HOLGUÍN.—
La tranquilidad se rompe con el fuerte repiquetear de la
campana. La alarma moviliza a esta unidad de la Defensa
Antiaérea del Ejército Oriental. Rápidos, con la
precisión adquirida en los duros entrenamientos,
soldados y oficiales emprenden las tareas que inician el
proceso de puesta en completa disposición combativa.
Nuestra misión, precisa el teniente
coronel Alexander Rodríguez Arrebujar, es garantizar la
cobertura antiaérea.
Un laborioso ajetreo de tropas alista
rápidamente las fuerzas y los medios.
Poco tiempo basta para que la unidad
esté lista y abandone la ubicación permanente en busca
de una posición de fuego cercana, donde ocupan
posiciones y se mantienen ocultos, esperando el momento
oportuno para asestar el golpe demoledor al piloto
enemigo que, confiado en la alta tecnología de su nave,
pretende imponer la supremacía en el cielo cubano. En
tierra lo esperan, listos.
Son
rostros jóvenes, pero conocen bien que para vencer, la
precisión y cohesión van de la mano; el conocimiento de
la técnica y la disciplina no pueden faltar.
Estamos preparados para defender la
Patria de las amenazas y ataques de los enemigos,
expresa el primer teniente Yunier Peña Brito.
La tropa, ahora en marcha hacia la
posición indicada por el mando superior, brindará la
seguridad que precisa el país.
No importa que el enemigo intente surcar
el aire con sus cargas de muerte. Nuestro cielo lo
protegeremos con precisión.