Publicadas
el 29 de octubre de 2010
Justicia social con Eficiencia
Estoy conciente, como la inmensa mayoría de los
cubanos, de las necesarias transformaciones que debe de enfrentar
nuestro gobierno en la búsqueda de un socialismo eficiente, único
modo en que el mismo podrá sobrevivir en las actuales
circunstancias, mas considero que se pasan por alto un sinnúmero de
aspectos vitales para ascender este inevitable escalón. La
Revolución cubana ha sido durante mas de 50 años, ejemplo de
revolución de pueblo y es un hecho que la misma solo se ha mantenido
por contar con el apoyo popular, aun en lo mas crudo del periodo
especial.
Las medidas actuales, sin embargo, son medidas
necesarias, y responden a múltiples causas internas y externas. En
la mentalidad de nuestro pueblo se han sedimentado la confianza
inequívoca en la obra social de nuestra revolución. Pero tropezar
con este nuevo cambio de vida por una parte importante de nuestro
pueblo, pone en juego mucho más que un empleo. No sin causa V.I.
Lenin expresara: "Si los axiomas matemáticos conspiraran contra los
intereses humanos, serían revocados".
El costo de no llevarlo a cabo adecuadamente seria,
a mi criterio, de peores consecuencias que el no realizarlo.
Este es un proceso difícil, que puede degenerarse
muy fácilmente si no se lleva a cabo con la responsabilidad,
seriedad y atención que requiere. Desde la comisión de expertos de
la base, hasta los niveles mas altos en los diferentes Ministerios.
Es esta la diferencia fundamental que el mismo posee
con las medidas de choque aplicadas en diferentes países de modelos
capitalistas . A mi juicio no deben ser fijadas metas para el mismo,
como se ha venido informando, debe ser un proceso ininterrumpido,
paulatino y de modo que permita controlar de manera sistemática el
actuar de los trabajadores en activo, así como la incorporación y
reubicación de nuevos puestos laborales.
Por otro lado se hace entonces urgente la
preparación de las oficinas ONAT, para la atención eficiente a los
miles de trabajadores que tendrán que buscar vías alternativas para
su subsistencia laboral y humana, pues en la actualidad, la
morosidad, la burocracia y el freno son características propias de
este organismo.
Las reglamentaciones, ya publicadas en la Gaceta
Oficial, para el ejercicio del trabajo por cuenta propia, despejan
muchas dudas sobre el proceder de este trabajo alternativo, mas soy
del criterio que en muchos casos no se toma en cuenta el volumen
importante de trabajadores que en todo el país tendrá necesidad de
recurrir al mismo, y se gravan impuestos muy por encima de las
posibilidades reales de ser cubiertos como alternativas estables y
seguras para el ciudadano honesto que deseamos en nuestra sociedad.
Es por esto que valdría la pena una retroalimentación constante para
perfeccionar y rectificar, cuando sea el caso, las leyes que en este
caso deben de equilibrar la eficiencia con la justicia social.
Nuestro socialismo es de todos y la responsabilidad
de cumplir y mantener lo alcanzado, no tiene metas, reglamentaciones
o comités de expertos. Es importante entonces el actuar responsable
de todos, y el ajuste coherente de las leyes que necesitamos que
sean cumplidas.
J. Imbert G.
Preocupaciones sobre la integralidad en la solución
de los problemas
Desatar los nudos que atan el desarrollo de las
fuerzas productivas presupone motivar a las personas a entregar el
máximo de sus reservas para adquirir los bienes a que aspira
cualquier ser humano, desde los alimentos hasta la vivienda o el
auto, y que sea su aporte, cuantitativo y cualitativo, lo que ponga
el techo a cada cual.
Más importante que el salario nominal es su
capacidad de compra¼ Los que han ganado
CUC por decenas y centenas quizás no comprendan mis palabras.
Multiplíquense esas estimulaciones por 25 y comprobaremos
diferencias abismales de ingresos, muy distantes, de la justa
distribución que precedió al período especial. La motivación para
trabajar es indispensable para resolver el problema de la vagancia y
superar el delito, la corrupción y las ilegalidades.
Resulta imprescindible que regresen los rangos de
salarios, adaptados a las circunstancias actuales que permitan
eliminar los subsidios. Saberse subsidiado, rebaja la autoestima.
Creo que además de escuchar las opiniones, hace
falta actuar en correspondencia cuando se demuestre que son válidas,
aunque no estén en sintonía con las preconcebidas. ¿Por qué destruir
carros nuevos mientras existen tantas necesidades estatales y
particulares? ¿Cómo una empresa va a fabricar guarandingas mientras
en otra, modernos ómnibus se deterioran durante meses en patios a la
intemperie, sin buscársele destino?
Si bien las hornillas fue una solución en su momento
hay que analizar a la luz de hoy, cuánto ahorraríamos al país y a la
familia buscando alternativas más baratas que disminuyan el gasto
eléctrico. Si un día hubiéramos puesto alcancías a los carros
estatales con un por ciento de la recaudación para el chofer quizás
no sufriríamos hoy la vergüenza de que se ha generalizado el cobro
del ciento por ciento para el bolsillo personal.
Por la blandenguería de autoridades para hacer
cumplir la ley se levantan casuchas ilegales a la vista de todos,
para que después el "estado protector" busque el agua, la
electricidad y hasta materiales de construcción porque un huracán
las destruyó.
Después de mirar con ojerizas durante años al
trabajador por cuenta propia hay que trabajar para mejorar su imagen
en la psicología popular para lo cual es preciso asegurar la
limpieza de su labor. No aceptamos que funcione ilegalmente el
chapistero, que no tiene acceso legal al oxígeno y el acetileno. ¿Se
le venderá legalmente la madera al carpintero? ¿Y dónde adquieren el
azúcar los que producen alimentos o el combustible los boteros? ¿Nos
contentaremos con creer que pagan los altos precios en divisas? ¿No
se incrementará el desvío de recursos?
Pongamos cámaras en nuestros almacenes, donde hacen
más falta que en los hoteles.
Debemos complementar la sabia decisión de entregar
en usufructo las tierras ociosas con la solución definitiva de los
problemas de la comercialización de productos agropecuarios, y la
aplicación de la "vieja" ley de la oferta y la demanda no será la
solución mágica. Bien sabemos que desde que se aplicó en la
agricultura urbana, son más caros los vegetales y en los puntos de
venta de muchos organopónicos venden lo que no producen y les
reporta mejores dividendos. La política de precios topados
constituye una herramienta insustituible del Estado socialista para
evitar los abusos y adecuarlos a las circunstancias y
características de cada territorio, lo que refuerza la autoridad de
los Consejos de la Administración. Y está claro que no hay que topar
todos los productos, pero una cosa es la chirimoya o el marañón y
otra el tomate o el pepino. Afortunadamente tenemos memoria. Nadie
olvida el disparo de los precios del frijol que ofertaban en los
"mercados de oferta y demanda" en medio del navajazo provocado a la
economía por aquellos crueles huracanes del 2008, lo que fue
corregido de inmediato por la vigorosa decisión estatal de toparlos.
Bueno. ¿Pues, qué va a pasar ahora con los frijoles? Los vendedores
de esos mercados han duplicado su precio en poco tiempo y no dudo
que los sigan subiendo impunemente.
Para resolver todos estos problemas hace falta
fortalecer lo que se ha llamado "política de cuadros", promover a
aquellos que no pongan condiciones para asumir responsabilidades,
sitúen la amistad por encima del deber, o les falte incluso
valentía, como los conozco, para responder una simple reclamación,
sino aquellos dispuestos a entregarse en cuerpo y alma a las tareas,
y dicen lo que piensan sin medir consecuencias personales.
Cuando Fidel dijo que en el pueblo había "muchos
Camilos" quiso decir que hay muy buenos jefes potenciales, en la
cantera de abajo, entre los miles que combatieron en Angola y
Etiopía, o son vanguardias en sus centros de trabajo, aunque su
verbo no sea tan fluido como aquellos que escalan a puro léxico y
cuando establecen relaciones, son después de esos que se caen de un
lado para otro y hasta para arriba, como reyes Midas al revés que
todo lo que tocan lo corrompen.
La Patria vive un momento excepcional de su
historia. Tenemos la suerte de contar con la dirección histórica. No
perdamos la oportunidad de cambiar a tiempo todo lo que deba ser
cambiado, sin renunciar a un solo principio.
J. Alvarez López
La disciplina: clave de la victoria
Aunque la mayoría de los temas que envían los
lectores están relacionados con la economía y la distribución,
quiero insistir en la necesidad que todos tenemos de rescatar la
disciplina, como única fórmula para vencer cada uno de los retos que
a diario enfrentamos en la economía, la educación, el deporte y en
todo lo que hacemos.
El que dude de esta afirmación lo invito a leer el
libro La Victoria Estratégica del Comandante en Jefe y los capítulos
que se han venido publicando en Granma de La Contraofensiva
Estratégica.
En ellos uno se percata de cómo Fidel fue educando a
cada uno de los combatientes, oficiales y jefes de columnas, de que
la indisciplina no se podía permitir en ninguna circunstancia y
cuando estas se producían usaba la critica constructiva y, si era
necesario, la sanción aunque les reconociera su heroísmo en el
combate, porque ante todo confiaba en la vergüenza de los hombres.
En varios capítulos se reflejan estos señalamientos
a compañeros que en condiciones muy difíciles se jugaban la vida por
alcanzar la independencia de la Patria. El ejemplo personal del
Comandante en Jefe y su prédica constante por la disciplina
contribuyó a la formación de valiosos cuadros de la Revolución tal
como posteriormente se ha demostrado.
Pienso que la victoria contra un ejército muy
superior en cantidad de hombres, armamentos y en logística, se logró
porque además de los ideales que inspiraban a los revolucionarios,
había disciplina y nunca se dudó en decir la verdad, aunque esta
fuera el reconocimiento de una debilidad o de una traición como tan
sabiamente nos cuenta Fidel en ambos libros.
¿Por qué permitir entonces las indisciplinas en la
situación actual? Diferente en escenario pero tan difícil y compleja
como aquella y contra el mismo enemigo.¿Por qué cuando se adoptan
medidas contra ellas y con las personas, funcionarios o cuadros que
las cometen o las permiten no siempre se informa a la población para
que estas sirvan de alerta y no se repitan?
Sabemos que cuando dejamos de informar los enemigos
se aprovechan de ese vacío para distorsionar la realidad, tal como
intentaban hacer con los partes de guerra de la dictadura de Batista
y que la Radio Rebelde de la Sierra Maestra desmentía con la verdad
de los hechos.
Al leer estos dos magníficos libros, creo adivinar
el interés del Comandante en Jefe en terminarlos e imprimirlos para
que la población tuviera una visión de cuál fue la estrategia de la
lucha revolucionaria, llena de heroísmo y dificultades, pero
convencido de su razón y de que la disciplina era la clave de la
victoria.
A. Arteaga Pérez
Sobre Más valen las cuentas claras
En el día de hoy acabo de leer el artículo Más valen
las cuentas claras de las periodistas Leticia Martínez y Yaima Puig,
que ha venido a satisfacer las expectativas de una gran parte de la
población ávida de información proveniente de los organismos
centrales del Estado en referencia a los cambios que en materia
laboral, económica, tributaria y legislativa se avecinan.
Si bien el material periodístico no brinda toda la
información final que esperaba la población (¿Cuánto debo pagar por
tal actividad?; ¿Dónde debo pagar?; ¿Cuándo debo pagar?), el mismo
contribuye a ir formando entre los lectores las bases de una cultura
tributaria que hasta el momento no formaba parte de nuestros
atributos.
Sin embargo, a la par de mi satisfacción por la
publicación de artículos como este, quisiera detenerme en un aspecto
que resulta a mi juicio digno de reflexión y cito: "Es oportuno
señalar que los ingresos que se obtengan por el cobro de los
impuestos a los trabajadores por cuenta propia serán cedidos a los
presupuestos municipales, lo cual contribuirá a potenciar el
desarrollo económico en las localidades, dijo Octavio Beltrán,
Director Provincial de Finanzas y Precios de la provincia de
Guantánamo".
Si bien no es nuevo que se proceda así con esos
ingresos, ni la población, ni los organismos, ni las
administraciones del gobierno en las localidades, nunca lo habían
interiorizado así, de ahí que nadie se preocupara por quién
tributaba y quién no tributaba, ya que nadie veía beneficio alguno
en esos tributos, y cuando digo nadie incluyo en primer lugar a
todas las instancias del gobierno en los territorios.
Soy de la opinión que en la medida en que todos
veamos reflejados de una manera más cercana el uso de los tributos
dentro de la comunidad, lograremos avances significativos en otros
campos que aparentemente no guardan relación con la política
tributaria en cuestión y que sin embargo, se verían muy
beneficiados, como son la higiene de la comunidad, la disciplina
social, la autoridad de nuestros delegados en las circunscripciones
que se vería reforzada cuando el municipio disponga de algún
presupuesto, por muy modesto que fuera, para acometer pequeñas
tareas que imposiblemente pudieran incluirse en los planes de los
organismos centrales del Estado por sus reducidas dimensiones, etc.
M. Cárdenas Rojas
Sí, hay que revisar las plantillas
Creo necesario revisar con profundidad cada puesto
de trabajo y empezar ahí mismo donde se producen la captación,
verificación, selección y contratación de la fuerza de trabajo en
una empresa, fábrica, establecimiento u organismo, debe ser por
donde se comience, pues en ocasiones el número de personas dedicadas
a esos procesos, genera un exceso improductivo de gasto de salario,
donde una sola persona con cierto conocimiento sería capaz de
hacerlo.
¿Para qué utilizar tantos psicólogos y especialistas
para contratar a un individuo, cuya fundamental función es reparar
un determinado equipo u operar una máquina perforadora o empacadora
o conducir determinado vehículo, si sus documentos muestran que se
graduó en esa especialidad y tiene determinados años de experiencia
en dichas funciones?, ¿por qué en una entidad, establecimiento,
empresa u organismo, se necesitan tantos jurídicos, como si
estuviéramos en el medio de un país capitalista, donde un abogado es
capaz de utilizar sus mañas para liberar de la justicia a un
tramposo empresario o político, burlar al fisco con sus artimañas o
dejar en bancarrota a una empresa similar con sutiles engaños?
¿Para qué tantos investigadores, sobre modernas
moticos, haciendo comprobaciones que antes se le solicitaban al
propio interesado o las tramitaba el especialista de personal del
centro?, ¿qué se ha ganado con todo ese engranaje?, ¿disminuyó la
indisciplina laboral?, ¿existen menos hurtos en las entidades?, ¿hay
menos desvío de recursos? Está demostrado que esas cosas disminuyen
cuando el jefe vela fieramente por los recursos que están bajo su
custodia.
Creo que en este tema hay mucha tela por donde
cortar, la necesidad de emplear a todos en cualquier lugar, la
necesaria política del pleno empleo, hizo que se crearan puestos de
trabajo innecesarios en algunos casos y con ello, cargos ficticios e
innecesarios también; muchos jefes nunca pensaron en el daño que le
causaría a nuestro pueblo inflar sus plantillas y burocratizarlo
todo sin control alguno, solo por el hecho de ubicar personas en
miles de cargos, que solo dañaban al Estado, a la Revolución, al
pueblo; así surgieron cientos de funcionarios y secretarias y
secretarias de secretarias, jefes de despacho y asesores, muchos de
ellos con poco quehacer, pero con cierto poder y algún recurso de
materiales de oficinas que no se limitan a lapiceros, gomas de
borrar, lápiz y papel; no, se extiende a mobiliarios sofisticados,
juegos de muebles cómodos y tapizados, computadoras, celulares,
autos y combustible, entre otros.
Pero no puedo dejar de mencionar a los famosos
custodios, yo provengo de una empresa representativa en nuestro
país, la EPEP de Occidente (Empresa Productora y Exportadora de
Petróleo), siempre fue importante el producto que en ella se
extraía; los pozos de petróleo, los tanques de petróleo, las
baterías de crudo y los diferentes centros logísticos en el mismo,
se custodiaban con aproximadamente 60 llamados CVP, llegaron las
guarniciones y se crearon compañías que llegaron a pasar de 200
hombres, con cierto grado sofisticado de equipos de transmisión por
microondas, transporte, hasta que aquella formación se convirtió en
una UEB, con el consabido aseguramiento en medios de servicios,
alimentación y transporte, psicólogos, asesores jurídicos, etc.
Había más custodios que perforadores.
En mi pequeño pueblo se construyó un
policlínico-hospital, algo muy añorado por la población, en él
laboran prestando servicio un considerable numero de médicos y
personal de servicio, en la cocina, la limpieza, la lavandería,
etc., Pero existen más custodios que médicos, enfermeras y técnicos
de la salud, parece realmente una unidad militar y me pregunto
constantemente ¿y para qué?, pienso que ni ellos saben realmente qué
deben hacer, preguntar o vigilar y chequear, creo que hay más
custodios en ese pequeño policlínico-hospital, que en el propio
Hospital Calixto Garcia, ¿no será un exceso de personal
improductivo?
No se trata de descuidar las propiedades del pueblo,
¿pero qué hace una recepcionista, un portero, un custodio y una
secretaria haciendo cuentos todo el día en un vestíbulo, que en
ocasiones ni atienden al visitante por no perder ni una pizca de la
conversación establecida?
Creo que las plantillas deben revisarse y compararse
con la de años anteriores y preguntarnos cuál era el resultado
productivo entonces y cuál es ahora, ¿qué se hacía antes con dos
personas en una determinada actividad, y qué se hace ahora con el
doble y hasta el quíntuple del personal en esa misma tarea?,
¿cuántas tareas importantes podía realizar un oficinista eficiente,
o el secretario del Director de un CAI, en un complejo agro
industrial y cuántas hacen 5 ó mas en esos mismos puestos, en ese
mismo complejo en la actualidad?
Creo que es hora de acabar con el preciosismo y
entrar de lleno en la eficiencia y la eficacia.
L. Campoalegre Sánchez
Contaminación sonora de la Feria de Carlos III
Comprendemos los múltiples y medulares asuntos que
ocupan sitio en estas páginas del periódico Granma de las cuales
somos asiduos lectores, pero necesitamos un pequeño espacio en busca
de ética y disciplina estatal: la música de la Feria de Carlos III
es algo que afecta la tranquilidad ciudadana de los vecinos a pesar
que lo hemos trasladado a organizaciones de base y otros niveles sin
solución. Desde los primeros meses del año esta Feria funciona todos
los fines de semana, no queremos referirnos a otras molestias que
ocasiona a la vecindad, pero sí específicamente a la música que nos
usa de diana en nuestros hogares. Para que se tenga una idea, el
horario de comienzo de la música de estas dos últimas semanas de
octubre es el siguiente: sábado 16: 7:30 a.m.; domingo 17: 7:30;
sábado 23: 7:25 a.m. y domingo 24: 7:00 a.m. ininterrumpidamente
hasta las 3 de la tarde aproximadamente, alcanzando decibeles que no
tenemos forma de medir pero sí de describir como tormentoso ruido en
ocasiones. Por favor, en nombre de los vecinos y en el mío propio:
¿A quién acudir para solucionar definitivamente esta
contaminación sonora, que no necesita del sinnúmero de todos los
recursos materiales y humanos que se mueven para garantizar esta
Feria, pero sí de respeto y una adecuada disciplina estatal?
R. Suárez Aguilar
Una preocupación sobre el café
Hace tiempo me cuestiono cómo es posible que los
bebés cubanos "aterrizan en la canasta básica familiar con un
paquete de café debajo del brazo".
Me horroriza pensar que el Estado hace cuantiosas
erogaciones en moneda libremente convertible para adquirir el café
necesario "para cubrir la demanda nacional".
"Demanda" ¿Es que acaso los niños y los jóvenes en
su mayoría, consumen esta estimulante bebida, que por demás es
considerada entre otras, creadora de adicciones?
Mi nieto de 17 años de edad, no toma café ni
acompañado de su desayuno. Decenas de miles de personas no lo
consumen tampoco, pero lo reciben en la canasta básica y les sirve a
algunos para especular; sin embargo, al consumidor, no le alcanza el
que recibe.
Con estos elementos ¿soportaría algún análisis
sociopolítico liberar al café de la libreta?
G. Briel Andino
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