Era la piragua de... Yulitza Meneses Canotaje abre con dos oros Miguel Hernández
Enviado especialde Granma RÍO DE JANEIRO.— Llegada a Río: "Entre los ‘desconocidos’ viajó Yulitza Meneses, perdida en la muchedumbre, pero con sed de venganza. Cuatro años atrás en Santo Domingo lloró a lágrima viva más que por su hombro dislocado, por hacer naufragar la ilusión de oro de cuatro mujeres en un kayak. Quiere el desquite, quiere titulares", se escribía entonces.
Y poco más de dos semanas después, ayer justamente en la mañana, en La Lagoa, la chica contó su nueva historia a la prensa con la rutilante medalla en el pecho multiplicada en el cuello de sus otras tres compañeras de embarcación que se impusieron con su kayak en la distancia de 500 metros. Fue una jornada brillante para el canotaje cubano: dos pergaminos áureos gracias al aporte también de Karel Aguilar-Serguei Torres en la canoa a 1 000 metros, una de plata por intermedio de Reydel Ramos en C- 1 000 y dos bronces del K-4 a 1 000 metros (Eliécer Rodríguez, Maikel Zulueta, Jorge García y Carlos Montalvo) y Jorge García en el K-1 000. "Tenía los cinco sentidos en la regata. Logramos una arrancada muy fuerte, vigilando la sincronización de las paletadas, y ya cuando llegamos a las boyas rojas, había que morirse y echar el resto hasta el final", fueron las primeras palabras de Meneses, cabeza de la cuarteta integrada por Darisleydis Amador, Lianet Álvarez y Dayexi Gandarela, ganadora de la prueba con 1:40.702 escoltadas por las sorprendentes venezolanas (1:40.788) y Canadá (1:42.246). Seis finales tuvo el primer día en el que México logró dos títulos en K 2-1 000 (m) y C1-1 000 con el favorito Cristóbal Quirino mientras Canadá y Brasil se repartían el resto en K 1-1 000 (m) y K 4 – 1 000 (m). Cuba clasificó a sus 12 botes y hoy vuelve a presentarse en otras seis finales. "La noche anterior solo pensaba en que la laguna amaneciera lo mejor posible; había bruma, sí, frialdad, el cielo estaba nublado, pero las aguas estaban tranquilas, qué bueno, porque los botes que tenemos no son iguales a los que empleamos en Cuba y nos ha sido difícil la adaptación." Yulitza no quiso recordar la pesadilla quisqueyana y prefirió elogiar a su colega Lianet Álvarez, quien había dejado seis días sin entrenar por un fuerte dolor en la cintura, y que a la hora cero pidió subirse al kayak para ser protagonista también de la "venganza" que convirtió en realidad la ilusión de cuatro mujeres. |
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