ANIVERSARIO DEL TRIUNFO DE LA REVOLUCIÓN

28-12-2002

Pineros marcan derrotero seguro al 2003

DIEGO RODRÍGUEZ MOLINA

NUEVA GERONA.— A los Canarreos le viene el nombre de los canalizos que salen al mar abierto después de entrecruzar la extensa cayería, y esa singularidad geográfica se ha vuelto a repetir en el quehacer de un pueblo que luego de resistir en el 2002 dos huracanes con apenas 11 días de diferencia, busca caminos propios para salir adelante y continuar el desarrollo.

Con el 30% de las casas dañadas, la casi totalidad de los cultivos agrícolas arrasados en dos ocasiones y decenas de objetivos económicos destruidos total o parcialmente, la Isla de la Juventud resistió los embates de la naturaleza y se levantó de inmediato.

Foto: ALBERTO BORREGOEntre los sectores punteros
 están los pescadores, que
 sobrepasaron las 900 toneladas
 de langosta para la exportación. 

Más grande que estos retos ha sido la voluntad de los pineros, la cual evitó pérdida de vida humana y a dos meses de las tormentas entregó más de mil viviendas restauradas a los damnificados, de las casi 7 000 dañadas, restableció antes del mes sus principales servicios e industrias y logra, además y por encima de los pronósticos, llegar al 95% de lo previsto para el plan anual de la economía.

Es de admirar que sectores seriamente afectados, incluso desde finales del año pasado con el paso del Michelle, como la pesca y el turismo, se colocan hoy de punteros. Los trabajadores del primero, rebasaron su plan de 900 toneladas de captura de langosta con una alta eficiencia, y alcanzaron las más de 380 toneladas previstas en la acuicultura, después de una década sin cumplir en el último renglón.

Por su parte, en el principal polo turístico de la Isla, sus colectivos abrieron la temporada alta con la totalidad de sus habitaciones —más de 800— en servicio y con mayor confort, nuevos mercados y posibilidades.

Si algo aprendieron los pineros en este año que finaliza es a multiplicar los frentes de trabajo, más allá de la recuperación, pues pese al intenso batallar, la tarea confiada por el General de Ejército Raúl Castro a finales del 2001, de erradicar los delitos contra el ganado mayor y convertirla en ejemplo para el país, se continuó profundizando como fruto de la unidad entre todas las fuerzas al punto de reducirse en cerca del 60% esas tipicidades delictivas.

Ni uno de los programas sociales se detuvo, todo lo contrario, avanzaron al calor de la Batalla de Ideas, como la reparación de escuelas primarias y la extensión de medios audiovisuales a todos los planteles, extender los servicios de telefonía a más de 7,7 teléfonos por cada 100 habitantes y llevar el servicio de electricidad casi al 0,4% que faltaba y la creación de cerca de 3 500 nuevos empleos.

Más que cifras son satisfacciones multiplicadas en miles de pobladores y familias, como las que por estos días finales de año festejan junto a los constructores la entrega de 23 inmuebles que perdieron sus techos en la comunidad agrícola El Abra.

Si algo se puso de manifiesto en grado creciente en este año fue la solidaridad —inicialmente de los pineros en los empeños de la capital del país en la lucha contra el mosquito Aedes aegypti y la reparación de escuelas—, y luego proveniente de muchas provincias por restablecer la electricidad, telefonía y otros daños en la Isla.

Dejan sus experiencias el inicio de la fabricación de herramientas y otros medios para la construcción local y los puestos de mando creados en cada uno de los 14 Consejos Populares para acercar la solución a las masas y encauzar mejor sus esfuerzos.

Y es que los 86 000 habitantes de los Canarreos, más que beneficiados por la obra de la Revolución, se sienten protagonistas de una transformación plena e integral que no cree en huracanes ni contratiempos.

   

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