Consultas  Médicas

 

Tumores del sistema nervioso central en la infancia

JOSÉ A. DE LA OSA
delaosa@granma.cip.cu

El sistema nervioso central (SNC) es una de las dos divisiones principales del sistema nervioso del cuerpo humano, y está formado por el encéfalo y la médula espinal. El SNC es el encargado de procesar la información desde y hacia el sistema nervioso periférico, y es la estructura principal responsable de la coordinación y del control de todo el organismo.

Foto: CaoDoctor Ricardo Cabanas Armada.

Los tumores del SNC, afirma el doctor Ricardo Cabanas Armada, ocupan después de las leucemias el segundo lugar en frecuencia entre los procesos malignos de la infancia, con un discreto predominio en los varones.

Especialista de primer grado en Pediatría y segundo grado en Oncología, el profesor Cabanas Armada es Investigador Auxiliar y jefe del Servicio de Oncohematología del Hospital Pediátrico Docente Juan Manuel Márquez de La Habana. Es jefe también del Grupo Especial de Trabajo de Oncopediatría del Ministerio de Salud Pública.

—Investigaciones señalan que la incidencia de estos tumores va en aumento en la población pediátrica. ¿Se sabe por qué se está produciendo ese incremento, o, al menos, se plantea alguna hipótesis?

—El incremento en las tasas de incidencia con relación a décadas anteriores se consideró en un inicio secundario a cambios ambientales. Hoy se acepta que es debido a la mejoría de las técnicas diagnósticas y a la ampliación de la clasificación de malignidad de la OMS, y, asimismo, a una mayor eficiencia en el registro de estos procesos anormales del organismo, aunque los factores ambientales y su deterioro pudieran en un momento determinado incidir en su frecuencia de aparición.

—¿Es uno o son varios los tipos de tumores que pueden afectar el SNC?

—Hay varios tipos según su origen y la mayor incidencia de cada uno de ellos puede variar de acuerdo con la edad.

—¿Suelen ser mayoritariamente de naturaleza benigna o maligna?

—Existen grupos establecidos de tumores benignos y malignos pero se plantea que, en última instancia, deben definirse principalmente por sus características histológicas (de los tejidos), la localización y su comportamiento biológico, es decir su capacidad de acabar con la vida del paciente.

—¿Se conocen las causas de su aparición?... ¿Tienen acaso algún componente hereditario?

—La etiología (causa) es desconocida en la mayoría de los casos. Un pequeño porcentaje se relaciona con factores ambientales como las radiaciones ionizantes y drogas inmunosupresoras o con la presencia de enfermedad genética o maligna subyacente.

—Usualmente, ¿a qué edades de la niñez se manifiestan?

—El primer pico de incidencia de estos tumores ocurre en la primera década de la vida, disminuyendo paulatinamente, hasta casi un 40 %, al llegar a los 18 años.

—¿Ofrecen síntomas y signos similares que puedan alertar a la familia de que "algo" está ocurriendo con la salud de su hijo?

—Se presentan con síntomas y signos que pueden ser comunes a otras enfermedades, predominando unos u otros según la edad y la localización. Los más frecuentes son la irritabilidad, la cefalea, los vómitos, el aumento del perímetro del cráneo, alteraciones de la visión, convulsiones, parálisis, trastornos de la marcha y signos de precocidad sexual, entre otros.

—¿El diagnóstico es clínico o requiere exámenes complementarios?

—Inicialmente es clínico y se basa en la experiencia del médico para establecer la sospecha diagnóstica. Para la confirmación se emplean exámenes de imágenes e histológicos.

—En general, ¿cuál es el tratamiento de elección en estos pacientes?

—El tratamiento fundamental es la cirugía con vistas a remover la mayor cantidad posible del tumor con la menor cantidad de secuelas posibles. La radioterapia es un arma muy eficaz y la quimioterapia y otras terapéuticas incrementan cada día más su papel en el control de estas enfermedades.

—¿Y el pronóstico?... ¿En algún caso es curable?

—El pronóstico varía de acuerdo con diferentes factores como la histología, la localización y el tiempo que transcurre desde la aparición de los primeros síntomas y su diagnóstico definitivo. De vital importancia es el manejo de la enfermedad por equipos multidisciplinarios en los centros acreditados para tratar cáncer pediátrico, únicos autorizados para establecer pautas y estrategias en el diagnóstico y tratamiento. Recientes avances en el conocimiento y tratamiento de estos tumores han mejorado su pronóstico. En nuestro país con la utilización del anticuerpo monoclonal Nimotuzumab, obtenido y desarrollado en el Centro de Inmunología Molecular de La Habana, se han alcanzado resultados alentadores en el tratamiento de algunos de estos tumores.