Publicadas el 24 de noviembre de 2011

Sobre revendedores

Siempre me ha sucedido cuando leo alguna carta en esta sección con la que no estoy de acuerdo que alguien la rebate luego con mejores argumentos que los que estoy pensando y encauza el debate en un sentido que me parece aún más acorde con mis pensamientos e incluso, los ratifica.

No ha sido el caso con las llamadas reventas que se han convertido en blanco de justas críticas en recientes ediciones y no he leído alguna opinión divergente en este sentido, lo que no me parece justo y eso me ha hecho escribirles y participar en lo que puedo en estos magníficos debates que se dan en esta publicación.

Primeramente debo señalar que las medidas más importantes que estamos adoptando ahora como país no van a resolver todos nuestros problemas; por evidentes que parezcan, no son la perfección y tienen consecuencias negativas en alguna proporción para la construcción de una sociedad nueva, despojada totalmente de los defectos que han llevado a la humanidad al estado actual en que se encuentra económicamente hablando, de lo contrario nuestros dirigentes no habrían demorado más de 40 años para tomarlas.

En el caso específico de los revendedores debo decir que históricamente el comercio ha sido uno de los principales renglones de nuestra economía, reitero, uno de los principales, no el principal ni mucho menos, pero por siglos muchos cubanos hemos vivido de comprar barato para vender caro, en eso consiste el comercio y es lo mismo que hacen nuestros revendedores como bien se ha manifestado en estas páginas. Lo que sucede actualmente es que nuestros revendedores no tienen una entidad que les venda al por mayor la mercancía para ejercer su profesión y estos por supuesto acuden a lo que hay, es por esto fundamentalmente que no veo tan graves las consecuencias de esta actividad porque además tiene alguna ventaja para todos.

Quizá alguien no tenga 1 CUC para comprar un paquete de 4 kola lokas, por ejemplo, pero sí tiene 10 pesos para comprarse una y resolver su situación y este es solo un ejemplo, hay muchos más y se multiplicarán en el caso que sigan desarrollando su actividad.

Otro ejemplo es que, al menos en el Vedado, donde vivo, las tiendas en moneda nacional que comercializan muchos de estos productos trabajan de lunes a viernes hasta las 5 de la tarde, los sábados también y los domingos no abren, ¿increíble, verdad? Pues así mismo es, desafortunadamente, y cuando un trabajador como somos la mayoría quiere algo fuera de esos estrechos horarios, tiene que acudir al revendedor.

Lo que no tiene justificación que ocurra es que se pierdan los productos que no tienen precios subsidiados, ni tienen por qué tenerlos, en nuestras tiendas; el Estado debe seguir siendo el garante de nuestra seguridad y evitar esos desabastecimientos sobre todo y casi exclusivamente por la vía de los precios, no puede perderse en túneles burocráticos la celeridad que requiere el incremento del precio a un producto no subsidiado y que tiene una excesiva demanda a juzgar por el desabastecimiento que sufren. Ojo, siguiendo estrictamente el Lineamiento 69 y cito: "Continuar eliminando gradualmente los subsidios excesivos y gratuidades indebidas a productos y servicios, formando los precios minoristas a partir de los costos sin cubrir ineficiencias, teniendo en cuenta los niveles de ingresos de la población". Incluyo esta cita para aclarar que no estoy pidiendo que el Estado suba los precios sin justificación alguna; el incremento de los precios no debe ser por causa del barco que no llegó a tiempo o a una mala contratación o el camión que se ponchó y una larga lista de etcéteras que todos sabemos.

También podrían tomarse medidas en este sentido por la vía de los impuestos, pero ya me extendí bastante. De esta forma se evita tanto desabastecimiento y el Estado dispondría de fondos adicionales para menguar un poco la dura carga que todavía pena.

P. Reyes Mendoza

Otorgar el derecho a sacrificar ganado mayor pero con orden

Estoy plenamente de acuerdo con lo expresado por R. Pérez Cabrera sobre este tema publicado en Granma el viernes 11 de noviembre, a lo que estimo necesario añadir lo siguiente:

Son incontables los esfuerzos que realiza el país para evitar estos hechos y posibilitar con ello que crezca nuestra masa de ganado mayor, mientras al cabo de varias décadas, la situación es cada vez peor.

A mi modesto juicio, hasta que no acabemos las prohibiciones, podremos tomar cuantas medidas se consideren e idear la puesta en práctica de las más modernas formas de control existentes en el mundo y los delincuentes, la mayoría de las veces puestos de acuerdo con quienes deben cuidar el ganado, van a continuar robándoselo, matándolo y vendiendo su carne de forma ilegal.

Cuántos recursos se gastan, cuántos esfuerzos se hacen para evitar esto por parte de dirigentes de la agricultura, la PNR, el Poder Popular, la ANAP y otros organismos, sin embargo, con dolor, como ocurrió en el Pleno del Partido en el municipio de Jiguaní donde se dijo y analizó que allí la masa ganadera decrecía como resultado de esta práctica delictiva. Increíble pero real.

Otórguese a los criadores de este tipo de ganado el derecho a sacrificar pero con orden.

El campesino al sacrificar una res pudiera entregar una parte de la carne al Estado a precio estimulante y el resto consumirlo o venderla él a quien decida.

Otra fórmula pudiera ser que si ceba cuatro toros, uno de ellos puede sacrificarlo libremente y los otros tres venderlos al Estado.

Analícese desde cuándo está presente este dañino proceder y cuántos planes se han hecho en su contra, cuántos individuos están cumpliendo merecida prisión por tal delito, compárense las reses que anualmente se pierden por ese hecho, cuánto daña el desarrollo de la masa contra los sacrificios legales y controlados que pudieran generar los campesinos, además de ofertarle tan preciado producto a nuestro pueblo y veremos al fin que vale la pena una decisión inteligente y enormemente favorable a la vez que audaz.

E. Matos Santos

Ante la declaración jurada sobre ingresos personales

Muchos de los nuevos trabajadores por cuenta propia (TCP) surgidos este año al calor de la extensión y flexibilización de esta modalidad de empleo, hemos oído mencionar la Declaración Jurada de fin de año, inclusive hemos leído algo acerca de ella, pero pocos hemos profundizado en algo tan sumamente importante incluso para la propia supervivencia de estos pequeños negocios.

La Declaración Jurada no es más que la liquidación y pago del Impuesto sobre los ingresos personales que se efectúa dentro de los primeros 60 días naturales siguientes a la conclusión del año fiscal. Se realiza a través del modelo establecido, donde se plasman todos los ingresos personales obtenidos según consta en el artículo 15 de la Resolución 298-11 del 6 de septiembre del año en curso, del Ministerio de Finanzas y Precios, se le deducen todos los tributos pagados, salvo los pagos a cuenta de este Impuesto sobre Ingresos Personales y el por ciento por concepto de gastos necesarios, en los límites que, por grupos de actividades, se relacionan en el Anexo 1 de la referida Resolución.

En su Artículo 12, se establece, a los efectos de la deducción de los gastos: no se exige justificación de aquellos que no superen el cincuenta por ciento (50 %) del límite regulado anteriormente por grupo de actividades; por tanto, entonces sí se exigirá justificación del otro 50 %. Y es aquí donde "se me traba el paraguas".

Me referiré, a modo de ejemplo, a los TCP que ejercen las actividades de elaboración y venta de productos alimenticios (Grupo #1 del mencionado Anexo 1 de la Resolución 298-11) y que ocupan el 2do. lugar del total de los TCP inscritos hasta el momento, según tengo entendido, y que tienen autorizado a deducir hasta un 40 % con relación a los ingresos alcanzados en el periodo¼

Para todos es conocido (me refiero a los TCP) que prácticamente el 90 % de los productos que se utilizan en la elaboración de los alimentos son adquiridos en moneda nacional (CUP) en los establecimientos habilitados para ello: unos en los mercados donde se expende el arroz, azúcar, refresco instantáneo, pasta de tomate, vitanova, catsup, quesos, etc. Y otros como la carne de cerdo, carnero, hígado, chorizo, así como los frijoles, viandas, vegetales y frutas, en los agromercados estatales o puntos de venta de las CCS, etc. Es decir, que salvo algunos productos muy puntuales como el aceite, café y la leche en polvo, que es necesario adquirirlos en pesos convertibles (CUC), el resto se adquiere según lo antes descrito, y aquí viene el problema: ningún establecimiento que vende en moneda nacional (CUP) entrega documentos justificativos, entonces, ¿cómo vamos a justificar estos gastos?, ¿cómo puedo justificar lo que nadie me justifica?

Solo faltan menos de dos meses para concluir el año y considero que ya debe pensarse en esto.

Recordemos que aún no ha sido posible habilitar establecimientos con precios mayoristas, a lo que se aspira para apoyar estas actividades y los precios minoristas, no en nuestro país, en el mundo entero, cada vez se elevan más. Si como decíamos, el 40 % resultara insuficiente, entonces qué pasará si solo se acepta el 20 % sin justificar: la liquidación y pago del Impuesto sobre los Ingresos Personales podría hacerse realmente inalcanzable, lo que podría hacer peligrar la continuidad de muchos pequeños establecimientos que incursionan en estas cinco actividades de elaboración y venta de productos alimenticios.

Busquemos de conjunto una solución al problema que, quizás esté equivocado, avizoro a muy corto plazo.

A. J. Fernández Alonso

Con el desorden que se fumiga, nunca se vencerá al mosquito

Vivo en Playa. El policlínico que me pertenece es el Primero de Enero. Allí radica el Departamento de Higiene y Epidemiología que nos atiende y desde donde se manda a los fumigadores hacia nuestras casas para la importante tarea de la fumigación con el fin de eliminar al molesto Aedes aegypti.

El pasado día 17 se personaron en mi hogar dos compañeros del referido lugar a realizar la fumigación, tarea que cumplieron sin problemas. Es sabido que uno tiene que permanecer fuera hasta que el humo se vaya. Cuando me disponía a abrir las ventanas y puertas para que el humo se retirara me di cuenta de que todos los muebles, equipos electrodomésticos, en fin, todo estaba cubierto por petróleo líquido. Muy molesto me dirigí al policlínico antes mencionado donde en primer lugar abordé al director. Yo llevaba mis dedos embarrados del petróleo que me habían vertido en mi hogar a modo de prueba, entonces el director me dijo que eso era responsabilidad de los que habían fumigado y me señaló al responsable de estos, quien me dijo que aunque él reconocía que eso era responsabilidad de ellos nada podían hacer pues el problema era que las máquinas de fumigar tenían problemas de salidero y por eso al fumigar se botaba gran cantidad de petróleo.

Regresé a mi casa molesto, impotente y decidí escribir y a la vez reflexionar sobre este tema que pudiera parecer una nimiedad pero para mí el resultado fue que tuve que limpiar la casa entera, que estuve a riesgo de que se me rompieran los equipos electrodomésticos, y que me pasé toda la noche preocupado por mi esposa con un gran ataque de asma, pues ella y mi hija padecen esta enfermedad.

Me pregunto entonces: ¿por qué pasa esto?, ¿hasta cuándo tendremos que soportar que instituciones estatales hagan malos trabajos o nos maltraten y queden prácticamente impunes?, ¿por qué no se utilizan debidamente las organizaciones como los CDR para avisar oportunamente cuándo se va a realizar una fumigación y el pueblo tiene que ser interrumpido cuando hay un familiar enfermo, o se está cocinando, o sencillamente se está trabajando...?

Sé que estamos en un momento crucial en la batalla contra el mosquito... pero con el desorden que se realiza la labor de fumigación, nunca será vencido.

J. Elejalde

¿Quién tiene deseos de vender así?

Aproximadamente desde el año 2000 he vendido a la Empresa de Cítricos Contramaestre (productor de toronjas), las cuales cosecho en mi finca en el municipio de Tercer Frente. En cuanto al pago de la moneda nacional no ha existido ningún problema, pero en relación a la divisa tengo que informar que la del año 2009-2010 está situada, pero esta es la fecha que no he podido comprar ningún producto de los que se nos ofertan en la tienda de dicha empresa por no tener mercancía disponible. Esto se ha canalizado con el director, económico y aseguramiento sin tener respuesta a mi favor. Se me había asignado un cemento y al ver que no lo traían llamé a la Empresa de Almacenes Escambray porque me decían que era en ese lugar donde se buscaba y me contestaron que ellos no le vendían a Cítricos que era a través de la comercializadora de cemento. Al contactar por teléfono con esta última empresa me informan que ya por este año la empresa de referencia no tenía más asignación, que era a partir del año entrante y a través del Ministerio de la Agricultura. Por último llamé a la Dirección Nacional con la compañera de pre-despacho quien me respondió que no estaba al alcance de ellos y que reclamara a la ANAP Nacional... y en cuanto a la divisa del año 2010-2011 ni se habla.

Entonces yo me pregunto: ¿Por qué pasan estas cosas si es un producto de exportación? ¿Por qué se demora tanto en llegar la divisa? ¿Por qué compran toronjas si no tienen aseguramiento para ofertarle al campesino? ¿Por qué no pagan la divisa en efectivo, si en otra empresa lo hacen? ¿Se sentirán los pequeños productores estimulados a producir? Todas estas interrogantes me las hago al ver que no hay una solución, trayendo disgusto y por ende dando mal servicio. Y considero que en esta situación se encuentran otros campesinos.

Con todo esto ¿quién tiene deseos de vender así?, aunque nos perjudiquemos económicamente. Pero sí hay que velar con diligencia por la economía del país.

I. Rosales Vázquez

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