Publicadas el 15 de octubre de 2010

La necesidad impostergable de bajar a los colectivos

Considero que nuestro pueblo es realmente organizado; es común que un cubano pertenezca simultáneamente a varios colectivos, sean gubernamentales o no, que existen en el país. Por ejemplo, en el caso de los trabajadores integramos un colectivo laboral, una sección sindical y pertenecer a otras en dependencia de la actividad que se realice y la calificación que se tenga; en la comunidad somos miembros activos de los CDR, la FMC, la ANAP, etc.

Todas tienen como basamento una determinada contribución social altamente positiva en diferentes esferas de la sociedad.

¿Cuál es la dificultad que nos está mutilando tan variados y nobles objetivos?, ¿por qué a pesar de que tantas personas estamos luchando por cumplir determinados propósitos, muy bien definidos en cada uno de estos colectivos laborales y/o comunitarios, no podemos exhibir resultados satisfactorios, salvo raras excepciones?

Considero que la causa fundamental de esto, es el distanciamiento que existe entre las direcciones de los diferentes niveles y los colectivos que componen la base, cuestión muy debatida en los últimos tiempos, pero que no termina de concretarse, al menos en la medida de nuestros deseos.

Por lo general, los planes son elaborados por los niveles centrales, sin previa consulta con los miembros que radican en las entidades laborales o se realizan con una participación muy limitada de estos, como ocurre con los planes de trabajo, producción o servicios, así como otras tareas que llegan fuera de planes, y resultan incomprensibles para los colectivos y que generan inconformidades y criterios muy atinados y reales que no pueden ser ni siquiera elevados a instancias superiores por los jefes de estos grupos, argumentándose que el nivel inmediato superior no lo entiende así y no se lo van a aceptar, y muchas veces el propio directivo de la base comparte, total o parcialmente, esos criterios; pero los esquemas ya establecidos y el lenguaje preconcebido matan toda iniciativa y creatividad, lo que no significa no realizar la tarea, sino ejecutarla de otra forma, en un mayor o menor tiempo, o tal vez por partes y sin los apuros que conducen a la baja calidad.

Es comprensible que bajo estas premisas, las tareas se asumen con un lógico formalismo, pues se sabe desde el inicio que por diferentes condiciones materiales y/o humanas no pueden ser cumplidas y todos sabemos lo que significa luchar por una meta que se sabe inalcanzable y que si fuera ajustada a la realidad el resultado sería diferente y el efecto político moral en el colectivo alcanzaría niveles superiores de pertinencia y creatividad.

De esta manera los representantes de estos colectivos laborales y sociales de la base ya saben lo que deben o no hacer, para beneplácito de sus superiores, o al menos no ser atacados en las reuniones o despachos que les corresponde realizar en las instancias superiores.

Deben ajustarse a metas y formas de actuación rígidas, ya orientadas y exigidas por quienes los dirigen, y jamás serán verdaderos representantes de los más genuinos intereses de sus subordinados, razón por la cual, se agiganta la brecha entre la realidad de la base y las aspiraciones concretas de los niveles intermedios, los colectivos no se sienten escuchados ni comprendidos, se deteriora la comunicación tan importante en los procesos de dirección, se actúa a ciegas y las personas dejan de ser el centro de nuestro hermoso y humano sistema social.

R. E. Pérez Grave de Peralta

Sobre materias primas

Hacia tiempo estaba por escribir al periódico para referirme al tema de las materias primas.

Realmente es una vergüenza que cuando uno pasa por las tiendas recaudadoras de divisas, las cafeterías, los hoteles, etc., observa como los tanques de la basura están llenos de cajas de cartón, latas de refrescos y cervezas, botellas, etc., sin que nadie haga nada.

Por otra parte la Empresa de Materias Primas tiene anuncios en la TV, pero en la práctica cuando uno se dirige a una de sus tiendas, casi nunca aceptan materias primas porque están llenas o porque no tienen dinero.

Cuando yo era niño, en mi barrio había una persona que tenía habilitado en el patio de su casa distintos anaqueles para clasificar la materia prima y compraba todo lo que le llevaran, desde un pomito de medicina hasta una batería de auto, además había personas con carretillas que cambiaban materias primas por jarritos, pirulís, pelotas, etc., por lo que casi nadie botaba nada.

Ahora que muchas personas quedarán disponibles, esta pudiera ser una opción.

B. J. Gómez Hernández

Puntos de vista

Creo que es necesario informar y divulgar el criterio autorizado de nuestros dirigentes, sociólogos, economistas, políticos, dirigentes sindicales, etc., pero también se debe tener en cuenta la opinión y el sentir de quienes trabajamos, de quienes día a día chocamos con esa ineficiencia institucionalizada (de las cuales somos parte y responsables sin duda), con el exceso de cuadros profesionales, personal de dirección y control, económicos, especialistas de recursos humanos, etc., etc. No digo que no hagan falta, pero en muchísimas empresas (según mi propia experiencia) se cuentan por decenas.

Las estructuras de dirección y administración en casi todas las empresas estatales y aun las de perfeccionamiento, cuentan con el mayor porcentaje de gastos de una empresa: altos salarios, estimulación en MN y divisas por resultados de la empresa y no personales, medios de transporte (los mejores), medios de comunicación con cobertura nacional e incluso extranjera, móvil, computadoras, material de oficina, viajes al extranjero, etc., etc.

A los trabajadores directos a la producción nos toca asumir todos esos gastos en nuestro plan de producción, trabajar sin los medios y recursos adecuados (muchos trabajadores garantizan por esfuerzo propio el mantenimiento o adquisición de los mismos para poder producir), disgustados porque si no cumplen su plan de producción no adquieren la estimulación, sin embargo, sí la obtiene muchas veces quien debía garantizar las herramientas, los medios y la materia prima necesaria para el cumplimiento.

Para poder asumir los cuantiosos gastos empresariales y reportar ¡una economía eficiente o autofinanciada!, las empresas estatales están obligadas a cobrar por cada servicio (a la población y/o a otras empresas estatales), tarifas elevadísimas que se justifican con una ficha de costo inflada que nadie revisa al detalle. De esta manera trasmiten su ineficiencia al cliente y estos a los suyos y así se hace una cadena de ineficiencia que debe terminar en el ciudadano. Muchas veces los periodos de recuperación sobrepasan los términos viables para una inversión por esta razón.

Increíblemente, en ocasiones, se hacen inversiones a pérdida.

Todo esto se conoce y se reconoce como el cáncer de la economía que hemos desarrollado, donde las empresas no se perfeccionan en producir bienes y servicios para el pueblo y la economía del país al menor costo, sino en establecer una burocracia que responda a la previsión de delitos económicos, preparación de auditorías, inspecciones ministeriales, etc. Hay empresas donde más del 45% de los trabajadores son improductivos.

Considero que la dirección del país debe acelerar estas y todas las medidas posibles que liberen la creatividad y el ingenio que poseen las fuerzas productivas, en edad activa (que como se sabe van envejeciendo). Fuerzas que están bien instruidas y entrenadas en resolver imposibles, gracias a la educación que hemos recibido y a las dificultades que hemos enfrentado durante estos más de 50 años de bloqueo, pero que necesitan estímulos mayores que los de la conciencia, tal vez tener la conciencia de que hacen algo realmente útil, para la sociedad y para ellos. También deben velar porque otras medidas, como por ejemplo el comercio exterior, el control económico, el sistema de impuestos, no sean freno sino que eduquen y estimulen a producir y desarrollarse.

Hoy en día existe una gran incertidumbre y hasta desconfianza en la población sobre los impuestos y el futuro del trabajo por cuenta propia. Basados en las tristes experiencias del pasado y aferrados a los viejos preceptos, muchos están renuentes a pensar en positivo y piensan que serán un bandazo más de la economía y un trapiche de estigma para los que tomen este paso.

Buscar que se fomenten nuevas actividades que satisfagan las necesidades de nuestra economía, los habitantes e incluso la exportación, es una necesidad.

Que las personas se organicen en cooperativas de producción y servicio para brindar sus mejores experiencias y conocimientos a un precio justo (sin gastos y cargos innecesarios que inflen los precios), no puede ser mal visto.

Que el fruto de su trabajo les permita cumplir sus obligaciones con el Estado, cubrir sus verdaderos gastos y tener utilidades que satisfagan las necesidades siempre crecientes del hombre, dignas de su capacidad y resultado, es justo y debe ser legal.

El mayor beneficiado con esta medida no va a ser el trabajador por cuenta propia sino el Estado, quien dejará de invertir y mantener cientos de empresas no rentables, podrá lograr mejores productos y servicios a mejores precios y buscar la manera de que cada ciudadano tenga el deseo y la oportunidad de crear valores para la sociedad por iniciativa propia. Las cooperativas agropecuarias son un ejemplo que, por supuesto, hay que mejorar.

El Estado tendrá más recursos, más cuadros disponibles y tiempo para atender las actividades priorizadas para la sociedad.

Es muy importante que reconozcan que Cuba tiene un enorme potencial humano que pudiera perfectamente florecer en nuestra Patria si lo estimulamos a ello y no en el extranjero; es un deber preservar lo que hemos y estamos formando sin tener que caer en las prohibiciones que no llevan a nada.

Muy sinceramente he dado mi punto de vista y mi experiencia de 25 años de trabajo. Implícitamente va mi confianza y esperanza de rápidos cambios en nuestra economía familiar y nacional. Creo fervientemente que un futuro mejor para los cubanos es posible.

E. Mesa Santos

Inquietud sobre los centros de gestión

Hace ya varios meses, por indicación del Ministerio de la Agricultura, todas las empresas pertenecientes a él han tenido que hacer ajustes y reducciones en sus plantillas sobre todo a la parte de los indirectos en aras de hacerlas más eficientes, además se instruyó la creación de una UEB de centro de gestión que tiene sus tareas bien claras, lo cual está muy bien, pero en esto último es donde tengo la inquietud.

Mi centro de trabajo es una empresa provincial y una de las pocas del ministerio que se encuentra en perfeccionamiento empresarial, tiene 13 unidades subordinadas y cada una de ellas cuenta con un aparato económico con los sistemas informáticos necesarios para el control de los recursos y demás.

Mi inquietud es la siguiente: ¿Qué objetivo tiene la creación de una UEB centro de gestión en mi empresa cuando las principales tareas que tiene diseñada esta UEB son realizadas por el aparato económico que tienen las otras unidades?¿Hay que dejar disponibles a los contadores de las unidades para que el centro de gestión sea objetivo?¿Es obligatoria la creación de la misma aunque no sea objetiva?,¿no se puede llegar a un entendimiento con el ministerio demostrando que en el contexto de nuestra empresa no es funcional una UEB centro de gestión?

Pienso que la creacion de esa UEB está muy bien para aquellas empresas que aún no han alcanzado la informatización de su contabilidad y que toda la información tiene que ser llevada a la computadora por un analista del centro de gestión en aras de consolidarla, pero en una empresa en perfeccionamiento empresarial que tiene todos los mecanismos de control creados, es eficiente, productiva; una nueva unidad con esas características solo es un dolor de cabeza, ahora hay que diseñar nuevos puestos, elaborar la carga de trabajo.

Hasta ahora la dirección de la empresa no sabe qué es lo que va a hacer y todo eso simplemente porque es lo que ha indicado el organismo superior y no se puede discutir (aunque sea un error).

Por lo demás creo que para mi empresa la creación de una UEB centro de gestión, redundaría en más personal cobrando un salario sin respaldo productivo, deteriorando los indicadores de eficiencia que hasta ahora se han alcanzado.

Y. Castro Gómez

Reducción de plantillas infladas en el Turismo

Es evidente y necesaria la reducción de cargos en plantillas, es una realidad, sobre todo a mi juicio, en las estructuras de los ministerios, casas matrices y empresas.

La empresa donde trabajo, pertenece al sector del Turismo, ha transitado en los últimos años por varios procesos organizativos donde han existido reducción de plantillas, ajustes, redimensionamientos, etc., en el que han estado incluidas otras empresas del Ministerio en esta provincia. Todos estos procesos han sido necesarios en esos momentos y particularmente será en este, aun cuando soy del criterio —y no he comprendido lo suficiente— que otras entidades en el territorio, de apoyo o indirectamente vinculadas al servicio turístico han crecido como son los casos de Formatur, Agencia Empleadora, Inmobiliaria y algunas más.

En mi empresa y otras de servicios al Turismo en esta zona, he observado que en su mayoría las reducciones corresponden a áreas de servicios y apoyo y poco a las actividades administrativas, técnicas y de dirección, considero que el enfoque al cliente no ha sido la prioridad, y esto afecta la calidad del servicio.

En los últimos años se han eliminado plazas directamente al servicio, que en alguna medida garantizan la atención, la calidad, las expectativas de los clientes y la higiene, y entre otros aspectos, esos contenidos los han asumido los dependientes, recepcionistas, camareras y cocineros, que no siempre pueden desarrollarlas de forma eficiente, eliminando cargos que tradicionalmente son típicos del sistema hotelero. Me ha llamado la atención cómo estos procesos no se han basado en estudios de organización y carga de trabajo.

El proceso de disponibilidad y reducción de plantillas infladas que comienza ahora de forma general es ya una experiencia en el MINTUR, aún se requieren más cambios; debemos aprovechar esta experiencia que tenemos como ventaja a tono con la dinámica del Turismo para ganar en eficiencia, apoyar la consolidación de la economía y eliminar el derroche, pero, ojo con la calidad de la que se habla poco y que finalmente es la que nos posibilita mayores ingresos y contribuye en la reducción de los costos y los gastos de operaciones.

Junto al aseguramiento político que el asunto requiere a partir de las expectativas que el tema ha generado y con la experiencia adquirida por nuestro sistema turístico en estos años, la participación de los dirigentes y cuadros al frente de sus grupos y no detrás empujando solamente, será decisiva.

J. Barreto Arias

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