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Comercialización del libro en Cuba, nuevas
estrategias para universalizar el saber En
el Taller de Libreros de la Feria del Libro fueron analizados los
derroteros de la gestión comercial en el país
Alain Valdés
La Fortaleza de San Carlos de La Cabaña, sede
principal de la Feria Internacional de Libro Cuba 2014, fue el
escenario del Taller de Libreros, espacio dispuesto para el
intercambio de ideas y propuestas enrumbadas a una mejor
comercialización del libro en el país, el análisis del papel de las
librerías y los libreros en la circulación de las publicaciones, la
promoción del hábito de lectura y la formación de lectores.

Fotos: Yander Zamora.

En el encuentro, iniciativa de la Dirección de
Librerías del Instituto Cubano del Libro (ICL), la doctora
Jacqueline Laguardia, profesora de la Universidad de La Habana,
señaló una serie de deficiencias que atentan contra el buen
funcionamiento del proceso de comercialización de los títulos que
producen las casas editoriales de la Isla, como por ejemplo la
diversidad de instituciones y organismos que conforman el sistema
editorial ajenas al Ministerio de Cultura.
Esto, explicó, va contra el reconocimiento
de la red de librerías como institución cultural dentro de los
límites del ministerio en un país donde el sistema editorial, casi
en su totalidad, está en manos del estado.
Actualmente las librerías se subordinan al
Ministerio de Comercio Interior y a los gobiernos de los
territorios, mientras que metodológicamente son atendidas por el ICL,
explicó Laguardia, fundadora y directora del Observatorio Cubano del
Libro (OCL).
"Tal estructura de funcionamiento, que a mi juicio
atenta contra la agilidad de la gestión librera ante tantas
autoridades a las que responder, pareciera justificarse ante la
primacía otorgada a su función comercial por sobre la dimensión
cultural".
A esto se suma, precisó, un estigma relacionado
con la comercialización de la obra literaria, "no debemos asumir el
mercado como enemigo, sino como instrumento, y no considerar el
éxito comercial antónimo de calidad literaria".
Tales lógicas, coincidió el escritor, editor y
promotor cultural Lorenzo Lunar, nos hace replantearnos el papel de
las librerías como protagonistas de la vida cultural en el país, y
su recuperación como espacios para un verdadera comercialización a
partir del trabajo de los libreros, la calidad de la oferta, en
contenido y factura, la sistematicidad de la distribución, una
acertada política de precios, y acciones de promoción de autores,
títulos y eventos.
Según los resultados finales de la Encuesta
nacional de consumo de libros y hábitos de lectura del OCL ¿Dónde
suele comprar los libros?, aplicada en 2010, el 69,1 por ciento de
los encuestados señaló las librerías, con una ligera diferencia
sobre la Feria del Libro (61,3 por ciento).
Esto, coincidieron los panelistas, demuestra la
importancia de las librerías como epicentro de la comercialización
de libros en el país. En Cuba, aclaró Laguardia, existen 330 de
estos espacios en los que se aprecia la desconexión entre producción
y venta que provocan demandas insatisfechas y tiradas excesivas
acumuladas por ineficaces estrategias comercialización.
En un contexto tanto global como doméstico que
privilegia la producción de otros bienes y servicios culturales, el
libro cubano-y el conjunto de de sus actores y procesos-tiene la
urgencia de revisarse y adecuarse a los actuales desafíos, en los
que debe insertarse la gestión privada, tan importante en la
recuperación de libros usados para la venta.
Para esto, concordaron los panelistas y el resto
de los participantes, también se debe estar a tono con las nuevas
tecnologías y tener en cuenta el los grandes avances que en materia
de gusto tiene las publicaciones digitales en los lectores.
Niuka Eligio, vicepresidenta comercial del ICL,
adelantó que la institución lleva adelante una serie de estrategias
para actualizar los mecanismos de ventas y adecuarlos a la situación
actual que vive el país.
Trabajamos en conocer las realidades de los
territorios en materia de consumo literario, discutimos las
políticas comerciales con las partes involucradas, se están
acordando una serie de iniciativas para la capacitación del personal
y tenemos en cuenta las experiencias positivas, como la dinámica de
trabajo de la editorial Capitán San Luis, capaz de autofinanciarse
hace años, subrayó. |