Parada
militar Mensaje a Fidel de los Cinco Héroes 30 de noviembre del 2006 Querido Fidel: Mientras lo mejor de la humanidad nos convoca a celebrar sus ochenta años, se cumplen ya cincuenta de que en un impulso de arrojo hiciera usted cargar, al Granma, contra las costas de Oriente; inscribiendo para siempre aquel yate en las páginas de la historia. Nunca como entonces ha estremecido una embarcación en el acto de encallar, a la tierra. El vacilante y tortuoso sendero entre el mangle que les depositara fatigados en tierra firme, se convirtió en el torrente impetuoso de todo un pueblo, que bajo su guía adquirió conciencia de sus propias fuerzas. En la ingente empresa de emanciparnos que usted inspiró y dirigió, nos hicimos mejores seres humanos, revolucionarios e internacionalistas. En otras tierras del mundo, adonde usted nos convocó, se purificaron nuestras ideas y descubrimos que cada injusticia, en cualquier patria, gravitará siempre como una sombra sobre la nuestra. Si de Martí aprendimos que patria es humanidad; usted nos ha enseñado a construir, entre la humanidad, esa patria. Pocas veces nos permite la historia el privilegio de crecer tanto en cincuenta años. Bajo su guía hemos aprendido que la vida no tiene sino el sentido que decidamos darle, y que solo el altruismo, la solidaridad y el amor puedan dar a la vida la plenitud de su sentido. En esos sentimientos que nutren a las más puras y avanzadas ideas, gravita lo más elevado de la inteligencia. Ellos privilegian nuestra condición de seres humanos y son indispensables para nuestra supervivencia. Hoy, tras haberse arriesgado tanto, contamos aún con el inmenso privilegio de tenerle entre nosotros. Su presencia física nos regocija más allá de la certeza absoluta en la inmortalidad de su figura histórica y de sus ideas. Le rogamos que se cuide y le deseamos un completo restablecimiento y muchos años más de vida. Se lo hacemos saber, de todo corazón, desde cinco celdas en que enfrentamos todo el odio y la cobardía de un imperio. Y lo hacemos orgullosos, irreductibles; inspirados en el arrojo, la valentía y la moral con que un joven cubano, hace cincuenta años, se valió de un pequeño barco para estremecer la tierra. Con orgullo de hijos, Gerardo Hernández Nordelo, Ramón Labañino Salazar, Antonio Guerrero Rodríguez, Fernando González Llort, René González Sehwerert. |