Consultas  Médicas

Cirrosis hepática

JOSÉ A. DE LA OSA

No hay juego malabar en la expresión: el consumo excesivo de bebidas alcohólicas es una de la principales causas de cirrosis, enfermedad crónica del hígado, la glándula más voluminosa del organismo (situada por debajo del diafragma en la parte superior y derecha del abdomen), que asume múltiples e importantes funciones.

Foto: ARNALDO SANTOS Doctor Waldo García Ferrera.

En el hígado se sintetizan, por ejemplo, varios factores esenciales para el proceso de coagulación; realiza acciones capaces de eliminar de la sangre toxinas, metales pesados y medicamentos; produce y secreta sales biliares y colesterol que intervienen en el proceso digestivo de las grasas que se consumen y en la absorción de vitaminas como la A y la K.

Para el doctor Waldo García Ferrera, gastroenterólogo jefe del Departamento de esa especialidad del Hospital Universitario Calixto García, la cirrosis hepática es la consecuencia final de muchas enfermedades que afectan la glándula hepática, donde las células normales llamadas hepatocitos van siendo reemplazadas o sustituidas de forma progresiva por tejido cicatrizal (fibrosis) lo cual lleva a una disminución paulatina de las funciones del hígado.

¿Qué cambios origina ciertamente en la arquitectura normal del hígado?

Entre las alteraciones más importantes que aparecen está la destrucción o muerte (necrosis) de las células del hígado. Como la capacidad de regeneración de este órgano no es infinita, comienza a disminuir la cantidad total de células hepáticas y el hígado deja de cumplir sus funciones normales. La fibrosis (cicatrización) es la consecuencia del proceso de reparación del propio hígado.

Doctor, avanzaba en la introducción lo dañino que resulta el alcohol para el hígado. ¿Desearía precisar algún criterio al respecto?

El alcohol es una sustancia tóxica que puede crear dependencia. Las personas que ingieren alcohol en cantidades excesivas desarrollan algún grado de daño en el hígado, que transita desde trastornos hepáticos leves hasta el hígado graso y la cirrosis.

¿Qué otras causas pueden ocasionar este trastorno?

El virus de la hepatitis C, junto con el alcohol, constituyen las dos principales causas de cirrosis en nuestro medio. Otras son la infección crónica por el virus B y la toxicidad provocada por algunos medicamentos, fundamentalmente.

¿Qué manifestaciones iniciales alertan a una persona de este padecimiento? ¿O puede cursar sin síntomas?

En las fases iniciales de la enfermedad los pacientes no presentan síntomas. Con el decursar aparece el cansancio, inapetencia, molestias digestivas, pérdida de peso y de la masa muscular.

Y cuando la enfermedad, digamos, avanza.

Se produce entonces aumento de volumen del abdomen, hinchazón de las piernas (edemas), aparece coloración amarilla de la piel y mucosas (ictericia), más evidente en los ojos; enrojecimiento a nivel del pulpejo de los dedos (eritema palmar), sangramiento nasal, de encías, impotencia y pérdida del interés sexual, hemorroides sangrantes.

¿Cómo se realiza el diagnóstico de certeza?

Es necesario realizar una biopsia de hígado con el objetivo de obtener una diminuta muestra de tejido de la glándula hepática. En nuestro país la inmensa mayoría de los casos se confirman mediante laparoscopia, técnica desarrollada por el profesor Raimundo Llanio.

¿Cuál es el tratamiento de elección en estos pacientes?

No existe un tratamiento médico específico, pero se pueden tratar algunos de los trastornos que produce y evitar o retardar así la progresión de la enfermedad y sus complicaciones. Hoy día el trasplante de hígado es la solución definitiva de esta dolencia.

¿Qué complicaciones principales puede acarrear? ¿Podríamos hablar del pronóstico de la enfermedad?

Sangramiento digestivo por ruptura de várices del esófago y el estómago, hinchazón abdominal por acumulación de liquido (ascitis), intoxicación del cerebro por algunas sustancias que el hígado no puede depurar (encefalopatía hepática) y el desarrollo de cáncer de hígado. El pronóstico dependerá de la etapa en que se encuentre la enfermedad.

Si no es curable, y deviene inexorablemente crónica, ¿es posible acaso prevenir la enfermedad?

En muchos casos, sí. Se debe evitar sobre todo el consumo excesivo de alcohol y estar vacunados contra la hepatitis B. Las personas con enfermedades del hígado deben asistir periódicamente a consultas especializadas para realizarse los exámenes correspondientes.

¿Es una enfermedad frecuente?

Sí, constituye la décima causa de muerte en nuestro país, como sucede en el mundo occidental. Predomina en hombres después de los 40 años de edad, aunque puede presentarse a cualquier edad.