28 de noviembre de 2009
La paz depende de
un pueblo armado
Joel Mayor Lorán
Joel@granma.cip.cu
Han
sobrevenido los días que jamás debieron llegar. Acciones
enemigas han hecho tomar las armas a todo un pueblo. De
modo que, en una brigada de infantería de Ciudad de La
Habana, las fuerzas y medios ocupan de inmediato las
regiones de designación combativa y acometen la defensa
de la capital.
Tropas de la reserva que se preparan en
un campamento próximo, envían a su pelotón de
exploradores a buscar información en el terreno, sobre
los sitios más seguros por donde avanzar y aquellos
tomados por el enemigo hacia los cuales dirigirán el
fuego. ¿Quién puede descubrirles con semejante
enmascaramiento? Asimismo, un grupo de baterías
antiaéreas pone a prueba su destreza.
La brigada ha de rechazar un golpe aéreo
limitado y otras acciones. Mientras, los alimentos, el
agua y otros recursos de la logística permanecen a buen
recaudo.
Un
grupo de baterías antiaéreas prueba su destreza.
Simultáneamente, en una gran unidad de
la defensa antiaérea siguen los vuelos del enemigo desde
su puesto de mando, mediante modernas máquinas y
softwares, además de las tradicionales planchetas, que
no necesitan electricidad. Ante el paso a grados
superiores de disposición combativa, abandonan las
posiciones permanentes y se guarecen en otras más
seguras.
Las dotaciones combativas han sido
entrenadas en el despliegue de los medios; alcanzaron
habilidades en el manejo de la técnica, cohesión y una
mayor maniobrabilidad, así que retiran el
enmascaramiento de la artillería y los cohetes: esperan
la orden para realizar el fuego y abandonar la posición
en solo instantes. |