Publicadas el 26 de agosto de 2011

Algunas “malas hierbas” que debemos desarraigar de nuestra sociedad

Fenómenos que hoy se mencionan como nunca antes relacionados con el exceso de secretismo, el burocratismo, la demagogia, la existencia de algunos cuadros estilo "Lindoro incapaz", la superficialidad y apatía, son algunas "malas hierbas" que debemos desarraigar de nuestra sociedad. Sí creo necesario hablar de dos males que me preocupan porque son consecuencias del cúmulo de tantos años de problemas sin soluciones y tapias hechas sobre la base de un concreto muy duro pero no impenetrable y que tienen como componentes grandes cargas de escepticismo e inmovilismo contra las que se han estrellado, o hemos visto chocar como testigos a veces pasivos, a algunos verdaderos revolucionarios y que hoy son víctimas de estas dolorosas tendencias, me refiero a males intrínsecos al ser individual o también colectivo en algunos casos y los identifico como "temor" y "resignación".

Quien escribe estas líneas es un joven de 28 años que apenas siente que ha vivido, con profundas convicciones revolucionarias y el orgullo de haber recién culminado una misión internacionalista exitosa de poco mas de cuatro años, que le debe lo que es a la Revolución y que a pesar de todo se sigue negando a caer en alguna de estas dos tendencias, que casi siempre van agarraditas de manos como buenos novios colegiales y a las que todos los cubanos hemos estado expuestos, que han causado y causan tanto daño entre nosotros mismos. Debemos decir sin doble moral lo que pensamos, claro, de manera correcta y con mucho autocontrol, pues aunque uno crea que tiene la razón en algo, una palabra "mal dicha" o peor aún, mal interpretada, se te puede volver un boomerang en tu contra y como reza el veterano refrán: "detrás de un extremista"...

Debemos acabar de aprender a respetar y tolerar lo que escuchamos sin estar a la defensiva por no concordar en algo; en este sentido Raúl nos decía en el reciente Congreso del Partido y reuniones ampliadas del Consejo de Ministros que de las discrepancias emergen las mejores soluciones; sería iluso creernos que tenemos toda la verdad o la última palabra, nos decía Machado Ventura el pasado 26 de Julio.

No debe permanecer dirigiendo cuadro alguno que se ensañe con algún trabajador o subordinado por estar este último en desacuerdo con alguna decisión arbitraria, injusta o desproporcionada, y abusando de su cargo quede impune o peor aún, que los demás le "teman" por eso. Que los problemas de trabajo entre compañeros no se conviertan en personales y que por "temor" a estos, nadie quiera poner el dedo en las llagas.

Aprovechar la oportunidad que este órgano de prensa nos brinda para enriquecernos con verdaderos debates y que estos alivien la presión a la olla que se ha calentado con el fuego lento de nuestro bloqueo interno, camuflado pero no invisible. En fin, dentro de nuestro Socialismo, cambiar todo lo que deba ser cambiado.

En ocasiones a cubanas y cubanos de generaciones anteriores a la nuestra nos han mal aconsejado, muchas veces inconscientemente según su "experiencia", manifestándonos que si queremos "coexistir" en nuestra sociedad debemos contagiarnos al menos con pequeñas dosis de estos maléficos y letales virus, argumentando que el "temor" se parece a "prudencia", y "resignación" a "perseverancia", no permitamos que el "temor" y la "resignación" nos contagien infiltrándose de esa sutil manera y lleguen a formar parte de nuestra rutina de vida, debemos ser conscientes de que estos virus cuando llegan van calcinando en nuestras mentes las buenas ideas, las opiniones propias y nuestros puntos de vista que pueden traer consigo mejores soluciones, lo peor es que nos mantendrían sumidos bajo el manto oscuro de la hipocresía. Al dejarnos contagiar por el "temor" o la "resignación" quedamos imposibilitados de concretar los retos actuales y futuros.

Tenemos el sagrado deber de no perder las fuerzas y la fe en nuestro Socialismo, en nuestra Revolución que está apostando por la tan necesaria evolución de nuestro modelo económico, para poder mantener y enriquecer nuestra esencia por la que tanto se ha luchado. Es doloroso, pero debemos reconocer que muchas culpas caen sobre nuestros hombros y hablo de los que nos sentimos cubanos y revolucionarios, o sea, de la inmensa mayoría sin distinguir entre jefes o subordinados.

Mi intención no es sembrar sentimientos de culpa en nuestros compatriotas, tampoco atacar a los que desde arriba se equivocaron y menos eximirnos a todos, de la parte que nos toca de responsabilidad, ahora, pienso que reconocer nuestras fallas no es hacerle el juego al enemigo, no somos nada perfectos, aunque sí perfectibles; esos cúmulos de errores repetidos y problemas engavetados son parte de las causas por las que hoy se adoptan algunas medidas como el reordenamiento económico y dentro del mismo, el laboral, este último, a pesar de su innegable cierta falta de popularidad provocada en parte por nuestra "resistencia al cambio de mentalidad" y el frecuente "mal actuar cotidiano", creo que es una medida indispensable para salvar nuestra Revolución.

No permitamos con nuestra inconsciencia que nuestros antepasados hayan sacrificado tanto en vano, pensemos cuál será nuestro legado a las generaciones futuras. De eso tratan estas líneas, de un joven con esperanzas en un mejor porvenir.

R. Marrero López

Alerta y propuesta sobre la venta liberada de materiales de construcción

Creo que hay que encontrar fórmula para impedir el negociazo con la venta liberada de materiales de construcción que se viene realizando a través de los centros de la red minorista de tiendas.

He observado cómo llega simplemente un individuo al rastro y solicita una cantidad voluminosa de materiales, que se le despacha toda, "ad libitum", simplemente porque "está liberada la mercancía" y además ejecuta el "pago en efectivo inmediato" tal cual sea el monto. Posteriormente se convierte en un revendedor más costoso y en CUC, con un negocio ilícito que afecta a los necesitados.

Un ejemplo concreto y quizás modesto, para esta explicación. Días atrás en los rastros se vendió cemento de cola en paquetes de 95 kg y posteriormente eran de 35 kg, a razón de 4 pesos cada kg. O sea, $140.00 pesos MN cada bolsa de 35 kg.

Un ciudadano solicitó 30 bolsas del tal cemento de cola de 35 kg, pagó, se llevó su comprobante legal y en un camión de buen talante que le acompañaba cargó su mercancía liberada. Posteriormente se supo que vendió cada bolsa a $ 10.00 CUC.

Parece un ejemplo modesto, pero pudo haber realizado esa operación en muchos otros rastros y la ganancia se convierte en pillaje contra el pueblo necesitado que generalmente no cuenta con esa moneda fuerte (o su equivalente en CUP).

No propongo normar nada, pero sí buscar una manera de regular esto. Quizás vender los materiales y artículos liberados que actualmente son objeto de mayor pillaje, como las esperadas bolsas de cemento y de aceros corrugados de ½ y 3/8 (a punto de comenzar su venta liberada según se anunció en Granma del viernes 19), según lo estipulado en el plano ejecutado previamente por el Arquitecto de la comunidad, tanto para estos materiales antes mencionados, como para la futura entrada de vigueta y bovedilla de poliespuma que siempre ha sido y está siendo objeto de ventas clandestinas en CUC.

O. R. Rojas Martínez

La prensa que no llega

Desde hace varios años la supuesta entrega diaria del periódico, que corre a través de la oficina de Correos de Línea y Paseo (Zona Postal 10400), es un fenómeno absolutamente aleatorio y con demasiada frecuencia dejan de entregarlo, sobre todo los viernes.

Yo he hablado en un par de ocasiones con el cartero que lo reparte y nunca hay una respuesta satisfactoria a esta irregularidad. En el mejor de los casos lo que hacen es entregarte todos los números atrasados como si eso resolviera algo.

Desde el sábado pasado no he recibido la prensa y hoy me personé en la oficina de correos a tratar de resolver el asunto, pero...

- Llegué a las 09:15 y me paré frente a una ventanilla de "Atención al Cliente" donde, a pesar de estar abierta, NADIE la atiende. Está llena de carteles y mensajes sobre MIS DERECHOS, pero no los puedo ejercer porque no hay nadie allí para ello.

- A las 09:40, aburrido de esperar, pregunté en un mostrador dónde podía encontrar al responsable de distribución de la prensa. Me informaron que fuera hasta el final del pasillo a ver a Conrado.

- Como era de esperar, Conrado no estaba y me atendió un joven que desde el inicio me advirtió que él "era nuevo" y que no podía darme solución al problema.

- Como "premio de consuelo" me entregó el periódico del día y dejó una nota para el tal Conrado.

- Ni siquiera cuentan con una dirección de correo electrónico donde comunicar estas situaciones y las diarias irregularidades en la entrega de la prensa. ¿Acaso tendré que personarme allí cada vez que esto ocurra?

- Si estoy pagando por un servicio no recibido ¿por qué no descuentan el precio de los periódicos no entregados?

M. Mon León

Maltrato en el Policlínico santiaguero 30 de Noviembre

Con respeto me dirijo a ustedes para denunciar algo que me sucedió y creo no debe quedar impune.

Les comento que el pasado día 5 de julio del presente año asistí a mi correspondiente turno médico de Cardiología en el Policlínico 30 de Noviembre, al que pertenezco, a la hora citada (1:00 p.m.); pasado un buen tiempo de espera comienza la inquietud de los que allí esperábamos y decido presentarme en la dirección para inquirir por la presencia del especialista. Luego de otra larga espera pude ser atendido en la oficina de la directora donde estaban presentes la directora del policlínico, el subdirector, otra doctora que no logré conocer su identidad y una enfermera. Cuando informaba a la directora del centro de la situación que se estaba creando allí con todos los pacientes que esperábamos la presencia del especialista y que en más de una ocasión habíamos perdido el turno por la no presentación del mismo, de inmediato, el subdirector allí presente se volcó hacia mí alterado insultándome, amenazándome y tratando de agredirme aborreciendo toda la ética y respeto que el Estado cubano les ha sembrado a los profesionales; luego cuando me estaba retirando de la dirección, en el pasillo, el compañero nuevamente me ofendió con malas palabras y trató de agredirme físicamente una vez más, cosa que no logró gracias a la intervención de la directora y varios de los allí presentes.

No faltaron los criterios de médicos y pacientes que asistieron al escándalo de la conducta que caracteriza a este señor subdirector del policlínico, imagínense si yo con 58 años, hipertenso, cardiópata, con la gota y limitado visual le hago frente a esta fiera de la salud, o si fuera más joven y hubiera decidido bajar donde él, nada bueno hubiese pasado.

Ese mismo día formulé una queja a una instancia superior de la Salud, al departamento de quejas de la Dirección Provincial de Salud donde, en presencia mía, se procuró a la directora y la misma dio fe de la situación creada y se me informó que se me daría respuesta después del análisis.

El día 11 de agosto de este año a las 3 de la tarde se personó en mi domicilio una representante del Departamento de Quejas del municipio de Salud Pública dándome a conocer verbalmente que en el análisis correspondiente se pudo comprobar que la directora y el subdirector antes referido reconocieron el error cometido y que la directora le aplicó la medida consistente en una amonestación privada, me mostró un documento que decía que se había tomado medida con el compañero pero no plasmaron la medida en dicho documento. Firmé inconforme y no me dejaron copia alguna.

No estoy de acuerdo con este proceso por lo que considero que fue muy superficial en el análisis y la medida tomada dada la gravedad del caso por la falta de respeto a pacientes, y a su jefe inmediato superior, su actuar violento y grosero al manifestar palabras obscenas públicamente y su proceder irrespetuoso a personas enfermas.

J. L. Amador Fuentes

Lo que se haga en la alimentación debe hacerse bien

Es conocido el esfuerzo que en el tema alimentario realizan las empresas y cooperativas agropecuarias y que todos los cubanos vemos con agrado. Pero lo que se haga en este sentido, debe hacerse bien, y bajo las normas de control de calidad requeridas.

El primer fin de semana de agosto del 2011, en San Agustín, La Lisa, lugar donde resido, un camión vendía en la vía pública conservas de tomate procedentes, según la etiqueta de los envases, de la Cooperativa de Crédito y Servicios fortalecida Sabino Pupo. Se trataba de puré de tomate y salsa Vitanova enlatados.

Mi hijo, que también reside en San Agustín, y yo, compramos dos latas de Vitanova. El precio era bueno, y la presentación aceptable. La fecha de fabricación era julio del 2011, el vencimiento para enero del 2012, el lote de producción, 215/04.

La lata de mi hijo fue la primera en abrirse, y aunque me enteré después, la encontraron con desarrollo de microorganismos dentro, por lo cual, la botaron. Lamento no haberlo sabido a tiempo.

A los cuatro días, la lata de mi casa explotó, derramando su contenido de forma violenta.

Para mi sorpresa el fin de semana siguiente, el mismo camión, con la misma mercancía estaba en el mismo lugar, por lo que me dirigí de inmediato a los vendedores a comentarles el hecho, a lo cual, los compañeros que vendían el producto, de una forma amable, me dijeron que sería un caso aislado, y que lamentaban el hecho.

A pesar de que mi intención era alertarlos de que algo andaba mal en el proceso de esterilización de la fábrica que hacía las conservas, ellos me repusieron la lata dañada.

Como no sabía lo sucedido en casa de mi hijo, ahí quedó el asunto.

Pero no fue así. La nueva lata también estalló.

Mi preocupación. ¿Están los ministerios de la Industria Alimentaria y de Salud Pública ejerciendo el debido control de estas producciones?

Tengo algunos conocimientos de Microbiología y sé que este tipo de producciones, sin el debido control, pueden ser muy peligrosas, y a pesar de lo indicado por los compañeros, de que se trataba de una excepción, tres latas, las tres en mal estado, no me parece una casualidad.

J. Carlos Amor

Irrespeto en la Notaría de Alamar

El pasado 16 de agosto asistí a la Notaría de Alamar, con el objetivo de tramitar un poder que me otorgan mis padres para realizar gestiones que ellos por sus limitaciones físicas se ven imposibilitados de hacer, mi padre está ciego y mi madre débil visual y sorda. Me citaron para el 23 a las 12 meridiano. Conociendo de las dificultades e inconvenientes que se pueden presentar, tanto por la Notaría como por el transporte, llamé en horas de la mañana y recibí como respuesta que sin duda alguna fuera que el trámite estaba hecho.

Como no cuento con transporte tuve que alquilar un carro para trasladar a mis padres desde el Bahía hasta Alamar y cuando llegué el compañero que me atendió me dijo que volviera al otro día porque el notario había tenido que salir para un trámite imprevisto y había dejado indicación de que los casos citados para hoy volvieran al otro día.

Yo me pregunto, ¿dónde está la formalidad y el respeto? y mucho más preocupante ¿cómo vamos a garantizar en un futuro cercano todos los trámites que se avecinan a través de Notarías y de los que se ha hablado en los Acuerdos del Sexto Congreso del Partido?

S. R. Vera Paneque

Pocos gratos recuerdos de “La Caldosa” en Las Tunas

Mi misiva está motivada por un viaje realizado a la ciudad de Santiago de Cuba este verano. Debo decir que es plausible la organización de Santiago para sus carnavales, el trato de las personas, la profesionalidad en la gastronomía y la excelencia de los servicios que son, en su mayoría, en moneda nacional.

El incidente que quiero relatar sucedió en el trayecto. Agotados por un viaje tan largo desde la Habana decidimos detenernos en "La Caldosa", en Las Tunas. Incorporar este sitio en nuestra agenda, por la trascendencia cultural que tiene a partir del famoso tema del Jilguero de Cienfuegos, me pareció que complementaba nuestra intención de visitar la Casa de la Trova santiaguera, el Moncada, el Cobre y la Granjita Siboney. Craso error el nuestro. Me permito enumerar lo vivido.

En la pizarra de uno de los kioscos se leían ofertas de productos que no había. Las pizzas estaban elaboradas cuando llegamos y por supuesto frías. Los vendedores vociferaban sobre ellas incumpliendo las normas elementales de salud en la gastronomía.

Mis compañeras de viaje pidieron una leche con chocolate en otro de los puntos de venta y, después de 15 minutos de espera, apareció una dependiente con los vasos. El contenido supera lo descriptible. Se trataba de chocolatín con agua. Estaba tibio, insípido y no contenía nada de leche. Increpamos a la dependienta por el engaño a la población y la joven después de sonreír con ingenuidad nos refirió: Así es como se vende aquí, como leche con chocolate.

¿Dónde estaba el administrador? ¿Los cuerpos de inspección? ¿Las autoridades de comercio? Solo personas, imagino que habituales o víctimas como nosotros consumiendo "lo que se podía degustar", donde tampoco incluyo el casabe insípido y servido con la mano, sin un plato o algo parecido.

Me parece que al pueblo hay que respetarlo. No puede ser engañado tan vilmente. Decía el Che que la calidad es el respeto al pueblo. Felizmente, Santiago de Cuba borró el sabor de ese incidente con su calor y su excelente servicio.

R. del Pino Cejas

Vandalismo

La frase "maltrato a la propiedad social", la escuché por primera vez hace 30 años en la beca, recuerdo que ella equivalía a una falta grave y la máxima sanción era la expulsión de la escuela. En estos días observo con enorme pena la destrucción, el vandalismo y el maltrato de la propiedad social concentrados en un inmueble abandonado, en la avenida 45, número 10031.

Son hurtados: rejas, ladrillos, áridos, puertas, marcos y ventanas. Los bergantes le han puesto la mano a todo, pero con una mayor predilección por destruir. Algunos jovencitos colaboran abiertamente en la extracción de materiales, otros solo parten losas, rompen vidrios y desprenden ladrillos. Los últimos recursos puestos por el Estado cubano: el contador de metros cúbicos de agua, con su llave de paso y el metro contador de electricidad han sido víctimas de violencia y fueron apaleados y arrancados.

Ahora ese lugar está en peligro de derrumbe de sus paredes, no hay vigilancia, ni limitación del paso. Los vecinos tenemos que incluirlo en el autofocal, con riesgo a accidentes. Antes controlábamos el derroche de agua con la llave de paso, ahora no existe y se bota durante horas el agua de toda una acometida. ¿Estaremos destinados a participar como espectadores deformándose nuestra conciencia social?

A. Vera Blanco

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Periódico Granma. Departamento de Atención al Lector. General Suárez y Territorial. Plaza de la Revolución. La Habana, Cuba. Código Postal: 10699. Zona Postal Habana 6, Apartado Postal 6187 o al correo electrónico: cartasaladireccion@granma.cip.cu Teléfonos 881 9712 o 881 3333, extensiones: 143,145, 148, 177.
 

 

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