Publicadas el 10 de junio de 2011

El ejercicio legislativo debe ser perfeccionado

En el 6to. Congreso del Partido dos cosas quedaron claras: 1) Que nuestra sociedad está sedienta de actualización y adecuaciones 2) Que en algunas instituciones y actividades urge romper la inercia prevaleciente y acelerar el paso, sin apresuramientos pero sin pausas.

Considero que no hay que temerle a la innovación constante, ni a la búsqueda permanente de alternativas de mejoras. El socialismo, que es un sistema joven y aún inmaduro, tiene muchas posibilidades inexploradas y un vasto campo para crear y crecer. El camino recorrido ha demostrado que no es nada saludable aferrarse a prácticas y conceptos que, durante años, no dan resultados. Inclusive aquellos que han experimentado éxitos deben estar sometidos incesantemente a un examen riguroso, con miras a su perfeccionamiento continuo.

Estamos plenamente conscientes de que en algunas esferas de la sociedad cubana urge inyectar altas dosis de dinamismo y versatilidad, pues han transcurrido décadas y no han logrado atemperarse totalmente a las nuevas situaciones. Han caído en el inmovilismo.

En el campo legislativo, por citar solo algunos ejemplos, el avance es demasiado lento. En materia laboral muchas regulaciones han marchado a la zaga de las necesidades; la dispersión de normas es abrumadora; hemos renunciado injustificadamente a los beneficios de un Código de Trabajo, que en lugar de ser actualizado cuantas veces sea necesario, se ha convertido en un fósil.

Si revisamos la Constitución, existen muchas reservas de leyes que siendo obviamente necesarias, nunca se han promulgado; algunos preceptos se han convertido en letra muerta. Lo mismo sucede con la legislación económica y otras ramas del derecho. En lo concerniente al fortalecimiento del Sistema de Dirección y Gestión Empresarial Cubano (Decreto Ley No. 252, Decreto No. 281), estamos detrás de las realidades del país y del mundo, lo que nos ha traído no pocos problemas. Asimismo he visto normas legales promulgadas con demasiadas lagunas, otras que dan pie, sin necesidad alguna, a un sinnúmero de interpretaciones.También he visto cómo un cuerpo legal dictado contradice normas de mayor rango, etc.

No tengo dudas de que, en este campo, han faltado estrategias y sistemas de trabajo. Hemos carecido, en la práctica, de un Centro Integrador de Acciones Coordinadas, capaz de visualizar oportunamente los problemas, las necesidades constantes de actualización; capaz de alertar a tiempo, y de dar el seguimiento correspondiente.

Apremia evaluar la justa medida en que el ejercicio legislativo debe ser perfeccionado y elevado a un nivel superior de rigor y de calidad. En nuestro país existen las instituciones necesarias y una cantera inmensa de profesionales competentes de la jurisprudencia y otras especialidades, que mucho pueden aportar en este sentido.

Al mismo tiempo que actualicemos y perfeccionemos nuestra labor legislativa, obligatoriamente tenemos que enfrentarnos a un monstruo que, por disímiles causales, se ha hecho notablemente fuerte: el incumplimiento, muchas veces impune, de las regulaciones legales y el quebrantamiento —continuado, archiconocido y archipermitido— de la legalidad socialista.

Alrededor de este último asunto gira un fenómeno muy importante: el control y la preservación de la legalidad. En nuestro país esa tarea está encomendada a la Fiscalía General de la República. Muchas veces me he preguntado: ¿Cuenta la Fiscalía con los resortes y mecanismos necesarios para, dentro de la realidad cubana actual, y en el marco de las nuevas circunstancias, lograr un desempeño eficaz en esta dirección? No tengo dudas de que este tema necesita ser seriamente estudiado y reevaluado, sin improvisaciones, pero sin dilaciones.

Al valorar integralmente la problemática narrada, no es complejo concluir, que mucho resta por hacer en torno a ese pilar indiscutible de la continuidad histórica de la Revolución y del Socialismo en Cuba, que es la institucionalidad.

En la Cuba de hoy son muchas las actividades, ramas, instituciones, organizaciones y también personas que continúan atadas al anacronismo de varios lustros atrás. El Congreso de nuestro Partido trazó pautas con vistas a actualizar todo lo que debe ser actualizado. La Conferencia Nacional del Partido en enero del próximo año tiene ante sí inmensos retos.

A. Ávila Escalante

¿Ahorro o despilfarro?

Con indignación leí el trabajo publicado en Granma, Más allá de la sequía, del 24 de mayo.

Resulta increíble "para un ciudadano simple" que se diga que el tanque de la conductora principal del acueducto El Gato, hace años vierte cientos de litros de agua por segundo y se alegue que la supresión de salideros no está en el plan de inversiones, además que no existen proyectos ni financiamientos para el mismo. ¿Quién o quiénes son los responsables (aparte del bloqueo) de la falta de previsión, quién no lo presentó, quiénes no lo aprobaron?

Se dice que existen siete puntos críticos, entre ellos el del puente de la Monumental que vierte o mejor dicho despilfarra 700 litros de agua por segundo.

Una elemental operación matemática de multiplicar estos 700 litros para llevarlos a un minuto y después a una hora y suponiendo que solo funcione 10 horas diarias, daría la astronómica cifra de 2 526 000 litros diarios, puede continuar calculando y llevarlo a un mes, un año o dos, dejémoslo de tarea a los responsables de este desatino.

¡Esto es solo un salidero!

Dice el periódico que al Estado le cuesta 0.56 centavos un metro cúbico de agua, haga otra operación matemática y llegará a la conclusión de que es insostenible la teoría de la falta de financiamiento.

Podemos calcular el daño material y otros, pero el daño social, moral y ético al hablar de ahorro, hace real el refranero popular al decir que ahorramos kilos y botamos pesos.

G. Arredondo

Opinión sobre las respuestas

De inicio quiero aclarar que escribo con el único propósito de emitir mi opinión de los diferentes temas que aquí se publican, con la aspiración de aportar "mi granito de arena" al empeño que ha puesto la gran mayoría de nuestro pueblo de enderezar el rumbo en la construcción del socialismo cubano, empeño que estará muy lejos si seguimos permitiendo respuestas como la brindada a este periódico el 27 de mayo por el compañero de ferrocarriles, sobre los desmanes que se ¿sucedían? en el tren de Villa Clara a varios lugares del centro del país.

Quiero decir que cuando leí esa respuesta, no podía creer que ese funcionario en vez de referirse a los hechos narrados, los responsables y las causas que lo originaron u originan, se haya dedicado a hacer una apología del trabajo que se viene haciendo en el transporte ferroviario. Yo me pregunto: ¿estará claro el mencionado directivo de la gravedad de lo que acontece en dicho tren? ¿Sucederán estos problemas en otros trenes?, ¿y el control interno?, ¿y el famoso "plan de prevención"? ¿Dónde están?

Si usted lee detenidamente los elementos aportados en esa respuesta se dará cuenta de que si no hay denuncia, la vida sigue igual, se dará cuenta que aun con miles de planes de prevención, seguimos siendo vulnerables, se dará cuenta que ningún plan sustituye el tocar las cosas con las manos, el ir a la base, vincularse con las masas, ver lo que está sucediendo en cada lugar. Es doloroso que la dirección de nuestra Revolución ponga los pocos recursos con que contamos en manos de funcionarios que luego no sepan sacar de ellos lo que se espera.

Aplaudo y felicito a la joven y muy capaz periodista Leticia Martínez, por el trabajo publicado en este diario el 30 de mayo y que se refería entre otros temas a quererlo dirigir y controlar todo desde una reunión y lo peor de esa verdad es que eso es una enfermedad crónica que se ha enraizado a todos y en todos los niveles y con la que habrá que batallar duro para vencerla.

J. de la Cruz Vázquez

Metas de multa, sí

Para entender el trabajo del inspector hay que ser inspector, odiados e incomprendidos por muchos contraventores y respetados y bienvenidos por otros que cumplen con las normas establecidas, sin olvidar a los que solo piensan en el saboreo con detestables actitudes. Coincido totalmente con el lector Bello Lazo en que las indisciplinas sociales se han convertido en algo normal y cotidiano, y cuando actúas en contra de estas siempre eres el villano.

Soy inspector de la Dirección de Inspección Integral en el municipio de Gibara, provincia de Holguín, donde un supervisor aplica cuando menos diez decretos y como meta, aunque a Bello le cause asombro, debemos poner dos multas diarias, 48 mensuales, además de justificar una cuantía, elevada por cierto; como es necesario trabajar en parejas esto se traduce a cuatro multas diarias, 96 mensuales y una cuantía entre 4 000 a 6 000 pesos; situación esta muy polémica pues donde encuentras un infractor involuntario como lo denomina Ivette Fernández Sosa en su articulo ONAT, retos..., que aparece en Granma del 27 de mayo, te encuentras en la disyuntiva de aplico multa, cumplo y cobro estimulación o educo, apercibo, no cumplo, me analizan y no cobro mi estimulación.

Con la política de disponibilidad, personas sin ningún tipo de experiencia tratarán de desenvolverse en un mundo nuevo, llámese cuenta propia, negocio donde con poca orientación de qué debe y no debe, se encontrará siendo visitado por el famoso inspector.

Pienso que no podemos compartir la misma cama con el infractor, el ilegal, el que incumple las normas jurídicas a sabiendas de que el país necesita que todos contribuyan en la actualización de nuestro modelo económico, pero también está quien merece un consejo, un apercibimiento en su momento hasta un "éxitos en tu trabajo" y no ser mirado como una estadística fría, un cumplimiento o una meta. He escuchado a compañeros decir: "... con esta ya cumplo", que deja mucho que desear, tal vez presionado por las metas orientadas, además de impedirte hacer un trabajo serio en entidades con problemas. Pienso que esta política deba cambiar y reconocer a quien cumple, hacer valer la ley a quien la burla pero tener la posibilidad de orientar a quien por inexperiencia se mueve entre estos.

D. Ramos Catala

Afectaciones por ruido excesivo: algunas consideraciones

El ruido excesivo y las afectaciones que provoca a una parte importante de la población por la exposición permanente al mismo proveniente de fuentes generadoras de carácter doméstico o desde instalaciones culturales y recreativas pertenecientes a instituciones estatales, es uno de los temas que ha sido abordado con gran sistematicidad y profundidad por la prensa escrita en los últimos tiempos.

En todos los casos se hace referencia con gran precisión a las consecuencias nocivas de este fenómeno para la salud humana, a las normas y regulaciones vigentes en esta materia y a la impunidad e indolencia reinantes.

Son también numerosas las quejas de la población que ha publicado la sección Cartas a la Dirección de este periódico desde todas las regiones del país, incluyendo la Isla de la Juventud, y a pesar de todo ello, todavía no ha aparecido un pronunciamiento oficial del CITMA y el MINSAP, que son los organismos rectores en esta materia, en función de hacer cumplir todo lo legislado, ni de la PNR que tiene también obligaciones al respecto.

Es el momento de tomar medidas severas con los ruidosos o con quienes propician o permiten este fenómeno, nada ni nadie debe poseer la "sacrosanta" potestad de violar impunemente las leyes.

No se trata de una cruzada contra la recreación o la diversión de la juventud en particular o del pueblo en general, la recreación sana y culta para el pueblo es un anhelo permanente de nuestro gobierno revolucionario, pero no es sana la recreación a base del actual bombardeo decibélico que rompe los tímpanos y mueve el corazón y no es culta la recreación a base de letra y música de pésima factura, acompañada invariablemente de la animación, en franca competencia con el ruido, incitando a la "bullita", la grosería y la chabacanería.

En la actualidad, con el inusitado desarrollo tecnológico de los equipos de audio y sonido, con la gran cantidad de baffles que poseen las discotecas itinerantes, con el abuso excesivo de los efectos sonoros que van desde las sirenas de alarma aérea hasta la rotura de cristales, y la política de dejar hacer, dejar pasar, porque la "recreación" del pueblo es lo primero, resulta imposible lograr alcanzar los rangos de decibeles humanamente soportables establecidos por la normas cubanas y la OMS, por tanto reitero que urge, para el bien de todos los afectados, hacer cumplir las leyes, normas y regulaciones, sin muchos paños tibios.

N. Madruga Sosa

Una vez más, la bandera

Sin ánimo de convertir el tema en una controversia, pero aprovechando la oportunidad que ofrece el espacio para expresar criterios, quiero brindar los míos al respecto.

De lo ya publicado comparto algunas razones y otras no. Me sorprende y me cuesta trabajo creer que se confunda, a no ser ex profeso, a cubanos con españoles por no traer un símbolo distintivo, pues aun en los casos en que no haya visibles diferencias de biotipo —sí las hay— en la forma de hablar el idioma que compartimos, además de que así como algunos cubanos utilizan símbolos foráneos, lo mismo hacen algunos extranjeros con los nuestros.

A mi modo de ver, bandera y escudo son símbolos solemnes que no deben usarse como si fueran solapines identificativos, máxime cuando existen otros (la palma, el tocororo, la flor de mariposa) que pueden llevarse de manera menos formal: bordados, pintados, como prendedores, calcomanías o pegatinas, en prendas de vestir, carteras y gorras. Y si recorriéramos la isla encontraríamos muchos más, por ejemplo: el abrazo del jagüey y la catalina en La Demajagua (considerado por el poeta César López como "la pugna entre ser escultura y ser historia").

En cuanto a los citados collares de cuentas, repaso en mi memoria y no recuerdo a nadie que, antes de usarse estos, llevara la bandera al cuello; lo que me hace pensar que son usados, principalmente, por moda.

Es cierto que vivimos en un mundo globalizado, pero no podemos convertirnos en papalotes tirados por la cuerda de la globalización a pesar de su influencia innegable e inevitable, como tampoco podemos culparla de todo lo que ocurre. No es ella la responsable de que los mismos niños que cantan de forma vivaz y en letra correctamente aprendida "ven y calma mi dolor¼ " entonen el Himno Nacional con desgano, de carretilla y diciendo "en cadena es vivir es vivir". Y qué decir de jóvenes y adultos que lo hacen como con pena, bajando paulatinamente la voz hasta reducirlo a un murmullo.

Me disgusta, sí, ver la bandera detrás de un sofá en el vestíbulo del restaurante "Las Américas" de mi ciudad (Manzanillo), pintada cubriendo totalmente una tumbadora, como cartera en los hombros de graciosas pioneritas, en esas camisetas que dan la impresión de dos banderas unidas y adaptadas a ese fin, y de tantas otras formas ajenas al respeto que le debemos.

Termino diciendo que para mí, la bandera ondeando en lo más alto del asta no está distante, está al alcance de todas las miradas sin distinción, es el rostro de la madre que el niño contempla desde su pequeñez. Tratémosla, pues, con la dignidad que ella merece.

V. Fernández Fornaris

Sobre la poda de árboles y la temporada ciclónica

Me motiva a escribirles la temporada ciclónica que acaba de comenzar.

En los municipios de La Habana hace varios años que no se podan de manera preventiva todos los árboles que ya sobrepasan notablemente los cables eléctricos y telefónicos; las últimas podas que recuerdo frente a mi casa fueron hechas dejando largas ramas a los lados de los cables como si fueran grandes tijeras. Es habitual que una lluvia no muy fuerte nos deje sin electricidad por algunas horas.

Pregunto: ¿qué sucederá si tenemos la desgracia de que pase por la capital o su periferia un fenómeno meteorológico de determinada intensidad?

¿Cuál sería el costo de los daños causados a esas redes aéreas, a las edificaciones y los que se derivarán por las afectaciones laborales y las tareas de recuperación?

Me preocupa mucho no ver acciones concretas que prevengan los daños, ahora que estamos a tiempo todavía.

F. Morón Rodríguez

Indisciplina atenta contra esfuerzo

Es doloroso ver cuánto esfuerzo hace nuestro Gobierno, cuánto se hace por cambiar la mentalidad de nuestros obreros y dirigentes, cuánto queremos "cambiar todo lo que debe ser cambiado" para el bien y la prosperidad de nuestra Revolución, guiados por Fidel y Raúl, que sabemos que apenas descansan atendiendo los más disímiles problemas de la nación y, sin embargo, hay todavía personas inescrupulosas e inconscientes que no acaban de interiorizar el llamado a la disciplina, a la racionalidad al que nos han convocado a todos para salir adelante.

A principios de la semana pasada se realizó un trabajo de pavimentación en la calle 3ra. e/ Acosta y Lagueruela y en la calle 3ra. e/ Lagueruela y Gertrudis, reparto Lawton, municipio de Diez de Octubre, y realmente da pena ver el trabajo que allí se realizó. No rasparon la vía como usualmente se hace para que quede bien pavimentada la calle. Con los muchos huecos que tienen esas dos cuadras solamente pavimentaron dos pequeños tramos, el resto de las dos cuadras antes mencionadas se quedaron igual, con los mismos huecos esperando ser tapados, el trabajo realizado tiene pésima calidad. Yo no soy especialista pero sí he visto otros trabajos que han quedado mucho mejor, y cualquiera que lo observe puede percibirlo; los propios vecinos han quedado enfadados al apreciar lo hecho, y los comentarios negativos son tantos que no vale la pena mencionar aquí.

Los trabajadores simplemente alegaron que se les había acabado el material; yo digo que fueron a trabajar sin material porque prácticamente no hicieron nada, parece que solamente se preocupan por trabajar bien en las avenidas porque todo el que pasa por allí (incluyendo a sus jefes) detecta lo mal hecho, y por las calles interiores nadie pasa ni supervisa, como es el caso que denuncio.

Resulta inconcebible que con todo lo que se ha hablado de disciplina, que es mejor no hacer las cosas antes de hacerlas mal, que no debe haber apresuramientos, que tenemos que ser racionales, entre otros aspectos, tengamos la desdicha de ver cosas como estas que siguen pasando. Es mucha la indolencia de muchos, y la nostalgia de otros tantos que como yo, desean ver otra mentalidad en la gente y cuando vemos cosas como estas simplemente pensamos: "parece que nunca vamos a cambiar".

A. E. Quintero Perojo

Negligencia al descubierto

Les escribo para hacer denuncia pública de la indolencia, la irresponsabilidad y la apatía de los funcionarios de la empresa ESICUBA sita en la calle Cuba esquina a Obrapía en el Centro Histórico de La Habana Vieja, cuando el Gobierno realiza grandes esfuerzos para controlar al vector Aedes aegypti. En la azotea de la citada empresa se encuentran los tanques plásticos nuevos completamente destapados con toda intención encontrándose las tapas tiradas en el suelo muy cerca de los mismos. Me pregunto: ¿Quién exige responsabilidades por tamaña negligencia?

M. González Paz

Envíe su correspondencia a:
Periódico Granma. Departamento de Atención al Lector. General Suárez y Territorial. Plaza de la Revolución. La Habana, Cuba. Código Postal: 10699. Zona Postal Habana 6, Apartado Postal 6187 o al correo electrónico: cartasaladireccion@granma.cip.cu Teléfonos 881 9712 o 881 3333, extensiones: 143,145, 148, 177.
 

 

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