Consultas  Médicas

 

Estrés

JOSÉ A. DE LA OSA
delaosa@granma.cip.cu

El estrés no es en sí mismo un síntoma ni una enfermedad. Es un proceso de interacción entre el individuo y su entorno (social, familiar, laboral, escolar), cuando alguien evalúa determinadas situaciones personalmente significativas como desbordantes de sus recursos, afirma el doctor Jorge A. Grau Ábalo, especialista en Psicología de la Salud, Investigador Titular del Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología y Jefe del Grupo Nacional de Psicología del Ministerio de Salud Pública.

Foto: CaoProfesor doctor Jorge A. Grau Ábalo.

Y precisa: El estrés es un proceso normal, parte de la vida misma y no siempre es dañino. En muchas ocasiones ayuda a movilizarnos para obtener las metas que deseamos, manifestándose como fenómenos positivos (implicación, optimismo, desafío) enriquecedores de nuestra vida espiritual y promotores de bienestar.

Sin embargo, indica, el estrés perjudicial, que se manifiesta con emociones negativas (miedo, depresión, ansiedad, hostilidad), puede obstaculizar nuestro funcionamiento personal, familiar, laboral y también social.

—¿Es uno o son varios los tipos y grados de estrés?

—Suele hablarse de estrés positivo (eutrés), que es el que debemos fomentar en la educación y está presente en diferentes orientaciones personales protectoras de la salud, y de estrés negativo (distrés), que aumenta la probabilidad de enfermar, y que debemos aprender a prevenir y controlar.

—¿Cuáles son las causas fundamentales que suelen vincularse con la presencia del estrés?

—No hay una causa única ni universalmente reconocida que se vincule con la producción de estrés, aunque se reconoce el valor perjudicial de ciertos factores. Por ejemplo, cuando el apoyo social disminuye, cuando se producen pérdidas en la persona y la familia, cuando la expresión emocional es inadecuada (pasiva o agresiva), cuando se asocia a estilos de vida perjudiciales.

—¿Y en cuanto a los factores desencadenantes?

—Las situaciones desencadenantes (eventos vitales estresores) no son en sí mismas positivas o negativas, se relacionan con las distintas esferas de la vida humana y con la forma particular de valorarlas y afrontarlas.

—¿Aqueja de la misma manera a todas las personas y a cualquier edad?

—Afecta a todas las personas en cualquier edad, pero no de la misma manera, dependiendo de la etapa de la vida, de la experiencia y la madurez, del desarrollo de la autovaloración, de cualidades personales individuales.

¿Son variados sus síntomas y signos principales?

—Son muy diversos los signos de activación fisiológica (en especial a nivel del sistema nervioso, endocrino e inmune), las manifestaciones psicológicas (en procesos cognitivos como atención y memoria, vivencias propias de las emociones, problemas personales y de conducta como disminución de interés y entusiasmo por las tareas), cambios en los ritmos de sueño y descanso, dificultades en las relaciones interpersonales.

—¿En qué momento solicitar atención especializada?

—Cuando las manifestaciones apuntadas interfieran el funcionamiento personal y las principales actividades a realizar.

—¿Cómo se establece el diagnóstico?

—Identificar que una persona tiene estrés y caracterizarlo puede resultar más complejo de lo que se cree. Hay que considerar todos los componentes que se asocian y esto puede requerir un diagnóstico psicológico con diversos instrumentos. No existe una medida única de estrés, no hay un "termómetro" para el estrés.

—¿Hay tratamientos efectivos?

—Existen medidas para la prevención y control de las repercusiones negativas del estrés. Por lo general, se recomienda practicar regularmente ejercicios de relajación, dar prioridad a las tareas y hacer pausas de descanso. Pueden ser necesarias medidas adicionales, con técnicas más especializadas.

—¿Puede convertirse en crónico?

—Sí. Este es el estrés más perjudicial, porque generalmente se vincula a la producción de determinadas hormonas que inciden en el funcionamiento inmunológico. Las afectaciones pueden producirse no solo a nivel corporal, del organismo, sino en las relaciones sociales y en la práctica de actividades de disfrute de la vida, y, además, en el rendimiento mental, escolar y laboral.

—¿Es posible hablar de prevención en el tema que nos ocupa?

—No hay recetas universales, cada uno deberá experimentar la eficacia de unas u otras estrategias, requiriendo algunas veces orientación psicológica para ello. El estrés no se produce solamente por el trabajo y las tareas por hacer. Recordemos que la vida no se mide tanto por los descansos que tomamos, como por los momentos que roban el aliento...