Daña los “filtros” del riñón
Nefrosis
JOSÉ A. DE LA OSA
delaosa@granma.cip.cu
Uno de los fundadores hace ahora 45 años del Instituto de Nefrología del Ministerio de Salud Pública, el Doctor en Ciencias Médicas Charles Magrans Buch (junto a los profesores Abelardo Buch y Reynaldo Mañalich), honra esta semana nuestra columna con el abordaje del síndrome nefrótico, así llamado al conjunto de manifestaciones clínicas y de laboratorio que expresan un daño importante de los riñones, sobre todo de los glomérulos renales, que es donde se produce la filtración de la sangre y donde comienza la producción de la orina.
Doctor
en Ciencias Médicas Charles Magrans Buch.
Cuando la alteración de este filtro —añade— permite que se pierdan cantidades importantes de albúmina (proteínas), y esta aparece en la orina, hablamos de proteinurias. Si esta pérdida en la orina es importante y da lugar a una disminución de la albúmina en sangre, estamos en presencia de un síndrome nefrótico, denominado también nefrosis.
—¿Cuáles son las causas más frecuentes de la aparición de esta dolencia tanto en niños como en adultos?
—Muchas son debidas a enfermedades primariamente renales de las cuales no conocemos su origen. En algunos pacientes encontramos factores infecciosos, tóxicos, de reacción a medicamentos, asociados a tumores malignos o a defectos genéticos. Otras veces el síndrome nefrótico ocurre en el curso de enfermedades que dañan a muchos órganos, entre ellos al glomérulo, como sucede con la diabetes, el lupus, fundamentalmente en pacientes adultos.
—¿Es igualmente común en el sexo masculino y el femenino?
—No existen diferencias importantes, salvo las dependientes de la enfermedad causal: en los niños pequeños con síndrome nefrótico idiopático (de origen desconocido) predominan los varones; en los adultos con síndrome nefrótico secundario a lupus sistémico existe un predominio del sexo femenino.
—¿Ante qué síntomas y signos principales debemos consultar al médico?
—Cuando una persona nota que sus orinas son espumosas, eso puede deberse en ocasiones a que está perdiendo cantidades anormales de albúmina en orina; si además presenta hinchazón (edema) sobre todo alrededor de los ojos al levantarse y luego durante el día en tobillos y piernas con aumento rápido del peso, debe consultar al médico para que oriente la conducta a seguir. Con frecuencia estas son las manifestaciones iniciales del síndrome nefrótico.
—¿Qué exámenes se requieren para lograr un diagnóstico de certeza?
—Estarán en dependencia de las características clínicas del paciente. El diagnóstico positivo se establece cuando el enfermo presenta, en orinas de 24 horas, una pérdida de proteínas mayor de 3 g en el adulto o 50 mg/kg de peso en los niños, y se acompañe además de una concentración de albúmina en la sangre (suero) menor de 30 g/l.
—¿La biopsia de riñón resulta indispensable?
—No, se realiza solamente en aquellos pacientes en los cuales se requiera conocer el estado de su tejido renal para poder aplicarles el tratamiento más eficaz, o por imperativos de precisar el pronóstico.
—¿Cuál es el tratamiento de elección?
—La indicación se vincula con la causa de la enfermedad. En algunos pacientes logramos su curación con la eliminación de una infección, de un tóxico o de un medicamento. Cuando la nefrosis es secundaria a enfermedades sistémicas (lupus, diabetes), el control adecuado de estas afecciones de base previene la aparición del síndrome o lo mejora si ya está presente. Los diuréticos ayudan en el manejo del edema de estos pacientes, pero no sustituyen a la dieta muy restringida en sal (sodio) que deben mantener.
—Con el devenir ¿qué daños puede originar en el riñón?
—Los pacientes en los que no se logra disminuir la cantidad de proteína que eliminan en la orina y mantienen, por tanto, el síndrome nefrótico, tienden a evolucionar a la insuficiencia renal crónica avanzada.
—¿Quisiera dejar alguna recomendación en especial para los pacientes con síndrome nefrótico?
—Acudir a la consulta ante las primeras manifestaciones clínicas. Un diagnóstico y tratamiento temprano y el riguroso cumplimiento de las indicaciones médicas, permiten un mejor pronóstico para el paciente al poder establecer un mejor control de la proteinuria, de las alteraciones de los lípidos (grasas) y la coagulación y, también, de la desnutrición.
—¿Es posible hablar de prevención en el tema que nos ocupa?
—Sí, cuando mejoramos la higiene personal y comunitaria, cuando disminuimos la prevalencia de infecciones por el virus de la hepatitis B, C, y del VIH/sida, si controlamos adecuadamente a los pacientes con diabetes mellitus, si disminuimos el hábito de fumar, la obesidad y la automedicación en la población. Lo enumerado son factores de riesgo de daño renal, que favorecen el desencadenamiento del síndrome nefrótico.