JUAN MARRERO
Cuando algún visitante
llegaba a Granma, muchas veces lo paseábamos por la Redacción
Internacional y, en particular, su sala de teletipos. La mayoría
expresaba su sorpresa de que hubiese diez agencias noticiosas, casi
todas capitalistas. "¿Para qué tantas agencias si todas
transmiten lo mismo?". Como respuesta, les decíamos: "No,
cuando se analizan bien y comparan los despachos cablegráficos sobre
un mismo acontecimiento, vamos a ver que sus enfoques no siempre son
coincidentes. Hay detalles que nos permiten sacar conclusiones
prácticas, entre ellos cuál elemento puede ser verdad y cuál
podría tratarse de una manipulación o tergiversación de la
información". Estuve al frente de la Redacción Internacional
desde 1968 hasta 1994. En esos años, en que el bloqueo y la carencia
de recursos financieros limitaba la adquisición de revistas y
periódicos del exterior, y cuando aún la computación e Internet
eran inexistentes para Cuba, un reducido equipo de periodistas tuvo la
tarea en Granma de informar y orientar diariamente al pueblo
cubano y al mundo progresista sobre la actualidad mundial teniendo
como fuente principal esas diez agencias noticiosas.
Fueron
años de acontecimientos complicados. La invasión yanki a República
Dominicana, Viet Nam, las guerrillas en América Latina, los sucesos
de Checoslovaquia, la victoria de la Unidad Popular en Chile y el
golpe fascista de Pinochet, las guerras de Angola, Etiopía y Las
Malvinas, las invasiones de Granada y Panamá, la perestroika y el
"desmerengamiento" del socialismo en Europa, por solo citar
algunos. La regla ante cada suceso —en los cuales, por lo general,
no podíamos tener un corresponsal o enviado especial— era elaborar
una información objetiva, no imparcial, y con una ética inviolable,
la de mencionar la fuente o las fuentes utilizadas. La información
internacional se convirtió así en una verdadera especialidad.
En tal aprendizaje y
praxis se forjó un grupo de periodistas que ha alcanzado un
reconocido prestigio como especialistas y comentaristas de problemas
internacionales, entre ellos Juana Carrasco, Nidia Díaz, Arsenio
Rodríguez, Joaquín Rivery, Elson Concepción, Arnaldo Musa y Orlando
Oramas, la mayoría de ellos con presencia en estos tiempos en las
Mesas Redondas; Luis Manuel Arce, actualmente corresponsal de Prensa
Latina en España, o plumas de alto vuelo como las de Gabriel Molina,
José Antonio Benítez, Elio Constantín y Félix Pita Astudillo, los
dos últimos ya fallecidos.
Hubo acontecimientos,
algunos de ellos bien peligrosos, en que la presencia del periodista
de Granma era ineludible. No se seleccionaba solo periodistas
que integraban la nómina de la Redacción Internacional. Por Viet
Nam, en medio de la conflagración, pasaron como corresponsales de
guerra Marta Rojas, Raúl Valdés Vivó, el autor de esta nota, Luis
Manuel Arce, Gustavo Robreño, y los fotógrafos Liborio Noval, Jorge
Oller, Roberto Salas y Walfrido Ojeda. Agresiones sionistas-
imperialistas contra pueblos árabes fueron reportadas por periodistas
de Granma, entre ellos Gabriel Molina, Félix Pita y Rodolfo
Casals. Como corresponsales de guerra en Angola estuvieron, entre
otros, Pepín Ortiz, Roger Ricardo, Miguel Hernández, Juan Carlos
Santos y los fotógrafos Ricardo López y Orlando Cardona. Reportando
la guerra sucia del imperio contra Nicaragua anduvieron Luis Manuel
Arce, Elio Constantín, Roger Ricardo, Dante Cardosa y Orlando Oramas.
Si alguien falta por mencionar, lo que es muy posible, pedimos
disculpas.
Los viajes de Fidel y
Raúl a distintos países, las reuniones cumbres del Movimiento de
Países No Alineados, desastres naturales como el terremoto del Perú,
acontecimientos relevantes en los países socialistas —como el vuelo
al cosmos de Arnaldo Tamayo, los congresos de los partidos comunistas
y obreros o los festejos por aniversarios redondos de la derrota del
fascismo— merecieron también el envío de periodistas de Granma.
Junto a la información
del día o la crónica, el comentario orientador. Secciones como La
Noticia y su Historia, Enfoques, Cinco Continentes, Sin Punto y
Aparte, El Personaje en la Noticia, entre otras, dieron posibilidades
durante años a los redactores internacionales de Granma para
opinar sobre acontecimientos diferentes.
El imperio dio señales en
varias oportunidades de que la información internacional en Granma
constituía un dolor de cabeza para sus políticas y pretensiones
hegemónicas. Agencias noticiosas y otros medios de comunicación de
Estados Unidos, así como algunos de sus políticos, atacaban el
contenido de esos espacios. Recuerdo que hace algunos años hice un
comentario, que se publicó en la revista de la UPEC, en rechazo a un
artículo de la agencia ARF, del Pentágono, donde hablaba de
"extraños vacíos de la información internacional en Granma".
Hablaban de "vacíos" porque Granma no seguía a pie
juntillas la agenda informativa impuesta por los grandes medios de
comunicación imperialistas.
Les dolía que los
lectores de Granma tuviesen acceso a una sistemática
información y orientación sobre las realidades del mundo. Les
dolía, sin duda, que eso fortalecía el espíritu solidario del
pueblo cubano con el resto del mundo.
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