Publicadas
el 6 de agosto de 2010
Socialismo significa planificación, trabajo y lucha incesante
Llevamos ya 50 años de práctica real del socialismo,
y a mi juicio no ha cuajado el necesario "sentido de pertenencia".
El cubano promedio solo se siente dueño de los recursos de todos en
aquellas ocasiones en que ha de utilizarlos no para todos, sino para
sí mismo. En cambio, cuando se trata de preservar para los demás,
crear o incrementar esos recursos sociales, no los llama "mis" o
"nuestros recursos", entonces es cuando el cubano promedio los llama
"recursos del Estado".
Posiblemente otros muchos sean más entendidos que yo
respecto a las causas que originan esta falta de un verdadero
"sentido de pertenencia", pero para mí, la respuesta está justamente
en las leyes, principios y categorías del marxismo.
Genialmente se expone en los clásicos del marxismo
que el ser social determina la conciencia social; el grado de
desarrollo de las fuerzas de producción determina la conciencia
social de una época y sociedad determinada. En otras palabras, y por
extensión, aunque la forma en que pensamos pueda influir sobre la
forma en que vivimos, es en realidad la forma en que vivimos la que
determina la forma en que pensamos.
Por otra parte, considero algo romántico pensar que
los seres humanos podamos ser todo virtudes, ni todo maldad. Una
misma persona podría ser capaz de las más nobles hazañas y también
de tristes mezquindades, en diferentes circunstancias y ante
diversos estímulos. Situaciones de crisis, como nuestro "período
especial", han dado fe de esto.
Luego, si todo lo anterior fuese cierto, hay algunas
cuestiones del modo en que pretendemos encauzar nuestro desarrollo
económico, que realmente no logro entender.
Si realmente tuviésemos el anhelado "sentido de
pertenencia" nuestra economía marcharía sobre ruedas y a todo motor
(amén del difícil contexto que nos imponen el bloqueo yanki y las
crisis mundiales), si no fíjese en el "cuentapropista" o trabajador
independiente de la esquina más cercana. A ese sí que no le roban de
su almacén, ni le falta un ápice de lo recaudado, ni le da por
gastar en su negocio más de lo que tiene, ni le da por hacer mayores
inversiones que aquellas que sabe le reportarán ganancias, ni se le
ocurre inflar su plantilla contratando más fuerza laboral que la
indispensable, y ni de broma se le ocurre "ajustar" alegremente
elevadas sumas de faltantes año tras año.
Pero en tanto las condiciones de desarrollo de
nuestra sociedad no propicien ese salto cualitativamente superior en
la conciencia predominante, me parece que no nos queda otra opción
que valernos de otros resortes que quizás sean menos loables y
altruistas, pero que por lo pronto sean más efectivos. Entre esos
resortes debería ocupar primeros lugares, el económico-salarial. No
solo pagándoles más a aquellos que realizan labores que hoy,
resultando imprescindibles, pocos quieren hacer, sino además
eliminando cientos o miles de empleos (y salarios) que aparte de ser
prescindibles, terminan restando valor real al salario pagado por
las labores más necesarias.
En nuestro país tenemos a muchos compatriotas
cobrando un salario por realizar tareas poco necesarias, y a la vez
tenemos muy pocas personas dispuestas a realizar las realmente
necesarias (agricultura, construcción y producción en industrias
eficientes y generadoras de bienes o servicios que importamos, o que
necesitaríamos exportar para recaudar divisas libremente
convertibles).
No imagino una tarea más altruista, difícil y
peligrosa que la que realizan nuestros médicos en lo más intrincado
de las selvas amazónicas y en los barrios más peligrosos de
Venezuela. Sin embargo, no solo aparecen compatriotas dispuestos a
realizar esa tarea, sino que por demás tenemos listas de espera para
realizarla. Su motivación, nadie lo dude, y sin restar valor a la
solidaridad que caracteriza a nuestro pueblo, es principalmente
económico-salarial.
Por otra parte, conozco de muchas entidades
estatales que se pasan varios meses sin un jefe económico y hasta
sin un director, o con uno que no es el más capaz, sino solo el que
aceptó el cargo, pero que igual le falta capacidad y/o motivación.
Luego pretendemos que en esa empresa exista control interno, y se
produzca con eficiencia.
Si yo fuese dueño de una empresa, para empezar, me
gustaría tener un aparato económico contable suficientemente
motivado como para hacerme día tras día un inventario del 100% de
los recursos de mi empresa, sin importar día ni horario, y de
esclarecerme sobre cuánto me va a aportar cada centavo invertido, o
de poner en mi conocimiento quién se llevó hasta un tornillo, antes
de que pasen 24 horas del suceso. Sin embargo, tristemente, ese es
el equipo económico que en las actuales condiciones difícilmente
encuentre en mi país.
La cooperativización de actividades no
fundamentales, en contraposición, podría devenir un alivio para la
economía, y constituir una fuente de empleo para muchos que dejarían
de ser trabajadores estatales. Teniendo esto, por fuerza, que estar
aparejado de una correcta política impositiva.
En todo caso (en mi opinión), el Estado solo debería
asumir aquellas empresas y actividades que son vitales para la
economía y cualesquiera otras que sea capaz de desarrollar
eficientemente (además de la salud, educación y las indispensables
de administración y control). Cuando eso se logre, entonces será un
orgullo y un privilegio trabajar para una entidad estatal. Los
trabajadores estatales se esmerarán al máximo en sus labores,
estarán fuertemente motivados a mantener sus puestos de trabajo,
para lograrlo protegerán los recursos del Estado tanto como sus
recursos personales, y finalmente la economía estatal socialista se
despojará del injusto "san benito" de ser una economía ineficiente.
E. Ramos Gutiérrez
La administración y un mayor nivel de integridad
Espeluznantes los reportajes de los robos de
traviesas de vías férreas, de angulares de torres de transmisión,
del alcohol para procesar la sangre, de las placas radiológicas para
confeccionar artículos festivos, etc, etc. Se les pueden unir los
miles de envases plásticos convertidos en aditamentos en motos y
bicicletas, los cientos de andamios metálicos que sirven de puertas,
porterías y de porta-tendederas en patios y techos, las vagonetas
para la construcción, que se usan en fines ajenos para los que el
Estado cubano desembolsó sus miles de pesos en divisas.
En esta parrilla de hechos para nuestra afectada
economía están unidos los procederes de "personas inescrupulosas" y
la "débil" acción de control de las autoridades e instituciones
creadas para registrar, comprobar y certificar los bienes
institucionales.
¿Dónde quedó la rotulación o enchapillado de los
medios y útiles que decían "propiedad de¼
" o "prohibido el uso ajeno so pena de ser multado", etc.? Aún hay
sobres de casas comerciales que tenían impreso "multa de $300.00 por
uso particular", figúrense $300.00 por un sobre de carta, ¿cuántos
por una traviesa de línea férrea o por una cruceta de torre de alta
tensión o por un motor de motomochila o rikimbili?
Pregunto si no pueden ser recuperados esos bienes
por encautamiento o por reclamo de propiedad. ¿Acaso estarán
divorciados los valores éticos y la integridad de la casa matriz o
Ministerio, de los que competen a sus unidades básicas o
establecimientos, pues ninguno de estos se considera robado o
estafado?
La administración no puede esperar mayor nivel de
integridad que el que demuestra con sus acciones.
¿A quién corresponde el control físico de activos y
comprobar los resultados con los registros del control?, que de
seguro muchos firman sin estar seguros y entender lo que firman.
¿Acaso hay una Contabilidad para la casa matriz y
otra en los establecimientos, o es que confunden la forma con el
contenido, o uno es al duro y la otra al flojo?
¿Quién comprueba y valida la gestión de la actividad
cuyas revisiones responsabilizan tanto al nivel ejecutante con los
niveles sucesivamente más altos?
Pregunto si en los planes de prevención, que pululan
por doquier, no aparece la obligación de comprobar que los "poderes"
otorgados están siendo utilizados en la forma establecida, llamen
autoridad o responsabilidad a esos "poderes".
Pregunto si los informes contables siguen siendo
utilizados por los usuarios como basamento para la correcta toma de
decisiones, si es que la entienden o creen en ella.
Muy valiente es este espacio que debe aprovecharse
como instrucción y autoevaluación pues pocos estamos ajenos a estas
situaciones y si no es hoy será mañana cuando estos inescrupulosos y
sádicos sociales, buscando pingües resultados, hagan caer sobre el
pueblo honrado y trabajador la carga económica que provocan con el
contubernio de administradores menesterosos de responsabilidades,
pero que están subordinados a niveles superiores.
P. V. Rodríguez Figueira.
La clave del debate
Durante 32 años de experiencia como economista en la
base (la mitad de ellos en la actividad presupuestada y el resto en
empresas del sector turístico), he llegado a algunas conclusiones
sobre los factores que entorpecen la productividad y la eficiencia
económica.
El pasado 23 de julio apareció la carta titulada "La
realización económica de la propiedad social", donde el autor
analiza la necesidad de participación activa de los colectivos
laborales en la discusión y toma de decisiones a partir de los
resultados económicos de cada entidad, pero no ofrece soluciones
concretas. Esa opinión me ha motivado a redactar este breve mensaje.
En la propia edición, N. Labrada Fernández intenta
una respuesta coherente al asunto. A su valoración considero
necesario añadir lo siguiente: En las actuales circunstancias el
único modo de que el trabajador "constate diariamente la posibilidad
y necesidad de desplegar sus capacidades en aras del interés común y
el propio" es la distribución colectiva de los beneficios generados
por la empresa. Es obvio que lo anterior requiere de un
replanteamiento de la política impositiva y de aportes al Estado. Al
afirmarlo, me viene a la mente un anterior criterio de otro
compañero (no recuerdo si en la propia página) sobre la necesidad de
avanzar hacia la extinción del salario como herencia del modo de
producción capitalista.
Esa es la clave de todo el debate, porque los
conceptos descentralización, sentido de pertenencia, formación
económica, erradicación de la burocracia, eficiencia y optimización
de los recursos, alcanzarían su justo lugar mediante una concepción
revolucionaria que difiere de todo lo que hasta ahora se ha
intentado infructuosamente para desarrollar el socialismo verdadero,
el que tiene como premisa y finalidad el bienestar espiritual y
material de todos los ciudadanos.
I. Cruz Parada
La respuesta a la odisea de las bicicletas
eléctricas no debe quedar huérfana
El 23 de julio se publicó una carta con el título:
"La odisea de las bicicletas eléctricas". Conocemos por varias
referencias la expectativa e interés que ha tenido la publicación de
la referida carta por los miles de propietarios de bicicletas
eléctricas que a lo largo de todo el país reclaman respuesta.
Sin embargo, hasta la fecha no se ha brindado
públicamente una respuesta por ninguna entidad estatal, aunque
pienso que después de verse en la televisión cubana el magnífico
debate que hace pocos días desarrolló la Asamblea Nacional del Poder
Popular sobre el tema de Atención a la Población, alguien les
responda a los miles de ciudadanos que esperamos respuesta.
Debemos significar, que las personas que hemos
comprado bicicletas eléctricas somos ciudadanos que en su mayoría
hemos tomado nuestros modestos ahorros de varios años de trabajo,
para comprar este medio de transporte, que aunque sea de forma
limitada algo resuelve en la familia. Por tanto, es bastante duro
para un ciudadano, que después de haber invertido en la compra de
una bicicleta eléctrica según el modelo, aproximadamente entre los
800, 1 095 y cerca de los 1 300 CUC, al cabo de los dos años de su
compra, queden arrinconadas en el patio de la casa por el simple
hecho de haberse vendido por la red de tiendas y no asegurarse
posteriormente la venta de piezas de repuesto, como por lógica y
sentido común debía suceder.
No estamos en presencia de pocas cantidades de
determinado artículo que pudo haberse vendido en un momento
determinado y luego no dio resultado y como dice el refrán, "san se
acabó". Estamos frente al caso de miles de bicicletas eléctricas
vendidas y a precios bastante altos si los comparamos a su precio de
costo, o sea miles de afectados en nuestro país.
En el caso de Cuba, es una modalidad excelente de
medio de transporte para distancias cortas y medias. Por su avanzada
modalidad económica, las piezas y agregados son en su mayoría
bastante simples, siendo las necesidades fundamentales baterías
secas de 12v 12 Ah, cajas reguladoras, gomas y cámaras y algunas
piezas específicas de acuerdo con las marcas comercializadas en
Cuba.
Considero que alguna entidad del Estado vinculada a
este tema, debe terminar de dar solución a este problema y
pronunciarse en respuesta a Cartas a la Dirección.
Reitero que miles de ciudadanos seguimos esperando,
pues creo que este problema tiene madre y padre y su respuesta no
debe quedar huérfana.
G. M. Blanco Pérez
Irrespeto inconcebible
El 23 de julio se publicó una carta con el título:
"La odisea de las bicicletas eléctricas". Conocemos por varias
referencias la expectativa e interés que ha tenido la publicación de
la referida carta por los miles de propietarios de bicicletas
eléctricas que a lo largo de todo el país reclaman respuesta.
Sin embargo, hasta la fecha no se ha brindado
públicamente una respuesta por ninguna entidad estatal, aunque
pienso que después de verse en la televisión cubana el magnífico
debate que hace pocos días desarrolló la Asamblea Nacional del Poder
Popular sobre el tema de Atención a la Población, alguien les
responda a los miles de ciudadanos que esperamos respuesta.
Debemos significar, que las personas que hemos
comprado bicicletas eléctricas somos ciudadanos que en su mayoría
hemos tomado nuestros modestos ahorros de varios años de trabajo,
para comprar este medio de transporte, que aunque sea de forma
limitada algo resuelve en la familia. Por tanto, es bastante duro
para un ciudadano, que después de haber invertido en la compra de
una bicicleta eléctrica según el modelo, aproximadamente entre los
800, 1 095 y cerca de los 1 300 CUC, al cabo de los dos años de su
compra, queden arrinconadas en el patio de la casa por el simple
hecho de haberse vendido por la red de tiendas y no asegurarse
posteriormente la venta de piezas de repuesto, como por lógica y
sentido común debía suceder.
No estamos en presencia de pocas cantidades de
determinado artículo que pudo haberse vendido en un momento
determinado y luego no dio resultado y como dice el refrán, "san se
acabó". Estamos frente al caso de miles de bicicletas eléctricas
vendidas y a precios bastante altos si los comparamos a su precio de
costo, o sea miles de afectados en nuestro país.
En el caso de Cuba, es una modalidad excelente de
medio de transporte para distancias cortas y medias. Por su avanzada
modalidad económica, las piezas y agregados son en su mayoría
bastante simples, siendo las necesidades fundamentales baterías
secas de 12v 12 Ah, cajas reguladoras, gomas y cámaras y algunas
piezas específicas de acuerdo con las marcas comercializadas en
Cuba.
Considero que alguna entidad del Estado vinculada a
este tema, debe terminar de dar solución a este problema y
pronunciarse en respuesta a Cartas a la Dirección.
Reitero que miles de ciudadanos seguimos esperando,
pues creo que este problema tiene madre y padre y su respuesta no
debe quedar huérfana.
G. M. Blanco Pérez
A propósito de la queja sobre los cajeros
automáticos
Tengo tarjeta magnética desde hace tres años. Desde
entonces he disfrutado de algunas de sus bondades, las cuales
desearía que se extendieran.
Cobro mi salario mediante la tarjeta. Y transfiero
dinero a otras cuentas mediante el cajero. Pago además la factura
telefónica, lo que me brinda gran comodidad ya que aprovecho los
instantes destinados del mes a realizar ese pago e incluso pongo
dinero de más y lo acumulo como crédito telefónico.
El pago de la factura telefónica se realiza en la
opción "Pago de servicios", donde además aparecen las opciones de
pagar las cuentas de electricidad y agua. Sin embargo, estas
opciones están inhabilitadas desde que utilicé el cajero por primera
vez.
Al principio pensé que era cuestión de tiempo y he
esperado largos años infructuosamente. He llamado a los teléfonos de
atención al cliente de los cajeros y dicen desconocer el motivo por
el que estas opciones estén inhabilitadas. Siempre, muy cortésmente,
me ofrecen acogerme al servicio de banca telefónica. No deseo
cuestionarme el servicio de banca telefónica. Sencillamente, como
cliente, deseo efectuar el pago de la electricidad y el agua en el
mismo instante que acudo al cajero y pago el teléfono. No entiendo
por qué las opciones de pago de agua y electricidad aparecen desde
hace años y aún están inactivas. Si el pago lo puede hacer una
operadora a través de la banca telefónica, ¿por qué no lo puedo
hacer yo mismo en el cajero?
En Atención al Cliente de los cajeros me dijeron
igualmente que la responsabilidad de habilitar el pago de la
electricidad es de la Empresa Eléctrica. He llamado a los distintos
niveles de la Unión Eléctrica, desde la OBE Municipal, Provincial
hasta la sede central y en ninguno de ellos me han dado respuesta.
No he hecho el intento con Aguas de la Habana.
¿Pudiera alguien explicar el porqué se impide
realizar el pago del servicio de agua y electricidad? ¿Para cuándo
piensan habilitar estas opciones en el cajero? ¿Cuánto debo seguir
esperando pacientemente?
A. Hernández Garcés
Es necesario informar a las masas
Los medios de difusión de nuestro país han venido
publicando trabajos relacionados con la necesidad del ahorro,
denunciando los despilfarros o destacando los colectivos con buenos
resultados y las iniciativas que contribuyen a ello.
En mi opinión, es un importante aporte que debemos
seguir perfeccionando para ganar la batalla por la eficiencia a la
que estamos convocados en medio de esta crisis económica mundial que
nos afecta a todos.
No obstante, veo con preocupación cómo en las
últimas semanas el consumo de energía eléctrica en el sector
residencial en la mayoría de las provincias está por encima del
plan, lo que de no resolverse volveremos a los apagones, pues no
podemos gastar más de lo planificado, tal como se ha alertado.
Ante estas informaciones y llamados, muchos nos
preguntamos: ¿No se tuvo en cuenta que el consumo de la población al
depender de la electricidad para cocinar se aumentaría y máximo en
los meses de verano?
De ser positivo, sería útil publicar datos del
ahorro en combustible que han significado para el país las medidas
adoptadas por la Revolución Energética, pues hay quienes han puesto
en duda si fue correcta la decisión de sustituir el consumo de GLP o
keroseno por la electricidad para cocinar.
Porque, si bien es cierto que para las familias que
dependían del keroseno esto resulta un adelanto, desde el punto de
vista económico se incrementaron los gastos, no solo por el consumo
eléctrico, sino por las roturas de las piezas y componentes de los
equipos, fundamentalmente la hornilla tal como han expresado otros
lectores.
Creo que ante esta realidad sería bueno recordar lo
expresado por Fidel el 2 de octubre de 1961 y que recientemente
publicó Granma: "Cuando una medida es imprescindible y necesaria,
exige más trabajo. Si las masas están conscientes de esa necesidad
entonces por difícil que sea, esa necesidad entonces se satisface,
esa medida se lleva adelante". Por lo que pienso que ante el
desconocimiento que hay de los resultados de la Revolución
Energética, debemos informar a las masas.
A. Arteaga Pérez
Pacto con el mosquito
Hace alrededor de 20 años que resido en el municipio
del Cerro, y he observado con el decursar de los años una situación
muy delicada, que cobra hoy en nuestros días mayor importancia
cuando nuestro país libra una batalla contra el mosquito Aedes
aegypti, para lograr el control de este vector y evitar que se
propague el dengue. Se trata de la escuela primaria Hortensia
Pichardo, situada en la calle Panchito Gómez No. 495 e/ General
Suárez y Pedro Pérez.
Les puedo afirmar que el sótano de esta escuela y el
patio exterior, cuando llueve, se inundan, llegando a alcanzar en
ocasiones alturas superiores a un metro, en dependencia de la
cantidad de lluvia que se produzca. Es importante señalar que esta
agua se acumula por días y al estar el patio limpio, estas aguas en
sus primeros días son cristalinas, es decir bastante limpias,
creándose las condiciones para la reproducción de mosquitos.
En esta escuela estudian cientos de niños y está
enclavada en una zona residencial donde habita gran cantidad de
personas en sus alrededores, además nuestro municipio ha sido
golpeado por este agente transmisor en varias ocasiones.
A. Rodríguez Rodríguez
Envíe su correspondencia a:
Periódico Granma. Departamento de Atención al Lector. General
Suárez y Territorial. Plaza de la Revolución. La Habana, Cuba.
Código Postal: 10699. Zona Postal Habana 6, Apartado Postal 6187 o
al correo electrónico: cartasaladireccion@granma.cip.cu Teléfonos
881 9712 o 881 3333, extensiones: 143,145, 148, 177. |
|