Publicadas el 16 de julio de 2010

Un mundo mejor es posible pero comienza con cada hombre

Ya me estaba preocupando la forma ofensiva en que algunos se manifiestan sobre quienes plantean abiertamente los problemas y ofrecen soluciones, sabiendo todos que son lamentablemente nuestros problemas y que como dice un viejo adagio "a grandes males, grandes remedios".

Eso de que "el inmovilismo, disfrazado de movilismo intrascendente, la intolerancia ante los criterios de los demás, el miedo ante los cambios necesarios y la incorrecta interpretación del socialismo, son los que realmente le hacen el juego al imperialismo y pueden conseguir que se empantane nuestra historia...", es un planteamiento en extremo profundo y real.

Fue la intolerancia ante los criterios del pueblo, el querer escuchar lo que más agradaba y convenía a los que empezaban a acomodarse y a corromperse, y no lo que más aportaba a la supervivencia de nuestra Revolución, lo que nos fue sumiendo en nuestra crisis actual. ¿Vamos a seguir haciendo lo mismo? ¿Queremos realmente perfeccionar nuestro Socialismo en los caminos del Socialismo del Siglo XXI?

Y aquí asocio la importancia extrema de la reflexión de Y. Pérez Moreno, porque realmente no habrá solución sin el cambio necesario en las personas.

Un mundo mejor es posible, lo ha dicho Fidel y muchos líderes políticos y religiosos del mundo, pero comienza con cada hombre. Será el buen hacer de cada individuo lo que aporte al buen hacer de nuestra sociedad. Basta con uno para establecer la diferencia, y lo apreciamos en muchas personas que aún son capaces de mostrarnos lo mejor de sí no obstante recibir los embates de nuestras dificultades, como los recibimos todos.

Echemos una mirada a tantos dirigentes, funcionarios y hombres del pueblo que ni la peor de las miserias materiales o humanas ha podido corromper, todavía existen, no lo duden. Y no es que sean personas especiales, sino personas con el ímpetu del servicio necesario, personas que se quejan, que protestan y que no apañan los problemas, personas que se niegan a pensar que una obra construida a golpe de sacrificios para bien nuestro y de muchos hombres del mundo, tenga que ser insalvable, personas que están pidiendo a gritos una revolución del sentido común que tan necesario será para enrumbarnos a un futuro mejor.

C. Lominchar Hernández

La guerra contra la especulación tiene que ser profunda

Fidel el 29 de marzo de 1959 en Güines dijo: "...tenemos que acabar con los intermediarios que especulan con los productos agrícolas".

Hoy escribo para referirme a este tema y felicitar a la Dirección por los fragmentos de los discursos del Comandante en Jefe que aparecen en la primera página del diario con pura vigencia hoy para toda la vida. Felicidades, repito, para la dirección y todo el colectivo de trabajadores por esta idea que refresca la conciencia de nuestro pueblo en el pensamiento económico y político de Fidel.

Es la segunda vez que escribo a esta sección, por su marcada importancia, sobre esta lacra de intermediarios que ha ocupado mucho terreno a lo largo y ancho del país y que especulan, no solo con los productos agrícolas, sino con todos los productos que existen y que en definitiva debe ser el Estado quien deba comercializarlos para el bien de todos, pues estos individuos trafican con productos de la gastronomía, de la industria alimentaria, efectos eléctricos, insumos de primera necesidad, como son: pasta dental, detergentes, jabones, máquinas de afeitar, etc. Todos salen de los establecimientos y almacenes estatales para venderse a sobreprecios. Esta práctica afecta a toda la población que es explotada por estos vagos que siguen viviendo del sudor de nuestro pueblo trabajador.

En este tema planteado hace algunos años por Fidel la operación para eliminar este mal puede ser urgente y sin demoras, la guerra contra la especulación tiene que ser profunda sin temor a nada.

Eliminemos los famosos kioscos de la llamada Granja Urbana, que sean las propias CCS, CPA, empresas estatales, etc. quienes comercialicen estos productos del agro, que se eleve el control y la exigencia en los Consejos de la Administración en todos los niveles para evitar que salgan al mercado negro los productos que pertenecen al pueblo, que sean sustituidos los inspectores con estas ilegalidades que se manifiestan en los kioscos, ferias del agro, etc., pues estos tipos de intermediarios tienen mayor número de mercancías que las plazas estatales. No esperemos más para coger el toro por los cuernos, sobran los ejemplos y las razones de lo que significa nuestro sistema para el pueblo trabajador, cumplamos con lo planteado por Fidel y que cito al inicio de estas líneas.

F. Rubido Betancour

Una sugerencia a favor de la cultura económica

Manzanillo tiene como digno orgullo haber tenido el primer alcalde genuinamente comunista de Cuba. De tabaquero a la alcaldía. Por encima de la parafernalia en el ayuntamiento, Paquito Rosales Benítez hizo colocar a la entrada del Palacio municipal una pizarra para que el pueblo observara los ingresos y gastos de la alcaldía. Se anticipó así a las rendiciones de cuenta transparentes y cristalinas en una doble dirección: gobierno a pueblo y pueblo a gobierno.

Me pregunto por qué no poner algunas pizarras en las dependencias que se nutren del presupuesto del Estado, para que internos y externos sepan cuánto cuesta esa actividad de salud, de cultura o de educación, etc.

Pienso en la doble rendición de cuenta: los que trabajan allí sabrán cuánto desgrana el Estado para que ellos den servicios y los serviciados cuánto desembolsa el Estado para que ellos sean serviciados y ambos emulen en cuidarlo, protegerlo y saber la magnitud del esfuerzo social, que cada peso que se invierta allí se sustrajo de otro empeño o servicio realizado, lo cual en sí es un sacrifico social.

Todos debemos conocer cuál gratuidad no es necesariamente caridad, gratuidad es el reflejo de un pueblo trabajando denodadamente en la esfera material y de servicios productivos que drenan su sudor para que esos centros puedan subsistir, y que debe respetar ese sudor y rendirles cuenta.

Se debe crear la cultura económica de los que concurrimos a la escuela, policlínico, clínica dental, a los parques, cines, teatros, etc., de que disfrutamos del trabajo abnegado de anónimos hombres que se reflejan en esa pizarra, no para bochorno sino para gratitud.

Del cielo recibimos la espiritualidad, en la tierra recibimos lo que seamos capaces de producir y cuidar.

Hace siete décadas Francisco Rosales Benítez trazó una senda que en estos momentos debemos recuperar para el bien de la sociedad y de la espiritualidad individual.

P. V. Rodríguez Figueira

Dos opiniones

He seguido con mucho interés las publicaciones de los viernes donde se recogen diferentes opiniones de nuestro pueblo en relación con los problemas que enfrenta nuestra sociedad. También he podido escuchar las opiniones de muchos compañeros que, a lo largo de muchos años, han tenido y tienen ideas de lo que hay que hacer al respecto para poco a poco ir resolviendo temas cruciales que enfrenta nuestro país que son muy difíciles de solucionar.

Pienso que un problema ha sido que los medios de difusión siempre han publicado las informaciones de forma triunfalista y que en los últimos tiempos esta situación ha cambiado un poco pero no todo lo que debe cambiar, por eso reconozco el avance que se ha tenido en este aspecto del cual el periódico que usted dirige y del que el órgano oficial del Partido es abanderado.

Un ejemplo entre miles que pudiera destacar es la crítica que se hizo de la limpieza de las terminales del aeropuerto de Rancho Boyeros, en el cual sus cuadros y trabajadores reaccionaron y revirtieron, hasta donde fue posible, los problemas señalados. He aquí la importancia del trabajo de los órganos de difusión dirigidos a resaltar los verdaderos logros y criticar las deficiencias que existen lo cual compulsa a mejorar los problemas existentes en la sociedad.

Quiero aprovechar la oportunidad para plantear dos opiniones:

Cuando comencé a trabajar en el año 1959 tenía 13 años de edad. En Managua existían tres fábricas de calzado cuando Cuba tendría en aquel entonces 6 o 7 millones de habitantes, y ya también existía en una casa particular un embrión de la cuarta fabrica en este pequeño poblado. Tuve la dicha de ser desde obrero de la producción, mecánico, hasta jefe de mantenimiento de la Empresa por espacio de 23 años y en los años 80 quedaban de aquellas fábricas una moderna con tecnología muy avanzada, la cual pienso que hoy seguiría siendo de primera línea porque eran máquinas de última generación altamente productivas. ¿Y qué pasó? Managua se quedó sin fábricas de calzado para dar paso a la importación de calzado que en general es de mala calidad.

Un día averigüé y me dicen que el zapato importado era más barato que producirlo en el país y me pregunté: ¿y la transportación muchas veces desde China y el pago de la mano de obra y las fuentes de empleo que se perdieron y el orgullo que sentimos de ser zapateros? pienso que fue un grave error del Ministerio de la Industria Ligera y de la Unión del Calzado haber tomado esta medida. Hoy la moderna fábrica de que les cuento está en ruinas y se dio paso a la fabricación artesanal de forma totalmente manual e improductiva en otros lugares del país pues ni a mano se hacen ya zapatos en este pueblo.

No tengo la cifra de las fábricas cerradas en el país pero conozco que se cerraron en San Antonio de los Baños, Quivicán, San Nicolás, Calabazar y muchas más. Me pregunto ¿podremos algún día recibir la noticia de que buena parte del calzado que se consume en Cuba es producido en el país?

El otro tema que quiero tocar es la centralización de las decisiones administrativas que está haciendo tanto daño como el bloqueo. Trabajando yo en una empresa de provincia La Habana viví cómo la empresa teniendo en la cuenta en el banco miles de CUC no podía ni comprar un rollo de tape vinil para empalmar unos cables desnudos por estar en otro código de asignación de recursos para el cual no se había puesto dinero.

Además la cuenta en el banco es ficticia pues hasta los cheques los tiene que elaborar el propio banco lo cual trae demoras a la hora de resolver un problema y vean qué pasa:

1.. El comprador sale a buscar la prefactura a Ciudad de La Habana.

2.. Hay que esperar que se celebre la reunión de la comisión de divisas.

3..Después esperar que llegue el día en que el banco atiende a la Empresa

4.. Después recoger el cheque e ir a buscar el producto. ¿Qué ha pasado si la prefactura no tiene todos los datos correctos de la Empresa? El banco la vira y hay que ir por otra prefactura, al fin, el banco emite el cheque y si tiene algún problema de impresión la empresa suministradora no lo acepta, hay que volver al banco por otro cheque y al final después de tantas carreras se acabó el producto, ¿cuántos litros de combustible se gastaron? Y al final el problema sigue.

Tengo muchos ejemplos que he vivido por lo que creo que a las empresas hay que darles más soltura y el director que meta la mano aplicarle una medida tan fuerte que sea ejemplarizante; hay que confiar por otro lado en la gente pues esta situación hace sentir mal a los que dirigen y controlar su trabajo como un sistema que fiscalice la utilización de los recursos.

R. Pérez Vera

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