Corazón y sexualidad
JOSÉ A. DE LA OSA
Dos de cada tres enfermos del corazón no practican sexo regularmente y uno de cada cuatro carece de vida sexual, concluyeron científicos reunidos recientemente en un congreso europeo de Cardiología. El especialista Maximiliano Basso, del Hospital S. Paola de Savona (Italia), donde se realizó el estudio, subrayó que cuando un médico trata a un paciente con problemas cardíacos tiene en cuenta la terapia, la alimentación y la actividad física, en definitiva todo aquello que podría contribuir a alargar la vida del paciente".
Todavía en la primera mitad del siglo XX la práctica del sexo, como una actividad física más, se consideraba peligrosa en pacientes coronarios, ÅDoctor en Ciencias Médicas Eduardo Rivas Estany.
Sin embargo, dijo, los médicos evitan hablar de sexo —es más: ignoran el tema—, mientras que los pacientes no se atreven a hablar de su vida sexual.
De acuerdo con la experiencia cubana, ¿coincide mi entrevistado con los criterios del científico italiano?
En general sí, señala el Doctor en Ciencias Médicas Eduardo Rivas Estany, Profesor Titular Adjunto e Investigador Titular, jefe del Departamento de Rehabilitación del Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular de La Habana, adscrito al Ministerio de Salud Pública.
Aunque hay que aclarar, precisa, que el estudio del doctor Basso se sustenta en enfermos con grados severos de insuficiencia cardíaca y con una avanzada edad. En nuestra experiencia, más del 50% de los pacientes con enfermedades cardiovasculares, en especial después del infarto cardíaco, presentan algún trastorno de la función sexual, muchos de ellos reversibles, independientemente de su edad y sexo.
— ¿Piensa que este es un tema que debería ser adecuadamente esclarecido al paciente?
— Definitivamente sí. La sexualidad es una de las actividades humanas más placenteras a lo largo de la vida, y, por ende, es un importante componente de calidad de vida.
— Precisemos, ¿el haber sufrido un infarto o estar aquejado de algún trastorno del corazón imposibilitarían tanto a hombres como a mujeres el mantenimiento de una vida sexual satisfactoria?
— No necesariamente, aunque hay que reconocer que la frecuencia de disfunción sexual en el hombre o la mujer es mayor en personas con enfermedades cardiovasculares que en la población general. Los cardiópatas a menudo poseen el temor, a veces infundado, de tener un infarto cardíaco durante el coito y, por tanto, pueden tener menos sexo.
— ¿Qué podría decirnos, en cuanto al tema que nos ocupa, que haya ganado el estatus de ciencia constituida?
— Te diría que la sexualidad influye en menos de un 1% en la aparición del infarto cardíaco, aun en casos de pacientes con cardiopatía de base. No obstante, para hacer una adecuada recomendación en este sentido los médicos deben clasificar a los pacientes según su riesgo individual, que incluye una evaluación de su función sexual previa.
— Particularicemos ahora. Se produce un infarto cardíaco, en un hombre o una mujer, ¿en qué período posterior, como promedio, se pueden iniciar estas relaciones?
— La gran mayoría de los pacientes infartados son de bajo riesgo, por tanto las relaciones sexuales con la pareja habitual pueden iniciarse tras la segunda semana del episodio agudo, siempre y cuando el paciente tenga una aptitud física adecuada. Los casos de mayor riesgo deben ser previamente estabilizados con la terapéutica apropiada indicada por el médico de asistencia.
— ¿Sugeriría algunas condiciones, o pasos especiales, para el reinicio de la actividad sexual después del infarto?
— En primer lugar solicitar la orientación médica, preferiblemente antes del alta hospitalaria o en la primera consulta, además de cumplir estrictamente con el tratamiento establecido, que comprende la rehabilitación con ejercicios físicos y apoyo psicológico. Es sabido que el ejercicio físico sistemático mejora la capacidad física y sexual. Otras condiciones a considerar incluyen una pareja estable y deseable, un ambiente habitual, procurando evitar temperaturas extremas de frío o calor, y comidas copiosas o bebidas alcohólicas abundantes en las tres horas previas.
— A su juicio, ¿cómo vencer los naturales temores psicológicos al pensar en la posibilidad de una repetición de ese episodio?
— Se logra mediante una buena relación del paciente, su cónyuge y el médico o el equipo de salud y en la confianza de que el riesgo del coito después del infarto es muy bajo, te diría incluso que similar al de aquellas personas sin una enfermedad cardíaca.
— ¿Y en cuanto a las personas a las que se practica un by-pass o tienen un marcapasos?
— Los pacientes con enfermedad coronaria crónica que reciben revascularización por métodos quirúrgicos o por catéter y que están libres de síntomas, se encuentran en mejores condiciones que antes de ser sometidos a estas intervenciones y no tendrán mayor riesgo de complicaciones o eventos cardíacos durante la actividad sexual. Igual sucede en pacientes con marcapasos.
— ¿Le quedaría, profesor Rivas, en el necesariamente reducido espacio de esta columna, algún criterio que no quisiera dejar de señalar?
— Solo añadir que en ocasiones los problemas sexuales son atribuidos, a veces erróneamente, a la administración de algunos medicamentos, que no deben ser suprimidos sin supervisión médica para evitar un posible agravamiento de la enfermedad. Lo indicado es corregir las causas reversibles de este trastorno y tratarlo adecuadamente.