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Lo que somos hoy, lo
que seremos mañana
PEDRO DE LA HOZ
Fue una jornada histórica,
de profundo simbolismo y extraordinaria significación la que vivieron
los protagonistas de la reunión que concentró en un teatro de la
capital a los principales cuadros políticos y estatales del país el
3 de octubre de 1965.
Fidel
lee la carta de despedida del Che durante el acto de constitución del
Comité Central de nuestro Partido, el 3 de octubre de 1965.
La adopción del nombre de
Partido Comunista de Cuba para la organización de vanguardia de la
Revolución y la presentación del primer Comité Central, encabezado
por su Primer Secretario, Fidel Castro Ruz, marcó un hito de madurez
del proceso de radicales transformaciones de una sociedad que por
primera vez en el hemisferio occidental daba los primeros pasos en la
construcción del socialismo, hacía de la dignidad, la independencia
y la solidaridad principios irrenunciables y se planteaba conquistar
toda la justicia.
Con aquel acto, que tendría
apenas unas horas después una enorme repercusión a lo largo y ancho
del país, culminaba una etapa en la consolidación de la vanguardia
política en el ejercicio del poder revolucionario.
Cuatro años atrás, en
abril de 1961, cuando una brigada de mercenarios armados, apoyados y
financiados por el Gobierno de Estados Unidos invadió el sur de la
Isla con la intención de reinstaurar la dependencia neocolonial y el
régimen de explotación que había imperado hasta el último día de
1958, los cubanos que fueron a rechazar la agresión enemiga y
derrotarla en menos de 72 horas lo hicieron bajo las banderas del
socialismo. En el sepelio de las víctimas de los ataques aéreos que
preludiaron la invasión, Fidel había proclamado el carácter
socialista de la Revolución cubana y el pueblo había refrendado esa
definición.
Ese mismo año, se
fundaron las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI), en las
que confluyeron el Movimiento Revolucionario 26 de Julio, fundado y
liderado por el Comandante en Jefe, el Partido Socialista Popular,
cuyo secretario general era Blas Roca y el Directorio Revolucionario
13 de Marzo, dirigido por el comandante Faure Chomón. Era un
importante paso hacia la unidad de las fuerzas que habían derrocado a
la tiranía y emprendido una transformación revolucionaria sin
precedentes en la historia de la nación.
El papel y el carácter de
la vanguardia política que se iba configurando fueron definidos al
constituirse en marzo de 1962 la Dirección Nacional de las ORI, con
Fidel y Raúl como Primer y Segundo secretarios, respectivamente. El
documento adoptado entonces declaró: "Las ORI, la vanguardia
revolucionaria marxista-leninista, expresión del poder político de
la clase obrera y de todo el pueblo trabajador de Cuba, refleja en su
dirección máxima la estrecha unión de las fuerzas y dirigentes
revolucionarios que han hecho posible la derrota del imperialismo, de
la tiranía y de los explotadores y la victoria de la gran Revolución
socialista de nuestra patria. Esto significa un paso de gran
trascendencia hacia la formación del Partido Unido de la Revolución
Socialista de Cuba, en cuyo seno cerrarán filas los mejores hombres y
mujeres de la nación cubana".
En mayo de 1963, las ORI
pasaron a denominarse PURSC que comprendió la estructuración de la
vanguardia política, basada en los principios de centralismo democrático,
la rigurosa selección de los ejemplares y la observancia de los
requisitos indispensables para el ingreso al Partido. La formación
del Partido en lo sucesivo se realizaría bajo la más estricta línea
de masas, la aplicación de un método autóctono y plenamente democrático
que ha probado su eficacia.
Todo ese proceso, que se
inició en los centros de trabajo, las fábricas y en otros
destacamentos proletarios implicaría luego al campesinado y a las
instituciones armadas, fructificó a tal punto que se hacía necesario
un salto cualitativo en la organización de la vanguardia. El 30 de
septiembre de 1965, la Dirección Nacional del PURSC convocó a los
dirigentes del Partido en las provincias y regiones del país y a los
responsables de la administración estatal en la nación y los
territorios. Ese día abordarían cuestiones relacionadas con las
estructuras y funcionamiento de la gestión gubernamental, para
concentrarse, durante las siguientes jornadas, en la organización del
Partido, la constitución del Comité Central, la elección del Buró
Político, el Secretariado, las comisiones de trabajo, y el papel de
la prensa partidista, a partir de la fusión de los diarios Hoy y
Revolución en lo que sería el órgano oficial, el diario Granma.
El 3 de octubre, en el teatro Chaplin (hoy Karl Marx), se harían públicas
esas decisiones.
Una prolongada ovación
saludó la reafirmación del liderazgo histórico del Comandante en
Jefe Fidel, electo Primer Secretario del Comité Central, y de Raúl,
Segundo Secretario. Al presentar al nuevo órgano de dirección
partidista, Fidel subrayó cómo "no hay episodio heroico en
la historia de nuestra Patria en los últimos años que no esté aquí
representado; no hay sacrificio, no hay combate, no hay proeza, lo
mismo militar que civil, heroica o creadora que no esté representada;
no hay sector revolucionario, social, que no esté representado".
Verdaderamente emotivo fue
el momento en que Fidel se refirió al nombre que llevaría en lo
adelante la organización política: "...hemos llegado ya al
punto afortunado de la historia de nuestro proceso revolucionario en
que podamos decir que solo hay un tipo de revolucionario, y puesto que
es necesario que el nombre de nuestro Partido diga no lo que fuimos
ayer, sino lo que somos hoy y lo que seremos mañana, ¿cuál es, a
juicio de ustedes, el nombre que debe tener nuestro partido? ¡Partido
Comunista de Cuba!" Antes de decir esta última frase, entre
los presentes la palabra comunista fue coreada en todos los ámbitos
del teatro. Era el sentir de las masas, una convicción profundamente
arraigada entonces, ahora y siempre.
El órgano oficial del
Comité Central, Granma, también se haría público, al decir
de Fidel, como "símbolo de nuestra concepción revolucionaria
y de nuestro camino". Su primera edición apareció el 4 de
octubre.
Aquella jornada colmó de
emoción a todos los cubanos cuando Fidel leyó la carta de despedida
del Comandante Ernesto Che Guevara, de quien dijo que poseía todos
los méritos y todas las virtudes necesarias en el grado más alto
para pertenecer al Comité Central.
A cuarenta años de
aquella jornada, el Partido ha permanecido fiel a sus esencias y a su
compromiso con el pueblo. Ha mantenido vivo el legado patriótico y
antimperialista de José Martí, de nuestras sagradas tradiciones
combativas y revolucionarias y los principios de Marx, Engels y Lenin.
Es consecuente con el espíritu inclaudicable de Baraguá al defender
las conquistas del socialismo. Es el Partido de nuestras victorias. Es
el Partido de la unidad nacional. Es el Partido de la Patria. Es el
Partido de nuestro futuro.
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