El Premio Nacional de Artes Plásticas 2002 fue
adjudicado al pintor, dibujante y profesor Adigio Benítez, en
virtud de sus consistentes contribuciones a la visualidad artística
cubana contemporánea.
Un jurado presidido por el maestro Manuel Mendive,
quien mereció igual reconocimiento el año anterior, e integrado
por prestigiosas personalidades del ámbito del arte, decidió por
mayoría seleccionar a Adigio como destinatario del más importante
premio cubano en su especialidad.
Entre los nominados por diversas instituciones
culturales del país para optar por este lauro se hallaban, junto
con Adigio, el diseñador Alfredo Rostgaard, los escultores Osneldo
García y Alexis Leyva Machado (Kcho) y los pintores Salvador
Corratgé, Roberto Fabelo y Nelson Domínguez.
En el caso de Adigio dos conceptos avalan su
significativa contribución al arte cubano del siglo XX: compromiso
y renovación.
Este santiaguero, nacido el 26 de enero de 1924,
graduado de la Academia de San Alejandro en 1949, se distinguió
bien pronto por un dominio formal riguroso y, al mismo tiempo, por
una definida vocación social, que se puso de manifiesto en su
trabajo como ilustrador del magazine Mella y el diario Noticias de
Hoy, medios de comunicación de los marxistas cubanos en tiempos de
la República Mediatizada.
Quizá la máxima prueba de esta orgánica
conjunción haya sido la espléndida serie de dibujos con que el
artista acompañó la edición de ese poema mayor de nuestras
letras, la Elegía a Jesús Menéndez.
Para los trabajadores de Granma,
esta distinción que acaba de obtener Adigio es motivo de orgullo,
puesto que se contó entre los fundadores del diario y aportó su
talento como ilustrador de sus páginas.
A muchos les sorprende la vitalidad del pintor.
Hacia finales de los ochenta y, sobre todo, a lo largo de esos
años, se observó un visible punto de giro en su obra pictórica,
evidente en muestras como Plegables simulados (1988), Hallar
de nuevo lo pasado (1993) y Beldades y trebejos (1996).
Un artista con sentido de los juegos referenciales
y de la más desenfadada autorreflexión fue capaz de decirnos
anoche al conocer la feliz noticia: "Me siento honrado, pero
sobre todo mucho más comprometido con la cultura cubana".