Fiebre de Origen Desconocido
JOSÉ A. DE LA OSA
delaosa@granma.cip.cu
En los años 30 del pasado siglo XX comienzan a llamar la atención de los especialistas las fiebres que se prolongan sin un diagnóstico que las justifiquen, convirtiéndolas en un serio problema médico. Unas tres décadas después, en 1961, aparece publicada por primera vez una investigación realizada a cien pacientes febriles sin una causa aparente.
Doctor
en Ciencias Héctor Rodríguez Silva. Foto: Cao
Ese estudio marca el nacimiento de la denominada Fiebre de Origen Desconocido (FOD), que se aplica desde entonces a las personas que presentan una temperatura corporal mayor de 38.3° Centígrados en varias ocasiones, en un lapso de 21 días o más, y cuya causa permanezca incierta luego de una semana de múltiples investigaciones, según criterios actuales.
Un reconocido especialista en Medicina Interna, el Doctor en Ciencias Héctor Rodríguez Silva, Profesor Consultante del Hospital Clínico-Quirúrgico Hermanos Ameijeiras, es nuestro entrevistado de esta semana.
—Profesor, ¿qué podríamos calificar de normal y qué de anormal cuando nos referimos a la temperatura del organismo ?
—Diría de inicio que la temperatura corporal está regulada por un centro llamado hipotálamo a nivel del cerebro, que mantiene la temperatura entre 36.5º y 37º Centígrados. Estos valores pueden sufrir variaciones de acuerdo con el sitio donde se tome: axilar, bucal o rectal. En nuestro medio lo habitual es que se tome en la axila. Se considera que existe fiebre cuando la temperatura rebasa los 38º Centígrados.
—¿Tomada a cualquier hora del día, tanto al sexo masculino como femenino y a cualquier edad?
—La temperatura corporal sufre variaciones en el transcurso de las 24 horas del día: alcanza su cifra más alta al final de la tarde (entre las 4 y las 6 p.m.) y la más baja al final de la madrugada (6:00 a.m.). En general, fluctúa entre 36.5º y 37º Centígrados. En determinadas condiciones, como en la mujer fértil, puede elevarse en 0.6º Centígrados durante la ovulación, y permanece con este valor hasta que se termine la menstruación. También es posible su elevación después de las comidas.
—Sabemos que la fiebre constituye un síntoma habitual de muchas enfermedades. ¿Podría referir algunos ejemplos?
—Las infecciones producidas por bacterias, virus, hongos y parásitos. Ejemplos clásicos y frecuentes son las neumonías, la tuberculosis, la fiebre tifoidea, la sepsis urinaria, abscesos en distintas localizaciones. Otras enfermedades menos frecuentes también pueden cursar con fiebre como son la artritis reumatoide, el lupus eritematoso y tumores malignos como los linfomas y cáncer del riñón. En la mayoría de estos casos la fiebre es un síntoma más y no crea dificultades en el diagnóstico.
—¿Las dolencias que originan las FOD son raras, exóticas?
—En su mayoría no se trata de enfermedades exóticas o raras, sino de trastornos comunes y frecuentes que por determinadas condiciones no bien conocidas se expresan en forma predominante como una fiebre prolongada. La FOD puede ser causada por más de 200 afecciones y día a día se añaden nuevas entidades a esta larga lista. Por ello, lograr el diagnóstico se convierte en un gran dilema e incertidumbre para el médico y motivo de preocupación y ansiedad para el paciente y familiares. Te diría que constituye uno de los problemas más complejos y difíciles con que se enfrenta el clínico en su práctica diaria.
—De acuerdo con la literatura y su experiencia clínica, ¿cuáles son las enfermedades que con mayor frecuencia se asocian a la FOD?
—Un primer lugar lo ocupan las infecciosas: endocarditis, tuberculosis extrapulmonar, abscesos abdominales, osteomielitis. En un segundo grupo, el lupus eritematoso, la poliarteritis nodosa y la artritis reumatoide. Y finalmente, aunque cada vez con mayor frecuencia, se reportan los tumores malignos de distinta localización, en particular los linfomas y las leucemias agudas.
—En general, ¿qué medios se emplean para identificar o conocer la naturaleza del trastorno que motiva ese "origen oculto" de la fiebre?
—Para arribar al diagnóstico se necesita de la realización de múltiples investigaciones complementarias del laboratorio clínico, microbiológicas, de anatomía patológica, algunas de ellas molestas para el enfermo, como la biopsia de hígado y médula osea y la laparoscopía, pero que en ocasiones resultan imprescindibles. No obstante, existe un grupo de estos pacientes, entre un 15 y 20%, que permanece sin una causa definida y requiere de un seguimiento, a veces prolongado, para poder arribar al diagnóstico.
—¿Son similares esos criterios cuando se trata de niños o de adultos?
—No tengo experiencias en relación con los niños. Por tanto, estimo que no debo opinar al respecto.
—¿Algún comentario final?
—La presencia de una fiebre que se extienda durante semanas sin causa aparente, hace necesario establecer una relación médico-paciente capaz de transmitir confianza en su gestión profesional, que en ocasiones demandará interconsultas con otros colegas y centros asistenciales de mayor experiencia y recursos en medios diagnósticos.