31-12-2002
31 de diciembre de 1958
Poco antes de nacer la Patria nueva
LESMES LA ROSA
El 31 de diciembre de
1958 fue el último día de una tiranía proimperialista que
padecimos más de seis millones de cubanos. Por entonces, el
régimen había segado ya la vida de 20 000 compatriotas.
El 91% de la población
campesina presentaba,
antes de 1959, problemas
de desnutrición.
Estadísticas acerca de
esa fecha corroboran que junto a la existencia de un millón de
cubanos analfabetos, 600 000 niños carecían de escuelas, mientras
10 000 maestros graduados se encontraban sin empleo.
En cuanto a la tierra,
fuente de toda riqueza, solo los latifundios azucareros,
especialmente norteamericanos, concentraban casi tres millones de
hectáreas. Sin embargo, permanecían sin cultivar dos millones de
hectáreas.
Los batallones de
desocupados o semidesocupados los integraban 765 000 hombres y
mujeres con necesidad de trabajar y disposición para ello.
El carácter mercantil
primaba en la prestación de los servicios de salud. El 71% de los
hospitales y clínicas era de propiedad privada. Había 7 200
médicos, pero el 63% radicaba en la capital de la república. El
exiguo presupuesto para la salubridad se encontraba acribillado a
malversaciones. Las cifras ilustran: el 91% de la población
campesina presentaba problemas de desnutrición; el 31 era víctima
del paludismo y el 14 padecía o había padecido de tuberculosis.
Hasta ese día 31, las
inversiones de Estados Unidos en Cuba eran de mil un millones de
pesos, cuyo 68,8% estaba dedicado a la agricultura y a los servicios
públicos. El déficit comercial en detrimento de la nación era de
44 millones de pesos.
El comercio reflejaba la
inexistencia de un desarrollo económico integral. Todas las
operaciones de esa naturaleza eran decididas por firmas privadas,
tanto nacionales como extranjeras. El saqueo de las riquezas, en la
práctica, tenía rango institucional.
Una de las principales
atracciones turísticas era el juego en los casinos. El expendio de
las drogas, muchas veces sujeto a reglas internas, en ocasiones,
alcanzó la categoría de "honorable comercio".
Resultaría prolija la
enumeración de otros flagelos: discriminación racial, miseria,
hambre... Cifras conservadoras señalan que había cerca de 8 000
mendigos. Solo en cinco barrios de indigentes vivían, si así
pudiera decirse,
2 062 familias.
Ese estado de cosas que
sufrió Cuba hasta el último día de 1958 tuvo su sostén en la
fuerza de un ejército que aglutinaba a 41 000 efectivos, además de
otros cuerpos represivos. Durante ese año, para sofocar la justa
rebeldía del pueblo, el régimen puso a disposición de algunos de
tales órganos la cantidad de 76 millones 367 000 pesos.
Pero ese 31 de diciembre
llegó a su fin y también el oprobio. Al siguiente día, el Primero
de Enero de 1959, de las armas victoriosas del Ejército Rebelde,
como señala el Informe Central al Primer Congreso del Partido,
emergió libre, hermosa, pujante e invencible la Patria nueva.
Comenzó a cumplirse el Programa del Moncada y a ser real el culto a
la dignidad plena del hombre, como lo quiso Martí, autor
intelectual del histórico asalto encabezado por el Comandante en
Jefe Fidel Castro Ruz.
A los efectos de este
sucinto recuento, creemos no sea necesario hacer comparaciones entre
aquel funesto pasado y este luminoso presente. Los resultados están
en nuestro entorno, en cualquier lugar de Cuba donde nos
encontremos. Baste con escudriñar cualesquiera de los puntos
cardinales. Siempre estará la obra de la Revolución. |