Esta vez el Granma navegó por la Plaza, como prueba de que aquel 2 de diciembre llevaba dentro la Revolución.

Ahora anda sobre una marejada de pañoletas. Avanza sereno, atrevido, victorioso. Este mar sí lo quiere y cuida: cada ola es un niño que ya no tiene porqué andar descalzo o esconderse al ver a un soldado.

Lo siguió una unidad monolítica. la pionerita Yanet Martínez lo explicó ante los reunidos: en Cuba las Fuerzas Armadas Revolucionarias son parte del pueblo: padres, hermanos, amigos... y están listos para hacer pagar cara cualquier osadía del enemigo con sus medios de combate modernizados.

Quienes acudieron a la marcha del pueblo combatiente invitan a reconsiderar el disparate de atacarnos. La mejor advertencia la manifestaron esos cientos de miles de hombres y mujeres de los cuatro municipios capitalinos que en otro mar de fiesta llegaron a la Plaza, sin necesidad de usar medios de transporte, para desfilar tras las fuerzas uniformadas como expresión de que nuestra concepción defensiva consiste en la Guerra de Todo el Pueblo.