Publicadas
el 7 de mayo de 2010
Transformemos este bello país comenzando por la mentalidad de las
personas
Sigo con extremo interés la sección Cartas a la
Dirección, por el debate fecundo en ella creado. En ese debate me
encontré con dos perspectivas diametralmente opuestas de nuestro
socialismo, esto no me extrañó porque como dijo el Generalísimo el
cubano o no llega o se pasa, esto sin perder tampoco la perspectiva
de que la verdad se mezcla.
Por un lado los defensores recalcitrantes de un
socialismo dogmático, puro y duros, estatificado, inamovible y con
mucha retórica y clases magistrales de todos harto conocido,
bastantes ajenas a nuestra realidad actual, en fin un socialismo
incapaz de reconocer incluso que los tiempos ya no son los mismos,
pero con la mayor de las virtudes... la defensa a ultranza de
nuestro proyecto social.
Del otro, los defensores dialécticos y confesos de
un socialismo dinámico, cambiante, evolutivo como la vida misma, los
defensores de un socialismo no ajeno a que llevamos mucho tiempo
diciendo lo mismo sin resolver casi nada, por lo que se proyectan
hacia la búsqueda de nuevas formas y métodos, siempre dentro del
socialismo, para nuestras viejas deficiencias.
Por favor, no nos entretengamos más. pienso que
ningún cuerdo se atrevería a hablar de propiedad privada para
resolver nuestros problemas y salir adelante. Siento que el eje del
debate gira en torno a la propiedad cooperativa en la gastronomía.
Por eso llamo a la reflexión ciudadana, ¿acaso ese es nuestro
problema económico más acuciante? Además de no ser el único, los hay
mucho más urgentes, esenciales: la doble moneda y la doble moral, el
salario gratificante para que se incentiven la producción y los
servicios, así como la producción de alimentos, para no hacer esta
lista casi interminable.
Recientemente nuestro Presidente Raúl Castro abordó
la idea de que no tenemos derecho a equivocarnos y comparto su
criterio todas las veces.
Nunca me pareció tan exacto como en estos momentos
del debate, replantear la tesis sobre Feuerbach en la que Marx,
enfático, advierte el peligro: "los filósofos no han hecho más que
interpretar el mundo de diversos modos, pero de lo que se trata es
de transformarlo".
Transformemos este bello país comenzando justamente
por donde más difícil resulta, por la mentalidad de las personas,
incluyamos desde ya la demora, la inacción en la lucha cubana contra
los demonios.
Busquemos mecanismos nuevos ...
¿por qué temerle a la evolución, si Revolución es cambio?
Transformemos este archipiélago, hagámoslo más
eficiente, más productivo, más libre, hagámoslo más próspero sobre
la base del trabajo y el salario reconfortante.
Aboguemos todos desde esta tribuna por nuevos
mecanismos, estructuras o como quiera llamárseles, pero hagámoslo ya
sin más dilación porque mañana, mañana puede ser demasiado tarde.
J. Rodríguez Pérez
Me opongo
Al igual que me opuse con las armas en la mano a la
represiva dictadura de Batista, y a todos los que han tratado de
arrebatarnos la Revolución en este medio siglo, me opongo, discrepo,
disiento y estoy en desacuerdo con muchas cosas.
Me opongo a los que defienden a capa y espada los
esquemas organizativos y productivos que ya agotaron su papel en la
historia, por ejemplo, los que consideran que hay que mantener a
toda costa y a todo costo a los timbiriches y a sus entidades
administradoras, porque eso representa al socialismo. Mentira:
socialismo es la propiedad del pueblo sobre los medios de
producción, pero no todos, sino los básicos, los que de verdad
definen la economía de un Estado.
Discrepo de los que consideran que la propiedad
privada se contrapone al socialismo. Depende de qué propiedad
hablamos. No es lo mismo la propiedad privada o la posesión en
usufructo de un minúsculo pedazo de tierra o sobre una chaveta para
arreglar un zapato, que la propiedad sobre una industria metalúrgica
o un pozo de petróleo.
Discrepo de los que ven la caída del socialismo en
que un grupo de albañiles creen una cooperativa para arreglar
paredes o construir una casa, o un plomero que arregle una tupición,
o un mecánico que repare un carro, o un soldador que haga una
ventana, o unos gastronómicos operando de forma cooperada su centro
de servicios, que antes era "estatal". Todos comprando los recursos
en un centro autorizado, pagando sus impuestos, teniendo derecho a
los beneficios de la Seguridad Social.
Disiento de los que estiman que debemos fomentar una
sociedad de "desviadores de recursos". Millones de ventanas y
puertas de nuestro país tienen rejas metálicas. ¿De dónde han salido
los materiales? Cuando a uno se le rompe un carro o un equipo
electrodoméstico, ¿a quién acude? Cuando hay que repellar una pared,
¿qué entidad estatal es capaz de hacerlo al día siguiente?
Estoy en desacuerdo con los que consideran que el
socialismo es una cosa inamovible, estática, y que todo cambio
generará su destrucción. Es lo contrario: el socialismo que no
cambia, que no se adapta a las nuevas situaciones, está condenado al
fracaso. Acuérdense del socialismo europeo.
A. Ríos Hernández
¿Hasta cuándo vamos a seguir permitiendo el
desorden?
Cada viernes leo Cartas a la Dirección, y si
fuéramos a escribir cada situación de desorden, no alcanzaría el
periódico, para informarlas. Pero me decido a hablar de algo que es
tan preocupante como todo lo que se dice y se escribe.
Desde hace unos días he tenido que viajar de mi
reparto al centro de la localidad, por diferentes problemas y he
podido observar en cada ómnibus que tomo, sin excepción, que la
mayor parte del abono del pasaje, se lo entregan al chofer y este
así, en buen cubano —a la cara— lo pone a un lado del timón y no en
la alcancía. claro también los pasajeros tienen la culpa, pero dónde
están las autoridades, funcionarios, etc. Los chóferes tienen, que
yo sepa, un salario decoroso, el Estado pone el transporte y sus
componentes.
Por eso digo ¿hasta cuándo vamos a seguir
permitiendo el desorden a la vista de todos?
A. P. Pagés Martell
Hay que hacer cambios pero no tan a la carrera
Se puede estar o no de acuerdo con las opiniones de
cada lector; lo que si creo que merecen nuestro respeto, pues es su
manera de ver y apreciar la difícil situación que tienen muchas
unidades menores y el deficiente servicio que prestan; igualmente
exponen su criterio de cómo podría resolverse el problema,
planteando algunos que es el momento de hacerlo sin demora; estoy de
acuerdo que hay que hacerlo, pero no tan a la carrera, no sea que se
cometan errores y caigamos en que "el remedio resulte peor que la
enfermedad". No olvidemos que la situación no es fácil, sino muy
complicada y debe actuarse con mucho tacto, evitando así permitirle
el juego al enemigo, quien se aprovecha de todo.
A muchos no le gusta ni agrada el término
privatizar. Yo me pregunto ¿por qué temerle, si de aplicarse iría
acompañado del debido control? Ahora bien, podemos usar otros
términos, tales como cooperativizar, asociar, arrendar, etc.
Cualquiera de estas formas que se emplee, que en esencia es lo
mismo, debe estar debidamente controlada y fiscalizada por personal
calificado. Estamos plenamente de acuerdo con distintos
planteamientos respecto a que el Estado puede facilitar el local —y
hasta autorizar su construcción—, y aplicar lo que se establezca en
cuanto a impuesto y otros, todo lo cual quedaría claramente plasmado
en un previo contrato. Mucho se ahorraría el Estado, especialmente
en lo económico, aplicando todo esto en las unidades pequeñas de
gastronomía y de múltiples servicios de todo tipo, cuyos
administradores y empleados, aparte del robo y la corrupción, poco o
nada les importa el buen o mal servicio que prestan, pues al final
su salario está asegurado, con independencia de las pérdidas que
tenga su centro de trabajo.
Conozco trabajadores de estas unidades que hasta se
alegran de que no tengan materia prima u otros recursos, ya que así
están más libres para otros negocios al margen. ¡Cuánta verdad hay
en eso de que todo se resolvería cuando esos trabajadores se sientan
realmente dueños de los medios que tienen en sus manos!
Por sobre todas la cosas, estoy totalmente claro y
conciente de las limitaciones y carencias que tenemos pero estas se
hacen peor por el mal actuar de muchos a los que "Liborio" paga.
Privaticemos, cooperativicemos, asociemos, pero por encima de todo,
controlemos.
Quiero destacar que no es solo en las unidades de
gastronomía y de servicios de toda índole donde se ven cosas en las
que los usuarios se preguntan: ¿Sería así si los que aquí trabajan
fueran los dueños?
Quiero referirme en este caso a algo que he visto en
la farmacia de mi localidad, donde, por ejemplo, se pasan semanas
sin que haya algunos medicamentos simples, que nada tienen que ver
con problemas de importación. Si se le pregunta a cualquiera de los
muchos empleados que allí laboran, simplemente te responden: "No sé,
no traen ...
" y uno se pregunta: ¿Harán alguna gestión para que esto no ocurra?
Cosas así descontentan y habrá que resolverlas más temprano que
tarde, independientemente de la complejidad del tema. Estoy seguro
de que el Estado y sus instituciones, conocedores plenamente y
conscientes de la situación trabajan sin descanso por cambiar para
más y mejor nuestro socialismo.
J. I. Peña Nava
¿Qué hacemos con los conocimientos?
Hace varios meses en esta sección leí una opinión de
R. González Hernández sobre las publicaciones científicas; luego lo
apoyó un compañero de Santiago de Cuba y hasta entonces nadie más se
ha pronunciado al respecto.
En el pasado mes de febrero se realizó como cada año
la Feria Internacional del Libro en La Cabaña y luego se extendió
por todo nuestro país, tuve la oportunidad de ir en dos ocasiones a
dicho evento. Recorrí todas las áreas de exposición buscando
literatura científico–técnica y solo encontré dos editoriales en
moneda nacional que vendían este tipo de publicaciones: Editorial
Pueblo y Educación y ACPA, todas las demás estaban repartidas entre
literatura infantil, literatura para adultos (cuentos, novelas,
etc.), ciencias sociales, historia, humanidades y socio–política. En
estos tiempos donde muchos queremos contribuir a la producción de
alimentos me pregunto entonces: ¿Dónde están los manuales, folletos,
revistas que hablen de cómo preparar la tierra, de los tipos de
suelos, las labores agrotécnicas, la cría de animales, las razas más
productivas, el manejo de los animales, la tecnología de crianza,
las semillas, distancia de siembra, tiempo de siembra y cosecha,
etc.?¿Dónde se pueden encontrar los trabajos premiados a nivel
nacional de los Fórums de Ciencia y Técnica? ¿Y la ANIR?, ¿qué se ha
hecho de esta Asociación?
Quizás muchos de los lectores de esta sección se
hagan estas interrogantes como me las hice yo cuando leí las
opiniones anteriores y creí que la cerca de cardona, el yogurt de
boniato y yuca, la ceba de toros, los multiarados y otras
publicaciones que he leído en la prensa cubana sobre la búsqueda de
alternativas para la producción de alimentos, eran novedosas y
resulta que, al comentarlas ya eran conocidas desde hace muchos
años. ¿Quién sabe si hay otros secretos que no han sido publicados?
Creo que va siendo hora de darle un espacio a estas experiencias
escritas de nuestros especialistas, técnicos, obreros y campesinos
para de esta forma evitar, como dijo el compañero R. González, que
se lleven sus conocimientos a la tumba.
E. Alfonso
El tema de la producción y oferta de carne bovina
merece seguimiento
El tema de la producción y oferta de carne bovina
merece seguimiento. No se trata de cuestionar lo pasado sino de
analizar dialécticamente lo que hoy resulta más conveniente, pero es
evidente que tres renglones con prohibiciones en la
comercialización, la carne de res, el tabaco y el café han sufrido
las caídas más significativas.
¿Por qué si la ganadería vacuna es una sola, se ha
logrado un salto extraordinario en la producción de leche y no se
observa de igual manera en la carne? El leve crecimiento alcanzado
no deja huellas en el consumo y todavía es muy bajo el peso promedio
con que se sacrifican las reses. Nadie vende un puerco flaco, pero
muchas vacas depauperadas por la sequía han terminado todos estos
años en las casillas, convertidas en ternilla por no garantizarles
los alimentos a tiempo.
Nadie se acostumbra a la ausencia de la carne de
res, consumida desde que nuestro país comenzó a desarrollar la
ganadería apenas se agotó el oro de los ríos. Y la carne vacuna es
más rentable que la de cerdo, porque las reses se alimentan de
pastos y forrajes. Pero se desestimuló durante mucho tiempo su cría
con precios de compra irrisorios, multas injustas, falta de sentido
de propiedad. El hurto y sacrificio ilegal se extendió por los
campos. Más de 2 000 cabezas de ganado chocaron con cuchillos
ilegales en Villa Clara en el 2010. Pero más de 19 000 "fallecieron"
según los informes, aunque se ha probado que no todos murieron de
manera natural.
Pesar un animal en estos años ha sido una agonía
para los campesinos, la burocracia se ha ensañado contra el ganado
vacuno, los controles son inauditos. Un campesino tiene que caminar
decenas de kilómetros muchas veces para inscribir un ternero y si no
lo hace a tiempo es multado. Con tantas cosas en contra es difícil
explicarse como la masa ha seguido creciendo, parece increíble.
Ya Villa Clara cuenta con más de 470 000 cabezas, ha
crecido en más de 9 000 en el último año, cuando comienzan a verse
los primeros resultados del aumento del precio y la entrega de
tierras en lo fundamental. La ceba intensiva en fase inicial, es un
paso de avance, pero no lo suficiente para ver los resultados en la
casilla.
Faltan a nuestro juicio, decisiones por tomar en la
ganadería para cambiar lo que debe ser cambiado, en primer lugar
recuperar el verdadero sentido de propiedad sobre los animales. El
desarrollo porcino ha despejado el camino. Nadie sacrifica
reproductoras activas y la masa crece. Lo mismo ocurriría con el
ganado bovino, habría mejor control y protección que el que exigen
los papeles, desaparecería prácticamente una tipicidad delictiva que
conlleva la conducta ilegal de miles de ciudadanos y crecería la
motivación para criar ganado y con ella, la producción de carne de
res. Que crezca la masa de ganado vacuno a un ritmo superior sería
el mayor aporte de los ganaderos a nuestra soberanía alimentaria e
incluso a la seguridad nacional.
J. Álvarez López
Un comentario de una colaboradora de la salud
Una cifra nada despreciable de colaboradores
internacionalistas de la salud, fue beneficiada por un plan especial
de construcción de viviendas desde el año 2004, sin embargo, este
sueño se ha visto imposibilitado de cumplirse en más de la mitad de
los casos por disímiles causas, la inmensa mayoría no han sido
explicadas a los beneficiados por los organismos competentes y en
muchas ocasiones se han dado respuestas sin un basamento fidedigno.
Quizás las viviendas puedan dejar de construirse, de
sobra son conocidos los motivos que pueden hacerlo aconsejable; lo
que no podemos permitir es que por errores de quienes tienen una
función determinada se induzca la pérdida de confiabilidad en
nuestras estructuras. La comunicación es lo que ha primado a lo
largo de todo nuestro proceso y es la comunicación, pero con la
verdad como premisa, la única encargada de mejorar los estados de
opinión existentes en muchos de los colaboradores beneficiados con
este proyecto.
En estos momentos y desde hace 24 años, vivo en una
casa consultorio del Médico de la Familia, medio básico de la
dirección municipal de Salud Pública, como yo muchos compañeros míos
pueden estar en esta misma condición, soy especialista de 1er grado
en Medicina General Integral y seguiré ejerciendo esta especialidad
hasta mi jubilación prestando servicio a mi comunidad. Aunque sé las
disposiciones legales existentes en estos momentos para los medios
básicos de la salud, me pregunto ¿Por qué otorgarme una nueva
vivienda si con la que cuento puede dárseme en propiedad a los
precios que ajuste nuestro Estado?; a fin de cuentas soy
beneficiaria de un medio básico desde hace más de 20 años y seguiré
laborando en el plan del Médico de la Familia lo que resta de mi
vida laboral.
La anterior es una posible solución a mis
necesidades de vivienda sin incurrir en un nuevo gasto y sin
alejarme de una comunidad a la que he prestado servicio durante
tanto tiempo.
I.C. Medina Fundora
El reordenamiento laboral ocupa lugar cimero
Los revolucionarios cubanos hemos vivido días de
verdadero y justificado júbilo con el desarrollo exitoso de dos
hechos de memorable connotación: las elecciones parciales llevadas a
cabo el 25 de abril y el desfile nacional del 1 de Mayo. En medio de
la colosal campaña de descrédito que se nos hace, los cubanos hemos
enviado un mensaje al mundo: apoyamos la Revolución, que es nuestra,
y al gobierno que nos hemos dado democráticamente.
Ello ha sucedido en momentos en que se nos ha
informado lo imprescindible de un reordenamiento laboral, la elevada
cifra de compatriotas que ocupan lugar en plantillas infladas, la
inminente necesidad de reordenamiento institucional, la adopción de
medidas de efecto muy sensible en el plano económico...
Somos conscientes de que no es posible mantener
vigentes medidas adoptadas antes de la crisis económica que vive el
mundo de hoy, la que tiene dramática repercusión en Cuba, hechos que
preocupan mucho a los cubanos y cubanas, sin embargo, lo relativo al
reordenamiento laboral ocupa lugar cimero.
Ese reordenamiento laboral que involucra a más de un
millón de personas tendrá que llevarse a cabo con absoluta
transparencia, igualdad y equidad.
Es un caso en el que no podemos darnos el lujo de
que sucedan cosas como lo acontecido con la entrega de tierras
ociosas, algunos de cuyos episodios más sobresalientes hemos
conocido por la prensa. La adopción de sanciones pone algunas cosas
en su lugar, solo algunas, pues hay daños que son irreversibles.
Hemos criticado en estas páginas nuestra burocracia,
que es un fenómeno universal, pero que en Cuba excede todo lo
imaginable porque es algo en lo cual nos pasamos. He visitado
oficinas donde ya no hay espacio para un buró más, algunos de los
cuales han estado vacíos y sus titulares haciendo lo que Raúl Roa
denominó palique ambulatorio.
En esas oficinas hay maestros y profesores que se
alejaron de las aulas para llevar a cabo una labor menos hermosa,
pero en cuyo desempeño reciben determinados estímulos; idéntico debe
suceder con otras profesiones u oficios. Si todos los maestros que
ha formado la Revolución estuvieran frente al aula, de seguro este
sector no estuviera tan deprimido. No ignoro que este sector y otros
igualmente importantes son cantera de cuadros cuya promoción ha sido
imprescindible por interés del país. Eso es otra cosa y se
justifica.
A la hora de ese reordenamiento habrá que ser
enérgico, razonable, humano, lo que no significa que se den
innumerables opciones a los afectados, que estos no acepten y
entretanto devenguen un porcentaje de su salario. Como existen
actualmente. Cuba hoy no puede darse ese lujo, como sí pudimos antes
cuando no había tan difícil situación económica. Ya casi no
recordamos que estamos aún bajo los efectos de tres ciclones que
ocasionaron daños por casi 10 mil millones de dólares. A veces la
memoria nos falla. Pero nada puede fallar.
Si este reordenamiento laboral lo hacemos con
equidad será menos traumático. Es imprescindible que ese proceso sea
diáfano, si alguien resulta excedente, ya sea el portero o el
almacenero, el guardabolsas o el gerente, que se tenga en cuenta de
veras el mejor derecho.
A. Rondón Velázquez
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