Violencia conyugal
JOSÉ A. DE LA OSA
delaosa@granma.cip.cu
Para una psiquiatra experta en el tema, la doctora Ada Caridad Alfonso Rodríguez, violencia conyugal es todo acto que intente dañar, lacerar, minimizar y, también, controlar al "otro" dentro de una relación de pareja.
Doctora
Ada Caridad Alfonso Rodríguez.
Por lo general, cuando hablamos de violencia conyugal, preciso ahora a la especialista del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), en Ciudad de La Habana, sobrentendemos que nos estamos refiriendo a la que ejerce el hombre sobre la mujer. Ahora bien, ¿sucede también en sentido contrario?
Los matices son diferentes, indica la doctora Alfonso, pero también puede ocurrir. Es importante considerar que las estadísticas muestran que en el caso de la violencia conyugal, las que sufren desproporcionadamente la violencia son las mujeres, aunque los hombres no resultan exentos de esta problemática.
—¿Existe algún denominador, desde el punto de vista de la personalidad, que distinga a simple vista, por decirlo así, al "abusador"... o "abusadora".
––Es difícil y comprometido hablar de algo a simple vista. Podría mencionar, por ejemplo, la necesidad de control del "otro" o la "otra", la descalificación, la imposición de criterios, pautas y normas en la convivencia de pareja, la negativa ante el diálogo, la prepotencia, el irrespeto por los gustos, las pertenencias, las mascotas y las amistades.
––De acuerdo con su experiencia, ¿qué primeras manifestaciones podrían ser valoradas como violencia conyugal?
––Las manifestaciones de ira ante situaciones sencillas, las respuestas emocionales desproporcionadas ante hechos cotidianos, el silencio ante los reclamos del "otro", la descalificación de los actos que se realizan para satisfacer a la pareja, la incomprensión ante una negativa de la mujer a tener relaciones sexuales.
––¿Ciertamente las mujeres embarazadas son mucho más vulnerables a este verdadero terror hogareño?
—La vulnerabilidad de algunas mujeres durante el embarazo hace que este pueda ser detonante a la aparición de violencia física, sexual e incluso psicológica, en especial en aquellas parejas en que las mujeres han tenido un papel de marcada subordinación y el hombre ha sido el centro de sus atenciones.
––¿Esta violencia física o psíquica se expresa con mayor o menor intensidad de acuerdo con la edad de la pareja?
––La violencia en la pareja no respeta la edad, sino que varía según el ciclo vital de la pareja, siempre y cuando esta se mantenga hasta bien entrada la adultez.
––¿Y en cuánto a su relación con el nivel social y cultural de la pareja?
––Tampoco respeta el nivel social ni el cultural. Está presente en cualquier tipo de pareja donde uno de sus miembros o los dos hayan aprendido estilos violentos de relación en sus familias de origen.
––Una vez iniciada esta violencia, ¿es posible ponerle fin y restablecer unas relaciones de respeto mutuo, o resulta indetenible?
––Se puede trabajar para restañar los daños que se producen, si existe un compromiso de ambos y buscan atención especializada. La mayoría de las parejas con experiencias violentas se disuelven pasado un tiempo con una alta laceración para ambos, más para la mujer, y los hijos e hijas, si ella es el sujeto de la violencia.
—¿Qué hacer?... ¿Mantenerse calladas por vergüenza, o solicitar ayuda?... ¿A dónde acudir?
—La recomendación que hacemos siempre es romper el silencio. En nuestro país existen instituciones para brindar ayuda y atención a las víctimas de situaciones de violencia conyugal e intrafamiliar. Las Casas de Orientación a la Mujer y la Familia de la FMC, los centros de salud mental en todos los municipios del país, las comisiones municipales de educación sexual, pueden ser la primera puerta a tocar para romper el círculo de la violencia.