(20 de abril de 2011)

La última palabra

Félix López

"Y ahora, a trabajar"... Esa fue la última frase que le escuchamos a Raúl al clausurar el 6to. Congreso del Partido. Consecuente con el llamado del Informe Central de poner a un lado "la fanfarria en las ideas y las acciones", la cita partidista terminó sin consignas, pero sí con una agenda repleta de tareas inmediatas: la primera de ellas, hacer cumplir los acuerdos aprobados por los delegados, en representación de más de 800 000 militantes comunistas.

Para los periodistas cubanos, el Congreso dejó la misión de jugar su papel en el esclarecimiento, difusión objetiva, constante y crítica de la marcha de la actualización del Modelo Económico, y se nos ha pedido hacerlo despojado de triunfalismo, estridencia y formalismo; como vía para captar la atención del pueblo y estimular el debate. Todo eso, obviamente, se materializa con trabajo y profesionalidad, pero también, como advirtió Raúl desde el Informe Central, cumpliendo los acuerdos adoptados por el Partido sobre la política informativa, que garanticen a los profesionales de la prensa el acceso oportuno a la información y el contacto con las fuentes.

Comenzamos por casa para que se entienda en toda su dimensión la tarea de trabajo que nos deja el 6to. Congreso: "mantener los pies y los oídos bien atentos y pegados a la tierra". Lo que significa, responsablemente, auscultar la realidad, escuchar a la gente y cuestionarnos todo aquello que esté mal hecho y a todos aquellos que no trabajan a la altura de sus responsabilidades. La vida nos dice que no disponemos de mucho tiempo para corregir errores y cambiar mentalidades. La metamorfosis en la conducta de los hombres no ocurre por obra y gracia de la naturaleza, también se logra con trabajo.

Cuando Raúl nos dijo "y ahora, a trabajar", no se refería exclusivamente a que saliéramos a sudar la camisa y a crear riquezas. Eso es vital y en ello nos va el futuro, pero estamos seguros que esta invitación a laborar tiene un horizonte más ancho: trabajar y no esperar a que todo se decida "desde arriba"; trabajar para que la inercia y la pereza no nos conviertan en una suerte de reloj sin cuerda; trabajar con los lineamientos y los documentos rectores como si ellos fueran una Biblia que nunca se engaveta; trabajar para que los jóvenes más preparados sean el relevo de quienes hoy desempeñan los cargos principales; trabajar para que no sigan creciendo como la mala hierba los simuladores y los oportunistas; trabajar para que el sentido común y la sensibilidad política se conviertan en una brújula de todo cuanto hacemos...

"Y ahora, a trabajar"... también significa menos reuniones, menos burócratas, menos dogmas, menos trabas, menos nudos, menos intermediarios, menos regulaciones innecesarias y menos conservadurismo a la hora de cambiar lo que debe ser cambiado. Trabajar es también saldar nuestra deuda con el ejemplar concepto de Revolución que nos ha legado Fidel. Trabajar no es una práctica que debemos inculcar solo en los holgazanes, sino también en los que no saben crear. No por gusto uno de los significados de la palabra trabajo, según el diccionario de la Real Academia Española, es "obra o resultado de la actividad humana".

Por eso, cada vez que un colega, familiar, amigo o vecino me pregunta en estas horas qué vamos a hacer los cubanos después del 6to. Congreso del Partido, le respondo con la última palabra de Raúl: trabajar.

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