El debate enriquece
Desde sus inicios sigo muy de cerca la sección
Cartas a la Dirección y con particular atención el debate que ha
surgido en torno a propuestas de cambio en nuestra economía.
Considero que esto es algo provechoso que enriquece el análisis que
en tal sentido se plantea el país para definir con la mayor certeza
posible que tipo de sociedad deseamos y podemos diseñar para el
futuro, sin apartarnos de la esencia de nuestro proceso
revolucionario.
Todas las opiniones tienen un valor y aportan
elementos de juicio que se deben tener en cuenta, y aunque en
ocasiones hay criterios contrapuestos siempre tienen sus partes
positivas de una u otra forma.
A la hora de evaluar qué tipo de propiedad debe
imperar en uno u otro sector de nuestra economía, debemos partir del
punto de que el Estado es el representante máximo en el control
sobre la propiedad social y sin renunciar a él, hay que evaluar el
momento histórico que estamos viviendo y adaptarse al mismo sin
perder el rumbo.
Lo que sucede hoy, con las tierras que no están
produciendo, es un ejemplo palpable de lo que decía anteriormente.
El Estado no ha dejado de ser el propietario de la tierra y la ha
estado entregando en usufructo a los que estén en condiciones de
hacerla producir. Este proceso, que no está exento de dificultades y
trabas burocráticas, avanza y por medio de convenios se acredita la
responsabilidad a las partes, tanto del que la entrega como del que
la recibe. Ante la dificultad para mantener produciendo aquellas
grandes extensiones de tierra se aplicó el Decreto Ley- 259, con lo
que se demuestra la adopción de decisiones en correspondencia con el
momento y la situación de cada etapa.
En otras ocasiones se definieron cuestiones de
importancia como fueron: la legalización de la tenencia de divisas
por los ciudadanos, la apertura de tiendas que venden en divisas, la
creación de condiciones para el desarrollo de la producción mixta,
el incremento del turismo y otras. Hoy el turismo es una de las
ramas que más aporta a los ingresos del país y es una locomotora que
hala a otras ramas que han logrado recuperarse poco a poco por el
incentivo que representa satisfacer las demandas de la industria sin
humo, algo en lo que queda mucho camino por recorrer.
Con estos argumentos creo que podemos entrar a
evaluar estas cuestiones que están sobre el tapete y sobre las que
debemos pronunciarnos con definiciones en un futuro próximo. Cabe
preguntarse como dice D. González de la Cruz en su carta publicada
el 29 de enero del 2010 ¿qué clase de propiedad social son los
centros de servicio y gastronomía en que los gastos corresponden al
Estado, mientras los beneficios, con todo tipo de orígenes
fraudulentos e ilegales, van a parar a los bolsillos de quienes
trabajan en ellos convirtiéndose en depredadores de la población y
del Estado?
Podemos agregar otra pregunta. ¿Cuántos servicios se
aseguran por parte del Estado en estos momentos con el rigor y la
calidad que se requieren? Mencionaré algunos: reparación y tapizado
de muebles, trabajos de soldadura y tapicería, reparación de
calzado, copia de llaves y reparación de llavines (yales), trabajos
de mecánica a autos particulares, trabajos de plomería y otros.
Estas son actividades que en un alto porciento se realizan por
particulares desde hace bastante tiempo, y de ellos: ¿todos pagan
los correspondientes impuestos por trabajar por cuenta propia?
Otros servicios como pelado de hombres y mujeres,
reparación de relojes y efectos electrodomésticos en unidades
estatales, entre otros, ¿se cumplen los precios y regulaciones que
tienen establecidas? ¿A dónde van a parar los ingresos que
adicionalmente reciben?
Con estos argumentos y otros que por razones de
espacio no detallamos, cabe razonar que es necesario buscar
soluciones a los problemas que hoy nos afectan. Privatizar no es la
opción más adecuada por todo lo que esto genera, por lo que
considero que en el sector de los servicios y la gastronomía es
aplicable un proceso organizado y controlado que permita establecer
contratos bien definidos en los que se especifique la
responsabilidad de las partes en cuanto a la cantidad máxima de
trabajadores a emplear, formas de abastecimiento, precios,
impuestos, gastos de electricidad, agua, condiciones de higiene y
embellecimiento y otras, que liberen al Estado de esa carga y le
permita dedicarse a sus funciones como tal.
También debe evaluarse con mayor fuerza el papel del
trabajo por cuenta propia, que es una fuente de empleo para muchas
personas que hoy sobran en nuestros centros, pero que tenga un
sistema de control y funcionamiento mucho mas eficiente de lo que
vemos a diario y que evite algo tan nocivo como el trabajo "por su
cuenta" que lo hace con recursos sustraídos al Estado y no paga
impuestos.
Salvar nuestro proceso revolucionario con soluciones
apropiadas, es la aspiración de la gran mayoría de los cubanos y con
ello demostrar la capacidad y validez de la propuesta de sociedad
que hemos escogido.
N. Amador Torres
¿Qué es lo que tenemos?
Nuestro pueblo, es sin duda patriota a toda prueba,
ama la Revolución y no permitirá desde lo más profundo de su corazón
perder esta gran obra, que ha costado tanta sangre, ni que se
intente jugar con ella.
Ha sido capaz de resistir los más elevados
sacrificios por el que pueda pasar un ser humano.
Las agresiones constantes, invasiones, crisis como
la de Octubre, bloqueos, terrorismo, unido a la desaparición del
campo socialista y posteriormente la Unión Soviética, que provovó
oportunistamente el despliegue total de una guerra económica,
ideológica y subversiva atroz contra Cuba por parte de Estados
Unidos, sus aliados europeos y de otros países de América y del
mundo, serviles al imperio. Por otro lado la Izquierda claudicó y le
hizo el juego al imperio, aunque siempre se escucharon voces dignas,
pero eran excepciones.
Los de afuera y algunos de adentro apostaron que no
resistiríamos, que la Revolución se derrumbaría.
Como siempre nuestro Comandante se creció ante todo
esto y se adoptaron un número grande de decisiones sin temblarle la
mano, deseables o no deseables que salvaron la Revolución. Y esa
crisis que aún tenemos en cierta medida, tocó profundamente a toda
la sociedad y la economía y transformó muchas cosas que hoy nos
duelen a todos. Pero nos salvamos, ahora nos toca eliminar lo
ineficiente y establecer un sistema económico eficiente.
Entonces me pregunto: ¿Lo que hoy tenemos es
socialismo o capitalismo?
Lo que hoy funciona en nuestro país en lo económico
no hay dónde encuadrarlo, solo sabemos que es un desastre y que
funciona muy mal y el socialismo no puede ser así.
Últimamente se han hecho acciones que en otros
momentos no nos hubiesen parecido oportunas y que van dando
resultados, sobre todo en la agricultura y si en este campo
intocable se hizo, hagamos lo necesario en las demás esferas de la
economía y entonces empezarán a mejorar y ocupar el centro medio, la
honradez, los hábitos y costumbres que siempre caracterizaron a
nuestra sociedad.
Desde el punto de vista institucional, político e
Ideológico, están los organismos e instituciones necesarias para
asegurar la correcta aplicación de las medidas que se implanten y su
permanente vigilancia y control.
Estoy seguro que si se hace una encuesta al pueblo y
se le pregunta: ¿Usted apoya la Revolución?, una inmensa mayoría va
a decir que sí. Y si se le pregunta: ¿Esto que funciona hoy es
socialismo?, va a decir que no.
Todos queremos un socialismo funcional y eficaz, y
como estamos en la llamada etapa de tránsito, pues esta debe crear
las condiciones técnico-materiales que nos permitan pasar a una
organización económica y social más avanzada, aplicar las más
modernas tecnologías y lograr la máxima productividad, sin entregar
el país y por eso decimos que se puede con la organización
institucional del país y un Partido, como el que tenemos, fuerte y
poderoso garante de la Revolución.
En esta etapa vale todo lo que nos dé eficiencia y
que ese poder revolucionario que tenemos garantice adecuadamente la
redistribución de las riquezas a todos los sectores de la sociedad.
Apliquemos ya y sin más demora las medidas
necesarias. Desmontar todo aquello que es ineficiente y fragua de
ladrones y delincuentes. Prefiero fórmulas que les den un buen
servicio al pueblo y no seguir con la fórmula actual que está
corrompiendo a toda la sociedad cubana, y desmontando poco a poco al
pueblo de su hermosa obra.
P. Cruz Vento
Hay que accionar y buscar alternativas
En torno al debate que desde hace algunos meses se
viene realizando en esta cada vez más leída sección, me sentí
estimulado a participar y ofrecer mi modesto criterio, puesto que
resulta un tema muy polémico, complejo y de difícil solución, aunque
en todos los criterios que hemos leído se percibe con facilidad que
llevan el mensaje de salvar el socialismo como única alternativa
para no retornar a la barbarie.
No resulta comprensible hacer cualquier análisis sin
antes mencionar el bloqueo económico, que más que un bloqueo
económico ha devenido en una tenebrosa guerra económica, que con
métodos cada vez más brutales ha tratado y trata de ponernos de
rodillas para intentar demostrar al mundo la incapacidad del
socialismo, para ello no han desechado ningún procedimiento,
incluyendo el terrorismo de Estado, la mentira, el asesinato, la
introducción de enfermedades y un rosario de acciones que superan al
fascismo, por su carácter de genocidio y por el prolongado tiempo en
que se ha mantenido con el propósito de destruirnos.
Comparto el criterio de que tenemos que liberarnos
de estereotipos sedimentados en muchos años, cambiarlos, pero
cambiar lo que debe ser cambiado, claramente expresado por nuestro
Comandante en Jefe en el concepto de Revolución, además no podemos
incurrir en la ingenuidad de arriesgar nuestro proyecto socialista,
sería como pensar irremediablemente en el suicidio, puesto que
cualquier espacio que descuidemos o abandonemos de inmediato lo
ocupará el enemigo, que nunca ha dejado de acecharnos, y la palabra
privatización realmente ¡espanta!, ya que todo el mundo sabe que los
males incurables del mundo de hoy y el riesgo de que la especie
humana y todas las especies desaparezcan, se debe al capitalismo, y
el capitalismo nació brotando sangre y lodo de la cabeza a los pies,
como dijo Marx y su esencia se fundamenta en la propiedad privada,
causa de las desgracias de este mundo.
Tampoco debemos cruzarnos de brazos y seguir
esperando, no se sabe cuánto, para salir progresivamente de este
abanico de dificultades, algunas con solución inmediata y otras a
más largo plazo, pero hay que accionar y buscar alternativas y
comparto el término que lleve el rango de pronto.
La solución no llegará desgastándonos en polemizar
si se privatiza o no, creo que nuestro país afortunadamente tiene
suficiente inteligencia, profesionales de todo tipo, doctores,
académicos, personas que asombran por su capacidad de análisis, que
pudieran ocuparse (nuestro Estado seguro ya lo hace) y proponer las
mejores alternativas, aunque no en todos los casos se advierten.
Está claro que por la ruta del exceso de tolerancia,
la observación pasiva, las consignas, los ruegos y las exhortaciones
no se resolverá ningún problema, los robos a los recursos del Estado
y al pueblo crecen y cada vez se simula menos, provocando que el
salario de los que trabajamos nos alcance menos, puesto que no es
posible aspirar a una solución a corto plazo en un país donde todo
el mundo consume y no todos aportan, por ello creo que el tema
continúa abierto.
N. Valdés Pereda
Opinión de un joven socialista
Recientemente he venido leyendo las diversas
opiniones sobre la polémica del tipo de propiedad sobre los medios
de producción y quisiera dar mi humilde opinión desde la tónica de
un joven militante de la UJC.
Primero que todo, me sumo a la opinión expresada por
D. González de la Cruz, expresada en el Granma del viernes 28 de
enero del presente año y cito: "¿Qué clase de propiedad social son
los centros de servicio y gastronomía en que los gastos corresponden
al Estado, mientras los beneficios, con todo tipo de orígenes
fraudulentos e ilegales, van a parar a los bolsillos de quienes
trabajan allí de manera impune y desvergonzada?"(fin de la cita).
En nuestra actual sociedad ha ocurrido un cambio
lamentablemente para mal en que la gente piensa que robarle al
Estado no es malo, sino que esta "resolviendo" y como está
resolviendo incurre en todo tipo de tropelías para tratar de
enriquecerse. Pienso que, según otras opiniones, aumentando solo el
control y la exigencia esto no se va a resolver.
Yo no sé si algunas de las opiniones expresadas por
otras personas son la solución, pero sí pienso que deberían tomarse
en cuenta a la hora de resolver el problema porque nuestra actual
situación exige un cambio radical en la política del Estado hacia
este sector.
Según los clásicos del Marxismo, el socialismo
engendra un tipo de enajenación que se basa en que las personas, al
tener socializados los medios de producción y servicios, no los
cuidan pues no se sienten realmente dueños de los mismos, esto lo
vemos reflejado en la Cuba de hoy. Basta coger una guagua y se darán
cuenta de lo que digo o mejor vayan a cualquier cafetería y sabrán
que la situación no es de juego¼
Hay que notar que la cooperativización de las
pequeñas empresas de servicios es una idea interesante pues cuando
los que trabajan en ellas se sientan verdaderamente dueños de las
mismas, seguro que no robarán y además tratarán de dar el mejor
servicio posible, pues perderán la clientela. No con esto quiere
decir que privaticemos todos los recursos y medios del Estado como
el petróleo, la energía, el agua, la salud o la educación, en fin lo
que nos hace un país independiente; incurrir en esto sería una
locura y un acto de traición grave a nuestras conquistas y
principios.
También creo que sería bueno fomentar un poco la
competencia entre los centros de perfil similar ya que esto
conllevaría a mejorar la eficiencia y calidad. En lugar de una fría
emulación, regida y evaluada por los altos niveles y las
inspecciones avisadas, dejemos que sean los propios usuarios los que
evalúen nuestro trabajo.
Por otra parte, hay lectores que parece que tienen
fobia a todo lo que se parezca a un medio de producción del tipo
capitalista, a ellos les digo que las leyes del comercio y los
servicios se inventaron mucho antes del capitalismo y pertenecen al
primer hombre que se le ocurrió intercambiar el excedente de su
producción por otro recurso que no tenía a su disposición; y me
refiero a la opinión de L. Navarro Díaz. No hay que tener miedo a
que nuestra prensa discuta estos asuntos.
Aunque parezca un sacrilegio, es importante tener en
cuenta que si un barrendero gana lo mismo que un doctor nadie querrá
superarse, lo cual no indica que no respondan ante la ley de igual
forma; recuerden que es socialismo no igualitarismo, decía un
profesor de mi universidad, además los clásicos lo dicen: de cada
cual según su capacidad y a cada cual según su trabajo.
No hay que confundir nuestra ideología por
cooperativizar las pequeñas empresas de servicios y quien tiene
firme sus convicciones nunca flaqueará ante lo mal hecho o la
injusticia. Al final los dejo con un pensamiento de alguien que no
recuerdo su nombre. "El que no sabe de la historia se ve condenado a
repetirla."
A. Bonzón Hernández
Al pasado jamás se vuelve
Los principios centrales del humanismo son:
1. Conservación de la integridad física y mental de
todo individuo
2. Luchar por la mejoría de las relaciones
interpersonales
3. El deber de satisfacer las necesidades y
aspiraciones de la humanidad de forma tal que se cumplan los dos
primeros principios.
Pensar en la propiedad privada como solución a
nuestros problemas contradice estos principios, pues no ha sido la
propiedad privada la que ha conducido a su cumplimiento, y las
graves crisis globales: económica, financiera, alimentaria, ética,
axiológica, ecológica, etc. Son precisamente producto de la
propiedad privada. De donde se deduce que lo que hace falta es el
socialismo y este para lograrlo necesita primero el desarrollo de
una moral, de una conducta diaria basada en la fidelidad del
cumplimiento del concepto de Revolución dado por Fidel, que sí
responde a los principios centrales del humanismo. Lo que tiene que
cambiar no es la propiedad social sobre los medios de producción por
la propiedad privada, sino el cambio que tiene que producirse es el
del no saber pensar por el de aprender a pensar.
Pensar siempre ha sido la tarea más difícil.
Pensemos pues en cómo lograr hacer cumplir diariamente y en todo
momento y lugar el concepto de Revolución de Fidel y nuestros
problemas quedarán resueltos.
Por último, al pasado jamás se vuelve, y el presente
acaba continuamente poniéndonos de cara al futuro, que está en el
presente, ya que el tiempo inseparable del espacio es unidireccional
y continuo.
A. A. Frómeta Gómez
¿Qué se logró con el cambio de los horarios de servicios?
Hace un tiempo la CTC y los organismos que brindan
algún tipo de servicio a la población trabajaron en pos de acciones
que favorecieran las necesarias correcciones en la disciplina
laboral de nuestros trabajadores. Nos pareció muy beneficioso el
establecimiento de horarios adecuados para que los trabajadores
accedieran a servicios esenciales sin tener que afectar la jornada
laboral. La divulgación que se hizo de aquel propósito fue amplia.
Ha pasado un tiempo y como trabajadora me gustaría conocer por la
prensa qué se logró avanzar en ese propósito.
Esta inquietud me surge porque como miembro de un
núcleo familiar en el que todos trabajamos me siento muy incómoda y
afectada por cambios en el horario de servicios del único
establecimiento de productos agropecuarios cercano con que contamos.
Sabemos que se trabaja por reorganizar la distribución y
comercialización de los productos agrícolas y que en esto hay mucho
que avanzar todavía. Estas modificaciones hicieron que de los
diversos puestecitos que hace un tiempo disponíamos, ahora solo
tenemos uno.
Hace tal vez un mes, llegaba del trabajo y lograba
adquirir a las 6:00 p.m. lo que quedaba, que por supuesto era menos
y de peor calidad que lo que necesitaba, pero soy optimista y espero
tiempos mejores. Hace dos semanas cuando llegaba ya encontraba el
mercado a punto de cerrar y con la mercancía ya recogida. Ahora me
lo encuentro a las 5:00 p.m. ya cerrado. Pregunté a un empleado del
establecimiento y me respondió que ahora ellos pertenecen a la
Empresa de Mercados Agropecuarios Estatales de Boyeros y el horario
de servicios es corrido de 9:00 a.m. a 5:00 p.m.
¿Será que se puede limitar a los trabajadores de un
servicio de importancia vital para todos como es la compra de
productos del agro? ¿Tendré que dejar de trabajar para adquirir lo
que necesita mi familia? ¿Será que tengo que hacer uso de ese
servicio solo el fin de semana, sujeta a los problemas frecuentes de
abastecimiento y a las colas de esos días? ¿Será que nadie del
Consejo Popular, ni de la FMC, ni de la CTC se percata de la
afectación que esto representa para los trabajadores?
Ya me había molestado cuando el correo cercano había
cambiado su horario de servicio, que antes se extendía hasta las
6:00 p.m. y ahora concluye a las 5:00 p.m. ¿Pero el mercado
agropecuario también?
Una vecina, también trabajadora, me dijo algo que no
pude responder: "Aquí en Fontanar, el que trabaja no come".
C. Moliner Peña
Sobre el pago del pasaje en el transporte urbano capitalino