Un mundo mejor es posible pero comienza con cada
hombre
Ya me estaba preocupando la forma ofensiva en que
algunos se manifiestan sobre quienes plantean abiertamente los
problemas y ofrecen soluciones, sabiendo todos que son
lamentablemente nuestros problemas y que como dice un viejo adagio
"a grandes males, grandes remedios".
Eso de que "el inmovilismo, disfrazado de movilismo
intrascendente, la intolerancia ante los criterios de los demás, el
miedo ante los cambios necesarios y la incorrecta interpretación del
socialismo, son los que realmente le hacen el juego al imperialismo
y pueden conseguir que se empantane nuestra historia...", es un
planteamiento en extremo profundo y real.
Fue la intolerancia ante los criterios del pueblo,
el querer escuchar lo que más agradaba y convenía a los que
empezaban a acomodarse y a corromperse, y no lo que más aportaba a
la supervivencia de nuestra Revolución, lo que nos fue sumiendo en
nuestra crisis actual. ¿Vamos a seguir haciendo lo mismo? ¿Queremos
realmente perfeccionar nuestro Socialismo en los caminos del
Socialismo del Siglo XXI?
Y aquí asocio la importancia extrema de la reflexión
de Y. Pérez Moreno, porque realmente no habrá solución sin el cambio
necesario en las personas.
Un mundo mejor es posible, lo ha dicho Fidel y
muchos líderes políticos y religiosos del mundo, pero comienza con
cada hombre. Será el buen hacer de cada individuo lo que aporte al
buen hacer de nuestra sociedad. Basta con uno para establecer la
diferencia, y lo apreciamos en muchas personas que aún son capaces
de mostrarnos lo mejor de sí no obstante recibir los embates de
nuestras dificultades, como los recibimos todos.
Echemos una mirada a tantos dirigentes, funcionarios
y hombres del pueblo que ni la peor de las miserias materiales o
humanas ha podido corromper, todavía existen, no lo duden. Y no es
que sean personas especiales, sino personas con el ímpetu del
servicio necesario, personas que se quejan, que protestan y que no
apañan los problemas, personas que se niegan a pensar que una obra
construida a golpe de sacrificios para bien nuestro y de muchos
hombres del mundo, tenga que ser insalvable, personas que están
pidiendo a gritos una revolución del sentido común que tan necesario
será para enrumbarnos a un futuro mejor.
C. Lominchar Hernández
La guerra contra la especulación tiene que ser
profunda
Fidel el 29 de marzo de 1959 en Güines dijo:
"...tenemos que acabar con los intermediarios que especulan con los
productos agrícolas".
Hoy escribo para referirme a este tema y felicitar a
la Dirección por los fragmentos de los discursos del Comandante en
Jefe que aparecen en la primera página del diario con pura vigencia
hoy para toda la vida. Felicidades, repito, para la dirección y todo
el colectivo de trabajadores por esta idea que refresca la
conciencia de nuestro pueblo en el pensamiento económico y político
de Fidel.
Es la segunda vez que escribo a esta sección, por su
marcada importancia, sobre esta lacra de intermediarios que ha
ocupado mucho terreno a lo largo y ancho del país y que especulan,
no solo con los productos agrícolas, sino con todos los productos
que existen y que en definitiva debe ser el Estado quien deba
comercializarlos para el bien de todos, pues estos individuos
trafican con productos de la gastronomía, de la industria
alimentaria, efectos eléctricos, insumos de primera necesidad, como
son: pasta dental, detergentes, jabones, máquinas de afeitar, etc.
Todos salen de los establecimientos y almacenes estatales para
venderse a sobreprecios. Esta práctica afecta a toda la población
que es explotada por estos vagos que siguen viviendo del sudor de
nuestro pueblo trabajador.
En este tema planteado hace algunos años por Fidel
la operación para eliminar este mal puede ser urgente y sin demoras,
la guerra contra la especulación tiene que ser profunda sin temor a
nada.
Eliminemos los famosos kioscos de la llamada Granja
Urbana, que sean las propias CCS, CPA, empresas estatales, etc.
quienes comercialicen estos productos del agro, que se eleve el
control y la exigencia en los Consejos de la Administración en todos
los niveles para evitar que salgan al mercado negro los productos
que pertenecen al pueblo, que sean sustituidos los inspectores con
estas ilegalidades que se manifiestan en los kioscos, ferias del
agro, etc., pues estos tipos de intermediarios tienen mayor número
de mercancías que las plazas estatales. No esperemos más para coger
el toro por los cuernos, sobran los ejemplos y las razones de lo que
significa nuestro sistema para el pueblo trabajador, cumplamos con
lo planteado por Fidel y que cito al inicio de estas líneas.
F. Rubido Betancour
Una sugerencia a favor de la cultura económica
Manzanillo tiene como digno orgullo haber tenido el
primer alcalde genuinamente comunista de Cuba. De tabaquero a la
alcaldía. Por encima de la parafernalia en el ayuntamiento, Paquito
Rosales Benítez hizo colocar a la entrada del Palacio municipal una
pizarra para que el pueblo observara los ingresos y gastos de la
alcaldía. Se anticipó así a las rendiciones de cuenta transparentes
y cristalinas en una doble dirección: gobierno a pueblo y pueblo a
gobierno.
Me pregunto por qué no poner algunas pizarras en las
dependencias que se nutren del presupuesto del Estado, para que
internos y externos sepan cuánto cuesta esa actividad de salud, de
cultura o de educación, etc.
Pienso en la doble rendición de cuenta: los que
trabajan allí sabrán cuánto desgrana el Estado para que ellos den
servicios y los serviciados cuánto desembolsa el Estado para que
ellos sean serviciados y ambos emulen en cuidarlo, protegerlo y
saber la magnitud del esfuerzo social, que cada peso que se invierta
allí se sustrajo de otro empeño o servicio realizado, lo cual en sí
es un sacrifico social.
Todos debemos conocer cuál gratuidad no es
necesariamente caridad, gratuidad es el reflejo de un pueblo
trabajando denodadamente en la esfera material y de servicios
productivos que drenan su sudor para que esos centros puedan
subsistir, y que debe respetar ese sudor y rendirles cuenta.
Se debe crear la cultura económica de los que
concurrimos a la escuela, policlínico, clínica dental, a los
parques, cines, teatros, etc., de que disfrutamos del trabajo
abnegado de anónimos hombres que se reflejan en esa pizarra, no para
bochorno sino para gratitud.
Del cielo recibimos la espiritualidad, en la tierra
recibimos lo que seamos capaces de producir y cuidar.
Hace siete décadas Francisco Rosales Benítez trazó
una senda que en estos momentos debemos recuperar para el bien de la
sociedad y de la espiritualidad individual.
P. V. Rodríguez Figueira
Dos opiniones
He seguido con mucho interés las publicaciones de
los viernes donde se recogen diferentes opiniones de nuestro pueblo
en relación con los problemas que enfrenta nuestra sociedad. También
he podido escuchar las opiniones de muchos compañeros que, a lo
largo de muchos años, han tenido y tienen ideas de lo que hay que
hacer al respecto para poco a poco ir resolviendo temas cruciales
que enfrenta nuestro país que son muy difíciles de solucionar.
Pienso que un problema ha sido que los medios de
difusión siempre han publicado las informaciones de forma
triunfalista y que en los últimos tiempos esta situación ha cambiado
un poco pero no todo lo que debe cambiar, por eso reconozco el
avance que se ha tenido en este aspecto del cual el periódico que
usted dirige y del que el órgano oficial del Partido es abanderado.
Un ejemplo entre miles que pudiera destacar es la
crítica que se hizo de la limpieza de las terminales del aeropuerto
de Rancho Boyeros, en el cual sus cuadros y trabajadores
reaccionaron y revirtieron, hasta donde fue posible, los problemas
señalados. He aquí la importancia del trabajo de los órganos de
difusión dirigidos a resaltar los verdaderos logros y criticar las
deficiencias que existen lo cual compulsa a mejorar los problemas
existentes en la sociedad.
Quiero aprovechar la oportunidad para plantear dos
opiniones:
Cuando comencé a trabajar en el año 1959 tenía 13
años de edad. En Managua existían tres fábricas de calzado cuando
Cuba tendría en aquel entonces 6 o 7 millones de habitantes, y ya
también existía en una casa particular un embrión de la cuarta
fabrica en este pequeño poblado. Tuve la dicha de ser desde obrero
de la producción, mecánico, hasta jefe de mantenimiento de la
Empresa por espacio de 23 años y en los años 80 quedaban de aquellas
fábricas una moderna con tecnología muy avanzada, la cual pienso que
hoy seguiría siendo de primera línea porque eran máquinas de última
generación altamente productivas. ¿Y qué pasó? Managua se quedó sin
fábricas de calzado para dar paso a la importación de calzado que en
general es de mala calidad.
Un día averigüé y me dicen que el zapato importado
era más barato que producirlo en el país y me pregunté: ¿y la
transportación muchas veces desde China y el pago de la mano de obra
y las fuentes de empleo que se perdieron y el orgullo que sentimos
de ser zapateros? pienso que fue un grave error del Ministerio de la
Industria Ligera y de la Unión del Calzado haber tomado esta medida.
Hoy la moderna fábrica de que les cuento está en ruinas y se dio
paso a la fabricación artesanal de forma totalmente manual e
improductiva en otros lugares del país pues ni a mano se hacen ya
zapatos en este pueblo.
No tengo la cifra de las fábricas cerradas en el
país pero conozco que se cerraron en San Antonio de los Baños,
Quivicán, San Nicolás, Calabazar y muchas más. Me pregunto ¿podremos
algún día recibir la noticia de que buena parte del calzado que se
consume en Cuba es producido en el país?
El otro tema que quiero tocar es la centralización
de las decisiones administrativas que está haciendo tanto daño como
el bloqueo. Trabajando yo en una empresa de provincia La Habana viví
cómo la empresa teniendo en la cuenta en el banco miles de CUC no
podía ni comprar un rollo de tape vinil para empalmar unos cables
desnudos por estar en otro código de asignación de recursos para el
cual no se había puesto dinero.
Además la cuenta en el banco es ficticia pues hasta
los cheques los tiene que elaborar el propio banco lo cual trae
demoras a la hora de resolver un problema y vean qué pasa:
1.. El comprador sale a buscar la prefactura a
Ciudad de La Habana.
2.. Hay que esperar que se celebre la reunión de la
comisión de divisas.
3..Después esperar que llegue el día en que el banco
atiende a la Empresa
4.. Después recoger el cheque e ir a buscar el
producto. ¿Qué ha pasado si la prefactura no tiene todos los datos
correctos de la Empresa? El banco la vira y hay que ir por otra
prefactura, al fin, el banco emite el cheque y si tiene algún
problema de impresión la empresa suministradora no lo acepta, hay
que volver al banco por otro cheque y al final después de tantas
carreras se acabó el producto, ¿cuántos litros de combustible se
gastaron? Y al final el problema sigue.
Tengo muchos ejemplos que he vivido por lo que creo
que a las empresas hay que darles más soltura y el director que meta
la mano aplicarle una medida tan fuerte que sea ejemplarizante; hay
que confiar por otro lado en la gente pues esta situación hace
sentir mal a los que dirigen y controlar su trabajo como un sistema
que fiscalice la utilización de los recursos.
R. Pérez Vera