Luego
de analizar el Informe Central presentado el día anterior, la
Comisión III, presidida por Margarita González, Miguel Díaz-Canel y
Roberto Morales Ojeda, inició la discusión de las 26 propuestas en
torno al Capítulo VI, de la Política Social, sobre Educación, Salud,
Deporte, Cultura, Seguridad Social, Empleo y Salarios.
Los representantes de cada delegación provincial tuvieron la
oportunidad de fundamentar sus sugerencias. En todos los casos primó
el razonamiento colectivo antes de consensuar o no una modificación,
en lineamientos que buscan calidad de los servicios y un gasto más
racional, sentido común y sostenibilidad económica de las políticas
sociales del país. Sin contradicciones raigales, pero sí desde
perspectivas diferentes, cada quien manifestó su criterio o apoyó el
que consideró correcto.
Entre los Lineamientos generales, Carlos Espinosa, de la
provincia de Artemisa, propuso que en el relacionado con las
estrategias para enfrentar los elevados niveles de envejecimiento
poblacional, se especificara la baja natalidad como fenómeno al que
también debía prestársele especial atención.
Guillermo Sarmiento, de Pinar del Río, y Huber Ramos, de
Cienfuegos, explicaron que la propia variable demográfica del
envejecimiento incluía el aspecto de la natalidad, por lo que
resultaba redundante su mención.
El delegado Roberto Morales Ojeda aclaró que de cualquier forma
el tema de la natalidad era de preocupación general y se tendría en
cuenta en la implementación de esta política. Destacó la voluntad de
ampliar los centros para la asistencia a parejas imposibilitadas de
tener hijos, y subrayó el propósito de alcanzar en nuestro país una
esperanza de vida de 80 años, con calidad.
En el tema de la enseñanza se acordó incluir la sugerencia que
realizó la delegada capitalina Marta Hernández, para jerarquizar "el
enaltecimiento" de la labor del personal docente, tan necesaria como
otras atenciones.
Los villaclareños propusieron agregar la "ética profesional" como
elemento que debía aparecer junto a la calidad y rigor en la
formación de los docentes. Gladys Martínez Verdecia, delegada por
Pinar del Río, dijo que el concepto de calidad comprendía muchos
otros como la ética, pero coincidió en que era necesario hacer
hincapié en el rigor, a partir de la preocupación generalizada en
este sentido, puntualizada antes por Miguel Díaz-Canel.
Sobre hacer corresponder la capacidad de la red escolar y el
personal docente en la educación primaria con la situación
demográfica de cada lugar, las delegaciones de Artemisa, Holguín y
Guantánamo pidieron incluir como aristas adicionales las
características económicas y geográficas que pudieran influir en el
desarrollo de la escuela, fundamentalmente en la montaña.
Ena Elsa Velázquez ahondó en el necesario reajuste de los más de
1 400 centros educativos con cinco o menos alumnos como matrícula,
donde la educación costaba aproximadamente 8 veces más que la de un
niño en una escuela regular, y la plantilla de trabajadores casi
doblaba a la de educandos.
Dos provincias presentaron formulaciones similares en relación
con las posibilidades de estudio de los trabajadores, que si bien
debían ir a cuenta del tiempo libre y del esfuerzo personal,
tendrían que ser exceptuados aquellos casos en los que la superación
partiera de un especial interés estatal.
Sobre la necesidad de reorganizar, compactar y regionalizar los
servicios de salud, la granmense Sonia Pérez Mojena propuso
explicitar, junto a la atención de urgencias y el transporte
sanitario, el trabajo del médico de la familia.
Roberto Morales explicó que las premisas elaboradas estaban
encaminadas al trabajo en todos los niveles de salud, y de ninguna
forma se desconocía la importancia del médico y la enfermera de la
familia, así como la necesidad de recuperar su concepción
fundacional.
Aseguró además que para formular esta guía política se tuvieron
en cuenta las características de cada territorio, lo cual permitirá
diseñar un traje a la medida de cada lugar.
Por iniciativa de la provincia de Artemisa, también se enfatizó
la necesidad de consolidar el método clínico, tanto en la enseñanza
como en la práctica.
De Santiago de Cuba llegó la sugerencia de vincular el trabajo de
la comunidad y la intersectorialidad con el del sistema de salud en
la promoción de mejores estilos de vida, ya que estos deben
entenderse como un asunto de responsabilidad social.
La defensa de la identidad nacional, mencionada en uno de los
lineamientos modificados después del debate con la población, motivó
un apasionado análisis en la Comisión III. Miguel Barnet propuso
ajustes en la redacción de ese punto, bajo el criterio de que la
cultura es un proceso de desarrollo continuo, e insistió en el
carácter material e inmaterial del patrimonio cultural al que alude
dicho lineamiento.
El escritor contó con el apoyo apasionado de otro delegado,
Eusebio Leal, quien consideró que era de los temas de más valor en
el documento discutido. "La cultura es en gran medida la memoria",
dijo, al insistir en el carácter inmaterial, espiritual, intangible
del patrimonio cultural.
Leal recordó una trascendental reunión de la UNEAC en la que
"Fidel dijo que lo primero que había que salvar era la cultura". Y
agregó: "La cultura es el escudo de la nación."
En un profundo análisis, el historiador volvió la mirada sobre
una medida adoptada por necesidades económicas y que tuvo
significación para la cultura: la desactivación de centrales
azucareros hace unos años.
Leal observó que el Jefe de la Revolución alertó entonces sobre
la necesidad de convertir a esos ingenios en escuelas, de defender
ese tesoro cultural "por lo que había significado el ingenio en la
historia de Cuba". Y no se protegió ese patrimonio.
Maribel Amador, de la delegación de Mayabeque, pidió considerar
el protagonismo del pueblo en todas las acciones de defensa de la
identidad cultural. "Junto con la actualización del modelo económico
cubano, tenemos que llegar al pueblo con una cultura de esencia
transformadora, para seguir defendiendo la Revolución".
Al respecto, el delegado Tubal Páez dijo que "en la cultura el
pueblo no es objeto, sino sujeto".
Abel Prieto insistió en que la defensa de la identidad es una de
las grandes batallas de la nación cubana e hizo aclaraciones sobre
el lineamiento referido a la enseñanza artística y el reordenamiento
de la red de instituciones culturales.
La presidenta de la comisión, Margarita González, explicó que los
lineamientos definen las políticas, y pidió mantener la
implementación, el cómo, para otros documentos.
En ese caso también cayó la idea planteada por dos delegados, de
Villa Clara y Holguín, en relación con la práctica masiva del
deporte en Cuba. Jorge Alberto y Francisco Batista coincidieron en
la propuesta de incluir una mención a la comercialización y el
desarrollo de la industria deportiva nacional y local. Es la
garantía para apoyar con implementos la práctica masiva del deporte,
opinó Batista.
El invitado Cristian Jiménez apoyó este parecer e informó que el
organismo deportivo estudia, junto con la Industria Ligera, vías
para ampliar las opciones.
La Comisión también pasó revista a los lineamientos referidos al
empleo y los salarios, así como a uno de los puntos más debatidos
por la población: la eliminación de la libreta de abastecimiento.
Los delegados consideraron como magistral la explicación ofrecida al
respecto la víspera por el compañero Raúl y no se extendieron en el
análisis de ese aspecto.
Consideraron igualmente otras propuestas referidas a la
organización y la normación del trabajo y el empleo de los recursos
humanos en la empresa socialista cubana.
Sobre el reordenamiento laboral, el delegado por Artemisa, Ángel
Arzuaga, subrayó la importancia de realizar ese proceso, "sin prisa
pero sin pausa", para eliminar las plantillas infladas y el
paternalismo, tal y como se ha dicho.
Otro delegado, Lázaro González, consideró que velar por el
proceso de idoneidad demostrada corresponde al proceso de dirección
empresarial, también objeto de atención en otras comisiones.