Mejora el transporte, pero no cuidamos

Desde hace algunas semanas el transporte público en la capital ha mejorado considerablemente, a partir de las inversiones en la compra de ómnibus que ha realizado el Gobierno.

Resulta lamentable que estas inversiones en equipos no se vean completamente por una inefectiva eficiencia en la transportación de pasajeros y lo que es más importante, en el cuidado de los ómnibus, de forma tal que puedan tener una vida útil.

Entre los principales aspectos negativos que atentan contra la eficiencia de los nuevos ómnibus están a mi juicio los siguientes:

-No existe una disciplina en los horarios, ni inspectores que la controlen; en ocasiones tres ómnibus de la misma ruta transitan virtualmente juntos en una misma dirección y después durante 20-30 minutos no pasa ninguno.

-El precio o tarifa del pasaje no esta fijado en ningún lugar por tanto existen pasajeros que depositan en la alcancía 20 centavos que era la tarifa de los metrobus o camellos y los menos 40 fijados para los ómnibus chicos, otros tantos, increíblemente no pagan y nadie los requiere, peor aún, es cuando existiendo alcancía, el chofer cobra directamente, evidentemente para beneficio personal.

-El sistema de audio solo se utiliza para poner música, en algunos casos estridente, y no para anunciar las paradas o guiar a los pasajeros dentro del ómnibus o mejor aun para requerir aquellos que rompiendo normas disciplinarias elementales entran por las puertas traseras sin pagar.

-Sería recomendable que en las paradas más populosas estuviera un policía para tratar de poner disciplina y autoridad en la entrada al ómnibus y evitar los actos vandálicos que continúan ocurriendo.

-La higiene tanto exterior como interior de los ómnibus es en ocasiones precaria, sobre todo dentro del ómnibus, deberá exigirse por esto. Hay que tener en cuenta que un chofer es bien renumerado, con lo que gana legalmente y por lo que obtiene en forma indebida, a la vista de todos.

-Los inspectores en las paradas y los vestidos de civil dentro de los ómnibus, existieron siempre y existen en cualquier país. Estos, siempre que actúen de buena fe, pueden ayudar a que perdure esta solución al transporte público que tanto sacrificio cuesta al país.

F. L. Ramos

Más productores

Quisiera también expresar algo sobre los temas que abundan en nuestras calles casas y centros de trabajo durante bastante tiempo ya, y que tienen que ver con la economía y la sociedad. Parece que cada día se gana más conciencia de que, sin crear bienes y servicios es imposible más bienestar, son leyes objetivas las que rigen la economía y no caprichos burocráticos ni entusiasmos ni consignas, el dinero sigue cumpliendo un papel en esta sociedad, como patrón de intercambio de mercancías, para el pago de salarios etc., por lo que, cuando se invierte un peso ese capital tiene que generar ganancias después de amortizar los costos, es un principio fundamental, el dinero y el tiempo no se pueden perder y nosotros somos especialistas en este asunto, pero, ¿cómo logramos que nuestra gente trabaje más y cree más riquezas materiales? (porque a pesar de los pesares riquezas espirituales aún tenemos bastante), pues pienso que nuestro modelo económico paulatinamente debe ser transformado, por supuesto, no hacia un modelo de mercado sino en la búsqueda de un modelo más socialista, más participativo, donde el hombre sea el centro o vórtice. El perfeccionamiento empresarial es una buena idea, aunque creo que debe retomarse lo mejor de este y darle a nuestra empresa socialista la autonomía que la convierta en una empresa más dinámica y de mayor desempeño donde el trabajador no sea tuerca del estatalismo sino agente transmisor de ideas y conocimientos en función de la producción. Entiendo que las medidas que se tomen por la alta dirección de la Revolución deben ser integrales, por supuesto que afecten todo el abanico económico; debemos darle participación a la iniciativa individual y cooperativa, debemos apoyar y potenciar la labor del agro, sin dogmas, aprovechando las estructuras existentes, motivando la producción, flexibilizando los precios de los productos etc. Del éxito de esta actividad depende la revitalización de muchas otras y de la vergüenza de la gente, al final mientras más producimos menos importamos, el pueblo no espera milagros de la Revolución pero sí decisiones que nos involucren a todos en aras de nuestro mejoramiento material y espiritual. Se avecinan tiempos duros, pues al parecer el mundo capitalista está al borde de una gran crisis. De nuestra inteligencia y de-sempeño como productores y seres humanos dependen que sorteemos esos obstáculos y salgamos victoriosos una vez más.

I. Hernández Lorenzo

No funciona el concepto de sentirnos dueños

¡Qué saludable el debate abierto en el órgano oficial del Partido. Vale apostar por la polémica y el ejercicio del criterio revolucionarios!

Quiero referirme a dos asuntos. R. Ávila Figueredo decía con toda razón en su carta publicada el viernes 4 de abril, que el igualitarismo es un desafuero porque premia a justos y pecadores sin distingos. Es muy cierto también que nuestra obra social no se oscurecería un ápice si sencillamente se centra en garantizar la más completa igualdad de posibilidades a todos los ciudadanos. Sacar partido o no de esa feliz prerrogativa queda por la voluntad y el empeño de cada quien¼ Vivimos en una nación con medio siglo de estatus revolucionario, donde las vías de superación han estado abiertas desde entonces para todos sin restricciones de cualquier índole. Eso ha determinado que hoy nuestros profesionales, especialistas y técnicos mayoritariamente provengan de familias obreras y campesinas. No son privilegiados hijos de oligarcas y millonarios. ¿Qué falta? Una retribución adecuada que incentive precisamente el esfuerzo individual y colectivo. Que la gente reaprenda y perciba de forma tangible que sus posibilidades de vivir mejor dependen de un aporte mayor en cantidad y calidad. Y, desde luego, esta fórmula se constituye a la vez en un precioso instrumento político e ideológico, formador de valores con sustento objetivo, y no de visiones con neto asiento retórico.

Y todo esto engarza a su vez con el manido concepto de que todos somos "dueños de los medios de producción", otra gastada frase de ocasión sin mayor sustento real. Porque ser dueño implica participación efectiva y total, desde la determinación con pleno conocimiento de causa de lo que se va a hacer y cómo, hasta el hecho de que los éxitos o los fracasos se reflejen en el bolsillo y la existencia cotidiana de los implicados. Creo que mientras el trabajador esté enajenado de los resultados finales de la gestión productiva o de servicio, será difícil que se sienta verdaderamente "dueño" en el sentido que el socialismo atribuye a ese término. Por demás, siempre será más justo, lógico, político e ideológicamente correcto, reconocer y premiar el esfuerzo decoroso. De manera que si las inevitables diferencias provienen de la recompensa a la entrega honesta, bienvenidas sean.

P. Núñez

Muchos ómnibus son una bola de churre

Es bueno encontrar este espacio para transmitir inquietudes. Quiero proponer al periódico Granma que asuma de manera URGENTE el tema de la conservación y limpieza de los nuevos ómnibus urbanos que el país está comprando. Estoy asombrado de ver en nuestra capital los nuevos ómnibus que con apenas un mes de uso ya son una "bola repugnante" de churre en su interior. Hay casos descomunales. Hay que buscar una solución urgente a este problema. El servicio de ómnibus, responsable, respetuoso para nuestro pueblo también incluye el espacio acogedor e higiénico.

Por otra parte felicito a nuestro Gobierno por la excelente compra de los ómnibus articulados Yutong. En materia de diseño son de los mejores ómnibus urbanos que hemos adquirido en años: diseño interior espacioso, de bajos peldaños, buena iluminación, música, asientos acogedores, asientos marcados con el color amarillo para personas discapacitadas, etc.

G. Torrente

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