RÍO
DE JANEIRO. — Oreidis Despaigne se creció, confió en sus posibilidades y en
la potencia que tiene como judoca para sacar del complejo deportivo
Ricocentro la segunda medalla dorada que obtiene el judo en estos XV Juegos
Panamericanos en una lid que tuvo un altísimo nivel competitivo.
Para
hacerse del cetro de los 100 kilogramos, el moreno de Cienfuegos tuvo que
pasar por encima del medallista de bronce del último campeonato mundial, el
brasileño Luciano Correa, un hombre que además de ser el anfitrión lo
asiste el aval de ser actualmente uno de los talentos más preciado del
equipo verde amarillo.
"Pienso en este momento en muchas personas, en mis padres, mi hermano,
mi esposa, en el profesor Justo Noda, con quien he aprendido mucho y al que
le debo esta medalla", expresó.
En su combate final encontró a un experimentado judoca, el canadiense
Keith Morgan, ganador de Juegos Panamericanos y de preseas en campeonatos
mundiales y copas del mundo.
"Nunca me había enfrentado con él, pues sus principales resultados
fueron en 90 kilogramos, ahora subió a 100 y chocamos en Montreal en el
campeonato panamericano del deporte. Allí le vencí, pero es un hombre que
tiene mucho tatami recorrido más de cuatro mundiales. Le pude ganar por el
mejor control que ejercí en cada agarre y por eso logré con una técnica de
pierna (Kosovo-gake) la victoria", afirmó el de la Perla del Sur.
Pero Oreidis dijo que una buena parte del triunfo se consiguió cuando
derrotó a Correa. "Es que él es un tremendo competidor, de lo mejor que hay
en el mundo hoy, Era la tercera vez que nos veíamos en este 2007, con una
victoria por bando, así que el Ipón con el que lo vencí fue el desempate",
dijo.
El cienfueguero recuperó para Cuba una corona perdida en los Juegos de
Mar del Plata-1995, cuando el propio Morgan se apoderó de ella. Desde
entonces ningún judoca cubano había conseguido ganar en este peso.
Su compañero Jorge Benavides, en los 90, también alcanzó la final en la
cual se midió al subcampeón olímpico de Atenas, Camilo Thiago. Benavides,
fogoso como siempre fue a buscar a su avezado rival, pero equivocó la
táctica orientada por Noda.
"Ante un adversario como Thiago, en los primeros minutos hay que aplicar
técnicas de dos apoyos, es decir, técnicas de hombro o cadera, con el
objetivo de evitar contragolpes mucho más rápidos y en consecuencia
efectivo, pero el es un hombre fogoso y no lo critico, confió más en su
ushi-mata, y fue a buscar con decisión la victoria, pero lo sorprendió el
contragolpe", explicó el profesor Justo Noda.
Yurisel
Laborde, en los 78, volvió a disputar la presea áurea de unos Juegos
Panamericanos ante la brasileña Edinanci Silva, y una vez más el título
quedó en manos de su archirival.
Laborde, actual campeona mundial y bronce olímpico de Atenas, fue
superada por un mejor trabajo táctico de Silva, quien pudo defender los
ataques por arriba (hombro) de la santiaguera y luego consiguió marcar de
contraataque, con técnica de pierna, un yuko, convertido en Ipón, pues la
local hizo una perfecta transición a la inmovilización para ganar antes de
tiempo.
Sin medallas quedó Onix Cortés en los 70 kilogramos, en un peso que en
el cual venció la norteamericana Ronda Rousey. En esta división, Cuba
siempre había ganado desde 1991.