucediendo desde el 17 de septiembre, fecha en la cual mi hermano (colaborador en la hermana República de Venezuela) me compró un equipo de DVD de marca Philips con 6 meses de garantía en la TRD El arcoíris de Zaza del Medio en Sancti Spíritus, y a los 9 días comenzó a presentar dificultades con los discos MP3. Lo entregué en la tienda para su envío al taller y es en ese preciso momento donde comienzan los conflictos.

Tuve que ir personalmente a buscarlo el 15 de octubre (20 días después), pues no lo traían a la tienda; entonces me comunicaron que le habían cambiado todo el mecanismo de la bandeja con el lente y el motor; al segundo día el equipo siguió presentando las mismas fallas, situación que se le comunicó al taller a través de la tienda. Dicho taller le comunica a la tienda que tenía que presentar una carta de reclamo redactada por mí y un documento de la TRD y que el documento debía ir a Santa Clara para su posterior aprobación.

Quince días más tarde se me plantea que no procedía la reclamación, que debía llevarlo para el taller y así lo hice (sin comprender el por qué de esa situación). A mi pobre equipo ya viejo antes de ser nuevo se le cambió otra pieza, como si estuviera enfermo de cáncer antes de nacer y el técnico me garantizó que eso estaba resuelto.

Sin embargo, aunque parezca una locura me informan del taller que tenía que hacer de nuevo la famosa reclamación y el 11 de noviembre entregué la carta y supe del resultado el martes 22, donde se me comunica la aprobación para que se me diera un DVD nuevo (con carácter de reposición).

Pensé que al fin tenía la solución en la mano. Pero en esos momentos es cuando comienza el cuento de la buena pipa. Para efectuar el trámite (incomprensible) hay que devolver el monto a la tarjeta de mi hermano y el banco no lo acepta por el tiempo que hace que se hizo la adquisición del dichoso equipo. La compañera que me atendió en dicha TRD me plantea que la posible solución sería escribir al banco para que este deje reintegrar el dinero a la tarjeta y que eso podría demorar más de un mes.

No comprendo por qué no existe una respuesta contundente frente a esta burocracia.

Escribo porque realmente me siento aplastado, devorado, consumido y muy irritado por un problema que se habría podido solucionar de una manera fluida. Necesito saber cómo se me resarce el dinero que he gastado con dichos trámites absurdos y las molestias que me han causado pues llevo casi tres meses sin equipo y sin dinero.

R. Pérez Pérez de Prado

Opinión sobre el traspaso de la propiedad de vehículos

Como parte del pueblo, he visto con cuánta aceptación se han tomado las medidas de viabilizar una serie de prohibiciones que por varias décadas ya no tenían razón de ser en cuanto a ventas, traspasos, donaciones etc. de viviendas y de vehículos. Las disposiciones son sencillas y lo digo sinceramente, quizás más que las que el pueblo esperaba en estos momentos; sin embargo creo que en el caso de los vehículos, autos y motos, muchos de ellos adquiridos en los años 60 y posteriores, la propia necesidad de las personas hizo que se produjeran cambios de propietarios de manera ilegal, apareciendo la mayoría de ellos a nombre de los compradores originales, quienes representaban a los actuales ante reinscripciones y demás medidas que se dictaron en todo este periodo. En lo único que discrepo es en que sobre los autos anteriores a la década de los 60, además de la licencia de circulación, se solicite para los actos ante notarios las propiedades y facturas de hace más de 50 años, muchas de las cuales ya no existen por diferentes motivos y que de hecho hacen engorroso el trámite actual al tener que acudir a archivos que apenas ya ni existen para tratar de lograr tales documentos y ponen en tensión a infinidad de personas y funcionarios. La licencia de circulación, firmada y plasticada por el departamento correspondiente del MININT fue siempre el documento idóneo y probatorio que sustituía a cualquier propiedad, esta ha debido ser chequeada en repetidas ocasiones, actualizada cuando han existido cambios de chapas, motores, carrocerías, etc. Es para las personas naturales como su carné de identidad o para los extranjeros su pasaporte. solicitar más documentos sería igual a que al carné de identidad tuviésemos que acompañarlo en cada situación con la certificación de nacimiento. He escuchado insistentemente esta opinión a muchos interesados en legalizar sus situaciones con los vehículos, que verdaderamente merecen ser escuchadas y analizadas. Quizás hayan disposiciones nuevas que todavía no conozco al respecto.

N. V. Vázquez González

¿Manzanas producidas en Cuba?

Título raro, pero para los revendedores por cuenta propia se ha convertido en un negocio lucrativo. En estos días he marchado en varias ocasiones por la tarde a la tienda La Época, de Galiano y Neptuno y otras cercanas, buscando manzanas, que son importadas y hasta donde llega mi información no se siembran en Cuba y son productos de la agricultura, pero de otros países. Me informan que las sacan a la venta en la tienda a las 10:00 a.m. Pero unas horas después ya no hay, sin embargo existen revendedores en la misma esquina de La Época que las venden a 60 centavos de CUC, cuando en la tienda cuestan 35 centavos. Pregunté en la Dirección de Inspección Integral de Centro Habana y la Provincial, esta última radicada en Lucena entre Neptuno y Concordia y me dicen que ellos también preguntaron a otros niveles, concretamente en la Dirección Provincial de Trabajo y les dijeron a los inspectores que las manzanas las podían vender los trabajadores por cuenta propia. ¿Esos trabajadores por cuenta propia las siembran?, ¿las elaboran? Considero que ya esto se ha convertido en una violación a la protección de los consumidores.

Razón tienen los lectores L. Fernández León y M. Puerto Caballero en recientes comentarios sobre el tema de los revendedores por propia cuenta. L. Fernández León hace semanas se preguntaba dónde obtenían los trabajadores por cuenta propia los productos del agro, nadie ha respondido, pero sería interesante indagar y ver cómo en los mercados estatales faltan infinidad de productos y las carretillas tienen de todo, pero al doble de precio, al igual que los famosos puntos de venta de las cooperativas, que hasta el año 2009 se regían por el listado de precios topados confeccionado por el Poder Popular Provincial y ahora, en algunos casos, tienen productos más caros que los mercados de oferta y demanda, que ya es mucho decir.

Jesús López Grueiro

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