Publicadas
el 15 de abril 2011
Uso indebido de los símbolos patrios
Durante la última semana hemos presenciado los
partidos de pelota entre Ciego de Ávila y Villa Clara en el estadio
José Ramón Cepero, de Ciego de Ávila. Con profundo pesar hemos
observado que en las gradas se hace ondear una bandera cubana que,
por los letreros que tiene escritos en la franja azul superior y por
una imagen del Che impresa sobre las cinco franjas en el lado
opuesto al triángulo, daña el simbolismo que entraña nuestra enseña
nacional, sobre la cual no puede aparecer nada ni nadie.
Los más insignes patriotas cubanos —Carlos Manuel de
Céspedes (Padre de la Patria), Antonio Maceo (El Titán de Bronce),
José Martí (El Apóstol de la Patria), Mariana Grajales, Máximo
Gómez, etc., jamás han sido grabados sobre la enseña nacional. La
bandera es de todos y todos tenemos que respetarla. Imaginemos por
un momento que a cada quien se le antojara grabar o escribir sobre
los símbolos patrios las imágenes o las palabras de sus ídolos
preferidos; de esta manera quizás un creyente fervoroso imprima a
Cristo y un fan furibundo de alguna figura deportiva o musical
imprima a un Beattle, etc. Cualquiera tendría ese mismo derecho que
alguien se ha arrogado en el estadio ante la mirada de las
organizaciones políticas, de masas y las autoridades y la
divulgación festinada por las cámaras de la TV.
Sería provechoso que se divulgasen los reglamentos
que rigen el uso de los símbolos patrios y quizás no viésemos ondear
banderas a deshoras de la noche; escudos que parecen ruinas y
banderas rotas y deshilachadas o colgando sobre el suelo o con los
extremos sujetos por ataduras.
Entiendo que alguna institución oficial debe velar
por el uso correcto de los símbolos de la Patria, por los carteles y
cualquier otro tipo de propaganda que se exhiba en sitios públicos,
ya sea por particulares o por organismos del Estado. A ellos
corresponde, en primera instancia, evitar que esto suceda.
Desde Hatuey hasta el último cubano que haya caído,
quizás hoy, en defensa de la Patria es que se ha ido forjando la
independencia y la soberanía —eso es lo que representan la Bandera,
el Escudo y el Himno de Cuba. Y, como dijo el más grande de todos
los cubanos, el Apóstol de la Independencia de Cuba, "La Patria es
ara, no pedestal".
E. Peñate Morales
Lo que es de todos no es de nadie
Nunca he estado de acuerdo con la consigna de que
tal actividad es tarea de todos o este centro laboral es de todos.
En la actualidad lo que es tarea de todos, no es
tarea de nadie, lo que pertenece a todos, no es de nadie. A modo de
ejemplo: La higiene de la ciudad es tarea y responsabilidad de
Comunales, el cuidado del transporte público y la exigencia por su
pago es tarea y responsabilidad de las direcciones de Transporte,
cuidar y mantener los teléfonos públicos es tarea de ETECSA y así
sucesivamente.
Para que un obrero se sienta dueño de su centro de
trabajo no basta que este pertenezca al Estado y no a un privado,
además de sus deberes y comprensión de la tarea que realiza, tiene
que sentir que recibe beneficios económicos según las ganancias
obtenidas, para que se preocupe porque sea rentable, y no verse
afectado económicamente, de lo contrario es dueño ficticio y no ve
sentido de pertenencia a su centro laboral al cual asiste
simplemente a ganar un salario aunque reciba indirectamente otros
beneficios subsidiados por el Estado.
Si el obrero recibiera ingresos según la
rentabilidad de su centro laboral, difícil que se hagan gastos
innecesarios, que se produzcan robos; se incrementaría
automáticamente el sentido del ahorro de electricidad, de materias
primas, bajarían los costos de producción, se preocuparía porque
hayan más servicios y ofertas, incrementaría la calidad, sentiría la
presión de la competencia con otros centros, etc. Se sentiría como
dueño y velaría por la eficiencia, el cuidado de todos los bienes,
entonces, sí es de todos y se manifestaría el sentido de
pertenencia.
Las administraciones deberán analizar con la masa
trabajadora mensualmente el resultado del balance económico y
aprobar en asamblea las medidas necesarias para revertir cualquier
ineficiencia.
Las administraciones no podrán hacer las cosas
anárquicamente, no podrán excederse en su autoridad o competencia,
entonces sí el plan y el presupuesto del centro serán sagrados¼
Entonces sí las asambleas de afiliados del sindicato
tendrán objetividad y no un formalismo, donde la administración
propone y mecánicamente se aprueba por unanimidad sin que nadie sepa
ni le interese lo que aprobó.
En un centro laboral se discute el plan de
producción para el próximo año, la administración informa lo
planificado, la masa de trabajadores que asiste aprueba y se da como
discutido por los trabajadores. Después se eleva al organismo
superior y le hacen modificaciones casi siempre aumentando el plan y
ya, ¿qué papel desempeña lo aprobado por los trabajadores?
El beneficio económico que debe recibir el
trabajador a partir de la rentabilidad de su centro laboral, lo
puede recibir en cada cobro de salario, en dependencia de su aporte
a la producción.
Cuando esto funcione de esa forma se alcanzará más
cultura económica en los que participen en el proceso productivo y
los servicios, ganarán más lo que más aporten, la pirámide se
invertirá y florecerá la economía. Si no es así lo demás será como
hasta ahora, pura consigna.
Si se hiciera realidad esta fórmula, entonces el
sindicato de cada centro laboral sí se preocupará como representante
de los trabajadores porque todo funcione bien, entonces sí dejará de
ser lo que es de todos no es de nadie, para convertirse en
verdaderamente de todos y estará presente el sentido de pertenencia.
E. del Valle Martínez
La ley y la mala interpretación de otros
Soy un joven de 27 años que a pesar de mis esfuerzos
no logré la ubicación laboral deseada; vi los cielos abiertos cuando
fue promulgada la Resolución No.32 del 2010 del Ministerio de
Trabajo y Seguridad Social que pone en vigor el Reglamento del
ejercicio del trabajo por cuenta propia, por lo que decidí con los
pocos recursos con que cuento y con esfuerzo propio y de otro
compañero de la cuadra, construir un pequeño carrito y solicitar
licencia de acuerdo al Anexo 1 de la Resolución 32 donde se
especifican las actividades autorizadas para el ejercicio del
trabajo por cuenta propia y específicamente la actividad No.37,
Elaborador vendedor de alimentos y bebidas no alcohólicas al
detalle, en su domicilio o de forma ambulatoria.
Con este objetivo me dirigí a la Dirección de
Trabajo del municipio del Cerro a buscar información y a
documentarme en lo que había que presentar a este órgano para hacer
efectiva mi solicitud. Allí me atendió la funcionaria encargada de
esta actividad a la que le expliqué mis pretensiones y me manifestó
que debía presentarle los documentos siguientes: chequeo pre-empleo,
licencia sanitaria, dos fotos y esquema de vacunación.
Mi odisea comenzó al dirigirme al Policlínico Abel
Santamaría Cuadrado del municipio del Cerrro para obtener la
licencia sanitaria; en este lugar me manifestaron que para obtenerla
para realizar la actividad No. 37de forma ambulatoria debía tener la
autorización de Planificación Física del municipio. Allí me dirigí y
me atendió el compañero Roberto, quien me planteó que ellos no
tienen que expedir ningún tipo de autorización, que ellos se limitan
a decir dónde puedo realizar la acción de venta, sin embargo,
conozco que a otras personas con igual situación les han
proporcionado el documento.
Nuevamente me enviaron al policlínico, donde vuelven
a mandarme a Planificación Física diciendo que sí tienen que darme
un documento de autorización y de nuevo el mismo compañero se niega
a darme documento alguno y me da la misma respuesta. Al dirigirme
otra vez al policlínico me plantearon que no se estaba autorizando a
ejercer la actividad de forma ambulatoria que tenía que ser en un
punto fijo.
Viendo esto me dirigí a la administración de un
pequeño agro que se encuentra próximo a mi domicilio y le planteo mi
problema, y me dicen que sí, que allí podía situar mi pequeño
carrito y realizar la venta.
Entonces el 8 de abril con toda la documentación,
excepto con el documento de Planificación Física (negado) fui a la
Dirección de Trabajo del Cerro, después de más de 15 días de
gestiones y cuál sería mi sorpresa al plantearme la compañera que
habían recibido indicaciones de no otorgar más licencias de este
tipo.
Yo me pregunto: quién está autorizado a modificar
una Resolución publicada en la Gaceta Oficial de la República y
firmada por la Ministra del Trabajo, por qué no se me dijo en
primera instancia y yo no hubiera invertido ni tiempo ni los pocos
recursos con que contaba. No pretendo que esta misiva se publique,
lo que me interesa fundamentalmente es que se le dé solución a mi
problema y que además otras personas como yo no sean víctimas del
burocratismo y el peloteo, y la no observancia de la legalidad.
B. Rodríguez Bueno
Carta dirigida al periódico Granma por los
doctores Alberto Céspedes Carrillo y Gilberto Pardo Gómez
En días pasados, revisando en Internet diferentes
informaciones médicas, me encontré para mi sorpresa, con un
agravioso artículo, en el cual se propone volver a establecer en
nuestro país la medicina privada y además crear cooperativas de los
servicios de Salud, planteando supuestos beneficios.
Esto me llevó a comentar sobre el tema, con el
profesor Dr. Gilberto Pardo Gómez, cirujano en activo, a pesar de
sus 85 años de edad, quien ejerció la medicina en la etapa
capitalista previa al triunfo de la Revolución, para analizar con él
mis puntos de vista como profesional graduado en el año 1964 y
perteneciente al curso, donde sus integrantes renunciaron por
acuerdo a ejercer las consultas privadas.
El me expresaba que a pesar de no haber tenido
consulta privada en aquella época, si conocía lo que constituía una
práctica diaria en el país. La consulta del médico costaba de
acuerdo a la fama que este tuviera, además se añadía a esto el costo
de los exámenes complementarios y cualquier otra investigación que
se le indicara; es decir, el irse a ver con un médico alcanzaba una
cifra respetable de acuerdo a los salarios de la época y donde la
seguridad social era prácticamente inexistente.
Por ejemplo: si además tenía que realizarse una
intervención quirúrgica esta cifra se elevaba, ya que por pequeña
que fuera constituía un gasto apreciable, pues había que incluir la
estadía en la institución, los medicamentos, la sangre; todo había
que pagarlo.
Además me planteó el ejemplo de una institución
donde supuestamente no se le cobraba nada al paciente (Hospital
Universitario Calixto García); pero por la carencia de recursos el
paciente tenía que pagar cuando se producía una intervención
quirúrgica los medicamentos y la sangre. En el caso de las clínicas
mutualistas, donde también había las de lujo y las de pobres, esto
se aminoraba pero siempre ocasionaba gastos.
Esto ocurría en la capital y ciudades importantes
del país, siendo en el campo la situación mucho más grave, pues los
médicos escaseaban o no había ninguno y el paciente se tenía que
trasladar a lugares muy distantes, sufriendo muchas dificultades y
gastos que en la mayoría de los casos no tenían con qué pagarlo.
En la población infantil esto era más dramático pues
el estado higiénico sanitario del país hacía que la incidencia de
enfermedades infecciosas fuera muy alta y con una mortalidad
elevada. Las epidemias de las enfermedades infantiles eran numerosas
produciendo muchas muertes.
La tuberculosis producía un número alto de enfermos,
que hizo que hubiera que construir hospitales especializados para
esa enfermedad que a pesar de todo eran insuficientes por lo que se
producía una alta mortalidad. Toda vez que no existía un Sistema
Nacional de Salud que se encargara de la prevención y atención de
las enfermedades infecto contagiosas.
El presupuesto que había en el país para la atención
médica de la población era limitado, a lo cual había que sumar el
robo y el despilfarro al erario público. Careciendo la mayoría de
los centros de Salud de personal y equipos, por lo que constituía un
gran riesgo ingresar en algunos de aquellos hospitales.
Los indicadores de salud en el país carecían de
registros confiables y algunos no se cuantificaban, por ejemplo se
ignoraban la tasa de la mortalidad infantil o la materna y cuando se
daba algún dato era falso, porque no había manera de conocerlo con
certeza.
Prácticamente todo era objeto de negocio y
corrupción, como por ejemplo las relaciones que establecían una
parte de los médicos con los laboratorios clínicos, los laboratorios
farmacéuticos o entre las distintas especialidades.
El médico que indicaba los análisis tenía en
ocasiones hasta un 10 % de ganancia sobre el precio de los exámenes,
donde algunos inescrupulosos los exigían a los pacientes sin que
estos tuvieran necesidad de someterse a tales procederes. En la
prescripción de medicamentos ocurría algo similar con las relaciones
de muchos médicos con los laboratorios farmacéuticos, los cuales
sobornaban para que se indicaran los fármacos que producían.
Por mi parte, integré el grupo que en el año 1964,
tomó la decisión en asamblea de renunciar al ejercicio privado de la
medicina.
Cuando hicimos esa renuncia ya habíamos dejado la
intención que probablemente llevó a muchos a hacernos médicos para
mejorar nuestros ingresos. Ya el Moncada, las manifestaciones
estudiantiles, la lucha clandestina y el Ejército Rebelde, Girón,
fueron modificando nuestras mentes y nos llevó a tal decisión.
Hoy, por la fuerza que tienen las ideas, esa
posición tomada por nosotros se ha proyectado en el tiempo a las
nuevas generaciones de médicos y hemos visto como ha traspasado
nuestras fronteras, y al llamado de ayuda al pueblo de Haití cientos
de graduados de la ELAM de otros países, concurrieron
voluntariamente.
No se concibe en nuestro país que un profesional de
la salud, honesto, de principios y valores éticos, comprometido con
su pueblo, le cobre al prójimo sus servicios.
La renuncia a la medicina privada posibilitó que la
práctica médica dejara de ser una mercancía, con todo lo que esto
entraña para el profesional que la brinda que se convierte en
mercader y para el que la recibe que pasa a ser cliente y no
paciente. Además permitió modificar la situación de salud que tenía
nuestro pueblo, señalado por Fidel en la Historia me absolverá, se
incrementó el número de médicos en el servicio público, ampliándose
la cobertura y la accesibilidad al brindarse una atención médica sin
distinción económica o de color de la piel, poniendo fin a la
inequidad y la injusticia.
Entonces ¿a qué mente se le puede ocurrir que en el
perfeccionamiento de la Salud Pública Cubana (que tantos éxitos
incuestionables y reconocimientos ha tenido internacionalmente) la
vía sea la privatización, o sea: Volver a lo que se vivía antes de
1959?
Es la propuesta que nos conduce a lo que
precisamente quieren nuestros enemigos, que nos tratan de asfixiar
en lo económico para que tenga repercusión en lo social
fundamentalmente en la salud, tratando también de que las
necesidades provoquen la pérdida de valores y penetre la corrupción
en nuestro sector, para entonces plantear que en una medicina
privada eso no sucedería.
¿Para quienes sería esa medicina privada?, le
pregunté al Dr. Pardo, ¿quiénes practicarían esa medicina privada?,
y me respondió enérgicamente:
Solo en una mente obtusa o una intención malsana,
que responda a los intereses de los que nos quieren llevar de vuelta
al capitalismo puede caber una propuesta tan desprovista de
sentimiento ético y humano.
Una preocupación sobre extracción de cemento en
la Fábrica de Nuevitas
Aunque no soy especialista en economía, desde hace
mucho tiempo estoy escuchando sobre dificultades productivas en la
Empresa de Cemento 26 de Julio en Nuevitas por las reiteradas
demoras en la extracción del producto por los compradores, cuestión
que se domina por sus trabajadores y gran parte de la población, así
como se analiza en las Plenarias Económicas que se celebran
mensualmente en el municipio y que hasta ha sido publicado en la
prensa provincial en más de una oportunidad, ya que en ocasiones han
tenido que detener la producción por falta de capacidad en
almacenes.
Hace unos días, en el semanario Adelante, se publicó
un trabajo periodístico escrito por Enrique Milanés con motivo de
celebrarse el aniversario 43 de la inauguración de dicha planta que
contó con la presencia de nuestro Comandante en Jefe. En dicho
trabajo se destaca la ejecución al 95 % de la reparación capital del
horno número 3 que se encontraba fuera de servicio desde el 2007,
así como otras labores de rehabilitación que por supuesto
garantizarán un incremento en la producción de este demandado
producto para el desarrollo del país.
Quiero reflejar textualmente lo que se plantea en el
último párrafo de dicho trabajo, lo que constituye el motivo de la
preocupación que planteo:
"Las mejoras realizadas incrementan el compromiso de
un colectivo que en el 2010 rebasó su plan al producir 101 000
toneladas de cemento para el consumo nacional y que tiene en el 2011
el encargo de 120 400, cifra a la que no renuncia a pesar de la
persistencia de los problemas de extracción del producto por los
compradores. Solo en el I trimestre del 2011 están atascadas en el
área de almacenamiento 3 375 toneladas, lo que frena dolorosamente
la producción mientras al pueblo le urge el producto".
El lunes 11 de abril en la página 8 del diario
Granma aparece el trabajo del periodista Miguel Febles Hernández con
el título Venta de materiales para la construcción. Crece la oferta,
se pulen detalles y en el mismo se detallan los materiales que sin
subsidio se ofertan a la población en toda la provincia de Camagüey,
donde ya existen 18 puntos de ventas que ofertan alrededor de 15
productos entre los que se encuentran áridos, bloques, alambrón
torcido, etc. y por ningún lado aparece el renglón CEMENTO (solo
cemento cola).
La población se siente satisfecha porque se les
facilita la solución a sus problemas y a la vez regresan con un
comprobante de que es lícita la compra efectuada y ante esto yo me
pregunto: ¿Qué comprobante puede obtener la población para que sea
lícita también la compra del cemento que tiene que realizar y de
hecho realiza para poder acometer la obra que está llevando a cabo?
¿De dónde sale este cemento?
Considero urgente una solución para destrabar esta
situación que presenta la empresa de cemento de Nuevitas, que
lógicamente debe estar frenando el desarrollo y afectando la
economía de los trabajadores de la entidad, del pueblo y del país en
general.
J. Reyes S.
Envíe su correspondencia a:
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Suárez y Territorial. Plaza de la Revolución. La Habana, Cuba.
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