Consultas  Médicas

Hepatitis C

A todas luces, los virus también cambian sus nombres y se diversifican. Antes de 1989, las hepatitis conocidas eran la A y la B, y en un gran saco con la inscripción no-A no-B se echaban literalmente otros agentes agresivos que originaban hepatitis, una enfermedad infecciosa caracterizada por la inflamación del hígado.

En la década de los 90 de este fin de siglo XX, los desarrollos científicos, principalmente las novedosas técnicas de Biología Molecular, han originado ciertamente una explosión, y los diferentes virus de la hepatitis comenzaron "a salir de las sombras", en una escalada al parecer indetenible por el abecedario... ¡y más allá de él!

Hoy se habla de hepatitis A, B, C, D, E, F (que más tarde hubo que borrarla al comprobarse que era una mutante del virus B), G, TTV y SEN-V. Aunque es una ilusión común creer que lo que sabemos hoy día es todo lo que se puede llegar a saber, como bien se afirma y comprobamos, nada es más vulnerable que la teoría científica, la cual es —recordemos— un intento efímero de explicar hechos y no una verdad eterna.

El doctor Waldo O. García Ferrera, especialista en Medicina General Integral y Gastroenterología, quien se desempeña en el Hospital Calixto García de La Habana, en los últimos tres años dedica a tiempo completo su trabajo asistencial e investigativo a las afecciones hepáticas.

—Antes de ceñirnos al tema específico de la consulta, doctor, la hepatitis C, se impondría preguntar: ¿son similares los síntomas que producen los ocho virus de la hepatitis caracterizados hasta hoy?

—Sí. Los síntomas generales son fatiga, falta de apetito, náuseas, vómitos. Puede aparecer fiebre, dolores abdominales, coloración amarilla de la piel y las mucosas (íctero). Debo subrayar que existe un gran abanico en esas manifestaciones, que transitan desde formas asintomáticas, hasta las llamadas fulminantes o graves.

—¿Y en cuanto a sus vías de trasmisión?

—En la A y la E la trasmisión es fecal-oral, directamente al contacto entre una persona y otra, o indirectamente por las aguas y alimentos contaminados. La B tiene varias vías, que son la sanguínea, la sexual y la llamada perinatal (antes, durante o después del parto). La C, D, G, TTV y SEN-V, también son sanguíneas.

—¿Podría clasificar estos virus entre los que son curables en un 100% y los que llevan al paciente a la cronicidad?

—La hepatitis A es benigna, nunca evoluciona a la cronicidad, como tampoco la E. De las que están bien caracterizadas, la B, la C y la D o agente Delta, pueden convertirse en crónicas. En cuanto a los de más reciente hallazgo, el TTV y el SEN-V, se han asociado a formas crónicas, aunque se encuentran aún en investigación.

—Todos esos virus pueden ser identificados por sus nombres y apellidos en los exámenes de rutina?

—No. Fundamentalmente el A, B, C, D y E. En nuestro medio se realizan los diagnósticos por infecciones de los virus B y C, y también estudios del A.

—¿Y en cuanto al tratamiento que se indica?

—Estará en dependencia de si es una hepatitis aguda o crónica. En la aguda, fundamentalmente reposo, dieta normal en proteínas, en grasas y carbohidratos; en la crónica, se llevará una vida normal en cuanto a la actividad física y la dieta, y sólo en períodos de agudización se establecerá el reposo y se emplearán o no medicamentos antivirales, de acuerdo en cada caso con el criterio médico.

—En la actualidad, ¿cuántos de esos virus son prevenibles mediante la administración de vacunas?

—El A, B y el D. La vacuna contra el virus de la hepatitis B inmuniza también contra el D, pues éste necesita de la presencia del B para reproducirse. Como se sabe, en Cuba toda la población menor de 20 años se encuentra protegida contra la hepatitis B, y de hecho la D, con una vacuna cubana obtenida por técnicas de ingeniería genética.

—Hagamos punto y aparte en las siguientes preguntas para referirnos solo a la hepatitis C, calificada recientemente por la revista médica británica The Lancet, como "el problema de salud pública más grave del mundo". ¿Avizora la ciencia alguna vacuna para esta hepatitis?

Al menos a corto plazo no se vislumbra una vacuna contra el virus C, que presenta una estructura mutante, cambia con facilidad para seguir sobreviviendo.

—Según datos recientes, doctor, se considera que hay alrededor de 200 millones de personas en todo el mundo afectadas por el virus de la hepatitis C. ¿Se conoce su incidencia y prevalencia en Cuba?

—Infecta alrededor del 1% de la población en la mayoría de los países desarrollados. Hay países con una baja prevalencia (0-05%), intermedia (05-1%) y con alta prevalencia (más del 1%). Egipto, por ejemplo, parece tener una de las tasas de infección más elevadas con cerca del 15% de la población. Por estudios realizados en nuestro medio, Cuba se sitúa entre los países de prevalencia intermedia.

—¿El contagio se produce esencialmente por las transfusiones sanguíneas, o existen otras vías de trasmisión de la enfermedad?

—Sí, principalmente por vía sanguínea, aunque es posible también que el virus de la hepatitis C se trasmita a través del instrumental quirúrgico, o inyecciones, cuchillas de afeitar o cepillos de dientes compartidos. En Cuba es prácticamente inexistente la trasmisión por transfusiones, atendiendo a que las donaciones se pesquisan en los Bancos de Sangre en un ciento por ciento, y las positivas al virus C, como al B o al del SIDA, son excluidas.

—¿Existe algún signo o síntoma que nos haga sospecharla para acudir al médico de inmediato?

—No, porque, en general, la hepatitis C cursa sin síntomas. El mayor peligro de este agente viral es que se convierte en crónica en alrededor del 80% de los pacientes que contraen la enfermedad. En la hepatitis B, la evolución hacia la cronicidad es de apenas un 10%. (2001)