Consultas  Médicas

 

 

Hepatitis A

JOSÉ A. DE LA OSA
delaosa@granma.cip.cu 

Coordinador Nacional de las Enfermedades de Transmisión Digestivas del Ministerio de Salud Pública, el profesor Pablo Héctor Aguiar Prieto, especialista de segundo grado en Epidemiología, antes de circunscribirse al tema de la Consulta —Hepatitis A— quiere "echar un vistazo" a los virus de hepatitis que, a comienzos de este siglo XXI, son bien conocidos por la ciencia.

Foto: CAOProfesor Pablo Héctor Aguiar Prieto.

Recordemos que con anterioridad a 1989 las hepatitis descritas eran la A y la B, y en un gran saco con la inscripción no-A no-B se echaban literalmente otros agentes agresivos que originaban hepatitis, una enfermedad infecciosa caracterizada por la inflamación del hígado.

En una escalada por el abecedario al parecer indetenible, en la actualidad los virus conocidos responsables de las hepatitis víricas son el A, B, C, D, E, G, GBA, GBB y GBC. También otros menos frecuentes como el Epstein Barr, Citomegalovirus y el Herpes simple.

¿Mantienen esos virus, por decirlo así, la misma agresividad?

Más que de agresividad hablaría de gravedad. Los virus de la hepatitis A y E producen una afección más benigna, que no tiende a complicarse, mientras que las hepatitis B, C y D originan una enfermedad que generalmente evoluciona a formas más complicadas y graves.

¿Y en cuanto a las vías de transmisión?

Las hepatitis A y E tienen una transmisión digestiva, es decir, el virus penetra por la boca; en las B y D, por la vía sexual, parenteral (transfusiones, inyecciones, instrumental médico) y también perinatal. La hepatitis C se adquiere por la vía parenteral.

De las hepatitis, ¿cuáles son curables y para cuántas existe prevención mediante vacunas?

Las hepatitis A y E se curan en un tiempo relativamente corto y muy pocos pacientes se complican. En cuanto a las hepatitis B, C y D tienden a evolucionar a formas crónicas con complicaciones de la enfermedad. Existen vacunas contra las hepatitis A y B. En nuestro país la vacuna contra la hepatitis B está incluida en el esquema de vacunación.

Hablemos a partir de ahora de la hepatitis A, de la que ya conocemos su benignidad. ¿Es la más frecuente en nuestro medio?

Sí, más del 90% de las hepatitis víricas corresponden a la A, se presenta durante todo el año y, cada cinco, presenta un ciclo epidémico que, al ser predecible, nos permite prepararnos para disminuir el número de casos.

¿Cuáles son las manifestaciones de la hepatitis A?

Sobre todo en los niños la mayor parte de los enfermos no manifiesta síntomas. Es una característica de esta enfermedad. En los que muestran síntomas, aparecen de forma repentina, e incluyen náuseas, fiebre, malestar general, pérdida del apetito y puede aparecer el íctero (color amarillo de piel y mucosas), coluria (orinas color caoba) y acolia (heces fecales blanquecinas).

¿Este diagnóstico es exclusivamente clínico?

Es clínico y la enfermedad se confirma mediante un análisis de sangre que también se utiliza para evaluar la evolución del paciente. Atendiendo a que en sus inicios todas las hepatitis víricas presentan similar cuadro clínico, se indican otros análisis de sangre para descartar la existencia de la hepatitis B o C.

¿En qué consiste el tratamiento y cuánto dura como promedio?

El tratamiento de la hepatitis A no requiere medicamentos, solamente reposo y una dieta libre. Es decir, el paciente puede comer lo que le apetezca, sin restricciones de ningún tipo. Como es una enfermedad tan benigna la evolución resulta satisfactoria. El alta clínica se da a los 20 ó 30 días de iniciada la dolencia.

Una precisión: ¿Qué sucede entonces con las personas con hepatitis A que no presentan síntomas?

Constituyen el mayor problema epidemiológico porque están enfermas, no muestran síntomas y, sin embargo, son transmisoras de la enfermedad durante unos 30 días, al término de los cuales se curan espontáneamente.

¿El padecerla crea inmunidad?

Sí, de por vida, pero solamente para la hepatitis A.

¿Hay personas con una mayor predisposición a este padecimiento?

Se presenta por igual en ambos sexos, aunque es más frecuente entre los menores de 5 a 14 años, seguidos de los adultos jóvenes (menores de 24 años). El 70% de los casos que se reportan está en esas edades.

¿Qué medidas de prevención adoptar?

Las conocidas para evitar enfermedades de transmisión digestiva. Entre otras, el lavado de las manos con agua y jabón después de ir al baño y antes de manipular cualquier alimento. Lavar frutas y vegetales antes de consumirlos. Hervir el agua de tomar siempre que sea posible. Educar a niños y niñas en la necesidad del lavado de las manos, de no consumir alimentos de vendedores ambulantes y no prestar sus cubiertos ni vasos.