Publicadas
el 10 de septiembre de 2010
Cambios con hombres y mujeres revolucionarios
Debemos oír a todos aunque muchas veces no nos
agrade lo que se diga, como dijo Raúl, nuestro Presidente. De la
diversidad de ideas y criterios se desprende un análisis y luego las
decisiones.
Últimamente se viene debatiendo cómo mejorar nuestro
sistema, y se insiste en cambios, principalmente en algunos
sectores.
No soy especialista en nada de lo que se aborda en
la sección, ni economista, ni político, ni historiador, pero
quisiera verter mí criterio, a raíz de lo que veo, de lo que leo, de
lo que siento, y de la lógica a mí manera de ver las cosas.
El capitalismo surge en el siglo XVI, basado en la
propiedad privada sobre los medios de producción, predomina el
capital sobre el trabajo.
El socialismo coge su apogeo en el siglo XX, o sea
400 años de diferencia del primero sobre el segundo, y pregunto ¿ha
resuelto el problema?
Solo 6 ó 7 países han podido alcanzar un gran
desarrollo entre cientos, ¿Cuáles son? Las viejas metrópolis que
fueron enriqueciéndose a costa de la explotación, el saqueo, el
trabajo y las riquezas de sus colonias.
El capitalismo es la ley salvaje de la selva, donde
un depredador acecha al otro y solo el que esté en la cúspide de
esta pirámide es el que puede dormir tranquilo.
El socialismo mucho más joven, está lleno de
imperfecciones pero sin dudas es el más humano, debe perfeccionarse,
sin copias, teniendo en cuenta, entre muchas cosas, la idiosincrasia
de cada lugar.
A mi modo de ver, una de las cosas que se debe tener
en cuenta, es cómo las personas pueden dirigir y administrar los
bienes de todos, cómo se puede hacer producir sin ser los dueños de
los medios.
Dijo el Che que el cuadro era la columna vertebral
del socialismo, pues por ahí deben empezar los cambios, cambiando a
muchos incompetentes y la mentalidad obtusa de muchos otros.
Un establecimiento, una empresa, un organismo, un
ministerio, que sea dirigido por una persona que no sepa lo que está
haciendo, que carezca de métodos, que no interprete y aplique
correctamente las leyes, o lo que es peor, que sea prepotente,
inconsciente con la situación actual, que piense en el beneficio
personal, y muchos otros males, nos afectan mucho.
Tanto en la prensa provincial como en la nacional
hay secciones donde los lectores plantean sus problemas, se quejan,
y en esta propia sección se ven mucho las molestias de los lectores,
¿y qué vemos?
La mayoría de las veces nos espantan con las
irresponsabilidades, las burocracias, las incapacidades de resolver
pequeños problemas, las ignorancias, las pésimas decisiones de
directivos ineptos para hacer funcionar diversos frentes por lo cual
ganan la mayoría de las veces un decoroso salario.
Salideros en las calles que se convierten en
caudalosos ríos, papeleos burocráticos que demoran años en definir
cualquier situación, maltratos innecesarios a la población, estafas,
robos, engaños, mentiras y un rosario de dificultades que pueden
resolverse, justificaciones injustificables, promesas y solo
promesas, en fin, hay de todo como en la villa del diablo, digo yo.
Detrás de todo esto existe un Lindoro Incapaz, una
persona que no sabe dirigir los bienes del pueblo, aunque si lo hace
bien con sus bienes personales.
Cualquier equipo deportivo puede tener excelentes
atletas, pero sí no cuenta con un excelente director, no se gana
ningún campeonato.
Pienso que cambios sí puede haber, siempre que a los
que les correspondan hacerlos funcionar en su radio de acción sean
personas honestas, decentes, altruistas, consagradas por entero a la
tarea asignada, dignas y revolucionarias de acometer cualquier
función.
No tenemos que ir muy lejos para buscar buenos
ejemplos de verdaderos jefes. Los tenemos en nuestra historia,
ejemplos a los que las mayorías los siguen por sus cualidades,
valentía, e inteligencia.
R. Sezay Sánchez
Las decisiones que muchos esperan
Al igual que muchos lectores que han escrito a esta
sección, soy de la opinión que hay muchas recetas que en el orden
doméstico deben ser tomadas de inmediato con vistas a oxigenar
nuestra economía.
Hay temas que afectan sensiblemente. La circulación
de dos monedas, el bajo incentivo de los salarios y prohibiciones
que aun se mantienen latentes son algunos de los temas más
apremiantes.
Sobre la doble circulación monetaria es
significativo apreciar la competencia entre pesos cubanos y
convertibles. Las tiendas que venden en divisas son Tiendas de
Recaudación de Divisas (TRD), sin embargo, las de moneda nacional de
nueva creación podrían llamarse Tiendas de Recaudación de Moneda
Nacional. Uno de los principios para la formación del precio de
venta en las TRD, resulta de aplicar al costo de adquisición de los
productos un coeficiente en dependencia de su clasificación (tipo),
sin embargo, cuando vemos los precios de esos mismos productos en
las tiendas en moneda nacional (ejemplo: Variedades de 23 y 10) son
prácticamente equivalentes a como se venden en las tiendas en
divisas. ¿Por qué sucede esto?. ¿Cuál es el mecanismo de formación
de precios en las tiendas en moneda nacional?; ¿Por qué utilizar la
referencia del precio en divisas?
Anhelo el día de la unificación monetaria, esperando
desaparezcan esos mercados de productos industriales en penumbras,
sin climatización, con mostradores deteriorados y dependientes sin
uniformes y anotando las ventas en una libreta o pedazo de papel;
esas cafeterías que expenden sin gracia y sin la más mínima calidad
productos de dudosa elaboración; o los restaurantes, que por mucho
esfuerzo del Estado, no logran mantener iguales surtidos y calidad
que sus gemelos en divisas de similar categoría; para que el papel
sanitario hecho en Cuba venga envuelto, sin importar la moneda en
que se venda, etc. Entonces comenzaría otra vez a tomársele respeto
al valor del dinero, a nuestra moneda nacional.
Otra de las diferencias que provoca la doble
circulación monetaria se vincula con los salarios. Nos encontramos
con sectores de la economía cuyos trabajadores reciben una norma
financiera de 10.00 CUC y otros no; esa norma aunque se establece
que es por estímulo, los trabajadores la perciben como si fuera
salario y al final eso crea "ruido", ya que es dinero retribuido y
eso no es más que salario. Existen otros casos en que perciben en
divisas una parte del salario devengado en moneda nacional y otros
más privilegiados aun, cuentan con distribución de propina colectiva
en divisas. Para complicar más el tema, con la eliminación de los
comedores obreros, hay organismos en que el estipendio se paga en
moneda nacional y otros en divisas.
Si la institucionalización del país es un asunto de
primera prioridad, el reordenamiento salarial también debe serlo.
Esa decisión de seguro conllevará a un incremento verdadero,
sostenido y aceptado de la productividad en el trabajo, además de
una incidencia positiva en el sentido de pertenencia e
identificación de los trabajadores con los medios y resultados de la
producción.
Sería muy reconfortante ver a un trabajador cubano,
después de un año de labor y gracias a sus ahorros y resultados de
su oficio y no por la ayuda de un familiar en el extranjero, que
pueda disfrutar con su familia de unas vacaciones en cualquier
instalación turística del país, pagando en la moneda que ahorró con
su sudor y esfuerzo. No nos llamemos a engaño, esa cuenta en la
actualidad a muy pocos profesionales les da. Y no encuentro
razonable que no puedan tener esa posibilidad, cuando otros, incluso
sin trabajar, hoy sí la tienen.
Por otra parte, en cuanto a ciertas prohibiciones
que se mantienen, sería interesante analizar el efecto que producen
en la sociedad. Más que mecanismos de control o regulación del
Estado, considero que son brechas para la aparición de corrupción y
desigualdades, porque algunas incluso estando prohibidas, existen
ciudadanos que las consiguen materializar. Ejemplos: compra de
equipos de transporte nuevos o de uso; compra-venta de equipos de
transporte adquiridos; compra-venta de viviendas; venta de equipos
de climatización; limitaciones en la cantidad o tipos de artículos o
equipos a entrar al país, así como el peso de equipaje por persona,
etc.
Para no provocar cansancio ni pecar de reiterativo,
considero que estos y otros aspectos deben ser analizados por las
instituciones y dirección del Estado y tomar en base a ellos las más
acertadas (y ágiles) decisiones, que la situación actual requiere,
para que no queden en ese lado donde muchos esperan que se realicen,
sino donde muchos esperan su cambio y evolución, apegados siempre a
los principios de un socialismo y fortalecido.
A. Sánchez Fernández
Sobre el Mercado de Cuatro Caminos
Es lamentable ver el mal estado constructivo en que
se encuentra la plaza o mercado de Cuatro Caminos, en el mismo
centro de la Ciudad de La Habana. Construido hace ya unas decenas de
años, no tengo certeza de cuándo, pero a juzgar por el tipo de
construcción y los atractivos adornos de frutas y vegetales que
tiene en sus fachadas por las calles Monte y Cristina, se nota que
desde que se diseñó, fue pensando en una plaza gigante, cómoda, bien
ubicada para el mercado de productos agrícolas. Sus grandes portales
brindan sombra a los caminantes y espacio también para negocios,
grandes áreas interiores para las tarimas de venta, un segundo piso
que duplica el área del inmueble en su planta baja, puntales altos y
frescos, grandes ventanas, iluminación natural, buena ubicación en
el centro de la Ciudad, acceso a vías de transporte importantes.
Sin embargo todo esto se está dejando destruir, un
centro que debía ser modelo, referencia nacional, y centro
fundamental de ofertas agrícolas para los capitalinos, está en vías
de destrucción. Actualmente solo tiene habilitado para el público la
planta baja, donde se notan goteras en varios lugares, numerosas y
anchas marcas de humedad en el techo, muestra de un deterioro del
sistema hidráulico y de la estructura del techo de la planta baja, a
su vez suelo del piso superior. No hace falta explicar que para las
estructuras de cubiertas de hormigón armado (placa) el peligro más
grave es la humedad, las filtraciones, la no correcta
impermeabilización de sus superficies, etc. pero allí se viola
diariamente esta norma elemental de cuidado de una construcción.
También el techo superior, la azotea, está en muy mal estado, casi
destruida completamente, se ve desde las calles aledañas la cantidad
de tejas que le faltan, por donde entra agua a chorros cada vez que
llueve. ¿Cómo podemos permitir esto? ¿Quiénes son los responsables
de reparar correctamente como lo requiere un local de tal
importancia para la capital? ¿O será que no es tan importante? ¿Por
qué no se le dedica el esfuerzo necesario para salvarlo, ahora que
todavía su estructura está fuerte y sólo requiere un mantenimiento
bien hecho principalmente en la cubierta de la azotea (armazón de
hierro y planchas de fibrocemento o metálicas)? ¿ Hay que esperar a
que se destruya esta obra que no solo es un centro comercial
importante, sino también histórico y arquitectónico de nuestra
capital?
F. Martínez Mejias
Combatir con más severidad la indisciplina social
Tomando como reseña un porcentaje de lo que a diario
se observa en nuestro medio, en la calle, en el ómnibus, en las
instalaciones comerciales y de gastronomía e incluso con los datos
que nos aportan nuestros periódicos a través de las constantes
críticas que reiteradamente leemos, nos conduce a la conclusión de
que es imprescindible continuar insistiendo en la imperiosa
necesidad de combatir con más severidad la indisciplina social y
hasta que no rescatemos el orden, la disciplina y una comunicación
más civilizada entre ciudadanos, donde desaparezca la grosería, la
chabacanearía y las palabras obscenas, no podremos hablar de que
hayamos alcanzado una verdadera cultura general integral que se
corresponda con el alto nivel de instrucción que hemos logrado.
Es muy difícil imaginar lo que ocurre dentro de un
ómnibus, si no se viaja en ellos, donde se advierte que muchas
personas cuando regresan de las playas hacia el centro de la ciudad,
lo abordan en ropa de playa, se suben en cualquier sitio,
escandalizan y crean un ambiente detestable, estimulados además por
la música alta, esto aporta desorden, lo que unido a la falta de
control, exigencia y ausencia de autoridad institucional, se hace
penoso tener que viajar en un ómnibus, además, nuestra incomodidad
crece cuando observamos que muchos viajeros no depositan los 40
centavos, otros, sin simulación alguna entregan el efectivo al
chofer y no lo depositan en la alcancía, prefieren la complicidad
con el chofer que contribuir con el Estado que nos salva en un
hospital sin cobrar un centavo o educa nuestros hijos desde el
preescolar hasta concluir una carrera universitaria, igualmente sin
cobrar nada.
En algunas ocasiones hemos pensado anotar el número
del ómnibus y los demás datos e informarlo, pero realmente ocurre
con tanta frecuencia y en tantos carros que no estimula hacerlo,
recordemos que desde hace aproximadamente dos años, cuando entraron
en circulación los ómnibus articulados, muchísimos periodistas y
otros compañeros han venido criticando el no pago en los ómnibus y
otras anomalías, hasta se respondió que se venía estudiando un
sistema para eliminar esta situación, pero parece que dos años es
poco para dar solución a un problema que tanto daño económico y
político ocasiona.
En la calle arrojan latas vacías, papeles, jabas y
todo tipo de desperdicios, además de la suciedad que dejan los
perros callejeros o con dueños y a veces cuando muere el animalito
lo lanzan en cualquier sitio, con la secuela que el lector puede
imaginarse y esto constituye un riesgo para la salud y una imagen
muy desagradable.
Estos y otros muchos absurdos no basta con
notificarlos, criticarlos, irradiarlos en spot televisivos, aunque
debe continuarse e incrementarse, puesto que la solución futura será
esa, la educación, la cultura y la conciencia que sin dudas se
impondrá a la barbarie, pero ahora se observa a simple vista que
falta algo, falta voluntad, faltan las autoridades con facultades
legales para imponer el orden a través de advertencias, multas
cuando sea necesario y otras medidas que cada situación en concreto
sugiera, sin exagerar nada, sin humillar a nadie y con respeto pero
con severidad, siempre con el necesario apoyo de la sociedad.
Esta situación mencionada, también se manifiesta en
los horarios de apertura y cierre de nuestros centros comerciales,
fundamentalmente la de productos normados y otras en CUP, donde se
observa mucha impuntualidad, además aprovecho para comunicar que los
horarios establecidos deben revisarse y pensar un poco más en el que
trabaja, puesto que da la impresión que los horarios están diseñados
para las personas que no trabajan y cuando un trabajador concluye la
jornada laboral por la tarde ya los centros están cerrados
privándolo de adquirir los abastecimientos que necesita.
La indisciplina social es incompatible con el
conjunto de medidas que nuestro Estado se propone aplicar, ya en
práctica algunas de ellas.
¿De qué ahorro puede hablar un centro de producción
o servicio, si no existe una disciplina consciente, junto a un
control riguroso y a una exigencia sistemática?
Se hace inaplazable meditar relativo a estas
necesidades y mientras no aparezca la suficiente conciencia
transformada en hábitos y conductas favorables, habrá que imponerlos
para que nuestro desarrollo económico y social sea realmente
sostenible.
N. Valdés Pereda
Las violaciones de precios no son un caso aislado
A propósito de la carta "Misterio en el precio del
chocolate" enviada por I. Evora Capote publicado el viernes 27 de
agosto del 2010 en esta sección, en la cual se queja de los
diferentes precios que tiene un mismo producto en diferentes
establecimientos, de alguna manera quisiera reiterar que esa
violación no es un caso aislado de un producto ni de una entidad.
Este fenómeno es conocido por todos por lo que no creo necesario
abundar en ejemplos y sí de alguna manera hacer aportes para buscar
soluciones.
La alteración de precios es un problema que afecta a
una gran mayoría de establecimientos gastronómicos y de ventas de
insumos y por tanto es un problema que afecta a la gran mayoría de
consumidores que a esos lugares asistimos. Muchas veces este
fenómeno es difícil de detectar o de denunciar por todos los
factores objetivos y subjetivos que determinan el mismo. Quizá el
más importante de estos factores es el conocimiento (o
desconocimiento) de los precios reales de los productos que se nos
ofertan pues a estos solo tienen acceso los directivos y
trabajadores de estas entidades quedando el usuario a merced de lo
que ese grupo decida. Sobran los casos donde trabajadores de la
entidad, directivos de la entidad o ambos deciden alterar los
precios de venta al consumidor sin que nada o nadie se los impida.
Quizá para algunos productos básicos que adquirimos en las tiendas
en divisas como aceites, detergentes, jabones y algún que otro
alimento con precios más o menos conocidos por los consumidores
sería más difícil, aunque no imposible, que exista la manipulación,
pero ¿sabemos a ciencia cierta cual puede ser el precio real de
productos tan disímiles como una radio, una lámpara, un pantalón,
una pinza, un bombillo, una sombrilla, un helado, un cinto..... y
otros muchos los cuales no son objeto de nuestra atención por no ser
parte de nuestras compras más frecuentes?
Sabemos que cada cadena tiene su lista de precios
pero a veces vemos que dentro de la misma cadena estos presentan
variaciones entonces ¿cómo confiar en los precios que anuncian los
establecimientos por los productos que nos están ofertando? ¿Cómo
podemos verificarlos? ¿Cómo podemos hacer una reclamación sin tener
posibilidad de acceso a una lista de precios reales? ¿Cuántos
usuarios se atreverían a hacer reclamaciones sobre la base de una
suposición temiendo quedar en ridículo al no contar con una
información real acerca de los precios del producto?
Sabemos que es un tema difícil y complejo que no
solo se puede resolver con denuncias, inspecciones y sanciones.
También sabemos que para la solución del mismo se requiere de la
participación masiva de los consumidores pues son estos los
principales afectados.
¿Por qué las cadenas de mercado, tiendas y
establecimientos en CUC no tienen disponible los precios de los
productos que ofertan?
¿No ayudaría esto a fomentar esa cultura de respeto
y buen trato en los servicios que tanto necesitamos?
¿Qué impide hacer esto cuando disponemos de
suficientes recursos humanos bien cualificados para llevar a cabo
esta tarea?
¿Qué esperamos para empezar a combatir este fenómeno
que sin dudas está vinculado a la corrupción, el desfalco, el mal
trabajo y otros males que solo lastran la economía?
F. A. Rodriguez Lage
La dosis exacta
Como otros programas de la Televisión Cubana está
diseñado para educarnos y alertarnos de lo dañino que es auto
medicarse. Similar intención tienen otras medidas como la de vender
los medicamentos por receta y no publicitarlos, como se hace en
otros países con el fin de ganar dinero.
Pero aun así, los cubanos somos grandes consumidores
de medicinas por habitante según me aseguró un compañero. Afirmación
que debe ser cierta porque a nuestro servicio de salud tiene acceso
toda la población, es gratuita y los medicamentos se venden en la
farmacia a precios subsidiados.
Sistema que ha permitido salvar muchas vidas al
detectar a tiempo enfermedades como la hipertensión, la diabetes y
otras que requieren tratamiento permanente, pero habría que analizar
el por qué del alto consumo de medicinas, que dificulta a veces su
adquisición y a esto quiero referirme.
En las últimas semanas la escasez de algunos
medicamentos (antinflamatorios y antidepresivos) y la falta de
otros, han creado preocupación en la población. Aunque de esto se ha
informado poco, considero que el actual desabastecimiento se debe en
cierta medida a las limitaciones que ha tenido el país para la
adquisición de materia prima como consecuencia de la crisis mundial
que nos afecta y esos reiterados sobreconsumos que almacena
medicamentos que luego se vencen.
Esta situación es comprensible para una parte de la
población pero no para los que tienen un dolor o un familiar enfermo
y no encuentra el medicamento recetado. Máxime si para saberlo, como
es el caso de Sancti Spíritus, tiene que hacer largas colas, que en
oportunidades debe repetir porque está en falta el producto y cuando
este llega muchas veces la receta está vencida y tienes que volver
al médico para actualizarla...
Una situación similar a la que hay ahora la tuvimos
a finales de la década del 90 y la dirección del país realizó
cuantiosas inversiones para reorganizar y modernizar la industria
farmacéutica, se creo la Empresa FARMACUBA, se construyeron
droguerías, le asignaron transporte especializado y fueron reparadas
y acondicionadas todas las farmacias.
Todas estas medidas mas un seguimiento diario
contribuyó a que en poco tiempo se redujeran los medicamentos en
falta y que mejorara la atención a la población.
Lamentablemente hemos retrocedido en todo eso que
habíamos avanzado y no creo se deba a los problemas económicos, sino
a la falta de sistematicidad y de control a un programa tan sensible
que complementa los esfuerzos que hace el Ministerio de Salud para
mejorar la atención a los pacientes y donde los medicamentos son
imprescindibles siempre y cuando se consuman en la DOSIS EXACTA
A. Arteaga Perez
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