El ALCA, el ALBA y el futuro

10 de febrero de 2005

JOAQUÍN RIVERY TUR

Hay una situación concreta establecida en el VII Encuentro Internacional de Economistas sobre Globalización y Desarrollo: ante las dificultades que ha tenido el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), esta se ha detenido, pero continúa viva.

Washington ha dado un giro para lograr la misma anexión por la vía bilateral: tratados de libre comercio que se van firmando poco a poco y van absorbiendo uno tras otro a países y subregiones.

Para hacer breve la exposición, desde 1994 funciona el tratado con México y Canadá (el llamado TLCAN), más adelante los norteamericanos firmaron un TLC con Chile, le siguió en turno otro con Centroamérica, ya firmado y sujeto aún a ratificación parlamentaria, y, por último, los negociadores yankis andan en conversaciones urgentes con los gobiernos andinos de Colombia, Perú y Ecuador, y, además, con Panamá.

Aparte de subsidios, propiedad intelectual y problemas de competencia, el tema principal es el de las inversiones, el punto del flujo libre de capitales. Tanto en el TLCAN, como en los TLC firmados con Chile y Centroamérica y los que avanzan con las otras cuatro naciones mencionadas, existe la cláusula de que los gobiernos de América Latina no pueden exigir limitaciones de desempeño a los capitales dondequiera que se inviertan.

Con esa libertad, los capitales estadounidenses pueden apoderarse fácilmente de las ramas principales de la economía de cualquier país sin que las autoridades puedan impedirlo, aunque consideren a una esfera determinada como estratégica.

La cláusula de desempeño es exactamente la llave para la absorción completa de las economías latinoamericanas, con la cual las transnacionales de este lado del Atlántico podrían competir ventajosamente con sus iguales de Europa o Asia-Pacífico, pues contarían con un coto particular para moverse.

Todas las virtudes que proclaman los gobiernos que negocian con Estados Unidos son falsas. No hay ninguna ventaja para los latinoamericanos y el ejemplo mexicano está ahí para que lo analicemos cada día: la agricultura de la nación azteca ha sido destrozada, los bancos han pasado a manos de corporaciones financieras situadas al Norte del río Bravo y la producción industrial y sus grandes exportaciones llevan solamente un 15% de componentes mexicanos.

Al verse con dificultades para imponer el ALCA de una sola vez a todos, porque es más difícil convencer a los latinoamericanos y caribeños cuando están juntos, al fracasar los modelos de dos velocidades (variantes para países con distinto poder económico) o de dos niveles, o el ALCA a la carta (establecía que cada país podría firmar en todos o en algunos aspectos), el Gobierno de Bush pasó rápidamente a las negociaciones bilaterales en forma más acelerada que nunca, y por eso apuró los convenios con Chile y Centroamérica (muy adictos a complacer a Washington) y trata de imprimir más velocidad todavía a los TLC con Colombia, Perú y Ecuador, miembros de la Comunidad Andina, y a Panamá.

Bolivia queda fuera debido a su potente movimiento de masas contra cualquier tipo de negociación semejante, una presión muy fuerte para la administración de Carlos Mesa, con vigor suficiente para hacer frente hasta ahora a las presiones de Washington.

El otro país fuera de la táctica norteamericana es Venezuela, donde los principios del proceso bolivariano son totalmente antineoliberales, por lo que no se puede contar con ella para este nuevo apretón anexionista.

Con estos dos países fuera de las negociaciones, ¿qué va a suceder con la Comunidad Andina de Naciones? ¿Se desintegrará como parte de la estrategia de Bush o se preservará en su unión con el MERCOSUR, con quien formó la Comunidad Sudamericana de Naciones, un paso nuevo que podría abrir una ruta no muy aceptable para la Casa Blanca, porque los latinoamericanos, negociando de consuno, multiplican mucho su fuerza?

Por demás, la Alternativa Bolivariana de las Américas se ha alzado como algo nuevo frente a las apetencias de Washington, pues se trata de una integración sin Estados Unidos, desde abajo, y no haciendo del comercio y las inversiones el objetivo, sino el medio para mejorar la vida de los ciudadanos.

Los convenios suscritos entre Venezuela y Cuba son un paso. La creación de Telesur por Caracas y Buenos Aires es otra experiencia interesante, igual que la presencia de PDVSA en Argentina, su participación en una empresa nacional de energía de nueva creación y la construcción de buques petroleros en astilleros argentinos.

Son los primeros pasitos de un bebé que puede crecer y convertirse en un gigante. Todo depende de la voluntad política real de los gobiernos.

 

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Servicio especial del Periódico Granma, órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba sobre la Alternativa Bolivariana para las Américas. Año 2005.

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