Publicadas el 12 de agosto de 2011

Carta de un médico

Fuimos, somos y seremos por siempre una potencia médica. Superorgulloso de ser un médico ciento por ciento cubano.

He leído con mucho detenimiento la queja de E. Rodríguez Rivera publicada en nuestro Granma, y quiero decirles que me ha indignado mucho. Primero porque se ha generalizado a todos los trabajadores del MINSAP. No puedo decir que lo que ha escrito no es cierto, pues es posible que le haya sucedido, pero lo que me indigna es que no cita nombres y apellidos del o los profesionales de la salud que han incurrido en este tipo de maltrato, como tampoco dice nada de los lugares donde le sucedió.

soy un profesional de la salud, con dos especialidades médicas, algo de lo que me siento muy muy orgulloso y estoy superagradecido a nuestro Comandante y a nuestra Revolución por la educación que me dieron. Si algo aprendí en toda mi carrera de Medicina fue el trato que había que darle al paciente, y lo digo de forma personal, pero asumo la responsabilidad de generalizarlo a todos mis compañeros de trabajo, tanto médicos, enfermeras y todos los trabajadores.

Trabajo en un hospital (Hospital General Docente Julio Trigo, La Habana), soy especialista de MGI y Coloproctología, y quiero decirles que las consultas, no solo las mías, sino las de todos mis compañeros, son con bastantes pacientes, procedentes de disímiles lugares, no solamente las que corresponde atender por el área de salud, sino pacientes que vienen desde la Punta de Maisí hasta el Cabo de San Antonio, y eso es algo que sucede, estoy completamente seguro, en la mayoría de nuestros hospitales, principalmente acá en La Habana, y a todos se les atiende con mucha profesionalidad, amor, cariño y respeto.

Tenemos, no miles, sino millones de problemas que resolver en nuestro trabajo, pero eso nunca ha sido una justificación para maltratar a los pacientes, sino todo lo contrario; los de salud sabemos el rol que nos corresponde y tratamos de ayudar al paciente en todo lo que podamos.(...)

Trabajamos por amor a nuestra profesión, a nuestro lindo y humano trabajo, no por algún interés económico, y eso es algo que lo aprendimos desde que éramos niños y estábamos en la escuela, al ver a nuestros maestros educándonos bajo los principios de una educación puramente socialista y humana, y cuando entramos a la universidad, esa educación que recibimos la reforzamos con nuestros profesores universitarios. No trabajamos para que los pacientes nos estén regalando cosas, sino trabajamos para resolver todos los problemas de salud de nuestra población y educarlos para prevenir cualquier enfermedad.

Tenemos una moral y una ética fidelista, martiana, marxista leninista, internacionalista, muy revolucionaria y sabemos la responsabilidad que nos corresponde no solamente en nuestra querida patria, sino también en países donde prestamos colaboración médica.

Sabemos la responsabilidad que asumimos y el hecho de estar de posguardia y trabajando, ya sea en un cuerpo de guardia, en una consulta externa, e incluso en un salón de operaciones, no quiere decir que estemos desconcentrados de nuestra labor, al contrario, ponemos más empeño en lograr una mejor atención al paciente, ya sea un niño, un adulto o un anciano. (...)

A todo mi pueblo le digo, no tengan pena ni miedo de criticar lo mal hecho, pero, por favor, díganlo con fecha, nombres y apellidos y lugar donde suceden los problemas, como siempre ha salido reflejado en nuestro Granma, para poder actuar lo antes posible.

J. J. Leal Ricardo

En busca de quién dice lo correcto

Soy un trabajador por cuenta propia del municipio de Aguada de Pasajeros, en la provincia de Cienfuegos. Redacto estas líneas porque en la oficina de la ONAT de dicho municipio nos están informando que el artículo que salio el 27 de mayo del 2011 en Granma, en el cual se refería al pago de la fuerza de trabajo, el periodista se adelantó en dar la información. Fui a la oficina del municipio y en dicha oficina me dieron el número de teléfono de la ONAT provincial. Allí, en asistencia al contribuyente, me dicen que es que el nivel central de la ONAT no les ha mandado los documentos oficiales para implementar dicha decisión del Consejo de Ministros.

Atenta y revolucionariamente, espero una respuesta.

Y. Morales Martínez

Absurdo con el peso de los equipajes en ASTRO

¿Quién dijo que el orden de los factores no altera el producto? El día 27 de julio teníamos pasaje para viajar desde Holguín hasta Sancti Spíritus, mi esposa y dos niños; llegamos a la terminal a las 5 a.m., a las 5:45 llaman para el despacho de equipajes y, qué sorpresa, al pesar la maleta el peso era de 35 kg y el compañero nos dice que hay que sacar 5 kilos que había de más, le digo que no hay nada de más que son tres pasajes y el peso no llegaba. él nos dice que eso no es así, que cada persona debe viajar con su equipaje; en un cartucho que nos regaló un pasajero sacamos varias cosas de los niños hasta quedar en el peso por persona. No éramos los únicos, otras personas sufrieron lo mismo, si una madre tuviera cuatrillizos y viajara sola, ¿cómo transportaría cada maleta de sus hijos?

Mi pregunta: esta resolución que dicen los compañeros ¿desde cuándo está vigente?, ¿tiene cada cubano una maleta?

Espero que sea un malentendido de los compañeros de ASTRO en Holguín.

E. Ávila Hidalgo

Normativas ilógicas en las ópticas

El combate contra procedimientos absurdos que nada tienen que ver con el socialismo está entre los llamados formulados por José Ramón Machado Ventura, Segundo Secretario del Comité Central del Partido, en el acto por el aniversario 58 del Asalto al Cuartel Moncada celebrado en Ciego de Ávila.

Razones sobran para ese llamado, pues la burocracia ha creado normativas ilógicas como las que existen en las ópticas de la provincia de Pinar del Río.

Los que acudimos a esas unidades necesitados de cambiar la graduación de los cristales estamos obligados a comprar una armadura, aunque la propia esté nueva, sea de calidad y de un modelo preferido; dichas características no interesan. O la tomas o la dejas, no hay otra opción.

Por las reiteradas quejas, el periodista Ricardo Rodríguez González, de la emisora Radio Guamá, entrevistó a Emilia Valdés Valdés, directora de la Unidad Empresarial de Base de Ópticas en Pinar del Río.

En dicha entrevista la funcionaria declaró textualmente que: "todo paciente que asista a las ópticas debe comprar su servicio de forma completa, para eso tenemos armaduras de hombres, niños y mujeres y se cobra al momento, pues es una orientación metodológica nacional, porque no damos garantías en caso de rotura".

Para no dejar lugar a dudas de esta imposición sentenció: "No recibimos armaduras propias, y cuando el paciente no cuente con el dinero necesario tiene que ver a su trabajadora social, o a las personas que puedan ayudarlo, solo ofrecemos garantía al producto que ofertamos nosotros, de lo contrario no podemos brindarle el servicio".

¿Son incapaces los técnicos de las ópticas?, ¿dicha entidad tiene el propósito de ser rentable a cuenta del bolsillo de personas con problemas visuales?, ¿desconocen los directivos de esa empresa que los salarios no alcanzan?, ¿no tienen derecho las personas de usar una armadura de su gusto?

A eliminar procedimientos absurdos, la inercia y el esquematismo llamó Machado Ventura, para llevar a vías de hecho el reordenamiento que reclama el Socialismo cubano y cumplir los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución aprobados en el Sexto Congreso del Partido.

Pero, para materializar los acuerdos del trascendental evento de los comunistas cubanos, urge desaparecer mentalidades anacrónicas e inertes y traer a estos tiempos aquella consigna de los primeros años de la Revolución: ¡Sacude la mata, Raúl!, la burocracia no cede terreno.

E. Salgado Sarría

Sobre la productividad y los salarios

En la asamblea de análisis y discusión del Proyecto de Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, efectuada en mi empresa antes del VI Congreso expresé, entre otras cosas, sobre el tema de la productividad y los salarios, lo siguiente:

Un paso importante sería eliminar los límites que hoy existen, amparados en la legislación vigente, al salario a devengar por los trabajadores. Hay que resolver la contradicción existente entre el artículo 32 de la Resolución No. 9 del Comité Estatal de Trabajo y Seguridad Social y el artículo 384 del Decreto No. 281 del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros.

El primero plantea que: "Los trabajadores que están abarcados por sistemas de pago vinculados a los resultados directos de la producción de bienes y servicios, no tienen límite en el salario que pueden devengar por sobrecumplimiento de los indicadores formadores previstos en el sistema de pago, evaluándose siempre que no se deterioren otros indicadores de eficiencia planificados, incorporados en el sistema de pago", y el segundo que: "Cuando en la aplicación práctica de un sistema de pago, el cumplimiento alcance niveles superiores a un 140 % del salario de los trabajadores, o por el contrario sean inferiores al 70 %, se deberá de inmediato realizar un análisis en su consejo de dirección, para determinar si el nivel salarial formado se corresponde con los resultados de eficiencia alcanzados, con el objetivo de que si existe alguna deficiencia o violación en este tema, pueda tomar oportunamente, las medidas correctivas que procedan".

Algunos opinarán que no existe contradicción, yo pienso que sí, pero si yo no tuviera razón, entonces sería evidente que existe una mala interpretación del artículo 384 del Decreto 281; lo que sí nadie puede negar es que en la práctica sí existen límites al salario, y no creo descubrir nada nuevo si afirmo que límites que se le pongan al salario serán límites que se le estarán poniendo a la productividad del trabajo.

Uno de los grandes temas en debate hoy en cualquier esquina es el clásico cuento del huevo y la gallina; por un lado se plantea que para aumentar los salarios es necesario aumentar primero la productividad, y por el otro que para que aumente la productividad hay que subir primero los salarios. ¿Cómo romper el círculo vicioso? ¿Cómo lograr aumentar la productividad del trabajo al mismo tiempo que aumentamos el salario? Pienso que la mejor manera de hacerlo es conectando directamente el salario con la productividad del trabajo. Y hay un parámetro que todos escuchamos cotidianamente que los conecta. Me refiero a la relación salario medio-productividad.

Pero, ¿qué dice la legislación vigente? Que la productividad del trabajo es un indicador general de eficiencia y no puede tomarse como indicador formador del salario de los trabajadores vinculados directamente a la producción.

Lo mismo sucede, por ejemplo, con las utilidades. Con total honestidad digo que para mí es un contrasentido. Tal vez la legislación vigente se refiera a la productividad del trabajo general de toda una empresa. Yo me refiero a la productividad de las unidades empresariales de base: agencias, departamentos, brigadas o grupos de trabajo. De cualquier modo a mí no me queda claro. Entonces volvemos a la disyuntiva anterior, ¿contradicción o mala interpretación? En el tema salarios, debemos revisar todo nuestro marco legal con el objetivo de esclarecer contradicciones en nuestras leyes, y de no haberlas, entonces redactarlas de manera tal que no den margen a interpretaciones erróneas que pongan límites al salario.

En este tema también subyace el aspecto psicológico. Muchos directivos se "asustan" cuando un trabajador gana lo que ellos consideran un salario alto, aunque esté respaldado por una productividad elevada. ¿Cuánto es un salario alto? ¿Cuánto estamos dispuestos a pagarle a un trabajador? ¿Cuál es el límite? ¿Están los límites en nuestras leyes o en nuestras mentalidades? ¿O están en ambas?

Al respecto me gustaría hacer un pequeño recordatorio. En su momento, se despenalizó la tenencia de divisas, lo cual de hecho legalizó el envío de remesas desde el exterior. Por supuesto que no estoy en contra de las remesas. Pero si se analiza detenidamente, es, para quien la recibe, un ingreso que no es proveniente de su trabajo propio, sino del pariente o amigo que se la envió, y generalmente muy por encima del salario más alto que reciba cualquier trabajador cubano. Entonces, ¿por qué asustarnos si alguien percibe un salario alto que ha sido producto del trabajo honrado y eficiente? Si despenalizamos la tenencia de divisas y con ello autorizamos las remesas, ¿por qué no pagarle al que trabaja honradamente todo lo que produjo honradamente?

En la edición de Granma del jueves 2 de diciembre del pasado año, el periodista Rolando Pérez Betancourt escribió: "El que trabaja honradamente tiene que ver el resultado económico de su esfuerzo sin que nadie se espante. Hay una coronación moral indiscutible en el hecho de que uno se eche en el bolsillo lo que ha sudado".

El pasado viernes 29 de julio, leyendo el Granma, encontré un artículo del periodista Juan Varela Pérez sobre los debates de la Comisión Agroalimentaria de nuestro Parlamento, donde se dice: "... Varios diputados intervinieron con ejemplos de sus bases respectivas sobre lo que representa en la baja producción de carne de cerdo, de ave, vacunos y otras crianzas, la Resolución número 9 del 2008 del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social que, en su Artículo 42, impone topes al salario a devengar en escalas que no dan margen a una vinculación más efectiva a los resultados. Predominó en el seno de la Comisión el criterio de que esa distorsión debe ser resuelta cuanto antes, pues hace crónica la ineficiencia productiva en los sistemas productivos estatales en indicadores clave como huevos, peso del animal al sacrificarse, toneladas de pienso por tonelada de carne, incremento de gastos por uso de medicamentos, pérdidas por muerte y muchos otros... ".

Inmediatamente busqué el Artículo 42 de la Resolución 9 del MTSS y resulta que es exactamente igual al artículo 384 del Decreto No. 281 del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, mencionado anteriormente.

Coincido plenamente con la apreciación de nuestros diputados, y añadiría que esa distorsión debe ser resuelta cuanto antes.

Si trabajamos y producimos más, queremos ganar más y vivir mejor. Así ganamos todos. Solo así habrá más más socialismo.

H. R. Rondón Yero

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