20 de julio de 2007 actualizado 4:30 p.m. hora local

Cienfuegos a lo más alto del podio panamericano

OSCAR SÁNCHEZ, enviado especial

JudoRÍO DE JANEIRO. — Oreidis Despaigne se creció, confió en sus posibilidades y en la potencia que tiene como judoca para sacar del complejo deportivo Ricocentro la segunda medalla dorada que obtiene el judo en estos XV Juegos Panamericanos en una lid que tuvo un altísimo nivel competitivo.

Para hacerse del cetro de los 100 kilogramos, el moreno de Cienfuegos tuvo que pasar por encima del medallista de bronce del último campeonato mundial, el brasileño Luciano Correa, un hombre que además de ser el anfitrión lo asiste el aval de ser actualmente uno de los talentos más preciado del equipo verde amarillo.

"Pienso en este momento en muchas personas, en mis padres, mi hermano, mi esposa, en el profesor Justo Noda, con quien he aprendido mucho y al que le debo esta medalla", expresó.

En su combate final encontró a un experimentado judoca, el canadiense Keith Morgan, ganador de Juegos Panamericanos y de preseas en campeonatos mundiales y copas del mundo.

"Nunca me había enfrentado con él, pues sus principales resultados fueron en 90 kilogramos, ahora subió a 100 y chocamos en Montreal en el campeonato panamericano del deporte. Allí le vencí, pero es un hombre que tiene mucho tatami recorrido más de cuatro mundiales. Le pude ganar por el mejor control que ejercí en cada agarre y por eso logré con una técnica de pierna (Kosovo-gake) la victoria", afirmó el de la Perla del Sur.

Pero Oreidis dijo que una buena parte del triunfo se consiguió cuando derrotó a Correa. "Es que él es un tremendo competidor, de lo mejor que hay en el mundo hoy, Era la tercera vez que nos veíamos en este 2007, con una victoria por bando, así que el Ipón con el que lo vencí fue el desempate", dijo.

El cienfueguero recuperó para Cuba una corona perdida en los Juegos de Mar del Plata-1995, cuando el propio Morgan se apoderó de ella. Desde entonces ningún judoca cubano había conseguido ganar en este peso.

Su compañero Jorge Benavides, en los 90, también alcanzó la final en la cual se midió al subcampeón olímpico de Atenas, Camilo Thiago. Benavides, fogoso como siempre fue a buscar a su avezado rival, pero equivocó la táctica orientada por Noda.

"Ante un adversario como Thiago, en los primeros minutos hay que aplicar técnicas de dos apoyos, es decir, técnicas de hombro o cadera, con el objetivo de evitar contragolpes mucho más rápidos y en consecuencia efectivo, pero el es un hombre fogoso y no lo critico, confió más en su ushi-mata, y fue a buscar con decisión la victoria, pero lo sorprendió el contragolpe", explicó el profesor Justo Noda.

UNA DE PLATA PARA LAS JUDOCAS

Yurisel Laborde, en los 78, volvió a disputar la presea áurea de unos Juegos Panamericanos ante la brasileña Edinanci Silva, y una vez más el título quedó en manos de su archirival.

Laborde, actual campeona mundial y bronce olímpico de Atenas, fue superada por un mejor trabajo táctico de Silva, quien pudo defender los ataques por arriba (hombro) de la santiaguera y luego consiguió marcar de contraataque, con técnica de pierna, un yuko, convertido en Ipón, pues la local hizo una perfecta transición a la inmovilización para ganar antes de tiempo.

Sin medallas quedó Onix Cortés en los 70 kilogramos, en un peso que en el cual venció la norteamericana Ronda Rousey. En esta división, Cuba siempre había ganado desde 1991.

 

Equipo de Ediciones Digitales de Granma
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