No
podemos pretender que los lineamientos incluyan en detalle todo lo
que necesitamos hacer para actualizar nuestro modelo económico, pues
muchas de las sugerencias solo podrán tenerse en cuenta en la
implementación de las decisiones o políticas diseñadas, coincidieron
en señalar varios delegados de la Comisión 2 sobre aspectos globales
de la economía.
Cada una de las cuestiones que discutimos hoy intentan resolver
deficiencias que en muchos casos se han ocasionado por incumplir con
lo establecido, refirió la delegada Teresa Amarelle Bué, de la
provincia Las Tunas. De la manera en que asumamos su implementación,
dependerá el éxito que alcancemos, concluyó.
Uno de los debates más enriquecedores se originó en el análisis
de la política tributaria. Los especialistas en el tema explicaron
los principios de generalidad y equidad que deben regir la
aplicación de los tributos en el país, pero predominó la opinión de
que es necesario también tener en cuenta las características de los
territorios para su aplicación, en particular al momento de fijar
las cuotas mínimas mensuales que deben pagar los trabajadores por
cuenta propia correspondientes al impuesto sobre ingresos
personales.
Varios delegados coincidieron en señalar la necesidad de que los
consejos de la administración municipales cuenten con un mecanismo
más expedito para solicitar al Ministerio de Finanzas y Precios la
disminución de las cuantías mínimas, para adecuarlas a los poblados
de menor desarrollo económico y zonas de menos actividad comercial
dentro de las propias localidades.
Tales propuestas partieron de las inquietudes planteadas por
delegados de varios territorios en relación con la experiencia más
reciente en la ampliación de diferentes modalidades del trabajo no
estatal, en provincias donde muy pocas personas han optado por un
grupo de actividades por cuenta propia cuyas cuotas mensuales
mínimas son altas.
Ningún territorio se parece a otro, incluso en una misma
provincia es muy difícil comparar los ingresos de un cuentapropista
en un área urbana y en una rural, valoró una delegada de la
provincia de Holguín.
Al respecto se abordó la experiencia acumulada en los últimos
cinco meses en la implementación de la política tributaria, la cual
incluye la decisión de revisar anualmente las cuotas mínimas
mensuales para hacer las modificaciones y correcciones pertinentes,
según lo que planteen los territorios. Ello comprende, además, tener
en cuenta los beneficios y las facilidades implementadas para el
pago de los impuestos, así como las bonificaciones y los derechos y
deberes de los contribuyentes.
Asimismo se discutió sobre la necesidad de lograr altos niveles
de disciplina fiscal, entendida esta última como un indicador
cuantificable que se irá alcanzando con una labor progresiva de
exigencia y control.
Igualmente los delegados dedicaron especial atención a la
política bancaria crediticia, dirigida en lo fundamental a brindar
apoyo a aquellas actividades que estimulen la producción nacional.
Ello comprende otorgar créditos bancarios al sector que opera bajo
fórmulas no estatales de gestión, tales como los trabajadores por
cuenta propia y los usufructuarios de tierra, y para la construcción
y reparación de viviendas, entre otras actividades.
En cuanto a los diferentes elementos que deben confluir para
lograr la unificación monetaria, varios delegados propusieron
explicitar la importancia del sistema nacional de contabilidad dada
su relevancia para el desarrollo económico. No obstante, hubo
consenso en mantener la redacción propuesta, pues el avance en esta
dirección contribuirá a que las acciones económicas tengan un
reflejo más exacto en la actividad contable. Esto constituye uno de
los problemas más complejos a resolver, apuntó el delegado Osvaldo
Martínez, y dependerá también de otras variables económicas.
Al referirse a las políticas macroeconómicas, un delegado de la
provincia de Granma señaló la necesidad de incluir la preparación de
los cuadros y grupos negociadores, pues si ellos no están
capacitados para asumir la tarea, es imposible que se realice con
calidad.
La exportación de servicios, en particular los profesionales,
incluyendo el análisis flexible de la contratación de trabajo
individual como uno de los planteamientos resultantes de la
discusión popular, fue un aspecto abordado dentro de la política
económica externa.
En este punto se acordó incorporar la calidad como un elemento a
tener en cuenta, junto con la racionalidad, para lograr una mayor
eficiencia en la gestión importadora, en un amplio debate que
contempló las preocupaciones de la población sobre este aspecto.
Hubo delegados que insistieron en la urgencia de un mejor control
de los inventarios para evitar importaciones desordenadas, a lo cual
Rodrigo Malmierca razonó que este aspecto va más allá del
reordenamiento de las empresas de comercio exterior y depende de que
el sistema empresarial plantee correctamente las demandas de compra
fuera de las fronteras. Es en el contrato donde se tiene que prever
qué se va a importar y con qué calidad, apuntó la delegada Juana
María Pantoja.
Ambos aspectos están muy relacionados con la intención de diseñar
una política de abastecimiento integral, cuestión incluida en otro
capítulo del documento, precisó Yleana Rey.
La capacitación del personal que asume el proceso inversionista
fue otro punto del análisis, a partir de una propuesta de hacerla
explícita en uno de los lineamientos. Sin embargo, hubo consenso en
que esta es una premisa para superar todos los problemas presentes
en la economía, por lo cual debe ser una constante en la manera de
actuar.
También se debatió sobre las funciones estatales de los consejos
de la administración en la supervisión y control de las inversiones
a su nivel, así como la importancia de la contratación como
herramienta en la planificación y el control del proceso
inversionista, con calidad y dentro de los plazos previstos en el
cronograma de ejecución.
Tener en cuenta el riesgo sísmico, tanto para la construcción de
viviendas como de cualquier tipo de obras, fundamentalmente en las
zonas del oriente de la Isla, se incorporó a otro lineamiento
aprobado por los delegados, luego de la explicación ofrecida al
respecto por José Miyar Barrueco.
El reordenamiento funcional y estructural, así como las medidas
que deben adoptarse para darle continuidad a la política de ciencia,
tecnología, innovación y medio ambiente, suscitaron también la
polémica entre los delegados, quienes abundaron sobre la importancia
de concebir la ciencia como un ciclo cerrado, con estándares máximos
de calidad, precisión que se consideró necesario añadir.
Valoraron además las nuevas complejidades que enfrenta la ciencia
cubana, a partir del cambio climático, la urgencia de incrementar la
producción de alimentos y la compatibilidad de este propósito con la
protección del medio ambiente.
Un delegado de La Habana manifestó su satisfacción por la
referencia explícita a la protección de los bosques, más allá de su
relevancia como objetivo económico, y se hizo extensivo ese cuidado
a las playas y en general a toda la biodiversidad.
Se enfatizó también en propiciar un marco regulatorio para
incorporar la ciencia, la tecnología y la innovación a los procesos
productivos y de servicios. Igualmente fue analizada la política de
que los centros de investigación científica trabajen en función de
las necesidades reales del país.