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Publicadas
el 24 de abril de 2009
Cuba en el cielo de Angola
Colegas
del diario Granma, les escribo desde la provincia de Namibe, en
Angola, con el fin de hacerlos partícipes de mi alegría y que sea
publicada la fotografía que tomé con mi cámara el día sábado 11 de
abril del 2009 a las 5:20 p.m. hora local.
Mi nombre es Ania Abreu Godinez, soy Licenciada en
Ciencias Farmacéuticas, y estoy cumpliendo misión prestando
servicios en la rama de medicamentos.
Soy amante de la naturaleza y no pueden imaginar
cuál fue mi emoción al mirar al cielo y ver que en la formación de
nubes se reflejaba nuestra pequeña Isla, no lo pensé dos veces y de
inmediato tomé la cámara, apreté el obturador, quedando para siempre
grabada esta imagen en mi mente y mi corazón, porque la realidad es
que cuando se está lejos de nuestra Patria, esta se nos hace
inmensa.
Este es un pequeño aporte que quiero hacer a mi
patria desde aquí, en el continente africano, de donde provienen
nuestros ancestros, en el cual estoy cumpliendo con un deber de
revolucionaria, para que se sepa que somos un país pequeño,
bloqueado, y como dijera nuestro Comandante en una de sus
reflexiones más recientes .....Cuba ha resistido y resistirá. No
extenderá jamás sus manos pidiendo limosnas. Seguirá adelante con la
frente en alto, cooperando con los pueblos hermanos de América
Latina y el Caribe... y yo le agrego: con todos los pueblos que
necesiten de nuestra mano amiga y solidaria, por lo que esa
formación de nubes nos mantiene vivos hasta en el cielo, y habrá
Cuba y Revolución para siempre.
Quiero dedicarla a nuestro Comandante Fidel con toda
admiración, cariño y respeto que siento por él; ya que nací con la
Revolución y desde muy pequeña ha sembrado en mí la dignidad, el
amor, el respeto a la patria y a nuestros principios éticos, morales
y revolucionarios.
Queda de ustedes agradecida y en espera de su
atención.
Ania Abreu Godinez, una cubana en la trinchera
del deber.
Para el maestro: el reconocimiento y respeto diarios
He seguido con atención los temas abordados sobre la
problemática de la actitud ética y moral del maestro, así como su
formación. En especial, los temas sobre los Profesores Generales
Integrales de Secundaria Básica me han hecho razonar y meditar en
esta hermosa profesión con otro tema bastante difundido y que
permanece latente en la sociedad cubana, donde la mayoría trabajamos
con esfuerzo creador y otros que no trabajan se nutren del resultado
de los primeros. ¿Qué relación podrá existir entre estas dos aristas
antagónicas?
Soy director de una Secundaria Básica, graduado de
la especialidad de Profesor General Integral de la misma enseñanza,
y militante del Partido.
Recientemente les explicaba a los padres la
necesidad del país, la provincia, el municipio y la escuela, de la
captación de maestros; muchos fueron los comentarios, no alentadores
y en el peor de los casos desgarradores, que desmotivan seguir
adelante. Allí estaban de todos los sectores, educadores incluso.
Recordaba cómo en cada inicio de curso los padres exigen para sus
hijos el mejor maestro, pero ninguno es capaz de apoyar o potenciar
en las y los adolescentes la premisa de ser educador.
Ante el déficit de maestros los padres son
excelentes jueces, algunos piensan que tenemos máquinas para
fabricarlos, por suerte no contamos con máquinas para hacer
educadores. ¿Dónde está una de las aristas de esta disyuntiva?
Al mirar la Cuba de hoy, heredera de un periodo
especial que trajo el deterioro significativo de valores, vemos al
maestro como un ser más dentro de la sociedad, sin darle el lugar
que se merece.
Un alumno me comentaba y cito:
"Profe; cuando usted al terminar el mes gana 416
pesos ya en mi casa ha entrado 10 veces lo que usted gana: ni loco
soy maestro."
Eso es lo de menos, con argumentos pude demostrarle
que para vivir en el decoro y la dignidad, el hombre crece con el
trabajo que sale de sus manos, siendo mi salario poco y limpio que
diez veces multiplicado por artificios ajenos a los valores
inalienables de la personalidad socialista.
Semanas después volvemos a vernos en un hospital de
la provincia, casualidad de nuestro sistema con igualdad de
posibilidades en una misma consulta; pese a ser las 9:00 a.m. y la
consulta no haber comenzado, las personas seguían llegando y la fila
aumentando; diez minutos después salió la doctora con una risa
espléndida, un saludo en especial para mi discípulo y su madre: así
estos que eran los últimos fueron los primeros.
Pensé en ese momento si no era necesario que los que
estábamos en la consulta nos incorporáramos a nuestros respectivos
trabajos, algunos incluso maestros; tal vez era imprescindible que
una señora sin ningún contenido laboral pudiese llevar a su hijo,
luego de su consulta, a un paseo o de compras por la ciudad de los
tinajones: en su recientemente declarado Centro Histórico Patrimonio
Cultural de la Humanidad.
Hechos como este pasan a diario. El reconocimiento
del maestro debe ser una premisa de primer orden. No estoy exigiendo
que me pasaran de primero; ocupaba esa posición en la fila. Estoy
exigiendo el respeto, que tampoco fue fácil que los directivos del
hospital entendieran. No creo que sea un aumento salarial o un
estímulo material, sino crear posibilidades dentro de la sociedad
para el maestro: el reconocimiento y respeto diarios. La sociedad
toda se alimenta de la savia del educador, la familia incluso está
dejándoselo todo a la escuela, cuando es la familia la primera, y de
por vida, escuela del hombre.
La formación del maestro en la actualidad depende en
gran medida de que el alumno vea que su maestro es importante en la
sociedad, el maestro es un peldaño de esta Revolución, hay que ir
pensando que si ese peldaño cae, cae todo. La educación cubana,
parafraseando a Fidel, es nuestro escudo invencible.
¿Qué sería de la Patria sin su escudo?
R. J. Sánchez Long
Por personas así se incomoda la población
He leído últimamente, en dos ocasiones, escritos en
esta sección relacionados con los servicios que se prestan a la
población y la extensión de horarios, y resulta que en febrero
necesité de un trámite notarial, bien sencillo, y no pude realizarlo
en tiempo, pues según dos oficinas notariales adonde me personé, la
de calle 23 y J y la de 10 entre 15 y 17, no era posible realizarlo
en el horario extendido, supuestamente para las personas que
trabajan. Yo soy médico, no puedo dejar de realizar una consulta,
algo de suma importancia y de lo que depende la asistencia a varias
personas, para ir en el horario que ellos quieren a realizar el
trámite.
La semana en que comencé los trámites —viernes 6 de
febrero—, los técnicos de notaría estaban en un curso, me dijeron
que fuera el sábado, pero yo tenía asamblea de balance del año en mi
hospital y no podía ausentarme. Fui nuevamente el 11 de febrero.
Según se me informó, los técnicos de notaría continuaban en un curso
y se recogían los trabajos a la 1 de la tarde.
Yo llegué a la 1 y 45 y ya en 23 y J se había
realizado la recogida de los trabajos de ese día. La secretaria me
orientó que hablara con la técnica que le correspondía la guardia
ese día, que se deslizaba hasta las 7:00 p.m., para ver si me podía
resolver. Conversé con ella, pero me dijo que no me podía garantizar
nada, si terminaba los trabajos antes de las 6:00 p.m., ella me lo
hacía (si me quedaba ahí esperando), pero que había otra Notaría con
el mismo servicio de horarios extendidos y que tenía menos trabajo,
ubicada en 10 entre 15 y 17.
Allí me dirigí —2:30 p.m.—, igualmente la secretaria
me informó que ya habían recogido los trabajos y a esa hora no se
recibían más. Le pregunté por la persona de guardia y el horario
extendido y me llamó a una compañera, la cual me explicó que los
horarios esos no eran para lo que yo quería, eran para casos
pendientes que ellos citaban, que no era para todo el mundo, que
podía venir al otro día a las 7 de la mañana, cosa que no podía
hacer, pues en mi trabajo me habían dado permiso para ese día.
Me fui y llamé a un teléfono que vi en el mural de
la Notaría de calle 10 (de atención al cliente). Aquí me dieron el
número de la Dirección Provincial para hablar con la Directora, pero
lamentablemente ella se encontraba en un recorrido, según me explicó
la compañera que me atendió, y la que me habló dijo que podía
resolverme ese día, pero debía ir hasta La Lisa. En fin, no pude
resolver mi trámite.
Aún con esperanzas de resolver, a las 6:00 p.m. me
presenté nuevamente en 23 y J, pero aunque no había nadie, la
compañera me dijo que no podía, que si me hubiera quedado, ella me
lo hubiese hecho. ¿Qué importancia tenía el quedarme o no?
Yo pregunto: ¿Esas son las personas con las que
contamos para resolver los problemas de la población?, ¿es problema
de las personas que no acuden o no conocen de los horarios
extendidos si ellos tergiversan las informaciones y el verdadero
objetivo para los que son creados estos servicios?, ¿es lógico que
una persona que trabaja y brinda servicios a la población reciba
tantos maltratos de personas que también están para brindar un buen
servicio?
Por personas como estas nuestra población se
incomoda, y con razón.
M. Quiza Vilorio
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