La juventud no está perdida…
Soy una adolescente de 13 años, estudio en la
escuela "Félix Varela", en Boyeros, Ciudad de la Habana. Les escribo
para tratar el tema de la juventud de hoy.
Se ha convertido en tradición de los adultos decir
que la juventud está perdida, como adolescente que soy debo
reconocer que algunos jóvenes han perdido la educación formal, los
valores y la idea del cuidado de la propiedad social y del medio
ambiente, pero también vale preguntarse: ¿De quién lo aprendemos?,
¿serán de esos hombres que al ver niños o mujeres en las guaguas se
internan en un sueño profundo de un momento a otro? o ¿de esos o
esas que dicen palabras vulgares como si ya formara parte de nuestro
vocabulario?
Solo les pido a los adultos que no se cieguen y que
miren también las cosas buenas que hacemos para poco a poco ir
borrando esta triste frase. Por eso, opino y defiendo que la
juventud no está perdida como se dice, somos (la mayoría) los que
nos levantamos a estudiar, dar nuestro sudor, son la gran parte de
médicos que están dándolo todo en Haití, Venezuela, Bolivia, etc.,
somos los que acaban de llegar de la primera Olimpiada de la
Juventud, con el quinto lugar por países, con sus medallas, la
bandera y la patria en sus pechos. ¡Que cada adulto sea el espejo de
la juventud!
L. Armas Pedraza
La crítica debe generar soluciones
Nuestra prensa ha experimentado un salto de calidad,
yo diría más aún, se ha comenzado a hacer periodismo crítico, se ha
comprendido que tapar lo mal hecho solo genera cosas más mal hechas,
decepción, falta de confianza y deformación.
La crítica es uno de los instrumentos que el
Marxismo nos ha enseñado para fortalecer la Revolución, esta había
caído en desuso (aunque nunca se utilizó mucho).
La autocrítica, ni hablar, desde la utilización del
"nosotros" para quitarnos peso de responsabilidad y lucir muy
modestos hasta el yo soy el bueno, o hacernos los perfectos y no
admitir una mala decisión o algo mal hecho, se ha visto a lo largo
de nuestro duradero bregar revolucionario.
La Revolución que ya es madura por los años vividos,
choca en sus propias contradicciones no solo por la actividad
enemiga, sino también con lo que llamamos el bloqueo interno o mejor
con la falta de decisiones objetivas que respondan realmente a
nuestras necesidades y solucionen la difícil vida cotidiana, es
decir el abc de lo que tenemos que hacer todos los días.
En todo lo que se publica hay un denominador común
"hay que cambiar todo lo deba ser cambiado", el problema está en
eso.
Está más que claro que el pueblo quiere que se abra
el diapasón de la tolerancia económica que se entienda por una vez y
por todas que cuando alguien necesita algo si no lo puede conseguir
legalmente lo consigue por la famosa izquierda, que ya hace que la
cantidad de cubanos zurdos sea increíble. No es que se nos regale
nada, es que se pague el trabajo, que se diversifique, se legalicen
formas de trabajo que se hagan bajo formas socialistas de control,
supervisión, impuestos, etc., que se disminuya el número de
delincuentes, porque se legalicen actividades que la gente hace a
escondidas, producciones y servicios que el Estado no puede
garantizar.
En el Marxismo se establece bien claro que el
socialismo no rebasa los límites del capitalismo, por lo que tiene
que admitir algunas formas de producción hasta que las fuerzas
productivas y la conciencia social y toda la sociedad puedan llegar
al comunismo, cosa distante a ojos vista.
Hay que eliminar el prejuicio al dinero, mientras
esto no sea así la gente lo buscará clandestinamente, este solo
genera codicia. Qué tiene de malo que el que más trabaje, o el que
más rinda a la sociedad viva mejor (de cada cual según su capacidad
a cada cual según su trabajo), el que saca de su trabajo bienestar,
se forma y forma a su familia en la honradez. Hay muchas personas
que sin merecérselo viven mejor que la mayoría de los trabajadores,
científicos y artistas.
Este es un pueblo inteligente y capacitado por la
propia Revolución que al hacernos cultos, nos hizo libres, pletórico
de energía e iniciativas que si se canalizan adecuadamente, no nos
traería otra cosa que bienestar.
A. Martínez Sardiñas
Coincidencias e interrogantes
Coincido plenamente con la carta de J. Rodríguez
titulada Reversibles han de ser los hombres que viven de la
Revolución y los cargos, pudiera haberla firmado yo, hizo lo que no
pude hacer, transmitir las ideas desde el corazón hasta la mano para
escribir, sin divagar y sin rodeos. Creo que una de las tareas más
importantes de la Revolución es la política de cuadros.
¿Cuándo se retomará que el primer requisito para ser
cuadro es ser revolucionario demostrado, no decir que lo soy, sino
que los trabajadores lo sientan así?
¿Por qué se ve como un defecto el que manifiesta un
criterio propio, distinto o al que pone orden y afecta intereses de
Fulanito y Menganito?
¿Por qué se ve como un defecto sentirse dueño de su
centro de trabajo y defenderlo hasta la saciedad?
¿Por qué vetar de por vida a compañeros que pudieron
cometer un error que no fue ni moral, ni de principio y siguen
luchando y demostrando su valía? Recuerden al Che y su política de
sanciones, el que superaba los errores y demostraba su valía los
reincorporaba en nuevas tareas, comprometiéndolos hasta el dar la
vida. Nuestra política es la de unir, no de apartar.
¿Es tan difícil ver cuando un cuadro es un verdadero
líder?
¿Será que los valores en nuestro subconsciente han
cambiado?
¿En cualquier territorio del país no se sabe quién
es quién?
¿Hasta cuándo el requisito principal es tener porte
y aspecto que no se corresponde con la capacidad o preparación o ser
un papagayo que habla y dice con mucha inteligencia lo que quieren
oír?
Esas interrogantes considero que vale la pena tratar
de respondérnosla en silencio y actuar.
E. Álvarez del Toro
Los tiempos han cambiado
Pienso que es necesario aclarar que cada prohibición
que en nuestro país se aplicó, tuvo su por qué en esa ocasión.
Nuestras jóvenes generaciones tienen que conocer que ellas no fueron
producto del capricho de nadie, ni de la idea descabellada de un
grupo de cuadros o alguno en particular, en ningún municipio,
provincia o el país; cada cosa realizada estaba relacionada de
alguna manera con acciones desestabilizadoras o dañinas para la
Revolución y su pueblo y en muchas de ellas estaba la mano enemiga
en la sombra, en la oscuridad.
Pero los tiempos han cambiado y debemos ser
dialécticos, desapareció el campo socialista y su cooperación y se
redobló el bloqueo yanqui, existe una crisis económica mundial y no
estamos exentos de ella, las condiciones no son las mismas y
nuestras necesidades también cambiaron, por tanto de lo que se trata
es de deshacer dichas prohibiciones, con la misma inteligencia y
dinamismo, con el que se aplicaron cuando fueron necesarias.
Muchos hemos estimulado a través de esta sección, la
necesidad de ampliar el trabajo por cuenta propia en sus diferentes
fases, con el orden que requiere y el control adecuado, creo que hay
que autorizar y ampliar el mismo con valentía y mente positiva.
Siempre he pensado que la limitación en él, debe estar directamente
relacionada con el sistema impositivo y la posibilidad de la oferta
estatal en las actividades que sean factibles, pues existen
servicios que deben estar en manos de cuentapropistas en su
totalidad, me refiero a las peluqueras, barberos, zapateros,
costureras, fotógrafos, etc., sin llegar a introducir una economía
de mercado ni mucho menos, ampliar las posibilidades de aquellos que
buscan un complemento al salario por esa vía, la cual puede
extenderse a familiares y amigos y prestar un servicio eficiente a
la población, beneficiaría considerablemente la calidad de vida.
En general, hay prohibiciones, que generan
ilegalidades y algo muy dañino a la sociedad y los valores que ella
posee, la corrupción; es preocupante el accionar de algunos
inspectores, ya sean de transporte estatal , los integrales u otros,
creo que ese ejército creado para controlar, chequear, inspeccionar,
reprimir, persuadir, evitar ilegalidades, fraudes, desvíos de
recursos, desorden, etc., debe ser revisado con profundidad, pues su
objeto social se desvirtúa y su acción deja mucho que desear en
algunos casos.
Pienso que el transporte y su circulación, debe ser
controlado como siempre se hizo en nuestro país y en el mundo, por
la actividad de Tránsito de la PNR con su técnica y profesionalismo
y los inspectores del transporte estatal , además de reducirlos y
ubicarlos en sectores productivos, pudieran realizar su actividad en
las bases de transporte, como se había hecho históricamente en
nuestro país; de igual forma un mínimo de inspectores subordinados a
las direcciones de Vivienda, Trabajo en el caso de los
cuentapropistas, ONAT para el sistema tributario, Higiene, Precios,
etc. Harían que el trabajo sea más eficiente, por su
profesionalidad, su vasta información del ramo al que pertenecen y
responderían por su accionar a dichas direcciones, como se hacía
hace unos pocos años atrás, reubicando entonces a los llamados
integrales a labores productivas en cada territorio.
No pretendo repetir criterios de otros lectores,
expuestos en esta sección, pero creo necesario expresar mi
coincidencia con los criterios expuestos el viernes 27 de agosto,
por uno de dichos lectores, ¿por qué prohibir el traspaso de los
autos, saben cuantos miles de ellos están en manos diferentes a los
que se les asignó o adquirieron antes de aplicarse dicha
prohibición? ¿Por qué hay que hacer miles de cosas, incluyendo el
soborno, muchas de las cuales son ilegales, para poder vender una
casa propia a otro ciudadano?, ¿Por qué tengo que dirigirme al
mercado campesino a comercializar una caja de ciruelas o mango de mi
arboleda y no puedo venderlos en el portal de mi vivienda aunque
pague un impuesto por ello?, esas y algunas otras interrogantes,
deben ser revisadas y valoradas para que podamos avanzar en nuestro
socialismo con firmeza y optimismo.
L. Campoalegre Sánchez
El Moscú no cree en lágrimas
Desde hace más de una década observo a diario, desde
mi centro laboral, las ruinas del que un día fue el imponente
restaurante Moscú.
Año tras año, la situación en esta zona se torna más
peligrosa, pues colindando con las ruinas se desarrolla la vida de
varias entidades empresariales, un círculo infantil, una concurrida
cafetería, zonas de parqueo y aceras por las que transitan una
apreciable cantidad de personas por diversas razones y casi es
habitual ver en las tardes a decenas de niños y niñas que aguardan
con sus familiares para acceder a los canales educativos a
participar en sus diversos programas y clases de danza. Por demás
por la calle P hacen su recorrido habitual los ómnibus articulados
del transporte urbano.
Hace unos días, en medio de la turbonada y
coincidiendo con el horario de salida de los trabajadores, se
derrumbó una viga que cayó hacia el interior de las ruinas
provocando el desprendimiento de un fragmento de la pared que
impactó a una moto allí parqueada. Acudió a los pocos minutos un
vehículo de rescate y salvamento de los bomberos y al comprobar que
no había daños humanos se retiraron.
¿Por qué continúa la calle P abierta al tráfico de
los ómnibus articulados del transporte urbano, con el consiguiente
impacto de las vibraciones sobre una estructura a punto de colapsar?
Es cierto que demoler no es sencillo ni barato, pero
esto no puede servir de justificación para que no se adopten las
medidas por las autoridades competentes. Aún en el interior de las
ruinas se mantiene la estructura de acero de varias toneladas de lo
que alguna vez soportó el techo de la instalación y que pudiera
recuperarse por las entidades de materias primas y costear parte de
los gastos de las labores que allí se acometan.
Me consta que la dirección de la entidad donde
laboro ha notificado en reiteradas ocasiones esta situación a las
instituciones correspondientes del municipio Plaza de la Revolución,
sin que se haya recibido respuesta.
J. E. Mederos Fernández
¿Por qué el control de vectores no tiene una
acción preventiva más eficaz y sistemática?
Desde hace casi 30 años nuestro país organizó una
importante fuerza para el control de vectores. En esa ocasión a raíz
de la macabra y criminal introducción del dengue hemorrágico por los
Estados Unidos. Durante estos años este contingente ha mantenido su
labor, no sin escapar de críticas de la población, por múltiples
motivos, y a contrapelo ha tenido que soportar la incomprensión de
no pocos ciudadanos que no le permiten el acceso a los hogares, no
cumplen con el lapso establecido para abrir las casas una vez
fumigadas o incitan a que solo se les firme el Visto y no se revise
el inmueble (aunque también a veces ocurre lo contrario).
Sin embargo, esta necesaria labor no siempre cumple
con su función de precaver las enfermedades y desgraciadamente
vivimos de manera sistemática en movilizaciones masivas de
trabajadores (que tienen sus propias tareas productivas y/o de
servicios, las cuales se interrumpen o disminuyen al tener que
dedicarlas a esta tarea) para combatir la aparición de peligrosos
focos. Conozco que a los compañeros dedicados profesionalmente a
esta labor, desde hace un tiempo, se les paga un salario bastante
superior al de muchos trabajadores manuales e intelectuales, sin
embargo, no en todos los lugares su labor es lo sistemática y
eficiente que se requiere.
Desde hace más de un mes venimos preocupados por la
gran cantidad de mosquitos. Por ejemplo, después de muchas semanas
los compañeros dedicados a esta tarea en el Policlínico "Ana
Betancourt", en Playa detectaron varios focos de Aedes aegypti en el
Instituto Tecnológico de Informática "Pablo de la Torriente Brau", y
durante el fin de semana se fumigó exclusivamente ese centro, no así
las viviendas vecinas, mientras la alta hierba que crece en su
terreno deportivo se mantiene y ahí debe existir un gran reservorio
de ese mosquito. Hoy casa a casa avisan a los ciudadanos del
consultorio médico que al primer síntoma de fiebre acudan allí. Al
respecto me pregunto (utilizando este caso solo como un ejemplo
más), ¿hay que esperar que aparezca el peligro para actuar?, ¿si
esta tarea es responsabilidad de Salud por qué no tiene una acción
preventiva, como el resto de la medicina cubana, más eficaz y
sistemática y con ello evitar gastos materiales y financieros
combatiendo los vectores?, ¿quién se ocupa en el periodo vacacional
para que los centros docentes no se conviertan en focos de vectores
que afecten a las poblaciones vecinas o a sus educandos al comienzo
del curso escolar?
Creo que esta situación es válida para cualquier
lugar del país y uno lo ve en los reportes de nuestros programas
informativos. Por tanto, también me pregunto, ¿no es el momento de
revisar de raíz el sistema presupuestado de control de vectores para
que sea eficiente y proactivo?
T. Sáenz Coopat
Un deber de todos y por el bien de todos
En los últimos tiempos he observado con agrado
nuevos spots televisivos de contenido educativo, de buena calidad y
con mensajes concretos exhortando a los ciudadanos a exigir sus
derechos como consumidor y a enfrentar las indisciplinas sociales,
como uno de ellos que trata sobre aquellas personas que
desconsideradamente, después de algunas copas, trasladan sus fiestas
hacia cualquier esquina del vecindario o sobre el que sirve mal en
un establecimiento o el que altera el precio en una tienda o aquel
que no contribuye con el pago del ómnibus o el que molesta con sus
equipos de música. Considero que es una buena iniciativa y que está
en línea con las acciones encaminadas a mejorar la disciplina social
que tanta urgencia sabemos tiene.
No obstante, considero que se debe profundizar en el
contenido y alcance de estos programas donde se pueda ver también la
responsabilidad que tienen las autoridades en cada uno de estos
casos.
El ciudadano debe contribuir, es cierto, como en
general siempre ha hecho, pero más que eso, considero, que hace
falta la exigencia oportuna y severa de la Policía, los
administradores, los inspectores y otros funcionarios que siendo
estas sus funciones no las cumplen sistemáticamente no tomándose las
medidas necesarias con los que de forma reiterada y muchas veces
impunemente violan las leyes y el orden social establecido.
Ese mismo spot sobre las personas de la fiesta,
donde tan noblemente se resuelve el problema, todos sabemos que en
la realidad no ocurre así. Generalmente estas situaciones devienen
conflictos de impredecibles consecuencias y por estas razones, los
ciudadanos tratan de evitarlos y optan por soportarlos. De igual
forma ocurre con el que se queja en la tienda, generalmente no
sucede nada, es decir, estas situaciones se repiten cotidianamente y
se pierde la confianza en la solución y en las autoridades que se
supone representan al pueblo.
Este es un tema muy complejo, difícil de erradicar y
tenemos que librar, todos, esta batalla y en primer lugar, los
responsables de estas funciones. Cuando esto ocurra; estoy seguro
que se tendrá todo el apoyo de nuestra ciudadanía, que en definitiva
es la que sufre las peores consecuencias
Las quejas justas deben ser sagradas y no se deben
resolver, a mi juicio, en el mismo lugar ni con las mismas personas
donde se originan, ya que por lo general prima la justificación y se
maltrata al que la hace. Creo que este problema de la indisciplina
merece ser tratado con mayor fuerza y en su justa medida con todos
sus actores, hacerlo es un deber de todos y por el bien de todos..
Cumplir lo establecido requiere de exigencia y sistematicidad, cada
quien en la parte que le corresponde. A eso nos ha llamado el
compañero Raúl¼ No basta con repetirlo,
hagámoslo realidad.
R. Roque González
Un plomazo
De un plomazo morimos de hemorragia, pero por plomo
la muerte nos llega más lenta. El plomo, por su toxicidad, está
junto con el arsénico y el mercurio entre los metales más dañinos a
la humanidad. El plomo es el que mayor presencia está ganando cada
día en nuestras calles y en el hogar. La mayoría de los acumuladores
se ven volcados en las aceras, solares o parterres; otros están, ya
sin ácido, esperando en garajes o fuera de estos.
Hay desconocimiento del manejo de este desecho
peligroso, tanto el ácido sulfúrico que contiene sales de plomo como
el plomo metálico que tiene sus rejillas y bornes, son tóxicos.
Un ejemplo de negligencia es que en una resolución
del transporte orientan, textualmente como sigue:
¼ contar con agua corriente para
neutralizar las acciones del ácido sulfúrico o electrolito en caso
de derramamiento en el local destinado al mantenimiento y reparación
de las baterías de acumuladores. Con cuánta agua hay que contar para
neutralizar un ácido al 37 %, lo recomendado es echar arena cálcica.
¿Acaso es la práctica más aconsejable? Antes del derrame está el
trabajo sobre las causas de las fugas y los diversos medios de
retención; después están los medios para el control del derrame su
recogida, limpieza y neutralización, pero nunca el agua.
Los acumuladores de plomo no son una lata de
aluminio, son mucho más que un frasco de vidrio que puede cortarnos;
contiene plomo que causa desde el retraso mental en niños hasta la
muerte, su enfermedad profesional hace siglos lleva un nombre
"saturnismo".
Ya se logró que las gasolinas no contuvieran plomo,
la reducción en nuestros barrios solo se logrará si optamos por el
transporte público (reduciendo el número de vehículos pequeños) y
por una divulgación completa de los cuidados para el manejo de los
acumuladores de plomo. Costará más trabajo reciclarlos pero
tendremos más salud, seamos responsables.
A. Vera Blanco