Despaigne, a lo más alto del podio panamericano

Se proclamó campeón panamericano de 100 kilogramos en una lid de un altísimo nivel competitivo

Oscar Sánchez y Ricardo López Hevia (fotos),
enviados especiales de
Granma
oscar.ss@granma.cip.cu
ricardo.lh@granma.cip.cu

JudoRÍO DE JANEIRO.— Oreidis Despaigne se creció, confió en sus posibilidades y en la potencia que tiene para sacar del complejo deportivo Ricocentro la segunda medalla dorada que obtiene el judo en estos XV Juegos Panamericanos en una lid que contó con un altísimo nivel competitivo.

Para hacerse del cetro de los 100 kilogramos, el moreno de Cienfuegos tuvo que pasar por encima del medallista de bronce del último campeonato mundial, el brasileño Luciano Correa, un hombre que además de ser el anfitrión le asiste el aval de ser actualmente uno de los talentos más preciados del equipo verde amarillo.

Despaigne recuperó una corona para Cuba.

"Pienso en este momento en muchas personas, en mis padres, mi hermano, mi esposa, en el profesor Justo Noda, con quien he aprendido mucho y al que le debo esta medalla", expresó.

En su combate final encontró a un experimentado judoca, el canadiense Keith Morgan, ganador de Juegos Panamericanos y de preseas en campeonatos mundiales y copas del mundo.

"Sus principales resultados fueron en 90 kilogramos, ahora subió a 100 y chocamos en Montreal en el campeonato panamericano del deporte. Allí le vencí, pero es un hombre que tiene mucho tatami recorrido, con más de cuatro mundiales. Le pude ganar por el mejor control que ejercí en cada agarre y por eso logré con una técnica de pierna (Kosoto-gake) la victoria", afirmó el de la Perla del Sur.

Pero Oreidis dijo que una buena parte del triunfo la consiguió cuando derrotó a Correa. "Es que él es un tremendo competidor, de lo mejor que hay en el mundo hoy. Era la tercera vez que nos veíamos en este 2007, con una victoria por bando, así que el Ippón con el que lo vencí fue el desempate", dijo.

El cienfueguero recuperó para Cuba una corona perdida en los Juegos de Mar del Plata-1995, cuando el propio Morgan se apoderó de ella. Desde entonces ningún judoca cubano había conseguido ganar en este peso.

Su compañero Jorge Benavides, en los 90, también alcanzó la final en la cual se midió al subcampeón olímpico de Atenas, Thiago Camilo. Benavides, fogoso como siempre, fue a buscar a su avezado rival, pero equivocó la táctica orientada por Noda. "Ante un adversario como Thiago, en los primeros minutos hay que aplicar técnicas de dos apoyos, es decir, técnicas de hombro o cadera, con el objetivo de evitar contragolpes mucho más rápidos y en consecuencia efectivos, pero él es un hombre fogoso y no lo critico, confió más en su ushi-mata, y fue a buscar con decisión la victoria, pero lo sorprendió un brillante contragolpe", explicó el profesor Justo Noda.

UNA DE PLATA PARA LAS JUDOCAS

Laborde tendrá que esperar a Guadalajara-2011.

Yurisel Laborde, en los 78, volvió a disputar la presea áurea de unos Juegos Panamericanos ante la brasileña Edi-nanci Silva, y una vez más el título quedó en manos de su archirrival. Laborde, actual campeona mundial y bronce olímpico de Atenas, fue superada por un mejor trabajo táctico de Silva, quien pudo de-fender los ataques por arriba (hombro) de la santiaguera y luego consiguió marcar de contraataque, con técnica de pierna, que le dio un yuko, convertido en Ippón, pues la local hizo una perfecta transición a la inmovilización para ganar antes de concluir el tiempo.

Sin medallas quedó Onix Cortés en los 70 kilogramos, en un peso en el cual venció la norteamericana Ronda Rousey. En esta división, Cuba siempre había ganado desde 1991.

 

Equipo de Ediciones Digitales de Granma
Subir