Coloquio Internacional
Memoria y Futuro: Cuba y Fidel Fidel
seguirá conduciéndonos Discurso
pronunciado por el compañero Carlos Lage Dávila, miembro del Buró Político
del Partido, en el acto de clausura de los homenajes de la Fundación
Guayasamín a Fidel por su 80 aniversario, efectuado el primero de diciembre
en el teatro Karl Marx. Compañero Raúl Fidel que estás allí y estás aquí Compatriotas Queridos amigos
Ustedes nos comprometen a continuar la obra de la
Revolución, a defender y profundizar el socialismo, y a mantener la lucha
por toda la justicia. Este excepcional encuentro lo debemos a la iniciativa de la
Fundación Guayasamín, a la extraordinaria familia depositaria del abrazo
entrañable que Oswaldo hubiera dado a Fidel en este cumpleaños. La Fundación
nos reunió para protagonizar el merecido homenaje, gesto que apreciamos hoy
en toda su dimensión y nobleza. Te agradecemos, Evo, que inmerso en la más colosal batalla
que se haya librado jamás en Bolivia contra la opresión y por la dignidad,
hayas podido venir. Sentimos que contigo están aquí los mineros bolivianos,
luchadores y aguerridos, solidarios siempre con la revolución cubana;
sentimos que contigo están aquí los indios de la América Nuestra, admirables
defensores de sus culturas y sus derechos. Te agradecemos, Daniel, que estés hoy con nosotros para
celebrar este cumpleaños de todos. Sabemos de tu entrañable relación con
Cuba, de tu afecto invariable por Fidel. Nunca renunciaste a su amistad y
proclamaste siempre esa especial relación que los une desde los días
gloriosos de la Revolución Sandinista. Contigo sentimos aquí al hermano
pueblo de Sandino, que derrotó la tiranía y que por sembrar salud,
educación, justicia, desató todo el odio y la perfidia del imperio. Te agradecemos, Preval, que estés aquí representando al
sufrido pueblo haitiano donde laboran hoy cientos de médicos cubanos, y más,
mucho más quisiéramos hacer y haremos no por lucro y ni siquiera por
reconocimiento alguno, sino por el sagrado deber de la solidaridad. Te agradecemos, Gonsalves, que en nombre de tu pueblo y los
pueblos del Caribe, unidos a Cuba por un mismo mar, estés aquí, para
celebrar el cumpleaños de un caribeño que ha vivido siempre orgulloso de
serlo. Quiero agradecerles a todos los que físicamente nos han
acompañado en estos días; nos alienta que hayan venido a celebrar junto a
once millones de cubanos el cumpleaños de Fidel. Hemos escuchado la palabra o el canto comprometido, desde lo
profundo de la amazónica selva sudamericana, desde los pueblos irredentos
del África, donde nuestra sangre ha sido derramada, desde Asia y Europa y
desde la propia Norteamérica en la que crece la oposición a la irracional
política de su gobierno contra Cuba y el rechazo a las genocidas aventuras
imperiales. En cada mensaje ha estado el gesto solidario, la valoración
profunda, el acercamiento cariñoso, a Fidel, la expresión de los mejores
deseos para su recuperación y la confianza en la fortaleza de la obra
construida en estos 48 años revolucionarios. Me dirijo también, en nombre de nuestro Gobierno y de
nuestro pueblo, a todos los hombres y mujeres del mundo, que en estos meses
han estado pendientes de la salud de Fidel, deseando su recuperación, a
todos los amigos de Fidel, a los que lo conocen, y a los que no, a los que
lo han escuchado o leído, a los que saben de él, de su grandeza moral, a los
que han sabido apartar mentiras y calumnias, a los que han podido verlo tal
como es por entre la bruma vertida sobre la Revolución Cubana. Me dirijo a los pueblos, a los hombres y mujeres humildes de
este mundo, a los sencillos, a los limpios, que son los que están y estarán
siempre con Cuba, con la Revolución y con Fidel. Y me dirijo para decirles: Fidel vivirá, la Revolución
Cubana no les fallará. El privilegio de
contar con la voluntad de Fidel Las inolvidables y emocionantes jornadas que hoy concluimos
han sido momentos de reflexión y compromiso, de inmensa alegría y esperanza.
A los cubanos nos llega hondo el reconocimiento que ustedes han realizado al
Comandante en Jefe y a nuestra Patria. No lo olvidaremos. Obligado será por su contenido y belleza que se publique y
pueda conocerse todo lo expuesto aquí por ustedes. Nos une la lucha por un futuro de paz y justicia para toda
la humanidad. Las jornadas de estos días no han sido para elaborar planes de
guerras preventivas ni organizar invasiones militares, no nos hemos
pronunciado por nuevas y más destructivas armas, no hemos refrendado la
tortura ni las prisiones ilegales. No discutimos sobre cómo aumentar la riqueza de pocos sobre
las espaldas y la pobreza de muchos. Las palabras que aquí se han pronunciado no han sido de odio
ni de intolerancia. Por el contrario, hemos escuchado testimonios de solidaridad
humana, de entrega y sacrificio en la lucha contra la opresión, las
enfermedades, y la ignorancia. Se ha defendido la necesidad de la información, las
posibilidades ilimitadas de la educación cuando se convierte realmente en un
derecho de todos, se ha sostenido que sin cultura no hay libertad posible. Se ha argumentado la urgente necesidad de ahorrar y usar de
forma más racional y eficiente los recursos energéticos. Se ha respetado la diversidad ideológica, política y
religiosa de los asistentes, y fomentado la amistad, la comprensión y la
solidaridad que son las más eficaces armas ante los urgentes problemas de
nuestro mundo. Esas justas y nobles ideas representan el pensamiento de
Fidel, convertido en realidades en nuestra Patria y en ambiciosos planes en
muchas naciones hermanas. Los cubanos de hoy no alcanzamos a comprender que en Cuba
antes y en muchas partes del mundo aún ahora, se pueda ser ciego por una
enfermedad curable, se pueda necesitar una operación del corazón o incluso
un tratamiento médico mucho más simple, o lo que es aun más grave, lo pueda
necesitar una madre o un hijo y que resulte imposible porque el dinero no es
suficiente. Los cubanos de hoy no alcanzamos a comprender que en Cuba
antes y en muchas partes del mundo, aún ahora, alguien pueda vivir y hasta
morir sin haber leído un libro, una página, una palabra, alguien desee
estudiar, superarse, hacerse técnico o profesional y no pueda hacerlo porque
las puertas de las aulas se abren para unos y se cierran para otros. Los cubanos de hoy no alcanzamos a comprender que en Cuba
antes y en muchas partes del mundo, aún ahora, pueda existir un niño
olvidado en las calles y que la sociedad que lo rodea no sea suficientemente
humana y sensible para asistirlo; pueda existir un anciano, un
discapacitado, que abandonado a su suerte no reciba el trato diferenciado y
justo que merece. Y no alcanzamos a comprender nada de eso y mucho más porque
un 13 de agosto, hace 80 años, nació Fidel, naciste tú, Fidel, y has
dedicado más de 60 años de tu vida a las luchas revolucionarias. No
alcanzamos a comprender nada de eso y mucho más porque el pueblo cubano ha
tenido el privilegio de contar con tu voluntad, tu coraje, tu sed insaciable
de justicia, tu talento, tu honradez, tu paciencia, tu impaciencia, tu
suerte, que han dibujado con el decursar de los años esa existencia
irrepetible que es tu vida. Un amigo me dijo una vez, hace mucho tiempo, Fidel no es
sólo un hombre, Fidel es una fuerza de la naturaleza. Me pareció entonces
una broma. Hoy puedo decir que no exageraba. El Moncada, el Granma, la Sierra, Girón, la Crisis de
Octubre, la resistencia frente al imperio, las misiones internacionalistas,
el período especial, son pruebas más que suficientes de la fuerza de un
pueblo y su líder cuando se identifican, se unen, se funden, cuando un
pueblo es Fidel y Fidel es el pueblo. No sería posible
otro Fidel Compañeras y compañeros: La Revolución Cubana vivió los momentos más difíciles de su
historia en la pasada década cuando la escasez de electricidad, alimentos, y
medicamentos llevó nuestras vidas a niveles de subsistencia. Lo que faltó,
nos faltó a todos, por esa razón, entre otras muchas, pudimos resistir.
Estamos lejos de haber superado completamente esas carencias, conocemos bien
la austera vida de nuestros compatriotas, los obstáculos inevitables y
evitables que cada día hay que vencer, pero avanzamos pese a bloqueos y
amenazas y podemos afirmar que vivimos hoy el momento más prometedor y
esperanzador de nuestra historia. Fidel lo ha forjado junto a nuestro
pueblo, no es una casualidad ni un milagro, es el fruto del estoicismo de
los cubanos, de lo que no faltó ni en el momento más crítico: la fe en la
Revolución y la confianza en Fidel. Siento, que el socialismo en Cuba es irreversible no por
definición, sino porque con nuestro esfuerzo de ayer y de hoy lo hacemos
irreversible; porque luchamos por una sociedad justa y humana como solo pudo
ser soñada, antes que Fidel se empeñara en hacerla realidad. Porque cuando no esté Fidel estará su obra, estarán sus
ideas, estará su ejemplo, y nosotros sabemos que ese compromiso es el mejor
regalo de cumpleaños que podemos hacerle hoy todos los que lo admiramos y
queremos. En Cuba no habrá sucesión, habrá continuidad. No sería
posible otro Fidel. Nadie lo imitará, muchos lo seguiremos. No habrá
división entre los revolucionarios cubanos. Ya la hubo en nuestras luchas
por la independencia y aprendimos la lección. No habrá ambiciones, egoísmos,
vanidades, no lo permitiremos, tenemos un Partido. Pero no hablo de hoy, hablo del futuro. Fidel se recupera,
lo tendremos entre nosotros. Seguirá conduciéndonos, le pediremos que lo
haga por unos cuantos años más. He sido testigo junto a Raúl, y otros compañeros de la
serenidad infinita de Fidel frente a la adversidad. Jamás, aún en los
momentos de mayor peligro se ha quebrado su voz, jamás una frase de temor,
jamás un desaliento; ni un solo minuto deja de pensar en su pueblo, en su
Revolución, con esa fe excepcional que le ha acompañado toda su vida.
Mientras colabora activa y disciplinadamente con su recuperación, se
mantiene atento a todo, pregunta, se informa, ayuda, aprueba. En estos meses
duros para nuestro pueblo y para tantos amigos en el mundo, Fidel nos ha
seguido entregando su ejemplo. Como el Granma surcando los mares, así transita Fidel por la
historia, impetuoso, indetenible, victorioso. VIVA FIDEL PATRIA O MUERTE VENCEREMOS |