Asma en el siglo XXI
JOSÉ A. DE LA OSA
delaosa@granma.cip.cu
Sobre una de las más frecuentes enfermedades respiratorias y alérgicas, el asma, conocida desde el año 453 antes de nuestra era, un especialista que atesora una larga experiencia en la atención de asmáticos, el profesor José A. Negrín Villavicencio, me dijo a mediados de los años 90 del pasado siglo:
Profesor
José A. Negrín Villavicencio.
"La mejor terapéutica para las crisis de asma es tratarlas días antes de que ocurran, porque el éxito del tratamiento —máximo control de los síntomas con la menor interrupción del estilo de vida— depende, en la mayoría de los casos y en gran medida, de una medicación constante y apropiada".
Unos 15 años después, camino a la conclusión de la primera década del XXI, pregunto al doctor Negrín Villavicencio, Profesor Consultante de Medicina Interna y actual Secretario de la Comisión para la Aplicación del Manual de Prácticas Médicas del Hospital Hermanos Ameijeiras: ¿podría corroborar lo afirmado entonces?
—Sí, dijo categóricamente.
—Se impone ahora una definición sobre el asma bronquial.
—Hasta esta fecha el discurso definitorio homogeiniza criterios al aceptar que es una enfermedad inflamatoria crónica de las vías aéreas, determinada por sustancias químicas liberadas por un grupo de células, capaces de estrechar los bronquiolos (conductos pulmonares), y provocar edema (hinchazón) de los tejidos que recubren dichas vías. Esto constituye un importante adelanto.
—¿Se conoce el número de asmáticos existentes en nuestro país?
—Es necesario actualizar los datos disponibles, pero muchos creemos que estamos muy cerca de un 13%, lo que significaría alrededor de un millón y medio de asmáticos, de ellos unos 750 000 menores de 30 años.
—¿Se conocen los responsables de la aparición de las crisis asmáticas?
—Las alteraciones del medio son las principales responsables y esto debe empeorar cuando las modificaciones climáticas pronosticadas se hagan sistemáticas y se mezclen estos factores.
—¿Hay nuevos conocimientos en torno a las causas de esta enfermedad?
—Es cierto que aún no se ha aislado "el gen del asma" pero cada día se conocen más genes que sí se relacionan con los mecanismos causales y de tratamiento. Todo parece indicar que se trata de un trastorno en el que intervienen varios genes.
—¿A qué edades como promedio suele manifestarse?
—Antes de los 5 años. Un comienzo a edades medias exige cuestionar si se trata de asma verdadera.
—¿Cuáles son los criterios médicos de clasificación?
—Según su comportamiento en el tiempo, el asma bronquial se considera intermitente, o persistente ligera, moderada o severa. Si se refiere a la intensidad, las crisis pueden ser leves, moderadas o severas (hasta estado de casi paro respiratorio), y según la rapidez de instalación las crisis son de riesgo vital (fatal o casi fatal), agudas, y subagudas (las más comunes).
—¿Cuáles son los signos y síntomas principales que se manifiestan en una persona para ser considerada asmática?
—Derivado de la obstrucción bronquial: tos, falta de aire al caminar, al hablar o en reposo, opresión torácica; progresivamente necesita sentarse o encorvarse hacia delante; aumentan las secreciones debido a la hinchazón de la mucosa bronquial. En estados avanzados habla pocas palabras, la respiración es lenta, el pulso es rápido, hay cianosis (coloración negruzca o lívida) en piel y mucosas.
—¿Existe un tratamiento universal para estos pacientes?
— Siendo una enfermedad inflamatoria, es razonable priorizar el empleo de antinflamatorios (beclometasona, intal u otro equivalente); al unísono se emplean los broncodilatadores (salbutamol, aminofilina y otros). Personalizar el tratamiento significa que un especialista en Otorrinolaringología le facilite respirar por la nariz, o incrementar el aire que pueda entrar en sus pulmones con ejercicios, o evitar sustancias que ponen en aprieto el control logrado (fumar, por ejemplo).
—¿Qué elementos de la terapéutica deben conocer estos pacientes?
—Ante todo, en crisis moderadas fuera del ámbito hospitalario, el empleo temprano de prednisona a dosis previamente definidas por su médico, la solicitud temprana de ayuda médica y no médica, la autovaloración de la real intensidad y gravedad del ataque. Fuera de las crisis debe predominar lo preventivo y la medicación adecuada a la etapa en que se encuentre.
—¿El asma es definitivamente una enfermedad crónica?
—Cierto. Numerosas formas clínicas del asma hacen pensar que desapareció al coincidir, por ejemplo, con la primera menstruación, con los partos, menopausia, entrada a la beca, cambio de domicilio, de municipio, de provincia. Por el contrario, estas situaciones son referencia frecuente de la fecha de inicio o "reinicio" del asma.
—¿Es posible impedir el desencadenamiento de las crisis asmáticas?
—Sí. Un paciente convencido de las orientaciones que se le dan, de que su enfermedad es controlable, que su vida puede ser tan normal como la de los demás.
—Para aminorar las crisis, en ocasiones estos pacientes recurren a una desconcertante gama de preparados no indicados por el médico...
—No existe aún el medicamento curativo ni vacuna preventiva del asma. Esta realidad lleva al paciente asmático a las manos de personas no autorizadas a sugerir o aplicar conductas terapéuticas que, al final, no solo son frustrantes sino peligrosas al provocar empeoramiento del curso de la enfermedad. Aquí "la buena intención" y el desconocimiento pueden jugar una mala pasada.