Consultas  Médicas

 

 

Cefalea infantil

JOSÉ A. DE LA OSA
delaosa@granma.cip.cu 

Una lectora me contó la historia que ahora sintetizo: Mi hijo de tres años se volvió súbitamente irritable, abandonó incluso sus actividades de juego habituales, evadía el ruido y el exceso de luz y, en ocasiones, demostraba su malestar llevándose las manos a la cabeza. Consultó entonces a un facultativo y el diagnóstico no se hizo esperar: el niño padece de cefalea o dolores de cabeza —con ambos términos se denomina este trastorno—, que genera no pocos temores y angustias en los padres.

Foto: ALDO MEDEROSDoctor Nicolás Garófalo Gómez.

Con estos comentarios inicio mi diálogo con el doctor Nicolás Garófalo Gómez, neurólogo del Servicio de Neuropediatría del Instituto de Neurología y Neurocirugía del Ministerio de Salud Pública, en esta capital, quien precisa: El dolor de cabeza es un síntoma y como tal es referido por el niño. Obedece a múltiples causas, la mayoría de ellas benignas, y puede estar asociado —como en la historia que me refieres— a molestias por la luz, al ruido, irritabilidad y también a náuseas y vómitos.

¿Este trastorno lo padecen incluso los lactantes?

Sí, aunque el lactante no puede quejarse que le duele la cabeza, al no tener aún una madurez cerebral que le permita expresar, a través del lenguaje, sus dolencias. Ello es posible en niños mayores de dos años.

De acuerdo con su experiencia, y por reportes de la literatura mundial, ¿resulta usual la cefalea en la infancia?

Constituye uno de los motivos más frecuentes de consulta en los diferentes niveles de asistencia médica. Uno de cada dos adolescentes ha padecido dolor de cabeza alguna vez en su vida.

¿Se asocia en general a resfríos, alguna virosis o problemas digestivos, o puede manifestarse incluso sin causa aparente?

Los trastornos que mencionas son algunas de las causas de cefalea, pero son numerosas e imposible de abordarlas en su totalidad en esta entrevista.

Pienso también en los trastornos del sueño, problemas visuales o ambientales...

Determinadas cefaleas se asocian a factores precipitantes. Pueden desencadenarse las crisis de dolor por la falta de sueño, el estrés, el ayuno prolongado y la exposición al sol, entre los factores más frecuentes. Pero suele ser en la migraña donde se detecta un mayor número de estos factores.

Entre sus manifestaciones fundamentales, ¿hay alguna en especial que sirva de alerta a los padres para sospechar la presencia de una cefalea?

Lo principal es que el niño se queje del dolor en la cabeza. La variabilidad en la duración del dolor, su intensidad y los síntomas o signos asociados, determinan la premura con que los padres acuden a la consulta.

En caso de persistencia de la cefalea, ¿un buen examen clínico bastaría para establecer el diagnóstico sin recurrir a pruebas complejas?

Un interrogatorio adecuado al niño y a los padres, unido a un buen examen físico general y neurológico, permiten realizar un diagnóstico de certeza en la mayoría de estos pacientes.

¿En qué consiste el tratamiento? ¿Qué analgésicos son los recomendados?

Para el alivio del dolor, el paracetamol o el ibuprofeno suelen ser efectivos. Se deben evitar los factores precipitantes del dolor, ya comentados, como la falta de sueño y el estrés. Un pilar del tratamiento es tratar la causa del dolor, y de ahí la importancia de determinar la causa de la cefalea.

¿Existen acaso cefaleas originadas por el uso o abuso de algún medicamento?

Sí, pero ello sucede poco en los niños. Este es un problema más común en los adultos.

¿Es posible en estas edades establecer la diferencia entre el dolor de cabeza propiamente y la migraña o jaqueca?

Sí. La migraña es un tipo frecuente de dolor de cabeza caracterizada por su evolución en crisis de pocas horas de duración, que suelen ser hemicraneales (dolor en un lado de la cabeza) y de carácter pulsátil, asociadas generalmente a náuseas y vómitos.

El espacio llega a su fin. ¿Le quedaría algún criterio por plantear?

Al asistir a consulta, los niños con cefalea buscan el alivio del dolor y los padres se interesan además por la causa. Por ello subrayamos que la gran mayoría de las cefaleas en la infancia son benignas y se pueden diagnosticar sin el empleo de grandes recursos técnicos.