(15 de noviembre de 2002)

Premio Nacional de Artes Pláticas 2002

Adigio Benítez, compromiso y renovación

VIRGINIA ALBERDI BENÍTEZ

El Premio Nacional de Artes Plásticas 2002 fue adjudicado al pintor, dibujante y profesor Adigio Benítez, en virtud de sus consistentes contribuciones a la visualidad artística cubana contemporánea.

Un jurado presidido por el maestro Manuel Mendive, quien mereció igual reconocimiento el año anterior, e integrado por prestigiosas personalidades del ámbito del arte, decidió por mayoría seleccionar a Adigio como destinatario del más importante premio cubano en su especialidad.

Entre los nominados por diversas instituciones culturales del país para optar por este lauro se hallaban, junto con Adigio, el diseñador Alfredo Rostgaard, los escultores Osneldo García y Alexis Leyva Machado (Kcho) y los pintores Salvador Corratgé, Roberto Fabelo y Nelson Domínguez.

En el caso de Adigio dos conceptos avalan su significativa contribución al arte cubano del siglo XX: compromiso y renovación.

Este santiaguero, nacido el 26 de enero de 1924, graduado de la Academia de San Alejandro en 1949, se distinguió bien pronto por un dominio formal riguroso y, al mismo tiempo, por una definida vocación social, que se puso de manifiesto en su trabajo como ilustrador del magazine Mella y el diario Noticias de Hoy, medios de comunicación de los marxistas cubanos en tiempos de la República Mediatizada.

Quizá la máxima prueba de esta orgánica conjunción haya sido la espléndida serie de dibujos con que el artista acompañó la edición de ese poema mayor de nuestras letras, la Elegía a Jesús Menéndez.

Para los trabajadores de Granma, esta distinción que acaba de obtener Adigio es motivo de orgullo, puesto que se contó entre los fundadores del diario y aportó su talento como ilustrador de sus páginas.

A muchos les sorprende la vitalidad del pintor. Hacia finales de los ochenta y, sobre todo, a lo largo de esos años, se observó un visible punto de giro en su obra pictórica, evidente en muestras como Plegables simulados (1988), Hallar de nuevo lo pasado (1993) y Beldades y trebejos (1996).

Un artista con sentido de los juegos referenciales y de la más desenfadada autorreflexión fue capaz de decirnos anoche al conocer la feliz noticia: "Me siento honrado, pero sobre todo mucho más comprometido con la cultura cubana".

   

SubirSubir