En los últimos días, hemos estado
denunciando un hecho en extremo grave y bochornoso, hasta ahora
silenciado por los grandes medios de difusión, que, de conocerse en
los Estados Unidos, ofendería la conciencia de todos los hombres y
mujeres honestos de la patria de Lincoln. El gobierno de ese país,
autoproclamado líder mundial de la llamada guerra contra el
terrorismo, está encubriendo en su propio territorio a uno de los
más connotados terroristas de la historia contemporánea.
Existen pruebas irrefutables de que
Luis Posada Carriles y otros terroristas de origen cubano, todos con
un amplio expediente criminal, están siendo amparados por altos
funcionarios del gobierno de los Estados Unidos y el núcleo fascista
de Miami
Cuba estuvo entre los primeros países
en denunciar los monstruosos hechos del 11 de septiembre de 2001 y en
ofrecer con propuestas concretas su solidaridad hacia el pueblo
norteamericano. Convencidos de que ninguna causa puede justificar la
muerte de personas inocentes, los revolucionarios cubanos nos sentimos
hondamente conmovidos ante la imagen aterradora, inolvidable, del
ataque contra las torres gemelas. Al propio tiempo, con la amarga
autoridad moral que nos confiere haber sido víctimas de actos
semejantes durante más de cuarenta años, exigimos que se castigue a
los responsables de crímenes tan atroces como el sabotaje terrorista
contra un avión cubano, que provocó la muerte de 73 civiles, entre
ellos, todos los integrantes del equipo juvenil de esgrima de nuestro
país.
El dolor que ha desgarrado durante
años a tantas familias cubanas ¿no merece acaso la atención del
mundo? ¿Es diferente ese dolor del que han sufrido y sufren las
familias que perdieron a sus seres queridos aquel nefasto 11 de
septiembre? ¿Es legítimo el terrorismo cuando se ejerce contra Cuba?
¿Se justifican en este caso los crímenes contra la población civil?
¿Se pretende que la conciencia del pueblo estadounidense conviva con
esta concepción, carente del más mínimo sentido ético, y silenciar
estos hechos indefinidamente?
Solicitamos hoy a los intelectuales y
artistas de los Estados Unidos, hombres y mujeres amantes de la
verdad, la paz y la vida, que no permitan que las pruebas presentadas
por Cuba sean ignoradas y denuncien a través de todos los medios a su
alcance la existencia en el seno de la sociedad norteamericana de esta
peligrosa coalición terrorista. El pueblo cubano no quiere venganza:
aspira a que se haga justicia.
Casa de las Américas
Unión de Escritores y Artistas de Cuba
Unión de Periodistas de Cuba
Asociación Hermanos Saíz
Academia de Ciencias de Cuba